lunes, 10 de noviembre de 2014

Cine y filosofía de la vida cotidiana


El filósofo Matt Whitlock propone en la página web de un portal de cine online de pago, MUBI, casi medio centenar de películas que considera esenciales para el estudiante de filosofía. Las organiza en tres series:

jueves, 14 de agosto de 2014

MEMENTO MORI


Todo tiene solución, menos la muerte. La muerte nos iguala a todos, a los ricos y a los pobres, a los guapos y a los feos, a los poderosos y a los humildes. Es nuestro destino seguro, al menos como sujetos encarnados. Es posible que el inconsciente no sepa nada de la muerte –como decía Freud-, que se considere eterno. Y tal vez en nada piense un hombre joven y sano menos que en la muerte –como dejó dicho Spinoza-. Pero a medida que envejecemos, la experiencia de la muerte de mascotas, familiares y amigos, se vuelve cercana e inquietante. Vamos a morir. Sin remedio. Y lo sabemos.

Sin duda esta conciencia de que vamos a morir nos constituye como humanos. Es un radical antropológico. Es dudoso que otros animales lo sepan tan claramente. De hecho somos la única especie que rinde honor a sus muertos. La muerte de un ser humano es particularmente trágica porque con cada persona fenece una interpretación original, una forma única de humanidad. Vista una gallina, vistas todas. Pero cada ser humano –como decía Únamuno- es especie única.

El instinto de supervivencia tal vez sea en nosotros el más fuerte. No nos gusta morir y la muerte nos da miedo. Algún filósofo –Fernando Savater- ha dejado escrito que toda la cultura es un vasto conjuro contra este miedo. Al fin el objetivo –expreso o inexpreso- de religiones, técnicas, ciencias o artes es salvarnos o, al menos, dejar tras de nosotros huellas que prueben que hemos vivido o trasciendan nuestra vida, preservando nuestro recuerdo.

jueves, 10 de abril de 2014

RETÓRICA Y DIALÉCTICA



¿Cuál es la frontera entre la retórica y la dialéctica?

 La palabra "retórica" ha tomado en el lenguaje corriente un sentido peyorativo, como ciencia o recurso inútil o meramente ornamental. Pero durante siglos, la retórica contuvo a los saberes humanísticos, tal y como los entendieron Cicerón y Quintiliano. ¿Cuál es la frontera entre la dialéctica y la lógica apodíctica, demostrativa? La demarcación entre sofística y retórica, entre la superchería publicitaria o propagandística y el sensato y hermoso juego de la persuasión -una técnica y un arte-, tampoco resulta neta, precisa. Por ello habría que clarificarla.

Los límites entre lo seguro, lo verdadero, lo verosímil, lo probable, lo plausible (de plauso, aplaudo) y lo engañoso o insidioso. De un lado, está la verdad cierta, que sólo los dioses conocen, y del otro lo falso y la mentira. Pero entre ambos extremos, el primero ideal, el segundo, detestable, están el inmenso terreno en el que familiar y civilmente nos movemos: lo razonable, lo creíble, lo opinable, lo objetable, aquello a que puedo prestar mi adhesión mental con dignidad. Como han mostrado Perelman y otros, hay argumentos casi seguros, casi lógicos, casi falaces…

Uno adopta una filosofía cuando está tan persuadido de que las cosas y los procesos son así o “asao” que la persuasión adopta la forma de convencimiento o convicción (Paul Ricoeur hace de la convicción el más allá de la catharsis trágica). El caso es que toda filosofía se viste públicamente de retórica, si quiere resultar amable.

No es casual que la filosofía la inventase un poeta. Los diálogos socráticos son todavía teatro, arte cómico y arte dramático. El artista mueve sus marionetas, vitalizando opiniones o ideas. Sin embargo, Platón afinó su lira poética imponiéndole la disciplina pitagórica, interpretando así un arte de raíz también parmenídea, zenoniana, consistente en dar y recibir razones, añadiéndole el instrumental hipotético-deductivo, y analógico, templado por los pitagóricos.

lunes, 10 de marzo de 2014

INTENCIONALIDAD

Intención

Se piensa que una propiedad esencial del acto específicamente humano es su intencionalidad. Se dice que ningún conocimiento actual es posible sin intención.

¿A qué llamamos intención?

La intención es la acción y el efecto de tender hacia algo. Psicológicamente, la intención organiza la acción desde los propósitos y los fines de esa instancia ejecutiva de nuestra personalidad que es el yo. En cierto sentido, opera "futurizamente", desde la conciencia de los efectos prácticos futuros de la acción.

La reflexión filosófica ha abordado la intención desde su aspecto lógico, gnoseológico o psicológico, de un lado; y desde su aspecto ético, del otro.


1. Aspectos lógicos de la intencionalidad

En la Escolástica (filosofía cristiana), la intención se describía como un modo de ser particular de la atención, un modo de ser que incluye un propósito o fin. Tomás de Aquino habló de formas y especies intencionales y de cómo el sujeto, gracias a su intención de conocer algo, se convierte en objeto sin dejar de ser sujeto: existencia intencional.

lunes, 24 de febrero de 2014

DEMOSTRACIÓN Y EXISTENCIA

 El razonamiento demostrativo


La demostración, junto con la definición y la división lógica, es uno de los pilares del método general de las ciencias. 

La prueba es en sí misma un criterio que nos permite diferenciar la ciencia de la creencia o la opinión, pues solemos considerar a la ciencia como el saber demostrado o probado.

Aristóteles distinguió tres tipos de razonamientos:

1) El razonamiento sofístico que parte de alguna premisa falsa. Por ej.: “Si quieres ser feliz, cómprate un automóvil descapotable rojo” (se da por hecho, falsamente, que todo el que tiene un deportivo así es feliz).

2) El razonamiento probable o dialéctico, que parte de alguna premisa meramente probable. Por ejemplo, “El universo contiene tantas galaxias y soles que en alguno de sus planetas habrá prosperado la vida y existirán seres inteligentes como en el nuestro”.

3) El razonamiento apodíctico o demostración, que parte de premisas verdaderas y concluye en consecuencia y necesariamente verdades nuevas que se derivan de aquéllas.

Tipos de demostraciones

La demostración es un proceso en el que se encadenan razones para, partiendo de lo conocido, llegar a lo desconocido o comprobar que un predicado le conviene a un sujeto.

Algunas van de la causa el efecto, como cuando decimos que Campos de Castilla tiene que ser un estupendo libro de poemas porque Machado fue un extraordinario poeta y esa es una de sus mejores obras; o del efecto a la causa, por ejemplo cuando concluimos que puesto que Blade Runner y Gladiator son películas bien dirigidas, Ridley Scott, su autor, es un gran director.

Las demostraciones pueden basarse en intuiciones geométricas, o sólo en razones (como la demostración del teorema de Pitágoras), también en hechos, como cuando un fiscal prueba que, dados los indicios y los informes de los peritos, el imputado es un asesino, puesto que estaba en el lugar del crimen y sus huellas digitales están en el puñal; o cuando un químico prueba en su laboratorio que mezclando hidróxido de potasio y ácido sulfúrico obtenemos sulfato potásico y agua.

Se puede demostrar una tesis directamente (por deducción e inducción), o indirectamente. A la demostración indirecta se le llama también apagógica o reducción al absurdo. Se parte de lo contrario a lo que pretendemos demostrar (A) y si razonando a partir de dicha tesis (¬A) llegamos a una contradicción o a un absurdo (B & ¬ B), queda suficientemente probada la tesis A.