tag:blogger.com,1999:blog-89894562168013545982024-03-11T04:23:36.230+01:00FILOSOFÍA Y CIUDADANÍALecciones de Filosofía.
José Biedma López de Úbeda,
Doctor en Filosofía y ciencias de la educación (Universidad de Granada, España)José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.comBlogger151125tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-82978391474874518782023-12-30T11:00:00.001+01:002024-02-29T08:49:13.260+01:00PRAGMATISMO vs. INTELECTUALISMO<h3 style="text-align: left;"> <b><span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: arial;">Tómese el
pragmatismo usamericano en serio</span></span></b></h3>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWcFDBpnUv3G-qGwNrGIpAhKEH9OU08nHLWNnT-9kl4gy4d600CYBalDQf7SjIhm9_4utxWQViYJIkZPZIYVXDeuxbzYFNPiK2Z_LlPwKU9I5vSaLXm4p5UJicabT1ad7KnL0kyzOwuDk2VbH7M0VbDym3bCYd-qhzvKKi9apChYNdjjQ8_QcUNXibYrSZ/s1024/OIG.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWcFDBpnUv3G-qGwNrGIpAhKEH9OU08nHLWNnT-9kl4gy4d600CYBalDQf7SjIhm9_4utxWQViYJIkZPZIYVXDeuxbzYFNPiK2Z_LlPwKU9I5vSaLXm4p5UJicabT1ad7KnL0kyzOwuDk2VbH7M0VbDym3bCYd-qhzvKKi9apChYNdjjQ8_QcUNXibYrSZ/s320/OIG.jpeg" width="320" /></a></div><br /><br /><div style="text-align: right;">“Un pueblo nuevo, a poco bien que le vaya, es un enfant terrible”</div><div style="text-align: right;">Ortega, <i>¿Qué es filosofía?,</i> O.C. 7, 297, 1957.</div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">"Lo bueno en abstracto puede no ser útil; </div><div style="text-align: right;">prácticamente lo útil siempre es bueno"</div><div style="text-align: right;">Silverio Lanza</div><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: arial;">Europa debería tomarse más en serio a Usamérica. Para bien o para mal, porque puede aprender y porque debe criticar, contrapesar, dialogar... con la primera potencia mundial. Creo que durante todo el siglo XX, Europa ha mostrado un injustificado desdén por las novedades y propuestas, acicates y preguntas, que procedían del otro lado del océano, tal vez o en parte porque la presuntuosa metrópoli miraba con superioridad a sus excolonias.</span></p><p class="MsoNormal"><span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"> Esto es particularmente cierto en el caso de la Filosofía. Desde el romanticismo, se daba por supuesto que la gran filosofía se hacía en las universidades alemanas, incluso cuando un sofista rugía contra la Academia, como hacía el león nietzscheano, lo hacía en alemán. Para los continuadores críticos de aquella gran tradición, ilustre e ilustrada, los usamericanos no podían ofrecer otra cosa que un pensamiento superficial: reflexiones de pistoleros, aventureros o tenderos... ¡¿Cuánto hay de clasismo reaccionario en este desprecio?!<br /><br /> Me entero por el libro de Juan Carlos Mougán Rivero, <i>Acción y racionalidad, actualidad de la obra de John Dewey</i> (Univ. de Cádiz, 2000), que de la interpretación del pragmatismo americano hecha por Max Scheler (<i>Conocimiento y trabajo</i>, 1926) dependen todas las interpretaciones alemanas posteriores. Para Scheler la filosofía pragmática (de Peirce, W. James, Mead o Dewey) no es más que una forma de “conocimiento de dominio o rendimiento”, ni constituye un saber propiamente cultural ni un saber de salvación, incluso ve en el pragmatismo un descrédito de estos saberes postulados como superiores. Naturalmente, Scheler saca las peores consecuencias de ello. <br /><br /> Pero ¿adónde nos han conducidos los saberes de salvación? El cristianismo fue sin duda un "saber de salvación", no una filosofía, sino una <i>soteriología</i>, y su resultado histórico para Europa fueron las guerras de religión, que la asolaron durante cien años. ¿De qué pueden enorgullecerse los “saberes culturales” europeos si condujeron a dos guerras mundiales en el siglo pasado, si condujeron al terror del exterminio de judíos, a las deportaciones masivas y al Gulag? <br /><br /> Es lícito preguntarse si las hipérboles nietzscheanas o el verbalismo ontológico y nihilista de Heidegger (ambas cosas a la vez y según se mire) fueron una preparación intelectual de la guerra y el terrorismo de Estado. O si el marxismo contenía una justificación historicista del exterminio de las minorías. O si el psicologismo de la histeria -me refiero al psicoanálisis freudiano- no será el cuadro clínico de una locura, de una deformidad estrictamente europea, una análisis de la mente enferma.<br /><br /> Sería tal vez posible que Scheler hubiera acertado en su tesis, aunque no fuesen válidas las consecuencias que quería extraer de ella. Es decir, que fuese preferible un <i>humilde conocimiento</i> que traiga algún rendimiento en orden a la felicidad de los hombres, antes que una doctrina totalitaria o un prejuicio etnocéntrico. Para Scheler, positivismo y pragmatismo (asimilación esta muy discutible, y discutida por mi amigo Mougán) “transforman la ciencia del trabajo en el único saber posible”. ¿Y qué tiene de malo el trabajo, o la ciencia del trabajo? Al menos habría que reconocerle algún mérito al pragmatismo en este campo, digo yo, sobre todo si uno es agradecido y disfruta de un automóvil, un lavaplatos, una tele... <br /><br /> La lectura efectuada por los autores de la Escuela de Frankfurt no fue más generosa con el pragmatismo norteamericano. Es lógico que el utopismo entre libidinoso y etéreo de Marcuse considerase conservador al pragmatismo: si la teoría no casa con el mundo, ¡pues peor para el mundo! En opinión de Mougán, la crítica de Marcuse a Dewey revela numerosos malentendidos sobre la posición de éste. Por ejemplo, la acusación de la imposibilidad de examinar los fines, como si estuviesen ya dados. Sin embargo, la idea de que no existe lo “empíricamente dado” y que, por tanto, no hay deseos preestablecidos, ¡es una de las ideas centrales de Dewey! <br /><br /> ¿Se tomaron la molestia los engreídos catedráticos europeos de leer la modesta filosofía clásica usamericana de finales del XIX y principios del XX? Si lo hicieron, lo hicieron casi clandestinamente. Ramón Rodríguez Aguilera nos confesaba a principio de este siglo, en una reunión de filósofos en el Instituto Virgen del Carmen de Jaén (“Debate sobre el liberalismo político. Controversia entre Habermas y Rawls”, 6 de junio 2003), la importante deuda que Roussell contrajo con William James (1842-1910). Desde luego, y a pesar de la crítica que el lord británico formuló contra la noción de verdad del pragmatismo, y que tuve por definitiva durante años, se tomó al americano muy en serio, y es probable que rebajara el alcance de la tesis pragmatista respecto de la verdad para, como aquel cura de Ortega, acusar mejor de utilitarismo ramplón al oponente dialéctico. <br /><br /> Ramón Rodríguez Aguilera fue todavía más contundente refiriéndose a la difícil y equivocada recepción del pragmatismo en Europa, llegó a decir que todo Wittgenstein cabe en W. James, pero no viceversa. Esto molestará a muchos witgensteinianos que no se han tomado la molestia de leer una sola página de James. O que han encontrado en el escepticismo del primer Wittgenstein o en la teoría de los juegos del segundo (tan próxima al pragmatismo) un sustituto de la fe en la Verdad Perdida e inefable. <br /><br /> A los europeos, la claridad nos engaña para mal. Eugenio D’Ors lo sabía. Se cuenta de él que tras dictar una de sus joyas filosóficas y conceptistas, le preguntó a su secretaria si entendía lo que había pasado a escrito. “Sí, don Eugenio”, le contestó la secretaria. “¡Pues oscurezcámoslo!” -mandó el sabio. <br /><br /> Toulmin llegó a decir que la ausencia de un lenguaje oscuro o técnico, además del hecho de ser americano, es lo único que puede explicar que no se hayan tomado más en serio las ideas de Dewey (o las de Mead) en Europa. <br /><br /> No sé si el hecho de que durante siglos los europeos oyeran la liturgia en un latín que no entendían, o en un castellano que tampoco podrían entender, ha contribuido a este prestigio popular de lo abstruso. El caso es que la gente venera un libro como <i>Ser y tiempo</i>, del que apenas pueden extraerse diez tesis claras, coherentes e inteligibles, y desprecia los textos pragmatistas, precisamente porque resultan diáfanos, como los artículos de Ortega quien, por cierto, tenía mucho de pragmatista, al igual que don Eugenio D'Ors. <br /><br /> El caso es que a partir de los cincuenta, los españolitos que querían filosofar contra el régimen dictatorial, buscaron inspiración en la tradición alemana (Horkheimer, Adorno, Habermas), o en el estalinismo francés (Althusser), o en el trabalenguas psicoanalista de Lacan, o en la sátira unilateral de Foucault, o en las reconvenciones neoconservadoras de los jóvenes filósofos franceses... (ad libitum), y volvieron a despreciar el pragmatismo clásico usamericano. Hay que agradecerles, no obstante, que en muchos casos, actuaran como pragmáticos aunque pensasen como absolutistas y totalitarios. A fin de cuentas, el pragmatismo no nos pide que nos pongamos de acuerdo en lo que pensamos, eso es imposible, y la sociedad que lo consiguiese resultaría horrorosa, sino que nos pongamos de acuerdo en cómo hacer las cosas y, más imperiosamente, en cómo no hacerlas perjudicando a terceros. <br /><br /> Tampoco Horkheimer fue demasido considerado con el pragmatismo en su célebre <i>Crítica de la Razón Instrumental</i>, en la que, muy prácticamente, lo reduce a una expresión del positivismo cientifista, en lo teórico, y a un decisionismo irracionalista, en lo práctico. Se trataría, a su entender, de una teoría expresiva de la razón entendida como cálculo, como optimización de los medios para unos fines dados y determinados previamente. Y, sin embargo, Dewey, que desarrolló la dimensión social e histórica del pragmatismo, hizo precisamente una interpretación global del conocimiento como valoración, lo que a su juicio constituía el núcleo de la propuesta pragmatista (Mougán, <i>op, cit</i>., pg. 34). <br /><br />Europa defiende la teoría, por encima de la praxis, como los monjes medievales la contemplación por encima del trabajo. Esto no tiene en principio nada de malo -el recién desaparecido Gadamer ha defendido la excelencia de la teroía en páginas memorables-..., esto no sería equivocado si no fuese porque hay teorías que conducen al Gulag y al holocausto, o a la complicidad con racistas y dictadores. Dewey, sin embargo, entenderá la crisis de la civilización como teoreticismo e intelectualismo que separa medios de fines, que considera el pensar por el pensar como algo intrínsecamente superior a la actividad. Y cree que el progreso requiere superar el dualismo pensamiento-acción, y otros dualismos igualmente perversos: mente/cuerpo, arte/ciencia... También en "el integracionismo" de Ferrater Mora se pueden oír ecos pragmatistas. <br /><br /> Desde luego, uno puede escrutar en la apología o la exaltación de la acción la expresión de un totalitarismo emergente. Esto hacen muchos alemanes emigrados, que, como Marcuse, siguen viendo en EEUU el triunfo del capitalismo puro, del intrumentalismo utilitarista, la pérdida de los trascendente: el espíritu, en fin, de "la cultura de los mercaderes". Se olvidan de que la cultura y la civilización siempre ha ido de un sitio a otro a lomos de caravanas de mercaderes, de barcos de comerciantes, en mochilas de aventureros. Y es ciertamente probable que la filosofía de James refleje el espíritu pionero, así como la de Dewey un instrumentalismo que organiza y critica a la vez la nueva era industrial y tecnológica. Pero tal vez lo más interesante del pragmatismo sea su escepticismo respecto a las soluciones colectivas y su especial sensibilidad para las características singulares que confluyen en <i>la situación</i>: su oposición a las teorías omnicomprensivas. <br /><br /> En cualquier caso, no se puede olvidar que fueron nuestros polvos los que han traído aquellos y estos lodos. El pensamiento americano es fruto de una adaptación del pensamiento a aquel 'plus ultra' descubierto por Colón. El carácter progresivo e inestable, la tensión entre culturas y religiones diversas, el interés práctico por la ciencia y la técnica, el espíritu emprededor y el sentido empresarial, la consideración del lenguaje como acción verbal, la fundación por Peirce de la moderna semiótica... todo esto ha facilitado el nacimiento de una filosofía que considera que el mundo está en continua formación, que hay en él lugar para el indeterminismo, para lo nuevo y lo futuro. Y que no podemos dar viejas soluciones a nuevos problemas, ni quedarnos paralizados dándole vueltas inútiles a nuestras perplejidades. <br /><br /> Habermas, quien fue homenajeado con el premio Príncipe de Asturias, lo sabía, y por eso injertó la sociología crítica en el pragmatismo usamericano. Como Apel se sirve de Peirce, Habermas se ha servido de G. H. Mead. Es evidente en nuestros días el resurgir del pragmatismo, tal vez no sólo por motivos teóricos, sino también pragmáticos. Quien manda, manda. En esta línea hemos de citar la obra de R. Rorty, o, tal vez más rigurosa y profunda, la de Willard V. Quine. Sobre Quine transcurrió un importante y anticipador Symposium Internacional en la universidad de Granada en 1987. Las actas del mismo fueron editadas por Juan José Acero y Tomás Calvo Martínez en 1987. Las cito, como la obra de mi colega Mougán, pensando en que pueden sernos útiles, para comprender lo que nos gusta o molesta del traje nuevo del emperador y de sus claros y oscuros designios. <br /><br /></span><br /> </p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-49889092831891147542023-11-29T13:49:00.005+01:002023-12-01T20:25:34.732+01:00DIALÉCTICA TRASCENDENTAL<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKkPc4U2ubrlEagp08HGeimBJOxm9mUu2GNYwpwEHsxp9Y3dJd_UcGAWXXa5NBzFpOQ92LBVo4cTKQTXAK2igY7zFCZbKaqn7QD8Y-QbfTI6Q_c2zLQKFMkmIyP0AwRuu4R0npLddNvmDuHExNipJeN09BNZzv6z6mCsuyQZh8LpC3mm-6MCylMzIkAa6M/s931/Desconfianza.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="931" data-original-width="587" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKkPc4U2ubrlEagp08HGeimBJOxm9mUu2GNYwpwEHsxp9Y3dJd_UcGAWXXa5NBzFpOQ92LBVo4cTKQTXAK2igY7zFCZbKaqn7QD8Y-QbfTI6Q_c2zLQKFMkmIyP0AwRuu4R0npLddNvmDuHExNipJeN09BNZzv6z6mCsuyQZh8LpC3mm-6MCylMzIkAa6M/w253-h400/Desconfianza.jpg" width="253" /></a></div><br /><p></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">INTRODUCCIÓN Y COMENTARIOS A LA DIALÉCTICA TRASCENDENTAL KANTIANA</span></h4><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b>La ilusión trascendental</b></span></h4><p><span style="font-family: arial;">La Dialéctica es para Kant una </span><i style="font-family: arial;">Lógica de la Ilusión, </i><span style="font-family: arial;">no una doctrina de la <i>probabilidad</i>, que es verdad defectuosa conocida por razones insuficientes. No debe separarse de su Analítica. La ilusión no es el fenómeno. Verdad e ilusión se hallan en el objeto en cuanto </span><i style="font-family: arial;">pensado</i><span style="font-family: arial;">, no en cuento intuido (Kant no admite una "intuición intelectual"). Los sentidos no se equivocan, precisamente porque no juzgan en absoluto. Verdad y falsedad refieren al juicio, no a la impresión. El error, como la ilusión, se hallan en la relación del objeto con nuestro Entendimiento, es decir, con nuestra capacidad espontánea de juzgar.</span></p><p><span style="font-family: arial;">"Ninguna potencia de la naturaleza puede, por sí misma, apartarse de sus leyes" -afirma Kant en una sentencia de rancio sabor escolástico (CRP B350). Ni los sentidos ni el entendimiento por sí mismos se equivocan. El error es producido por el inadvertido influjo de la sensibildad sobre el entendimiento que (con)funde lo subjetivo con lo objetivo.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La <i>ilusión trascendental</i>, que Kant distingue de la empírica (una ilusión optica, v. gr.) consiste en el espejismo de una ampliación del Entendimiento puro que en lugar de circunscribirse a los límites de <i>la experiencia posible</i> según principios <i>inmanentes</i> sobrepasa esos límites en su búsqueda de principios <i>trascendentes</i>. <i>Trascendente</i> no es lo mismo que <i>trascendental</i>. Trascendentales son los elementos y reglas que hacen posible el conocimiento empírico; son principios trascendentes aquellos que lo sobrepasan. Son trascendentes los principios meta-físicos que orientan una "metafísica de las costumbres".</span></p><p><span style="font-family: arial;">La <i>ilusión lógica</i> se salta la regla de dar contenido emprírico a los conceptos puros, por ejemplo la proposición: "Desde un punto de vista temporal, el mundo debe tener comienzo". Se trata de una ilusión inevitable y natural, como la de ver más grande la Luna cuando está cerca del horizonte. La ilusión se apoya en la subjetividad, tal dialéctica inhiere en la naturaleza de la Razón pura, que hace abstracción de todo contenido del conocimiento (uso lógico), pero también tiene un <i>uso real </i>puesto que encierra el origen de ciertos conceptos y principios que no toma ni de los sentidos ni del entendimiento (B355) y produce conceptos ella misma como facultad trascendental.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Si el Entendimiento es la facultad de las reglas, la Razón es la <i>facultad de los principios</i>. Conocimiento por principios es aquel en el que por medio de conceptos conozco lo particular en lo universal. En una deducción silogística las proposiciones universales cuentan como principios en relación a su posible uso.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Pero el Entendimiento no puede a partir de conceptos suministrar conocimientos sintéticos o principios en sentido propio. No podemos pretender que la naturaleza de las cosas se halle bajo principios determinados por puros conceptos. Tal exigencia, si no imposible, es al menos contradictoria (v. "Antinomias de la razón pura").</span></p><p><span style="font-family: arial;">Si el Entendimiento es la facultad de la unidad de los fenómenos mediante reglas, la Razón es la facultad de la unidad de las reglas del entendimiento bajo principios. La Razón refiere al Entendimiento a fin de darle unidad a priori mediante conceptos.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La Razón se usa lógicamente en tres tipos de silogismos: categóricos, hipotéticos y disyuntivos. Al inferir en cualquiera de ellos, la Razón reduce la variedad inmesa de conocimiento del Entendimiento al menor número de principios o condiciones universales con el fin de producir la suprema unidad de los mismos. </span><span style="font-family: arial;">La unidad de los principios es una exigencia de la Razón para que el Entendimiento concuerde consigo mismo. Pero la unidad que exige la Razón no es la de una experiencia posible...</span></p><p><span style="font-family: arial;">"El que todo cuanto sucede tenga una causa no es un principio conocido y prescrito por la Razón. Es un principio que hace posible la experiencia. Sin tomar nada de la Razón, la cual hubiese sido incapaz, sin esa referencia a la experiencia posible, por simples conceptos, de imponer semejante unidad sintética" (B363s).</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b>Lo incondicionado y la libertad</b></span></h4><p><span style="font-family: arial;">La Razón busca lo incondicionado del conocimiento condicionado del Entendimiento, pero lo que halla son principios trascendentes de los que no cabe hacer un uso empíricamente adecuado. Eso sí, los conceptos de la Razón pura, que Kant llamará <i>ideas</i>, nos servirán para concebir (<i>begreifen</i>) al igual que los del Entendimiento sirven para entender (<i>verstehen</i>) (B367), tales conceptos racionales contendrán <i>lo incondicionado</i> al referir a algo bajo lo cual está comprendida toda experiencia, pero sin ser nunca objeto de experiencia. La Razón se eleva naturalmente hacia conocimientos tan altos que ningún objeto ofrecido por la experiencia puede convenirles, pero tales conocimientos no son meras ficciones, sino que poseen una realidad objetiva en el terreno preferente en el que Platón halló sus <i>ideas</i>, la esfera de todo lo práctico, es decir, el ámbito de la libertad, el cual depende de conocimientos que son producto genuino de la Razón (B371).</span></p><p><span style="font-family: arial;">En efecto, difícilmente podremos derivar los conceptos de Virtud de la experiencia sin hacer de la excelencia algo ambiguo y mudable según el tiempo y las circunstancias, o sea algo inservible para contruir una regla. Las experiencias de conductas virtuosas pueden servir de ejemplos, pero no de arquetipos. Que la verdadera y prototípica Virtud no se dé en la experiencia, que no haya una sociedad perfectamente justa, no significa que su idea sea quimérica. Sólo mediante la idea de lo justo podemos juzgar el valor de la acciones políticas. "Es muy reprobable -escribe Kant- el tomar las leyes relativas a lo que <i>se debe hacer </i>de aquello que <i>se hace</i> o bien limitarlas en virtud de esto último"... "Nadie puede ni debe hacerlo porque se trata precisamente de la libertad, la cual es capaz de franquear toda frontera predeterminada" (B374s).</span></p><p><span style="font-family: arial;">Una constitución que promueva la mayor libertad humana de acuerdo con leyes que hagan que la libertad de cada uno sea compatible con la de los demás es una idea necesaria que ha de servir de base a todas las leyes. De este modo afirma Kant con rotundidad la necesidad de la <i>Idea</i> como <i>ideal moral</i> y principio regulativo u orientativo de las acciones. De este modo, la razón humana revela verdadera <i>causalidad</i>, donde las ideas se tornan causas eficientes, en lo ético. Las ideas son por tanto fines de la razón en su uso práctico-ético.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b>Las ideas o conceptos de la Razón pura</b></span></h4><p><span style="font-family: arial;">El concepto trascendental de la Razón no es otro que el de la totalidad de las condiciones, es decir el de <i>lo incondicionado</i>, en tanto contiene un fundamento de la síntesis de lo condicionado.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Los conceptos o ideas de la Razón serán tantos cuantas sean las <i>clases de relación</i> que el entendimiento se representa por medio de las categorías. Consiguientemente habrá que buscar primero un <i>incondicionado </i>de la síntesis <i>categórica</i> en un sujeto (Alma); en segundo lugar, un <i>incondicionado </i>de la síntesis <i>hipotética </i>de los miembros de una <i>serie (Dios)</i>; en tercer lugar, un incondicionado de la síntesis <i>disyuntiva</i> de las partes en un <i>sistema (Mundo)</i>.</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">***</span></p><p><span style="font-family: arial;"><b><br /></b></span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAmyUE2d9ETSkjfNjeIHGkG-M1u5HBwmFqkuVU9kYWf0Wkp-PEAsKrkQyxQyJqoZ_IRAkTsKZeZsHXYdEn_DsMfUHshg1WDlnUHIfusaVa8J8sGa50o12w5ucHi4FFsI5-mX9SGOfqt4wvaoS89uybxj_K7uuHru0cdUKPL_b2jCvVoEDxluau67vEvNsC/s967/Veritas.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="967" data-original-width="606" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAmyUE2d9ETSkjfNjeIHGkG-M1u5HBwmFqkuVU9kYWf0Wkp-PEAsKrkQyxQyJqoZ_IRAkTsKZeZsHXYdEn_DsMfUHshg1WDlnUHIfusaVa8J8sGa50o12w5ucHi4FFsI5-mX9SGOfqt4wvaoS89uybxj_K7uuHru0cdUKPL_b2jCvVoEDxluau67vEvNsC/w251-h400/Veritas.jpg" width="251" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p><h4 style="text-align: left;"><b style="font-family: arial;">Glosas y comentarios</b></h4><p><span style="font-family: arial;">1. La palabra "ilusión" cobra pues en Kant un sentido doble, por una parte nombra la pretensión de la paloma, imaginada pensante, de volar sin aire; es decir, el ensayo iluso -y dogmático- de pretender una ciencia por puros conceptos sin contenido empírico; pero, por otra parte, <i>las ilusiones</i> de la razón parecen obrar en nosotros como "tónicos de la voluntad" (por decirlo con expresión orteguiana) o como motivos razonables de la libertad en su proyecto (ilustrado) de emancipación de la naturaleza y de progreso histórico. </span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">2. Al contrario que David Hume, "despertador de Kant", que restaba necesidad a la relación de causalidad entre fenómenos, derivando nuestras explicaciones causales de la costumbre, o sea de la esperanza o probabilidad de que los sucesos del futuro se ajusten a lo que ha venido sucediendo, Kant mantiene la <i>causalidad o dependencia</i> con categoría apriorística de relación (antítesis de inherencia y subsistencia). Kant además deriva de la categoría de causalidad otros conceptos puros o subalternos y subordina a la categoría de causalidad los "predicables" de fuerza, acción, pasión... El principio de causalidad es por tanto una regla que nos permite ordenar la experiencia y entender cómo funciona el mundo fenoménico, pero no es relevante para pensar las cosas en sí, por ejemplo, para pensar el ser del alma. El principio de causalidad no es aplicable a todas las cosas, sólo a los fenómenos, si así no fuera, tendría que aplicarse su <i>necesidad </i>natural al alma humana y tendríamos que inferir, con Spinoza, que el alma no es libre, sino mecánicamente dependiente, sólo que no conocemos la complejidad de dicha dependencia.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">3. J. R. Searle ha desarrollado la idea de una razón productiva en sentido moral, en su obra <i>Razones para actuar </i>(2000), en la que pone en cuestión la llamada "falacia naturalista" respecto a la cual se condenaba la razón a mera pasividad e indiferencia respecto de lo bueno y lo malo, pues la razón sólo se ocuparía de distinguir lo verdadero de lo falso, ya que la verdad de la proposición "Eustaquio pasa hambre" no me obliga por sí misma a ayudar a Eustaquio. En base a la "falacia naturalista" Hume hacía depender la moral de la simpatía, de la natual benevolencia y de los sentimientos, si bien no deja claro como distinguir <i>arracionalmente</i> los buenos de los malos sentimientos.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">4. Con la inferencia de las ideas o conceptos puros de la razón práctica a partir de los tres tipos de silogismos (categóricos, hipotéticos y disyuntivos), que Kant asocia a las categorías de Relación (inherencia, causalidad y comunidad), recuperamos los tres objetos de la metafísica tradicional: Alma, Dios y Mundo, si bien sólo como ideas regulativas del uso del entendimiento. Esto no es poco en una filosofía que, como proyecto mundano, mejor que académico, se define a sí misma como "ciencia de la relación de todos los conocimientos a los fines esenciales de la razón humana". Tales fines cuentan ahora como <i>postulados</i> y principios de la razón en su uso ético, es decir, como <i>proyectos </i>tendentes a proseguir, dentro de lo posible, la unidad del entendimiento en perfecta armonía consigo mismo, <i>hasta lo incondicionado</i> (B380).</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-75779670915701487692023-10-06T12:36:00.002+02:002023-10-06T12:44:31.508+02:00CÍRCULOS Y ESFERAS<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJm8DzYWhFlEsQFKTIWYhzmd75J-V8_GP7Kj4WlUQBsJWb3q7L9cWwKceFeKJrtcZiUSDKpZz2RBAC4UxXQFkAVE6YiXtUelFmuumMIWlU6Eg_vBoFkm2ZdOm2OgT_AtPfMZbplRIQZJGM7wA15XIzd-1yjJvtSpXCIAoaRwYd7d9VPL2FmDaX-sI8tJqY/s228/esferas%20celestes.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="228" data-original-width="221" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJm8DzYWhFlEsQFKTIWYhzmd75J-V8_GP7Kj4WlUQBsJWb3q7L9cWwKceFeKJrtcZiUSDKpZz2RBAC4UxXQFkAVE6YiXtUelFmuumMIWlU6Eg_vBoFkm2ZdOm2OgT_AtPfMZbplRIQZJGM7wA15XIzd-1yjJvtSpXCIAoaRwYd7d9VPL2FmDaX-sI8tJqY/w388-h400/esferas%20celestes.jpg" width="388" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esferas celestes. Wikipedia</td></tr></tbody></table><br /><p></p><p><span style="font-family: arial;">La forma abovedada del cielo en una noche clara, el movimiento aparentemente circular de las estrellas, la forma circular del Sol y de la Luna. Jenófanes de Colofón (560-478) propuso un solo Dios con forma de esfera. Desde entonces la esfera es figura primordial en las cosmologías y guiará el pensar científico, filosófico y religioso a lo largo de siglos.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Pitágoras (c. 570- c. 490) introdujo <i>armonía</i> en las revoluciones de los orbes celestiales. El <i>Ser</i> de Parménides (n. c. 530-515-?) es semejante a una esfera bien redondeada, igual en todas direcciones a partir del centro, sin huecos. Los discípulos de Pitágoras sostuvieron la esfericidad de la Tierra y la circularidad de nueve tipos de movimientos astrales, a los que añadieron por la perfección y prodigio de la Década el de una anti-Tierra protectora. Ya Filolao (480-400) destrona a la Tierra del trono central del universo para otorgársela al Fuego.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Platón recoge la idea de la esfera como la más perfecta de las figuras, la más conveniente y apropiada a la naturaleza. El Demiurgo redondeó el mundo hasta hacer de él una esfera, la más semejante a sí misma de las figuras y por tanto lo más bello. El dios de Platón se mueve y mueve el mundo haciéndolo girar sobre sí mismo alrededor del mismo punto en un movimiento uniforme y circular.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Esta primacía de la esfera, asumida también por los peripatéticos, obligará a la astronomía antigua a complicar el movimiento de los planetas con epiciclos para "salvar las apariencias o fenómenos". El <i>Almagesto</i> del matemático, geógrafo, químico y astrónomo alejandrino Claudio Ptolomeo (fallecido a finales del siglo II) ofrecerá durante siglos la mejor y más completa imagen de lo que pasa en los cielos (<i>Hè Megalè Syntaxis</i>). Su modelo geométrico era capaz de predecir las posiciones futuras de los planetas y trazó órbitas excéntricas en contraposición a las circulares y perfectas de Platón y Aristóteles.</span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhY6_3f7QtI7RCSDTCTidVervX1t7w2nw9OpiIVchzGE3SQD8ZsxnS8St8GUmejljkVZUcERKTuYoP_LqahEivoG_gtoAWoMmCPnqEl7ASqk96LwyWtv-b1_noQxI4FUunrUm2XDJAg6-2KMEiah8W-LtZSvInPcKHDxeChiuY-eFibOWZ-8Potj9JzujxB/s797/Agallas.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="797" height="301" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhY6_3f7QtI7RCSDTCTidVervX1t7w2nw9OpiIVchzGE3SQD8ZsxnS8St8GUmejljkVZUcERKTuYoP_LqahEivoG_gtoAWoMmCPnqEl7ASqk96LwyWtv-b1_noQxI4FUunrUm2XDJAg6-2KMEiah8W-LtZSvInPcKHDxeChiuY-eFibOWZ-8Potj9JzujxB/w400-h301/Agallas.JPG" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Agallas esféricas en una encina, foto JBL</td></tr></tbody></table><p><span style="font-family: arial;">A pesar de que el geocentrismo del modelo ptolemaico casaba bien con las leyendas del <i>Génesis</i> bíblico, entre los cristianos hubo disidentes del <i>Almagesto</i> como el monje Cosmas Indicopleustes (s. VI), quien en su <i>Topographica christiana </i>propuso la idea de un mundo plano y de los cielos como un tabernáculo, una caja con tapa curva. Comas estigmatiza la esfericidad celestial y terrenal como un cuento pagano (no obstante, las referencias geográficas e históricas de Cosmas fueron consideradas confiables por Edward Gibbon). Veda el Venerable mantendrá la esfericidad de la Tierra.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Los astrónomos árabes recogieron la cosmología de Tolomeo (a ellos se debe el título y conservación del <i>Almagesto</i>). Así, Al Battani, Al Farabi, Ibn al-Haytam (apodado Tolomeo II) y Avicena (980-1032) se figuran el universo como diez esferas con sus diez almas motoras y sus diez inteligencias. Averroes (1126-1198), el Comentador de Aristóteles, atribuye a las esferas celestes, incorruptibles y eternas, el movimiento perpetuo circular y perfecto.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La Escolástica, en su plenitud durante el siglo XIII, conservó la consideración metafísica de la esfera y el movimiento circular como prototipo físico de perfección. Tomás de Aquino le atribuye el movimiento circular al mismísimo Cristo, porque tal movimiento es el que produce un mínimo de alteraciones. En la <i>Divina Comedia</i> (1304-1321) "el gran plan del Universo" está diseñado como una esfera. Más allá de las esferas cristalinas, los católicos colocan el Empíreo, sede de la Divinidad en reposo perfecto, más allá del "primun mobile" (9ª esfera).</span></p><p><span style="font-family: arial;">San Buenaventura de Bagnoregio (1221-1274), un místico que no renunciaba a la razón, se adelanta a la teoría del ser de Cartesio y Malebranche combinando intuición y raciocinio. Pascal lo repetirá al deducir la idea de Dios de la del Ser... El franciscano Doctor Seráfico escribe:</span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Como el ser purísimo y absoluto es eterno y presente, abraza y penetra toda duración, siendo a la vez <i>centro y circunferencia</i>. Como es simple y grande, está todo entero en todo y fuera de todo, de suerte que es esfera inteligible, cuyo centro se halla en todas partes y la circunferencia en ninguna".</span></blockquote><p></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyInME8rPVA9z401UqrzMvTTrXdT89wKa_oICmjUXebW_IdqMcDtDki2qGTlCOG_fFiwoU_ev4zhZ3rjBsbNEU1IdBNJrE3yYuZ-Mpa1BWu4-CUoD2Wq7CJciNoRorRNR3hvg-UbSesdICOQgg-rS9UHorf5aKPkGRZ6i2ISawCN7-v_2cLKDtSaZMfpLX/s2450/vanilla3.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1633" data-original-width="2450" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyInME8rPVA9z401UqrzMvTTrXdT89wKa_oICmjUXebW_IdqMcDtDki2qGTlCOG_fFiwoU_ev4zhZ3rjBsbNEU1IdBNJrE3yYuZ-Mpa1BWu4-CUoD2Wq7CJciNoRorRNR3hvg-UbSesdICOQgg-rS9UHorf5aKPkGRZ6i2ISawCN7-v_2cLKDtSaZMfpLX/w400-h266/vanilla3.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gotas, foto JBL</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;">Peter Sloterdijk cita en el Prólogo de sus </span><i style="font-family: arial;">Esferas III.</i><span style="font-family: arial;"> </span><i style="font-family: arial;">Espumas. Esferología plural </i><span style="font-family: arial;">(2004) a Nicolás de Cusa (1401-1464) para el cual Dios sería el ser implícito máximo como centro atómico, esencia de la esfera universal concentrada; y como ser explícito máximo desplegado en la esfera-todo, Dios está presente en cada uno de sus puntos, equidistantes de Sí mismo.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Copérnico (1473-1543) recibe en su lecho de muerte un ejemplar de su obra: <i>De revolutionibus orbium coelestium.</i> Aunque se tenga por cesura de la historia de la ciencia y de la filosofía su planteamiento heliocéntrico, en el libro I de <i>De revolutionibus</i> afirma tanto la esfericidad de la Tierra como la del mundo, que la Tierra con el agua forman un <i>globo</i>, que el movimiento de los astros es en general circular, regular y perpetuo. En Tycho Brahe (1546-1601) prevalecen igualmente las órbitas circulares. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Los óvalos de Kepler (1571-1631) distorsionarán el sueño de la eterna armonía de las esferas, el mismo Kepler al afirmar que los datos le imponen la forma oval de las órbitas planetarias añade que solamente ha encontrado "una carreta llena de estiércol: el óvalo". Al final describirá las órbitas planetarias como trayectorias ovales <i>perfectamente elípticas</i>. Puede que con Kepler las esferas y el círculo pierdan privilegios cosmológicos y epistémicos; no obstante Galileo (1564-1642) ignoró las tres leyes de Kepler y defendió hasta su muerte la circularidad de los movimientos celestiales, lo que no le impidió describir el movimiento de los proyectiles como semiparabólicos.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Francis Bacon (1561-1621) ya se burla de aquellos que piensan que todos los movimientos celestes se llevan a cabo mediante círculos perfectos inventando ad hoc excéntricas, epiciclos y demás extravagancias. Bacon apuesta por un movimiento regular multiforme.</span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYoTdnIzxZ84MPYA3ZPMb1XRTtlbXkGrum17qDKuw-buL7fQZNzr8Q033UZNUlD0JyXeu7doa7SFAhtgd7wNounze48fsYtGqjg4_qAKvMfsg1etHz_vLPIle8KpWIRoYCD5XzUDDh9tELo90sX1UO6maaTbCapGtEuAqfQWOcd1GLuDSyI4_aJvDGO9vQ/s433/c%C3%ADrculo%20hegeliano.gif" style="clear: right; float: right; font-family: arial; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="376" data-original-width="433" height="278" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYoTdnIzxZ84MPYA3ZPMb1XRTtlbXkGrum17qDKuw-buL7fQZNzr8Q033UZNUlD0JyXeu7doa7SFAhtgd7wNounze48fsYtGqjg4_qAKvMfsg1etHz_vLPIle8KpWIRoYCD5XzUDDh9tELo90sX1UO6maaTbCapGtEuAqfQWOcd1GLuDSyI4_aJvDGO9vQ/w320-h278/c%C3%ADrculo%20hegeliano.gif" width="320" /></a></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">Puede -como afirma A. Koestler- que con las leyes de Kepler se pusiera fin a la obsesión por las esferas que giran sobre esferas, pero ello no impedirá que el idealismo alemán culmine en <i>el círculo de sentido</i> hegeliano, un panlogismo que tiene por principio y fin la idea que se aliena en la naturaleza y regresa circularmente a sí, a través de la creación libre: religión, arte y filosofía.</span></p><p><span style="font-family: arial;">También la hermenéutica hizo del círculo un recurso explicativo, descriptivo o dialógico, que hace posible la intelección, si bien este puede tomar una forma abierta y espiraloide. F. Schleiermacher (1768-1834) hablaba de una esfera o círculo para designar la reciprocidad entre el todo y lo singular, entre lo general y lo especial en que se mueve la comprensión. La precomprensión del todo contiene la precomprensión de lo singular. A efectos prácticos texto y contexto forman una unidad, lo mismo que el viviente y su entorno.</span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNjFGeTEgNbz3Ked8pQRYn-GP1Nat3OYk6DYQ1PDlwrdOPE93QvyaoLNeaexmvgT6uATSlyYcfF0FI78YpkuGGPV1CLwDiEM0EkCzt_ND8u2f4ohgKmjpEzK1ZdBUspCrRoYT12L5Q2L_9br9yYL2OnGTHIIZT2-BnTPRDPPiWSgZdIS2z1Q-w2ydkCRyG/s450/Fedor1.gif" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="365" data-original-width="450" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNjFGeTEgNbz3Ked8pQRYn-GP1Nat3OYk6DYQ1PDlwrdOPE93QvyaoLNeaexmvgT6uATSlyYcfF0FI78YpkuGGPV1CLwDiEM0EkCzt_ND8u2f4ohgKmjpEzK1ZdBUspCrRoYT12L5Q2L_9br9yYL2OnGTHIIZT2-BnTPRDPPiWSgZdIS2z1Q-w2ydkCRyG/s320/Fedor1.gif" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esquema hermenéutico espiraloide</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;">En 1921, Moritz Schlick no tuvo reparo alguno en llamar a su grupo de científicos y filósofos <i>Wiener Kreis</i>, el <i>Círculo de Viena</i>, que se disolvió en 1936. Concebía la filosofía como la disciplina encargada de distinguir lo que es ciencia de lo que no, como una epistemología crítica y como elaboradora de una lógica común a todas las ciencias (empirismio lógico o neopositivismo).</span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Introducción a las espumosas esferas de Sloterdijk</span></h4><p><span style="font-family: arial;">Las esferas de Sloterdijk distan de ser figuras geométricas, primero y fundamentalmente porque no son sólidas, y segundo porque no cabe suponer que su simetría sea perfecta. Su reflexión es <i>bio-sófica</i>, y la vida se desarrolla multifocal, multiperspectivista y heterárquicamente. Concebidas como espacios humanos (parejas, grupos, comunidades, vecindades, sociedades, pueblos, naciones...) ofrecen <i>sistemas de inmunidad o</i> "invernaderos" protectores, tanto reales como imaginarios y surreales, en un mundo concebido como contexto (entorno) de <i>posibilidades de acceso</i>.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Sloterkijk asume "la muerte de Dios" predicada por Nietzsche y con ella la implosión del monocentrismo metafísico por causas endógenas; "la imposible metafísica del Uno envolvente". Por eso, aspira a recuperar el pluralismo prematafísico de las ficciones del mundo (mitología) <i>más allá del pathos nihilista</i> (pospesimismo). Si la esfera Uno ha estallado, ¡las burbujas, globos y espumas viven! No renuncia a concebir nuevos ideales de vuelos más discretos con "atenuado optimismo cognitivo".</span></p><p><span style="font-family: arial;">Lo compacto de las esferas de Sloterdijk es invadido por lo hueco, por eso son precarias, ligeras, poco fiables y cambiantes, como frutos bastardos de la materia. Sueños son también espumas, castillos en el aire, como las sutiles y gentiles pompas de jabón machadianas. Pero no son meras efervescencias almibaradas de la subjetividad romántica que revientan en nada. Por el contrario, la "afrosferología" de Sloterdijk las supone tan fértiles como el esperma de Urano que calló en el mar griego y de cuya espuma nació Afrodita.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La interpretación de la espuma aspira a ser una ontología política de los espacios interiores animados, de las unidades civilizatorias, situando lo más frágil como corazón de la realidad. La misma vida tomó su más ancestral forma en una escultura tensionada de tegumento pelicular, en geometrías trágicas que se diversificaban y ganaban una posición en oposición al exterior. La vida nació de la espuma del agua turbia del océano primitivo, cada bacteria, cada célula, con un interior propio conformado bajo leyes esféricas. Así lo orgánico es condensación y encapsulamiento esférico, membranas con formas de globo. Cada mónada nacida de la espuma es una forma más un contenido energético. Por eso el misterio de la vida no puede separarse del misterio de la forma.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La sociedad es también como el organismo un agregado de microesferas de diferente formato que limitan unas con otras sin ser ni totalmente accesibles ni totalmente separables, medio transparentes y medio opacas, multiplicidad ilimitada de modos de existencia sensible en entornos estructurados con sentido...</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;"><b>Nota bene</b></span></p><p><span style="font-family: times;">Para esta síntesis divulgativa me ha sido de gran utilidad el artículo de José L. Álvarez García y Rosalía Diadura Sanz "La esfera y el círculo en la historia" (UNAM). El texto de San Buenaventura es citado por Emilia Pardo Bazán en su muy erudita y bien escrita monografía sobre San Francisco de Asís y la cultura de su siglo.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-47253239790506109712023-07-11T19:38:00.008+02:002023-07-11T19:38:58.486+02:00ABSTRACCIONES Y COMPLEJIDADES<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_dXLwWuBqrmvkEVrotnxzMaAxHz-9SvWcrENUcV6GqLjAmGMqJya2RI_4BS_MglXipR0t5vUzMNuLFKrllC1SLBq-MapriWK7Pa2RAAT0WGfuZZMkUPWck2iKAFWxM8zsVw_Y7ONmlpG_qK7QSE4RIBJzkoFy2AOKczb6wrA4n1t7t6gpMSHecSJabF7g/s1828/Bot%C3%B3n%20de%20lantana%20pcs.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1215" data-original-width="1828" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_dXLwWuBqrmvkEVrotnxzMaAxHz-9SvWcrENUcV6GqLjAmGMqJya2RI_4BS_MglXipR0t5vUzMNuLFKrllC1SLBq-MapriWK7Pa2RAAT0WGfuZZMkUPWck2iKAFWxM8zsVw_Y7ONmlpG_qK7QSE4RIBJzkoFy2AOKczb6wrA4n1t7t6gpMSHecSJabF7g/w400-h266/Bot%C3%B3n%20de%20lantana%20pcs.JPG" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Botón de lantana y ninfa de chinche, 26 septiembre 2010</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br />“Abstracción” es palabra que viene de otra griega, como la mayoría de las que tienen que ver con la lógica y la investigación científica. <i>Aphaíresis</i> significa restar, sustraer. Como decía el Sabio de Marmolejo Pepe Moral Torralbo (víctima del Covid): “para abstraer, para generalizar, hay que saber olvidar”. Olvidar las características diferenciales de cada elemento de un conjunto, olvidar los matices, esos detalles diversos en los que suele cocerse tanto lo diabólico como lo divino y que hacen que, como decía Unamuno, cualquiera de nosotros sea “especie única”.<br /><br />Sin embargo, ese olvido de los complementos y pormenores es necesario, porque nos permite hablar de ovejas y rebaños, sistemas y capitales, punto y recta, círculo y pentágono, vida y muerte, sociedades, materia, estructura, libertad, igualdad, justicia, etc. Abstraer es un acto inverso de esa suma que producen la sensibilidad y su hermana mayor la intuición. Nos alejamos de los árboles concretos para ver el bosque, la imagen abstracta del bosque menos rica en detalles que la del árbol que vemos nos permite recogerlos a todos los árboles, matorrales y animales que por allí habitan, en un nombre, en una idea: “selva”, “bosque”.<br /><br /><i>No es posible razonar sin abstraer</i>; creemos que por crear esas unidades intelectuales útiles que son <a href="https://filosofayciudadana.blogspot.com/search/label/concepto">los conceptos</a>, a los que damos nombres comunes, acertamos, y entonces, sin darnos cuenta, caemos en generalizaciones arbitrarias, como “todos los políticos son corruptos”, “los machos son violentos”, “las mujeres, chismosas”, “los catalanes, rácanos”, “los irlandeses, borrachos”, etc. Muchos dichos populares y refranes son generalizaciones, abstracciones que admiten millones de excepciones. “La excepción confirma la regla”, decimos, haciendo buena la mala traducción de <i>exceptio probat regulam</i> que significó “la excepción pone a prueba la regla”, o sea: que si hay excepción hay que buscar una regla mejor.<br /><br />Muchos decires o paremios populares cuentan con sus contrarios y hasta con sus contradictorios. Decimos “vaca grande, ande o no ande”, pero también que “el perfume más caro se vende en tarro pequeño” o que “la sardina es más fina cuanto más chica”. El adagio “A quien madruga, Dios le ayuda” nos pide diligencia; mas “No por mucho madrugar amanece más temprano” nos exige parsimonia. Todos vivimos en la contradicción y la contradicción anida en cualquier mentalidad, sea de “derechas” o de “izquierdas”, simple o sofisticada.<br /><br />El “sentido común” se nutre de estos tópicos que usamos como premisas para la argumentación persuasiva: “vale más pájaro en mano, que ciento volando”, “lo malo abunda”, “lo perfecto es raro”, “cree el ladrón…”, etc., porque en general funcionan. Alertan a la inteligencia práctica y le sirven para prever y tomar decisiones suponiendo el círculo ideal de la identidad: A=A, o sea, todos los elementos de un conjunto o de una clase lógica son iguales o por lo menos muy parecidos. La pertinencia y relevancia ético-política de la generalización abstracta puede observarse en la suposición de que existe una “naturaleza humana” a la que otorgar “derechos”. Sin embargo, es un hecho que no hay dos individuos ni dos pepinos o tomates idénticos, ni siquiera son iguales dos gotas de agua si miro dentro y hondo con un microscopio adecuado, como no hay dos planetas gemelos por potentes telescopios que maneje.<br /><br />La igualdad es, por supuesto, una abstracción tan necesaria como útil. Dos y dos son cuatro, no cinco. Del principio de identidad (A=A, 1=1) se puede extraer toda una logística y una matemática (aunque incompleta), pero fuera de la matemática y de la lógica, el concepto de igualdad se vuelve ambiguo o -como dice Iris Murdoch del concepto de libertad- “mestizo”. Esto no quiere decir que no debamos y podamos apostar ética y políticamente por la igualdad de oportunidades, aunque jamás serán las mismas para todos, porque son diversos los talentos con los que se nace, el medio en que se crece, y también lo serán siempre las circunstancias que enfrentemos. Para que dos entidades fuesen iguales y tuviesen las mismas oportunidades, tendrían que ocupar y transcurrir en el mismo espacio-tiempo, o sea, no serían dos individuos, sino uno solo. Incluso la identidad de uno consigo mismo es discutible; somos plurales, aunque los múltiples complejos sentimentales que nos constituyen, bajo diferentes roles sociales, estén bien gobernados y bajo la vigilancia de un Yo dominante.</span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbAXMsIdsoryw0smlZtwkPVM-pe0_EHGSIFmuWoGirhKaWw5oQJeKDPfc9Gq3Wxx7UxcAoo7BFny05jG4DC3m9FgZmM_woSy0rNuHetK1aF3yw14EefrJJStes1xevy52dDz4ICC6mkBVTebSruM2H6akZiCU5OTg_vJhs2AnteaIg-ap4CIRU-z7iq3va/s1862/&%20Bimorphoteca%20BD.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1241" data-original-width="1862" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbAXMsIdsoryw0smlZtwkPVM-pe0_EHGSIFmuWoGirhKaWw5oQJeKDPfc9Gq3Wxx7UxcAoo7BFny05jG4DC3m9FgZmM_woSy0rNuHetK1aF3yw14EefrJJStes1xevy52dDz4ICC6mkBVTebSruM2H6akZiCU5OTg_vJhs2AnteaIg-ap4CIRU-z7iq3va/w400-h266/&%20Bimorphoteca%20BD.JPG" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Flores de Bimorphoteca, 29 abril 2010</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br />Esta sabiduría que limita el poder de las generalizaciones y abstracciones, positivas, o negativas como “fascismo”, “capitalismo”, “comunismo”, “desigualdad”, etc., es humildad de la inteligencia, entendida no como la modestia del que habla bajito, sino como generoso respeto a la infinita complejidad de la realidad, en la que el azar y el caos también imponen su orden de diferencias cualitativas, no sólo cuantitativas, estereotípicas y formales. La diferencia entre macho y hembra, sin ir más lejos; varón y mujer, el contestado hoy “binarismo de género”... Hay diferencias heredadas y biológicas insalvables, a no ser que dejemos de ser lo que somos. “¡Y viva la diferencia entre macho y hembra!” -podríamos también celebrar y exclamar sin avergonzarnos-, porque gracias a ella nos especializamos y creamos complejidades sociales que otorgan más posibilidades que las que ofrece Naturaleza, esa madrastra (llamándola así, “madrastra”, concluye la novela de la genial y conspicua doña Emilia Pardo Bazán: <i>La Madre Naturaleza</i>).<br /><br />Tratar igual a alumnos cuyos méritos son diferentes acaba siendo lamentablemente injusto. Los clásicos distinguen por ello entre una <i>justicia conmutativa</i>: “nadie es más que nadie”; y otra <i>distributiva</i> que exige otorgar reconocimiento a quien se esfuerza por cultivar su talento y se aplica en construir su inteligencia. Conviene distinguir a quien desempeña bien su oficio de quien se comporta como inepto o vago. Y dicho reconocimiento a la excelencia será ya un “castigo” para quienes no acrediten premio en su obrar. “Por sus obras los conoceréis”.<br /><br />Hay palabras que pierden su valor y hasta su sentido por extensión de su significado…”Si abusas de una palabra, al final no significará nada” (Matt Groening). Sucedió con el término “caridad”, y mucho me temo que acabará sucediendo con los términos “solidaridad” e “igualdad”. “¡A cualquier cosa se le llama hoy X!”. Animo al lector sagaz a dotar de contenido semántico a X (forma pura) en la anterior expresión. Muy al contrario, hay otras expresiones que son directamente canceladas por prejuicios coyunturales. Como la voz “caudillo”, que ha sido sustituida por su análoga “líder” (del inglés ‘leader’, o sea, caudillo). Y es que el caudillismo (también llamado “cesarismo”, que fue lo que acabó con la República romana) no cesará porque olvidemos la palabra que lo significa.<br /><br />Hay palabras que se vuelven políticamente incorrectas e impopulares como “castigo”, “autoridad”, “vigilancia” o “disciplina”… “¡Disciplina!” que es etimológicamente la excelencia del discípulo. Lo peor es que con su cancelación (<i>woke</i>) también arrastran al abismo del olvido lo consistente y bueno que había en sus ideas. Los niños pequeños reclaman y reclamarán, necesitan y necesitarán vigilancia: “¡Papá, vigílame!”, “¡mamá, mira lo que hago!”. La vigilancia de los padres y tutores no sólo les proporciona seguridad, sino que les hace sentirse queridos, lo que sin duda marcará el fondo de su carácter. La falta de vigilancia facilita el <i>bulling</i> y otras especies de crueldad infantil, porque el hombre no es un ser angelical por naturaleza como imaginó Rousseau, sino un depredador con un capacidad considerable para la violencia; el no castigar los descuidos de vigilantes y acosadores también multiplica sus desmanes. La negligencia a la hora de ejercer la obligación de vigilar por razón de gobernancia y mando, la dejación de autoridad o <i>culpa in vigilando</i> es un pecado frecuente en las “democracias avanzadas”, que algunos tildan de “decadentes”.<br /><br />El concepto de igualdad vale tan relativamente en lo moral y en lo político, tan según y cómo, que hoy nos parece bárbara la Ley del Talión: “Ojo por ojo y diente por diente”, que estuvo sin embargo inspirada en un <i>principio de igualdad</i>. A la genial filósofa y novelista irlandesa Iris Murdoch, el concepto de libertad (tan difícil de conciliar en la práctica con el de igualdad) le parecía también “mestizo”, es decir, con una mitad verdadera y otra falsa. La libertad verdadera es virtud o excelencia que añade claridad a la visión, independencia de juicio y dominio del impulso egoísta, por impulso egoísta entiendo esas ganas que todos sentimos de meterle el dedo en el ojo al vecino indeseable, ganas encadenadas a apetitos elementales y pasiones díscolas, “pasiones” se llaman porque el Yo ejecutivo las padece y no las elige.<br /><br />La mitad falsa de la idea de libertad –pero la más popular o vulgar- asocia la libertad a los movimientos auto-afirmativos de la voluntad egoísta y el desear caprichoso o veleidoso, antaño se la llamó “libertinaje” (otra palabra cancelada). Lo peor es que creemos –tal es nuestra ignorancia, que añadiría Spinoza- que estos movimientos del alma son autónomos, que uno “se autodetermina” libremente, simplemente por desconocer las causas que motivan sus deseos y caprichos, causas e intenciones que pueden ser perfectamente alienantes, ajenas a los verdaderos intereses y mejores fines del sujeto civil y cívico. Pueden ir desde el “egoísmo de los genes” (Dawkins) hasta la influencia y sofismas de los medios masivos de comunicación, que sirven obviamente, no al bien común, sino a los propósitos de quienes los financian y, en general, a la Internacional Publicitaria.<br /><br />Del autor:<br /><br /><a href="https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M">https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M</a><br /><a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897">https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897</a><br /><a href="https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm">https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm</a></span><div><br /></div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-28118207141155378052023-05-31T13:00:00.005+02:002023-05-31T13:18:46.410+02:00HERMENÉUTICA CORRELATIVISTA. AMOR RUIBAL<p> </p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5XhDVCsdjKVMyaW4RSq1x41uDuRc6WnPhv7GWumLQiIkLKSI3I7SDzeo5d3KbUO3wnyil5PqBJENieX_sB6iMWr9nE7RNNa7akFENH13lnI522LvO1U-miROFVEvhjg7KSfoO4Hj_x2d7EvyT2AxgU4cK9GJ5YA1VvBQa7Cs0jxG9X-vkz3V8KcrpYQ/s2807/gestos%20gra%C2%B4ficos.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2018" data-original-width="2807" height="288" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5XhDVCsdjKVMyaW4RSq1x41uDuRc6WnPhv7GWumLQiIkLKSI3I7SDzeo5d3KbUO3wnyil5PqBJENieX_sB6iMWr9nE7RNNa7akFENH13lnI522LvO1U-miROFVEvhjg7KSfoO4Hj_x2d7EvyT2AxgU4cK9GJ5YA1VvBQa7Cs0jxG9X-vkz3V8KcrpYQ/w400-h288/gestos%20gra%C2%B4ficos.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gestos gráficos de un niño de cuatro años</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;"><b>El problema del origen</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">El problema del origen del lenguaje es tan fascinante como insoluble. Se pueden, eso sí, formular sobre este asunto, que compromete nuestra diferencia con el resto de animales, diversas hipótesis más o menos verosímiles. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Los antiguos atribuyeron su aparición a una donación divina. Algo tan maravilloso como la palabra tenía que proceder de los dioses. El orador siciliano Gorgias de Leontini, en su <i>Elogio de Helena</i>, dijo de la palabra que es un poderoso soberano que con un cuerpo pequeñísimo y muy invisible realiza empresas completamente extraordinarias: elimina el temor, suprime la tristeza, infunde alegría. En efecto, la fuerza de sugestión de la palabra se adueña del alma y la transforma, para bien y para mal, pues también se puede usar para mentir, para insultar y hasta como arma arrojadiza.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Las teorías modernas sobre el origen del lenguaje se acomodan e incuban en el evolucionismo y al pensamiento sociológico. Los evolucionistas suelen señalar el origen <i>onomatopéyico </i>del lenguaje, teoría del "guau-guau", o imitativo, o emotivo (teoría puj-puj). Es el caso del niño que llama "papú" al coche por el ruido de su claxon o "puj-puj" a la sopa cuando le produce asco. </span></p><p><span style="font-family: arial;">El lenguaje es sin duda un producto de la vida en comunidad, únicamente en sociedad el lenguaje pudo nacer y desarrollarse. Noiré subrayó la importancia del trabajo grupal, el lenguaje debería su origen a la necesidad de llamadas de atención cuando se colabora en un trabajo colectivo. El académico soviético Marr enfatizó la importancia de la "clase brujil", así como el carácter esotérico de su invento, el lenguaje como instrumento de poder y símbolo de superioridad.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Puede que todas estas teorías representen diversos factores compatibles que confluyeron correlacionalmente en la génesis de los idiomas humanos.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhchHUKqIBRGYzp5cUjFyrgX7FTchOlf3F5mBfKFrtlDicqGEtcl-2RSC51NdovpRElTxxP8UUa6Ymki11WRQDO0Aj2fXGd2BUhsm8KhQFEKneYFn6Otke8GkSqFAY6SyIE80-3IfBXCqOc6VQPfJaAvx1mbX6y03bKxGtCM7bJ3uuI0Y5jzpEE8rrSCg/s865/Angel_Amor_Ruibal%20h%201920.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="865" data-original-width="770" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhchHUKqIBRGYzp5cUjFyrgX7FTchOlf3F5mBfKFrtlDicqGEtcl-2RSC51NdovpRElTxxP8UUa6Ymki11WRQDO0Aj2fXGd2BUhsm8KhQFEKneYFn6Otke8GkSqFAY6SyIE80-3IfBXCqOc6VQPfJaAvx1mbX6y03bKxGtCM7bJ3uuI0Y5jzpEE8rrSCg/w356-h400/Angel_Amor_Ruibal%20h%201920.jpg" width="356" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ángel Amor Ruibal hacia 1920</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;"><b>LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE DE AMOR RUIBAL</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">El destacado filólogo, filósofo y teólogo Ángel Amor Ruibal (1869-1930) se empeñó en reconstruir una lingüística integral moderando todo extremismo y exclusivismo mediante una convergencia diacrítica, buscando un punto medial que conectara originalmente con el clasicismo aristotélico-escolástico que, sin embargo, confuta como sistema. Hace "Filología comparada" que significa para su autor: lingüística, glotología y ciencia del lenguaje (<i>Sprachwissenschaft</i>).</span></p><p><span style="font-family: arial;">Enfrentado al problema de la cientificidad de la "ciencia" del lenguaje relativiza tanto el positivismo como el trascendentalismo sosteniendo: 1) que toda ciencia no es ni sintética ni analítica, sino ambas cosas, ya que el a priori y el a posteriori se condicionan mutuamente; 2) que la ciencia del lenguaje no es ni ciencia pura del espíritu ni ciencia de la materia, sino que se halla de acuerdo con su objeto en los confines de ambos mundos, el material y el espiritual; 3) No por ello es ciencia mixta, sino histórico-comparativa y su objeto es algo psicológico y físico a la vez; y 4) la ciencia del lenguaje contiene tres momentos correlativizados: el momento empírico (descripción), el momento filosófico (abstracción) y el momento sintético-histórico (causal-trascendental).</span></p><p><span style="font-family: arial;">La ciencia del lenguaje es ciencia porque está dirigida por principios propios generales, estudia sistemáticamente la naturaleza individual de los idiomas y está subordinada a las teorías legítimas de la filosofía, la psicología, la antropología y la historia.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Respecto a la determinación de qué sea el lenguaje, Amor Ruibal relativiza y media entre los dos extremos: el empirismo de los paleogramáticos y el psicologIsmo de los neogramáticos como Saussure y Jerpersen. Concluye 1) que subjetividad y objetividad son dos aspectos inseparables del lenguaje, 2) el lenguaje consiste esencialmente en una relación de sonido y sentido en orden a <i>decir </i>algo, 3) es un todo individual compuesto de elementos (materia) <i>en relación</i> (forma, estructura), 4) los elementos que componen el lenguaje están representados por las <i>raíces</i> en cuanto significativas de ideas determinadas y determinables. </span></p><p><span style="font-family: arial;">La determinación relativa o referida de estas "ideas remáticas" queda a cargo de demostrativos relacionales. La generalidad de la raíz es concretada y diferenciada por los determinativos, es decir, por los sufijos. La raíz expresa el sentido general, el sufijo interpuesto entre la raíz y la desinencia final sirve para concretar el significado.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En el estudio de la <i>Lengua</i> (ley regidora del lenguaje) Amor Ruibal media entre la solución "analogista" y la "anomalista". La analogista entiende que cada idioma está regido históricamente por una armonía lógico-fonética(*); según la teoría anomalista, no existe tal analogía, sino anomalía. El analogismo acentúa la "naturalidad" del lenguaje, el anomalismo su "artificialidad". Es el viejo problema planteado por Platón en el <i>Cratilo</i>: ¿es el lenguaje <i>phisei</i> o <i>thesei</i>? ¿<i>ratione o consetudine</i>? ¿<i>naturaleza o convención</i>? ¿<i>lógos </i>o <i>uso</i> (Wittgenstein)? </span></p><p><span style="font-family: arial;">Amor Ruibal responde: En el lenguaje no existe ni una absoluta <i>proportio</i> o <i>aequalitas</i> ni una mera <i>inaequalitas</i>, sino que <i>ratio (logos)</i> y <i>usus</i> (<i>consuetudine</i>) lo conforman en su <i>correlatividad </i>(el sistema maduro del filósofo gallego se llamará correlativismo). El lenguaje es ocasionado, como el conocimiento, por las cosas y sus aspectos de acuerdo con las <i>relaciones</i> subjetivo-objetivas que originan el diverso <i>enlace relacional</i> de sonido y valor (sentido). </span></p><p><span style="font-family: arial;">Sólo podemos entender el ser relacional del lenguaje en su horizonte <i>genético-histórico, </i>en su devenir, in fieri. Sin descuidar la situación de lo ya gestado (<i>in facto esse</i> o<i> in esse</i>), su contexto, su lugar en la vida (<i>Sitz im Leben</i>).</span></p><p><span style="font-family: arial;">En su origen los sonidos no son meras convenciones, pues el hombre primitivo parlante no se hallaba indiferente para la elección de cualquier sonido, aunque una vez gestada la palabra pueda transformarse a su modo en cualquier idioma a cuya estructura habrá de acomodarse. En su génesis el lenguaje es <i>natura naturans</i>; pero una vez gestado es <i>natura naturata</i>. El <i>noûs (</i>entendimiento<i>) </i>imprime su marca en las "estatuas vocales" (Demócrito) del logos original. Como <i>natura naturata</i> el lenguaje ya constituido es fundamentalmente lógico. Ahora son ya las palabras las que imprimen su huella en el pensamiento (o lo dificultan). En el lenguaje <i>ya gestado</i> el logos original queda vencido por el uso y la costumbre, ya no es naturaleza (<i>physis</i>), sino arte e instrumento.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Desde este punto de vista dinámico el dilema entre la filosofía del lenguaje existencial de un Heidegger y la perspectiva analítica de Wittgenstein queda disuelto o tratado como pseudo-oposición porque ambas filosofías refieren al lenguaje desde diversas perspectivas complementarias. El lenguaje es, a la vez y en correlación, <i>energeía</i> (physis) y <i>ergón </i>(uso). Es tan original como convencional. Es desde luego posible "arrancar su génesis" explorando sus etimologías, como ensaya Heidegger, o dilucidar los <i>Sprachspiele</i> (juegos del lenguaje) del <i>ordinary lenguage</i> ya formado y confirmado por la costumbre, como pretende Wittgenstein.</span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"En su origen, los sonidos orales, cualquiera que sea la teoría que se sostenga sobre la lengua primitiva, tienen un <i>fundamento real</i>, pero no fueron impuestos los nombres en las cosas de una manera totalmente arbitraria, ni hoy mismo existe lengua alguna en que las palabras no respondan a la esencia, cualidades, etc. de los objetos, o no expresen al menos algo con ellos relacionado que justifique la denominación" (II, 348) (1).</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">Esa "naturalidad" del lenguaje es relativa. Muestra que el lenguaje no es puro arbitrio. El lenguaje primitivo es "más bien" natural y el ya formado "más bien" artificial. "Natural" y "artificial" son respectos de la fundamental relación originadora del lenguaje, que copia análogamente pero también transforma e inventa. El lenguaje no es por tanto ni innato ni creado, ni del todo inventado, sino producido, producto típicamente humano, que define al hombre, o es su casa, como decía Heidegger, por ser su acto físico-psicológico especial.</span></p><p><span style="font-family: arial;">El lenguaje expresa creativa e inexactamente nuestra relación con el mundo. No manifiesta el ser de las cosas ni son las palabras <i>mímesis</i> de las cosas. Al lenguaje le es tan esencial el carácter definitorio como el elemento figurativo, descriptivo, no definitivo. El lenguaje es "un simbolismo fonético manifestativo de la vida psíquica y sus diversos actos": sensitivos, perceptivos, afectivos, intelectuales y volitivos. La elección tiene su papel a la hora de optar por una u otra nota entre la multitud que el objeto estimula en el sujeto.</span></p><p><span style="font-family: arial;">El lenguaje cualifica la realidad, en el sentido de que son las cosas individuales, reales, las que "determinan su propia designación, atendidas las cualidades más salientes que presentan al que les impone un nombre", esto es, las que el sujeto cree más importantes.</span></p><p><span style="font-family: arial;">El lenguaje significa el concepto objetivo mediante el objetivo, y viceversa. Es por ello una colección de pseudónimos combinados de carácter universal pero motivados por la realidades singulares. Pudiera decirse que las palabras "reflejan" los objetos, pero sólo a través de las fuerzas del espíritu que los traduce en sonidos. Se podría decir con A. Schaff que es una copia teñida de subjetividad.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Se trata, en fin, de una relación históricamente desarrollada entre voz [o grafema o lexema] y concepto de carácter fáctico, no natural, que corresponde al carácter de signo arbitrario que el lenguaje posee. Como Chomsky, Amor Ruibal sostiene que la facultad de hablar (sermonis potentia) es natural, pero eso no implica que el signo lingüístico no sea inventado y arbitrario. Siguiendo a Gregorio de Niza, Ruibal distingue la potencia para el discurso, que Gregorio piensa como don divino, de la <i>inventio verborum singulorum ad rerum significantiae usum</i>, que procede de nosotros y es artificial.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Según la teoría ruibaliana del fonetismo o teoría de los sonidos fonéticos, las expresiones fonéticas son en el fondo signos, imitaciones de sonidos o expresiones de sensaciones. Tal vez pudiéramos decir que, en este sentido, son indistinguibles del gesto (suspiro, gemido, ronquido, gruñido...), su substrato radical de significación concreta de reacciones corporales, sensibles, que sucesivamente obran como materia común susceptible de ser modificadas o transfiguradas al caso de cada situación. Elementar-correlacionismo, ya que toda palabra dice radicalmente un elemento, la idea atómica expresada en su raíz, y una relación mediante demostrativos que relacionan el elemento. Sin embargo, no cabe pensar que la raíz nos pudiese dar algo así como su esencia genuina pues juega ya en el lenguaje generado com pura abstracción de contenido indeterminado, inconsciente. Los gérmenes vivientes se han transfigurado al asimilar los términos de relación.</span></p><p><span style="font-family: arial;">No obstante, el filósofo gallego no incurrre aquí en un relacionismo puro, ya que los demostrativos y desinencias relacionan son raíces lingüísticas. Hablamos de una correlación viva y dinámica, en proceso, in fieri. Elementos y relaciones conforman la trama indivisible de la palabra.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Seguramente, como indica Ortiz-Osés la distinción elemento-relación esté pensada sobre la clásica de materia-forma, cuyo significado metafísico Amor Ruibal pretende superar a base de una intelección funcional (correlacional). En su reflexión sobre el lenguaje descubre el modelo que proyectará a la realidad toda en su metafísica correlacionista. Las realidades constituyen un sistema de elementos-en-relación. O, dicho de otro modo: cualquier realidad consta de elementos opacos en relaciones de sentido, de modo que la realidad inmediata es siempre <i>para nosotros (quoad nos)</i>, es decir, mediata.</span></p><p><span style="font-family: arial;">No son pues los extremos, términos o elementos, sino su mediación o relación lo digno de ser pensado y meditado. Lo que fue principio metodológico de su obra filológica será en sus <i>Problemas fundamentales de la filosofía y el dogma </i>principio ontológico de relatividad o de comunicación. En la hermenéutica de Amor Ruibal entendimiento y lenguaje no son causados, sino condicionados y ocasionados por la realidad. Toda interpretación expresa una realización ocasionada y condicionada por una experiencia. Interpretar es el modo originario de decir las relaciones en que naturaleza y cultura (idealidad) se conjugan. La interpretación constituye la expresión libre (humana) de una impresión de realidad (2).</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM6F7hDpikU-gQvbGo18H-dEMBRCdfHb8hfS6BP8wMTcn1GrtqjkOR6i5AV_1JATv-uop-ssoKGn2GqWJ8OHZcyzhYyskh1hics5qnT8PtW-1r7vLrfnUa-TrZfWHwcxHibFDQRcnD_0gBQQZyeQFCufrqZ5JHomkP6F4i5p0Tt46SbLh2mT71ZTIMww/s280/lenguaje.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="240" data-original-width="280" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM6F7hDpikU-gQvbGo18H-dEMBRCdfHb8hfS6BP8wMTcn1GrtqjkOR6i5AV_1JATv-uop-ssoKGn2GqWJ8OHZcyzhYyskh1hics5qnT8PtW-1r7vLrfnUa-TrZfWHwcxHibFDQRcnD_0gBQQZyeQFCufrqZ5JHomkP6F4i5p0Tt46SbLh2mT71ZTIMww/s1600/lenguaje.jpg" width="280" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;"><b>De la filología a la filosofía</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">De acuerdo con Ortiz-Oses la obra filosófica de Amor Rubial es uno de los pocos textos que da continuidad al hilo de la tradición filosófica hispana a la vez que hace suyo el problema y asunto fundamental de la filosofía del siglo XX: el lenguaje. Es sucesor del eclecticismo ilustrado español de los siglos XVIII y XIX, de Balmes (**), conservador, pero no tradicionalista, entroncado en el "espiritualismo ecléctico" francés del finales del XIX que desemboca en el modernismo del XX y hunde sus raíces en el romanticismo alemán.</span></p><p><span style="font-family: arial;">El modernismo filosófico y teológico del <i>Magister compostellanus </i>equidista tanto del tradicionalismo como del ideal revolucionario. Ortiz-Oses defiende la mentalidad "genética", es decir, conservadora-progresiva, de su correlativismo hemenéutico. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Abellán llama al sistema del canónigo gallego "correlacionismo" y considera a Amor Ruibal uno de los filósofos más sugerentes e interesantes de nuestro siglo XX. Llevó una vida solitaria, desconectado de los círculos culturales, un estudiar y pensar independiente que, por desgracia, no dejó discípulos. Murió a los sesenta y un años atropellado por la bicicleta de un carpintero, dejando su obra inconclusa. Estudió las lenguas indoeuropeas y las semíticas, sobresaliendo tanto en erudición como en capacidad de síntesis. Hacia 1890 había compuesto en latín una gramática sirio-caldea, premiada en un certamen berlinés. A su papel como filólogo y metafísico hay que sumar su labor como traductor (***), canonista e historiador de las ideas.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En filosofía escribió una obra inmensa que dejó sin terminar: <i>Los problemas fundamentales de la filosofía y el dogma </i>(6 vols. 1914-1922). Los volúmenes VII-X fueron editados en 1933-1936, el tomo XI son los <i>Cuatro manuscritos inéditos</i> que publicó Gredos en 1964. La introducción a su pensamiento o crítica del pensamiento anterior ocupa más de seis volúmenes y sólo en el VII se atreve Amor Ruibal a exponer el propio sistema. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Ruibal sostiene en los primeros volúmenes que platonismo y aristotelismo son irreconciliables y que a ello se deben los problemas de interpretación del dogma y el fracaso de la Escolástica, que decayó en un sincretismo incoherente. Por eso se propone la reconstrucción de una auténtica "filosofía cristiana" (3).</span></p><p><span style="font-family: arial;">En su personalísima concepción de la totalidad, la <i>relación</i> absorberá al resto de las categorías, a las sustancias y a los accidentes. Concebirá el universo como un sistema de seres<i> en relación</i> y a cada ser sensible como un sistema de elementos primarios relativos, entramados resultantes de un conjunto de relaciones. La <i>sustancialidad </i>no es más que <i>relatividad trascendental</i>. Los sistemas sustanciales individualizados no son autónomos, sino eslabones de conjuntos más amplios. Todo ser finito es <i>ad alium</i>, para otro.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La filosofía de Amor Ruibal recuerda a Leibniz al sostener un <i>dinamismo universal</i>, "todo ente es esencialmente activo", que le lleva a un evolucionismo perfectivo (ortogénesis) con dirección y sentido providencial. Considera no obstante que la teoría del dinamismo de Leibniz, con base medieval, no puede sostenerse, pues "convierte a los seres en actividad pura, suprimiendo la potencia, y también, en consecuencia, la razón de causalidad de los seres entre sí" (4).</span></p><p><span style="font-family: arial;">Sobre el dinamismo correlativista de Amor Ruibal, también puede leerse "El correlacionismo en Amor Ruibal": <a href="https://apiedeclasico.blogspot.com/2023/05/el-correlacionismo-de-amor-ruibal.html?sc=1685531746007#c7277506495459652793">nuestra entrada en A PIE DE CLÁSICO.</a></span></p><p><br /></p><p><b>Notas</b></p><p>(*) Esta consideración del lenguaje emparenta o recuerda la teoría del <i>ding-dong</i> que sostiene que el hombre primitivo hacía corresponder a cada impresión recibida del exterior una determinada expresión fónica en consonancia con aquella, del mismo modo que al <i>ding</i> de la campana de un reloj sigue el <i>dong</i> correspondiente (J. Barrio y O. Fullat. <i>Filosofía, Eidos</i>, Vicens-vives, 1978).</p><p>(**) "No hay en el hombre criterios de verdad enteramente aislados. Todos están <i>en relación</i>; se afirman y completan recíprocamente", Balmes, <i>Filosofía Fundamental</i>, cap. XXXIV, Ep. 338. En Emilio López Medina, <i>El sistema filosófico de Balmes</i>, oikos-tau, Barcelona 1997.</p><p>(***) En 1900 tradujo un opúsculo de P. Regaud, <i>Principios generales de lingüística europea</i>, al que añadió una Introducción de 137 pgs., adelanto de su gran obra <i>Los problemas fundamentales de la filología comparada</i> (1904-5), que fue traducida al italiano, holandés, húngaro y alemán. Se ha perdido el manuscrito de su edición del texto asirio con versión castellana del <i>Código de Hammurabi</i>, así como sus Gramáticas comparadas de las lenguas indoeuropeas y semíticas. Hasta su muerte no dejó de interesarse por la filología y sus páginas de filosofía y teología están sembradas de escolios etimológicos y semánticos (v. Gonzalo Fdez. de la Mora. <i>Filósofos españoles del siglo XX</i>, Planeta 1987).</p><p>(1) <i>Los problemas fundamentales de la filología comparada</i> (2 vols., Santiago 1904-1905).</p><p>(2) Andrés Ortiz-Oses. "La filosofía del lenguaje de amor Ruibal". Separata de ARBOR, revista general de investigación y cultura. Madrid 1973.</p><p>(3) José Luis Abellán y Luis Martínez Gómez. <i>El pensamiento español de Séneca a Zubiri, </i>UNED 1977.</p><p>(4) Ángel Amor Ruibal. <i>Cuatro manuscritos inéditos</i> (228), Gredos, Madrid 1964.</p><p><br /></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-74703883727342577162023-04-15T18:35:00.004+02:002023-04-15T18:35:47.585+02:00INTENSIÓN Y EXTENSIÓN DE CONCEPTOS<div><span style="font-family: arial;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-oLAGHaE_Tg9cnC36TwEooPG0uaOWJ-3fAq5tBtuIXt4osaBEFAUkbfShXFRYUZ8ItJva6Bk4yW3Ti3EqKiVTWtnM67X_kvn8yKZiZDAq67YyErIrbNj3G_HI2UiAQZFrfzX76VKtglXaYKmNdWF5YNedJu9vybYCNwvnsKsRW0P-XQClZWoRX9pwzg/s1517/IMGP1728%20(3).JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1517" data-original-width="1447" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-oLAGHaE_Tg9cnC36TwEooPG0uaOWJ-3fAq5tBtuIXt4osaBEFAUkbfShXFRYUZ8ItJva6Bk4yW3Ti3EqKiVTWtnM67X_kvn8yKZiZDAq67YyErIrbNj3G_HI2UiAQZFrfzX76VKtglXaYKmNdWF5YNedJu9vybYCNwvnsKsRW0P-XQClZWoRX9pwzg/w381-h400/IMGP1728%20(3).JPG" width="381" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Coleoptera / Chrysomelidae / Clytrinae</i></td></tr></tbody></table><br /><b><br /></b></span></div><div><b style="font-family: arial;">Funciones del concepto</b></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><span style="font-family: arial;">La función <i>ideal</i> del pensamiento es la representación simbólica, abstracta o intelectual del ser de una cosa, de un evento, una relación..., tal función se entrecruza con la <i>función</i> <i>intencional de referencia a realidades, </i>cuyo modelo elemental son los <a href="https://quintadelmochuelo.blogspot.com/2023/02/lalia-y-los-deicticos.html">deícticos</a>. </span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Cuando digo "Sócrates fue un filósofo ateniense", predico de Sócrates dos <i>notas</i> o <i>propiedades</i>, que buscaba la sabiduría y que era oriundo de Atenas, pero también refiero a todos los filósofos atenienses para indicar que, de entre todos ellos, hubo uno llamado Sócrates.</span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">De ahí la necesidad de la distinción lógica entre <i>comprensión (o comprehensión o intensión)</i>, y <i>extensión (cantidad, denotación o referencia)</i> de los conceptos. En los esquemas de abajo, el círculo que representa el <i>ámbito ideal</i> "Sócrates" recoge dos atributos, los puntos suspensivos indican que pueda recoger más, incluso infinitas <i>connotaciones (que usó la ironía, que fue ejecutado por impiedad, etc.</i>). Por su parte el <i>ámbito extensivo o referencial</i> de "Filósofos atenienses" (representado por el círculo de la derecha) incluye a Sócrates y a una multiplicidad determinable cuantitativamente, aunque no sepamos cuántos son. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzpIm2KuId8FUZxv2hCkPx0-gZYgTbniLhkbRVFfc35H6vE6fQEBgCyXdmbXIS32S44RD74JlhpDjDkqDYgwpj7rTcRVJz_1Z8juGl5LxZNATC7mE-hcXA4lIh0hDFTNHcp7dvi-ELfZjcJM3IkERz4vGBduwAwiLVPNeKh99bcu7WEwJEmyWFe7jcJQ/s916/extensi%C3%B3n%20intensi%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="583" data-original-width="916" height="255" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzpIm2KuId8FUZxv2hCkPx0-gZYgTbniLhkbRVFfc35H6vE6fQEBgCyXdmbXIS32S44RD74JlhpDjDkqDYgwpj7rTcRVJz_1Z8juGl5LxZNATC7mE-hcXA4lIh0hDFTNHcp7dvi-ELfZjcJM3IkERz4vGBduwAwiLVPNeKh99bcu7WEwJEmyWFe7jcJQ/w400-h255/extensi%C3%B3n%20intensi%C3%B3n.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><b>a) Comprensión, intensión o sentido (<i>Sinn</i>, Frege):</b> </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Es el conjunto de <i>notas, atributos, predicados </i>o <i>determinaciones intelectuales</i> que constituyen la <i>esencia ideal </i>representada por un concepto. Ejs.: Hombre = animal-racional; Línea = sucesión-de-puntos; Cuadrado = polígono-de-4-lados-iguales. Cabe también pensar la comprensión de los conceptos como su imaginabilidad, esto es, su grado de esquematismo, o como la determinación sintético-inductiva de nuestras ideas generales (hacia lo abstracto), incluso si son ideas de objetos o sujetos singulares como Sócrates. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Otro ejemplo: Pertenecen a la<i> intensión </i>o <i>comprehensión</i> de la noción de <i>insecto </i>las siguientes notas: artrópodo pequeño, respiración traqueal, dos antenas, tres pares de patas y cuerpo diferenciado en cabeza, tórax y abdomen. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Una buena <i>definición intensional</i> aspira a ser exhaustiva, aunque no lo consiga.</span></div><div class="vmod" style="background-color: white; color: #202124; font-family: arial, sans-serif; font-size: 14px;"></div><div><span style="font-family: arial;"><br /><b>b) Extensión, denotación o referencia (Frege):</b> </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"> Es el número de clases, particulares o individuos, a los que se aplica el concepto. Ejs.: <i>Vertebrado</i>: se aplica a mamíferos, aves, reptiles, peces y anfibios. <i>León</i>: sólo se aplica a una clase de individuos, <i>se extiende</i> a todos y puede predicarse de cada uno de ellos, etc. Cabe pensar la extensión como la determinación analítico-deductiva de los conceptos (hacia lo concreto). También podemos llamar extensión de un concepto a <i>la multiplicidad</i> de objetos, especies, clases, que caen bajo ese concepto.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">En cierto sentido la distinción intensión/extensión acoge la dicotomía uno/múltiple.<br /><br />REGLA: La comprensión y extensión de un concepto están en razón inversa. Es decir: <br /><br /><i>• A mayor comprensión, menor extensión. </i><br /><br /><i>• A mayor extensión, menor comprensión.</i><br /><br />Ej.: Si aumentamos la comprensión del concepto <i>coleóptero</i>, diciendo <i>coleóptero-chrysomélido</i> disminuye la extensión, pues ya no se aplica a todos los escarabajos, sino solamente a la familia de los <i>chrysomelidae </i>(la foto de uno de ellos ilustra esta entrada).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><!--[if gte vml 1]><o:wrapblock><v:shapetype id="_x0000_t75"
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<tbody><tr>
<td height="0" width="398"></td>
</tr>
<tr>
<td></td>
<td><br /></td>
</tr>
</tbody></table>
<!--[endif]--><!--[if gte vml 1]></o:wrapblock><![endif]--><br clear="ALL" /><span style="font-family: arial;"><br />El concepto REALIDAD (en el sentido de SER POSIBLE, EXISTENTE O PROVERSIVO) tiene una <i>comprensión mínima</i> y una <i>extensión máxima</i>, puesto que es aplicable a todos los SERES, esencias, existencias y proyectos, incluso a los entes imaginarios como Bar Simpson, e ideales como Justicia o Libertad, pues en cierto sentido, se dan, están, pueden o deben ser, según lo que supone proversivamente su intensión (2). </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Al contrario, <i>el individuo singular</i>, este escarabajo, el crisomélido de la foto, la entidad indivisible, tiene extensión mínima (la de la unidad) y comprensión máxima, indefinida o inderminable en absoluto, porque no puede ser definido por un número limitado de notas diferenciales. <br /><br />Cuando un término está contenido en la extensión de otro (ej. “Sócrates” en la extensión de “filósofos-atenienses”), el segundo, es decir "filósofo-ateniense", está contenido en la comprensión de éste, o sea de "Sócrates", puesto que podemos atribuir a Sócrates las propiedades de ser un filósofo y oriundo de Atenas.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">***</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Según Laureano Luna Cabañero, un concepto puede en principio estar en su propia extensión, como cuando enuncio el principio de bivalencia lógica diciendo "Todo enunciado es verdadero o falso" (pues doy a tal enunciado por verdadero). </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Sin embargo, esta reversibilidad queda eliminada <i>a efectos referenciales</i>. Por ejemplo <i>el concepto de concepto</i> es naturalmente un concepto y en principio cae bajo su propia extensión, pero no a afectos de referencia intencional, pues "nihil agit in se ipsum", es decir, <i>nada puede determinarse a sí mismo</i> (<i>Principio de no-autodeterminación</i>), so pena de caer en círculos viciosos e incurrir en paradojas insolubles, como cuando escribo: "esta frase es falsa" (si es falsa es verdadera y si es verdadera es falsa...).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">El citado lógico concluye que "las funciones ideales de la razón son reversibles o reflexivas porque no están afectadas por el <i>principio de no-autodeterminación </i>pero que la función real de referencia intencional es <i>irreversible</i> porque sí lo está" (1), según lo que Laureano llama <i>Principio de no autorreferencialidad de los actos intencionales,</i> por el que <i>un acto</i> intencional no puede tenerse a sí mismo <i>como objeto </i>intencional, so pena de caer en un bucle de circularidad que dejaría indeterminados tanto al objeto como al acto intencional. Un acto intencional puede ser objeto de otro, pero no de sí mismo.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: times;"><b>Notas</b></span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: times;">(1). Laureano Luna Cabañero. <i>La insuficiencia del discurso racional</i>, Madrid 2009. Cap. 1: "El límite de la razón en la lógica matemática", pg. 49.</span></div><div><span style="font-family: times;"><br /></span></div><div><span style="font-family: times;">(2) Sobre la suposición proversiva de la intensión: https://www.yumpu.com/es/account/documentmanager#yp-publications<br /></span><br /><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><!--[endif]--></span></div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-3499594755787409692023-03-21T20:55:00.001+01:002023-03-22T10:35:12.592+01:00EN BUSCA DE UNA LÓGICA UNIVERSAL<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_C5ztXPYUikutycIguKeSC4R35wDpJU3GVXMVdvOlpBbYBy6wN90x5yRZ5RUgAP3yE5XENoN7Ke8W-iWZzoong2yR-6K2jbIZQryD9o9t1D4Ydb6DExVOKbjqwHnqPKQiqR59UO4VpRRK9hHhoCmeIbqApaGlWd9erDcjOXItiQDRoVCfAjJDrLz5vw/s3725/leibniz%20echeverr%C3%ADa.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3725" data-original-width="2438" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_C5ztXPYUikutycIguKeSC4R35wDpJU3GVXMVdvOlpBbYBy6wN90x5yRZ5RUgAP3yE5XENoN7Ke8W-iWZzoong2yR-6K2jbIZQryD9o9t1D4Ydb6DExVOKbjqwHnqPKQiqR59UO4VpRRK9hHhoCmeIbqApaGlWd9erDcjOXItiQDRoVCfAjJDrLz5vw/w261-h400/leibniz%20echeverr%C3%ADa.jpg" width="261" /></a></div><br /><p></p><p><span style="font-family: arial;">El filósofo polímata y políglota</span> <span style="font-family: arial;">Gottfried W.</span> <span style="font-family: arial;">Leibniz (1646-1716) aspiró a la construcción de una <i>Lengua universal</i>. La idea de una "lengua adánica" genuina está en la Biblia (<i>Génesis</i> II, 19), en el <i>Crátilo</i> platónico, en textos de Lucrecio... Leibniz añadió su nombre al de pensadores como Raimundo Lulio (1232-1315), cuya <i>Ars Magna, </i>que cita expresamente<i>,</i> es antecedente del <i>Ars Combinatoria</i> leibniciana, y al de Nicolás de Cusa (<i>Idiota de mente</i>, III, VI) y también se inspiró en la <i>Computatio sive logica </i>de Hobbes (primera parte del <i>De Corpore)</i>. </span></p><p><span style="font-family: arial;">También Descartes, en una carta a Mersenne (20-XI-1629), que Leibniz conocía, refirió la idea de un lenguaje simbólico de la razón que contuviese toda la filosofía. Otros como el jesuita Kircher hablaron en el siglo XVII de lo mismo. En Inglaterra, Wilkins y Dalgarno abogaban por un sistema propio: un lenguaje construido sobre principios sencillos y regular en su gramática.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Leibniz no sólo atribuía al lenguaje una función comunicativa, sino también <i>mnemónica</i>, pues las lenguas no sólo sirven para hablar con los demás, sino también con uno mismo y para recordar. Deseaba elaborar un lenguaje científico que no sólo sirviera para la mera comunicación del pensamiento sino también <i>para pensar</i>, lenguaje al que bautizaría con el nombre de <i>Lingua philosophica</i> o <i>Characteristica universalis</i>.</span></p><p><span style="font-family: arial;">A este respecto y siguiendo a Javier Echeverría (<i>El Autor y su Obra. Leibniz</i>, Barcanova 1981) la originalidad y genio de Leibniz consistió en integrar las siguientes ideas e influencias:</span></p><p><span style="font-family: arial;">1. <i>La teoría de las ideas innatas</i>. Existen una serie de marcas a priori o caracteres en nuestra mente ya desde el nacimiento, impresas por Dios. Un <i>Alfabeto de los Pensamientos</i>, por eso todo ser pensante tiene un conocimiento más o menos claro de sí mismo. El mito de la lengua de Adán, tan apreciado por místicos como Böhme expresa, según Leibniz, la existencia de esas marcas originarias.</span></p><p><span style="font-family: arial;">2. Las lenguas existentes son visiones confusas de esta lengua natural cuyo rastro también puede espigarse en los étimos, en las raíces de las palabras, en las onomatopeyas y en los sistemas ideográficos de egipcios o chinos.</span></p><p><span style="font-family: arial;">3. La <i>Característica</i>, la lengua y escritura racional que Leibniz busca debe de parecerse a los signos jeroglíficos, a los caracteres de los cabalistas y alquimistas, de modo que el signo se asemeje o figure lo designado, así como los caracteres que relacionen los signos deben parecerse a los modos de relación reales. Por tanto el sistema total (<i>Característica Universal</i>) ha de ser <i>isomorfo</i> respecto del sistema de los existentes reales, o mundo.</span></p><p><span style="font-family: arial;">4. Tal <i>Lengua racional </i>tendría que ser puramente <i>combinatoria</i>, puesto que razonar es <i>calcular</i> y el mundo es resultado de un cálculo divino. En esto la <i>cogitatio caeca</i> (pensamiento ciego) representaría el óptimo de expresión y adecuación a lo tratado. "En lugar de disputar, calculemos". Pocos años después que Pascal (1623-1662), Leibniz inventó una máquina de calcular más perfeccionada que la <i>pascaline</i>, que realizaba las cuatro operaciones básicas de la aritmética.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Conviene tener en cuenta que Leibniz amplía la noción de cálculo más allá de las cantidades, pues lo cree posible sobre relaciones abstractas o formales de tipo no cuantitativo, como la semejanza o desemejanza, la congruencia o inclusión: "Non omnes formulae significant quantitatem, et infiniti modi calculandi excogitari possunt". </span></p><p><span style="font-family: arial;">Leibniz tenía en mente una ciencia básica que se asemejaría a la matemática e incluiría la lógica tradicional, análoga al álgebra, o sea, una <i>mathesis universalis, </i>lógica combinatoria</span><i style="font-family: arial;"> </i><span style="font-family: arial;">o sintaxis de su </span><i style="font-family: arial;">characteristica universalis</i><span style="font-family: arial;">. Dicha ciencia básica serviría de fundamento a las restantes ramas de la matemática como la geometría o el cálculo de probabilidades y constituiría además un valioso instrumento heurístico, pues fue tal <i>ars combinatoria</i> lo que le permitió a él descubrir el cálculo infinitesimal y el desarrollo serial o teoría de las series.</span></p><p><span style="font-family: arial;">5. Tal <i>Lingua combinatoria</i> tendría que asumir, incluir e integrar todos los lenguajes científicos vigentes. En dicha lengua no habría preguntas vanas y poseería gran potencia inventiva.</span></p><p><span style="font-family: arial;">6. El sistema binario, que Leibniz inventó o cultivó, le pareció un ejemplo irrefutable de la posibilidad de construir dicha lengua cuyos gérmenes ya aparecían en la aritmética, la geometría y en la lógica que él conoció.</span></p><p><span style="font-family: arial;">[También se atribuye la invención del código binario al filósofo inglés Francis Bacon que desarrolló un código de dos signos, estados u operaciones, de interés para codificar mensajes diplomáticos secretos. (Cfr. Philippe Breton. <i>Historia y crítica de la informática</i>, Catedra, 1989)].</span></p><p><span style="font-family: arial;">7. La lengua racional ha de ser <i>simbólica</i>, puramente formal. Cada noción simple debe estar representada por un signo simple. A esta fase la denominó Leibniz estrictamente <i>Característica Universal</i>. El principio fundamental del simbolismo es que nuestras expresiones reflejen la estructura del mundo mediante analogías </span><span style="font-family: arial;">(isomorfismo)</span><span style="font-family: arial;">.</span></p><p><span style="font-family: arial;">8. La lógica de Aristóteles le permitió a Leibniz mostrar una misma estructura formal subyacente a todas las lenguas. Pero el filósofo moderno fue mucho más allá.</span></p><p><span style="font-family: arial;">9. Para la clarificación racional de las lenguas se requiere la reducción de las diversas frases enunciativas a formas apofánticas, o sea, susceptibles de ser verdaderas o falsas, a enunciados veritativo-funcionales, como diríamos hoy. Leibniz estudió las invariantes gramaticales de diversas lenguas.</span></p><p><span style="font-family: arial;">10. La Lengua Racional sólo puede construirse sobre la base de la Característica que otorga caracteres simples a las nociones simples. Ahora bien, ¿cómo sabemos cuáles son las nociones más simples o elementales? Se impone un análisis de los términos en cada una de las ciencias.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En su juventud, Leibniz distinguió entre un método de exposición sintético y un método de descubrimiento analítico, pero con el tiempo tal distinción desapareció de sus escritos, puede que pensando que eran el mismo, sólo que recorrido en distinta dirección, de lo abstracto a lo concreto o de lo concreto a lo abstracto.</span></p><p><span style="font-family: arial;">11. Dicho análisis de nociones debe tomar por guía los ejemplos de Platón (<i>Sofista</i>) y Aristóteles (<i>Organon</i>) buscando la delimitación de las notas lógicas que integran cada noción. Siempre con el fin de descubrir definiciones <i>reales</i> y no meramente <i>nominales</i>. Las notas deben comportar ipso facto la posibilidad (esencia) de lo definido.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Leibniz protesta con razón contra el convencionalismo de Hobbes, aunque su caracterización de la definición real peque de confusa, como sostienen Eilliam y Martha Kneale (<i>El desarrollo de la lógica</i>, Tecnos, Madrid 1980) entre otras razones porque Leibniz sostiene que todas las proposiciones verdaderas, incluidas la singulares, son virtualmente identidades, aunque sólo Dios pueda reconocerlas a priori como tales.</span></p><p><span style="font-family: arial;">12. Aquel análisis de las definiciones no debe desdeñar lo pensado por otros. Surge, por consiguiente, otra tarea: el Diccionario o Enciclopedia Universal. Leibniz dedicó gran parte de su tiempo a la elaboración de esta Enciclopedia acumulando carpetas de definiciones y descripciones. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Se daba cuenta de la creciente tendencia a la fragmentación del saber y luchaba contra ella desde su vastísima, versátil erudición y enorme curiosidad. "Desde su muerte nadie ha vuelto a aspirar a la concentración de una cultura de semejantes dimensiones en una sola persona" (William y Martha Kneale, <i>op. cit.</i>, pg. 305).</span></p><p><span style="font-family: arial;">13. Tal Enciclopedia Universal no desdeña imágenes, planos, diseños, grabados, etc. Y puede contribuir al orden armonioso en el dominio intelectual del que depende la salud social, es decir, al concierto de las diversas escuelas y la reconciliación o concordia de las iglesias.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">***</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">Es posible que Leibniz fuese reduciendo a lo largo de su vida la pretensión de una Enciclopedia universal a un texto unitario que incluyese los primeros principios de las distintas ciencias y que al final redujese aún más su proyecto hasta reducirlo a una concepción unificada del mundo, científica, metafísica y religiosa, tal su tratado <i>Principes de la nature et de la grâce</i>, o su <i>Monadologie</i>, escritos con este propósito.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Sin discusión, El genio universal Leibniz cuenta entre las grandes figuras de la Lógica. Su fama descansó en su descubrimiento del cálculo infinitesimal y en su doctrina metafísica de que el mejor de los mundos posibles (o el menos malo) es este en que vivimos. Los autores dieciochescos (sobre todo Voltaire) ridiculizaron su metafísica sin penetrar por completo en ella. Leibniz escribió mucho más de lo que publicó y su obra aún está por descubrir e interpretar.</span></p><p><span style="font-family: arial;">El filósofo de Leipzig fue un apasionado de la síntesis intelectual y de la integración de corrientes de pensamiento diversas. Se esforzaba por escuchar todas las voces, examinar todas las tradiciones e integrarlas en su propio sistema; se empeñó en conectar teleología y mecanicismo, sustancia y energía, cuerpo y alma, cálculo infinitesimal y microbiología, etc. En este sentido hemos de tener en cuenta su respeto por la lógica tradicional (escolástica), su noción de un <i>ars combinatoria</i>, sus planes de construcción de un Lenguaje ideal, su programa enciclopédico de coordinación del conocimiento y sus esperanzas de hallar una metodología científica general e infalible.</span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB8IIy1wZ6g-M0FD6xQBQSIwHubTu1fRMRFZxOUW91FFDILxVqf-9QS1J7pQUkP-87cDQ5u2ZEViUnY41tbO2P2yA1EgmZ1QhQBHU3NoFGZYGsO16O_wfvPdHuOAI7dvbvS8yZpbrGck6N7YmqsamQxZKnvOkrw2wKdr1wHeB6U5yqg5oKJmpUZUVDiA/s1004/IMG_20211019_080636.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="991" data-original-width="1004" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB8IIy1wZ6g-M0FD6xQBQSIwHubTu1fRMRFZxOUW91FFDILxVqf-9QS1J7pQUkP-87cDQ5u2ZEViUnY41tbO2P2yA1EgmZ1QhQBHU3NoFGZYGsO16O_wfvPdHuOAI7dvbvS8yZpbrGck6N7YmqsamQxZKnvOkrw2wKdr1wHeB6U5yqg5oKJmpUZUVDiA/w320-h316/IMG_20211019_080636.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Micromundos / Macromundos JBL 2022</td></tr></tbody></table><p><span style="font-family: arial;">Su entusiasmo por la silogística aristotélica subsiste todavía en sus <i>Nouveaux Essais</i> donde la describe como "uno de los más hermosos descubrimientos del espíritu humano", "arte de la infalibilidad" susceptible de ser desarrollado en "una suerte de matemática universal". Estos elogios pretendían contrarrestar el desprecio de Locke por la lógica formal (<i>Lockius aliique qui spernunt non intelligunt</i>).</span></p><p><span style="font-family: arial;">Pero Leibniz no fue un purista aristotélico. No creía en la posibilidad de reducir todos los argumentos a silogismos, aunque sostenía un principio común a toda deducción: la <i>sustitución de los equivalentes</i>. Mantenía la existencia de cuatro figuras silogísticas, cada una de ellas con seis modos (<i>De Arte Combinatoria</i>, 1666). Al aceptar veinticuatro modos se comprometía expresamente a conceder alcance existencial a todos los enunciados universales. Y defendía la tesis (ya propuesta por Wallis) de que los enunciados singulares podían considerarse universales a efectos lógicos. Tal conclusión estaba asociada a su aserto, muy repetido, de que en toda afirmación verdadera, universal o singular, necesaria o contingente, <i>praedicatum inest subiecto</i>, es decir que el predicado inhiere en el sujeto.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Leibniz hablaba con frecuencia como si a cada individuo le correspondiese un concepto o esencia que necesariamente envuelve todos los atributos predicables del individuo en cuestión. B. Russell, que hizo su tesis doctoral sobre Leibniz, vio en ello el origen de su <i>Principio de la identidad de los indiscernibles </i>o<i> de indiscernibilidad de los idénticos</i>, según el cual cada individuo difiere de los demás en algún atributo y no hay dos individuos iguales. Así pues, la asimilación de los enunciados universales a los singulares no era un simple recurso lógico simplificador, sino que expresaba una profunda convicción: El nombre de cada cosa compleja ha de constituir su definición y encerrar la clave de todas sus propiedades. Como dice J. Echeverría: su consideración de los enunciados singulares como universales es plenamente coherente con sus tesis metafísicas (op. cit. pg. 133).</span></p><p><span style="font-family: arial;">Leibniz fue consciente de la necesidad de una teoría de relaciones en lógica, pero en esa adición no llegó a ver más que una glosa o escolio de la teoría de los atributos. Según él, "Tito es mayor que Cayo" vendría a significar lo mismo que "Tito es grande tanto como Cayo es pequeño", con lo que los hechos relacionales quedarían resueltos en conjunciones de hechos atributivos. Toda complejidad ha de constituir el resultado de una conjunción de atributos. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Sus vigorosos esfuerzos por preservar la vieja teoría de que todo enunciado adscribe un atributo a un sujeto estimularían a los lógicos posteriores a desembarazarse de esta concepción como lastre tradicional. </span><span style="font-family: arial;">William y Martha Kneale</span><span style="font-family: arial;"> afirman que la más fructífera de las ideas de Leibniz respecto a la lógica aristotélica fue la noción de <i>demostración formal</i>. No hay rigor posible sin prestar atención a la formalidad de los razonamientos pues su necesidad depende de su forma.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Leibniz no llegó a construir un sistema formal de cálculo universal (<i>calculus ratiocinator</i>), es decir un tipo de escritura en que las nociones formales fuesen representadas por signos y no por palabras, semejante a un álgebra o a una versión perfeccionada de la ideografía china, una escritura pictórica fácil de aprender que valiese como método mecánico de extracción de conclusiones. Como ha dicho P. H. Nidditch, la posibilidad de abarcar en un lenguaje único y desde sus principios todos los eventuales dominios de la razón es mínima, o remotísima. "El deseo de disponer de un sistema que le sirviese para todo, le restó capacidad para construir un sistema que sirviese de guía en algo" (<i>El desarrollo de la lógica matemática</i>, Cátedra, 1995, pg. 31.). </span></p><p><span style="font-family: arial;">En efecto, creyendo en el amplio y libérrimo poder de la razón, confianza propia de una época que asistía a un impresionante incremento de conocimiento científico, Leibniz no sólo pretendía un sistema lógico-matemático, sino también un sistema que permitiese ordenar la física y la filosofía.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Según los Kneale, dos fueron las razones de este fracaso relativo: la falta de una enciclopedia y "el dogma sujeto-predicativo" de la lógica tradicional. La noción de complejidad como conjunción de atributos es insuficiente para dar cuenta de la diversidad de lo pensable. (Ponen de ejemplo la noción de 'abuelo' que no apareja la conjunción de dos o más atributos. Cuando decimos que A es abuelo queremos decir que hay dos personas B y C, tales que A es padre de B y B es padre de C. Tendríamos así lo que podría llamarse segunda potencia de una relación diádica, asimétrica e intransitiva... "Leibniz no podía encajar en su esquema esa noción, porque nunca concedió a las <i>relaciones</i> la importancia debida").</span></p><p><span style="font-family: arial;">Sus contribuciones fueron sin embargo anticipadoras y sobresalientes para la empresa de idear una lógica de la invención, del descubrimiento y para el proyecto de encajar el conocimiento a la manera de un sistema deductivo con potencia para su rápida expansión, misión esta que tenía para él un cariz religioso o, por lo menos, misionero, inspirado tal vez por el misticismo de una consumación progresiva o milenaria de la historia humana.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Por mucho que cayera en errores o exageraciones, una nueva consideración de la lógica derivó de sus enfoques innovadores. Un ejemplo más: Elaboró diversos proyectos para un cálculo de inclusión (<i>Calculus de cotinentibus et contentis</i>); reparó en el isomorfismo, identidad de forma o analogía entre aserciones lógicas y relaciones entre líneas, áreas y volúmenes, sirviéndose de ilustraciones geométricas que anticiparían los esquemas de Euler.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Como dice Hans-Georg Gadamer en <i>Verdad y método</i> (III, 13): "Sólo un simbolismo matemático estaría en condiciones de hacer posible una superación fundamental de la contingencia de las lenguas históricas y de la indeterminación de sus conceptos: a partir del arte combinatorio de un sistema de signos de este tipo podrían ganarse verdades nuevas dotadas de certeza matemática (ésta era la idea de Leibniz), pues el ordo reproducido por un sistema de signos de esta clase tendría algún correlato en todas las lenguas" (Cfr. Leibniz, ed. Erdmann, 1840, 77).</span></p><p><span style="font-family: arial;">Esta pretensión de la <i>characteristica universalis</i> de ser un <i>ars inveniendi </i>reposa sobre el carácter artificial de su simbolismo... "Adelantándose así con el pensamiento hacia el reino de las posibilidades, la razón pensante accede a su perfección absoluta" (Gadamer, loc.cit.). Sin embargo, a pesar de su <i>notitia numerarum</i>, este conocimiento meramente formal es <i>ciego</i> o falto de experiencia, pues sólo muestra la <i>posibilidad</i> de que tal conocimiento llegue a producirse.</span></p><p><span style="font-family: arial;">El ideal que Leibniz persigue es un lenguaje de la razón, una <i>analysis notionum</i>, que desarrollaría el sistema de los conceptos de la mente divina, las reglas del cálculo divino que elucida la mejor de entre las posibilidades del ser para su creación, análisis a priori reproducido por el espíritu humano.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Las palabras del lenguaje que usamos para vivir, y dentro del que vivimos, presentan un amplio margen de variación en sus significados, ambigüedad fecunda. El uso <i>terminológico</i> de la palabras violenta la naturaleza del lenguaje, pues a fin de cuentas un <i>término </i>es algo artificial, como un símbolo al que se atribuye un significado único, preciso, definido. De hecho, no existe ningún habla puramente terminológica y hasta las expresiones más artificiosas acaban volviendo a la vida del lenguaje. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Y es que la palabra no es sólo signo, en algún sentido primitivo es también copia, icono, muletilla, ídolo, </span><span style="font-family: arial;">gesto... De ahí que el pensar filosófico piense desde sus orígenes el lenguaje, la palabrería de las opiniones, como un extravío. La crítica de la corrección de los nombres ya se insinúa en el poema de Parménides, está en el <i>Crátilo </i>de Platón, primer paso que desembocará, pasando por Leibniz, en la moderna teoría instrumentalista del lenguaje y en el ideal de un sistema puramente racional, exacto, lógico, de signos abstractos.</span></p><p><span style="font-family: arial;">A principios del siglo XX renacerá la lógica leibniciana hasta entonces prácticamente desconocida, gracias a los escritos de Peano, Russell, Husserl, Couturat y Cassirer... Manuel Garrido en su monumental manual de <i>Lógica simbólica</i> afirma que la gigantesca figura de Leibniz ocupa un puesto de primer rango en la convergencia de matemática y lógica. Por desgracia su obra lógica aparece fragmentada y dispersa, muchas veces en textos que han permanecido inéditos hasta que el lógica francés Louis Couturat los recopiló a principios de siglo. Leibniz escribió su ensayo sobre los "Elementos de una caracteristica universal" en 1679. Exactamente dos siglos más tarde, en 1879, publicará Frege su Conceptografía, libro que instala el paradigma no aristotélico de la lógica como ciencia exacta, del cual Leibniz es precursor.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Las teorías semánticas más recientes han vuelto a poner en circulación el concepto leibniciano de <i>mundos posibles</i>, que corresponden a los <i>posibles estados de cosas</i> del <i>Tractatus</i> de Wittgenstein o a las <i>descripciones de estado</i> de Carnap (cfr. José Hierro S. Pescador. Principios de <i>Filosofía del Lenguaje</i>, 2., 8.5.). </span></p><p><span style="font-family: arial;">Además, frente a la usual interpretación logicista de Leibniz, algunos autores recuerdan que junto al proyecto de <i>characteristica universalis</i>, Leibniz presentó otro modelo de racionalidad de orientación más pragmática (Adela Cortina y Jesús Conill. "Prágmática trascendental", en <i>Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía</i>, 18, pg. 143n).</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-32970141105322490772023-03-05T10:18:00.003+01:002023-03-17T12:07:12.398+01:00QUÉ ENTIENDE KANT POR FILOSOFÍA<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7hmH2RF2pI4KzeiZ9O30IqsaPmR4uSNAoRlxDWl7P9t6o-OsxPvFVlVmJ-qrl3jZnLAcKCbVybxPsOEpnHfflqWeUrs0gpUtjrYGnBR8MwFs5_pEJ9QYUjIKsLR71czubSDNM7MNnLOte9znxCn7wHjR-mEqdMsuMcKuGTa2lheuFld_uGrCS8uf5lg/s1934/Escher%20b%C3%BAho.webp" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1934" data-original-width="1600" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7hmH2RF2pI4KzeiZ9O30IqsaPmR4uSNAoRlxDWl7P9t6o-OsxPvFVlVmJ-qrl3jZnLAcKCbVybxPsOEpnHfflqWeUrs0gpUtjrYGnBR8MwFs5_pEJ9QYUjIKsLR71czubSDNM7MNnLOte9znxCn7wHjR-mEqdMsuMcKuGTa2lheuFld_uGrCS8uf5lg/w331-h400/Escher%20b%C3%BAho.webp" width="331" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Mochuelo de Escher</td></tr></tbody></table><br /><p></p><p><b style="font-family: arial;">Razón teórica y práctica: Naturaleza y Libertad</b></p><p><span style="font-family: arial;">Kant definió la Filosofía como </span><span style="font-family: arial;">"Ciencia de la relación de todos los conocimientos a los fines esenciales de la razón". </span></p><p><span style="font-family: arial;">Se trata de una consideración teleológica, finalista, heredera de la consideración reflexiva de la "segunda navegación" y de la ciencia del bien y del mal que recoge Platón (por boca de Sócrates) en su diálogo <i>Cármides</i>: <i>un saber qué hacer con el saber</i>. Esta consideración <i>teleológica</i> de la filosofía queda confirmada por el <i>Primado de la razón en su uso ético</i>...</span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"En tanto que los Estados sigan gastando todas sus energías en sus vanas y violentas ansias expansivas, constriñendo sin cesar el lento esfuerzo de la formación interior de la manera de pensar de sus ciudadanos, privándoles de todo apoyo en este sentido, nada hay que esperar en lo moral, porque es necesaria una larga preparación interior de cada comunidad para la educación de sus ciudadanos, pero todo lo bueno que no está empapado de un sentir moralmente bueno no es más que pura hojarasca y lentejuela miserable". Kant. "Idea de una historia universal en sentido cosmopolita", 1784.</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">Recordemos, ante todo, que, según expone en su "Arquitectónica de la razón pura", como sistema la filosofía es un ideal, no una realidad. Por eso no se puede enseñar filosofía; pero <i>se puede aprender a filosofar</i>. El filósofo es o aspira a ser un <i>legislador de la razón humana</i> y, como legislación, la filosofía tiene dos objetos: Naturaleza y Libertad, es decir, lo que existe y lo que debe existir: un <i>uso especulativo</i> (lógico, teórico) y un <i>uso práctico y moral</i>.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><b><br /></b></span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>I. Los usos de la Filosofía</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">Podemos encontrar en Kant la distinción o división entre un concepto <i>mundano</i>, un concepto <i>académico (crítico)</i>, un concepto <i>civil</i>; y por último, pero el más decisivo, un concepto <i>ideal</i>, histórico y teleológico de la filosofía.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>1. Uso mundano de la filosofía</b>: Desde un punto de vista <i>mundano</i>, la filosofía aspira a responder a estas cuatro preguntas: 1ª ¿Qué puedo conocer? (lógica, gnoseología, epistemología), 2ª¿qué debo hacer (ética, pragmática), 3ª¿qué me cabe esperar? (teodicea) y, la más difícil, que las engloba a todas, o a las que todas revierten: 4ª¿qué o quién es el hombre? (antropología). </span></p><p><span style="font-family: arial;">A las tres primeras refiere Kant en "El Canon de la Razón pura", donde trata de "El Ideal del Bien supremo como fundamento determinador del fin último de la Razón pura" (CRP, II, II, 2ª). De la segunda cuestión dice allí que no es trascendental, sino práctica y moral. De la tercera, que es práctica y moral a un tiempo. "Todo esperar se refiere a la felicidad", felicidad que Kant entiende como "satisfacción de todas nuestras necesidades" de forma extensiva, intensiva y duradera. A la ley práctica derivada del motivo de la felicidad la llama <i>pragmática</i>. En cambio, a la ley, "que no posee otro motivo que la <i>dignidad de ser feliz" </i>la llama <i>ley moral </i>(<i>ley ética)</i>". Kant prevé ya en su <i>Crítica de la razón pura</i> (1781) la apoyatura de dicha ley (el imperativo categórico) en meras <i>ideas (</i>o<i> ideales) </i>de la razón pura, pues <i>pueden</i> al menos ser conocidas <i>a priori</i>.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Evidentemente, de la respuesta que demos a la pregunta antropológica -u ontológica- por el ser del hombre -o por la esencia de su existencia- dependerá qué pensemos que debemos hacer, podamos conocer y esperar. Si el humano es un simple animal, lo propio será comportarnos como bestias; si una máquina, será mejor desempeñarse como un "maquinón" y el mejor saber será el computable. Kant, en todo caso, supone la condición emancipable del sujeto, su ideal autonomía, al menos como finalidad, como sujeto digno o, por los menos aspirante a una superior consideración, dada su condición de racionalmente libre, un sujeto ganoso de dignidad como merecimiento de felicidad.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>2. L</b></span><span style="font-family: arial;"><b>a filosofía académica y crítica </b>estudia la interrelación y unidad interna de los conocimientos para encontrar su sistema, es decir su lógica trascendental (epistemología). El concepto académico de la filosofía acepta una interpretación histórica, en situación, que para Kant, marcado en su tiempo por el éxito de la física-matemática de Newton, equivale a la pregunta: ¿cómo es posible la ciencia físico-matemática? Si la ciencia es un sistema de juicios o de proposiciones, ¿qué condiciones hacen posibles dichos juicios y más concretamente ¿cómo es posible que el orden matemático revele la estructura del mundo físico?; y aún con más precisión: ¿cómo y por qué son posibles los <i>juicios sintéticos a priori</i> del tipo "la recta es la distancia más corta entre dos puntos" o "todo cuanto comienza a existir tiene una causa"...</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDGb4y53xHw3ZgkjU89Twd2h3N4xi7PDlSVrnHmxEGZPQ09FkG-fdMtAjW3EsFb3I1XC8BGfAL77Lr8qyNCiGJ15APTSmAz2lM8RBvYEp1Ij8aY_rZaqOYYYNWb8bKNvaf3VGYgRixwk1Yjml8zXm2x6efM6Kx7KO2sWNLlAnnKfz8vOZHvpiLrJpV7A/s2989/juicios.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1134" data-original-width="2989" height="151" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDGb4y53xHw3ZgkjU89Twd2h3N4xi7PDlSVrnHmxEGZPQ09FkG-fdMtAjW3EsFb3I1XC8BGfAL77Lr8qyNCiGJ15APTSmAz2lM8RBvYEp1Ij8aY_rZaqOYYYNWb8bKNvaf3VGYgRixwk1Yjml8zXm2x6efM6Kx7KO2sWNLlAnnKfz8vOZHvpiLrJpV7A/w400-h151/juicios.jpg" width="400" /></a></div><span style="font-family: arial;"><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>Kant entiende que la marcha segura de la ciencia supone: </span><i style="font-family: arial;">acuerdo</i><span style="font-family: arial;"> en los principios de las ciencias ya constituidas (matemáticas, geometría, astronomía, física...) por parte de quienes las conocen; método riguroso; y progreso efectivo. Desde este punto de vista, a la pregunta si podemos considerar la metafísica como ciencia, Kant responderá negativamente, pues los filósofos siguen discutiendo si el mundo es finito o infinito, uno o plural, si Dios existe o no, si el alma es sustancia o simple manojo de ideas, etc.: </span><p></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Las contradicciones innegables -y, desde un punto dogmático, inevitables- de la razón hace ya mucho tiempo que privaron a toda metafísica de su prestigio" (CRP, B24).</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">Así pues, a la metafísica le corresponderá, lógicamente, si queremos ordenarla "en el seguro camino de la ciencia", una función crítica: <i>el estudio y análisis de las condiciones y límites del conocimiento</i>. Podemos considerar a Kant desde este punto de vista un "cartógrafo del conocimiento" (<i>criticismo</i> kantiano).</span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>3. Desde un punto de vista civil o político</b>, la filosofía es el uso de la racionalidad en un contexto social, según el principio 'sapere aude!'. En su famosa respuesta a "Qué es la Ilustración" (1784) Kant defiende el uso público de la razón privada, hoy diríamos <i>la libertad de expresión</i>, como condición de progreso. Para Kant sólo es justo un orden social si puede acoger a todos los hombres con independencia de credo, género o condición. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Al introducir la <i>universalizabilidad</i> de la conducta como criterio de su bondad, puesto que debemos actuar de tal manera que cualquier ser racional pueda seguir nuestra forma de actuación y la máxima implicada en ella, Kant elimina todas las especies <i>privilegiadas</i> de conducta. Por lo mismo que hemos de dar razones de lo que hacemos, tenemos derecho a exigir razones a los poderes públicos de aquello que legislan o ejecutan. Ello exige tanto igualdad como libertad, que ninguna coacción externa impida el uso legítimo y práctico de la razón. De este modo, su ética civil ofrece el fundamento de una genuina democracia. </span></p><p><span style="font-family: arial;">El autoritarismo contrario a la libertad y la igualdad se da precisamente cuando el poder se ejerce irracionalmente, sin justificación, tomando al ciudadano por "menor de edad", reduciéndolo a súb-dito, a un mero medio -y no a un fin en sí mismo-, sometido al servicio de la utilidad del Estado y bajo dictado del mandamás.</span></p><p><span style="font-family: arial;">A Kant no se le escapa que el problema de la razón civil presenta una <i>condición</i> <i>educativa</i>, pues la autonomía y libertad del ciudadano no es posible sin el desarrollo tanto de sus disposiciones sensibles (animalidad) como intelectuales (racionalidad). Por eso, el imperativo categórico, es decir, nuestros deberes, toman la forma simple: "Perfecciónate", mandamiento que para Kant es independiente de la esperanza del premio o del temor al castigo. La sociedad debe garantizar esta posibilidad de despliegue y realización de la humanidad, pero la responsabilidad última es del sujeto ejecutivo individual, que debe optar por su madurez civil, haciéndose a sí mismo e inventando su vida según las máximas que halla a priori en su razón práctica (si no la ha perdido), independientemente de cualquier <i>dictum</i> de autoridad ajena.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Un Estado sólo puede asumir estos ideales en un régimen de <i>transparencia</i>, donde es posible el debate público y libérrimo, contrario a la opacidad del secreto. Y tal condición sólo será posible cuando los Estados dediquen al estímulo progresista de la <i>Ilustración</i> los recursos que dedican a rearmarse unos frente a otros. Por eso Kant propone una Liga Internacional de Naciones, es decir una sociedad civil cosmopolita, que haga posible la paz perpetua y el equilibrio entre libertad y ley. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Kant era realista y sabía que este problema es el que más tardíamente resolverá la especie humana. En cualquier caso, sin la base de una conciencia bien formada que se atreva a pensar y a saber libremente, toda instrucción decaerá en superstición y adoctrinamiento. Por eso también alguien que enseñe <i>una</i> filosofía, y no a filosofar o pensar críticamente, adoctrina.</span></p><p><span style="font-family: arial;">A la Filosofía le corresponde la promoción de los fines últimos de la Razón según el primado de la Razón práctica, es decir: la realización final de una humanidad mejor y más libre. El primado de la razón práctica supone el sometimiento de la razón científico-técnica a esa idea.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>4. La metafísica de la historia. </b>La reflexión sobre la historia sustituirá, en el siglo siguiente al de Kant, a la especulación sobre el destino o sobre la divina providencia (historicismo). Kant entiende la Historia Universal del género humano como realización paulatina del ideal moral, ínsita en una <i>oculta intención de la naturaleza,</i> que aspira a la realización de todas las posibilidades y el despliegue de todas las capacidades humanas. Por eso se ocupará en 1784 de "la historia universal en sentido cosmopolita", ensayando explicar los antagonismos y conflictos como causas del orden, a partir del paradójico principio de "la insociable sociabilidad humana". Un ensayo que explique así la historia humana ejerce además un efecto propulsor, porque de la idea que el hombre se hace de sí mismo depende su acción en el espacio-tiempo.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En <i>La Religión dentro de los límites de la mera razón</i> (1793), obra que le costó un serio disgusto con las autoridades, Kant invita a la filosofía a comprender una manifestación esencial del espíritu humano. La religión expresa emotivamente el ideal moral de una voluntad perfecta en que coinciden virtud y felicidad, así como la confianza en un orden universal, éticamente imprescindible en la práctica. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Dios no es pues sino la personificación del concepto del deber y del "tener conciencia" o "la idea del conjunto perfecto de todos los conceptos posibles" (definición muy leibniciana que aparece ya en "Las antinomias de la razón pura" de 1781). Dios representa pues, idealmente, la totalidad de la experiencia. No obstante, resulta que de la totalidad de la experiencia no tenemos experiencia alguna. Dios no puede ser un fenómeno espacio-temporal que podamos sintetizar mediante categorías racionales y reducir a objeto científico. Tal faena sería además contradictoria con la consideración de la deidad como ser perfecto y soberano bien. Sólo el fanático dice haber visto a Dios y conocer su Verdad. La teología es imposible como ciencia. </span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-3iNwC9neFlCimy8BdNn6Dvq150cW2x2SZdSfgIJHfMoghqQEpYkI0CLAQQIeA2mxUH6_GLLBdCHYAZf0Yid0qEypcQg0i-QkqTpgmNQpTbN5cNFxClI6bWLMdEvXynXYeaBTB2urHsmavMf3tGFVMv9b3vCBPPQaiXZQVIbE46j7eJjn6ujDUCFLug/s2766/cr%C3%A1neo.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1954" data-original-width="2766" height="283" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-3iNwC9neFlCimy8BdNn6Dvq150cW2x2SZdSfgIJHfMoghqQEpYkI0CLAQQIeA2mxUH6_GLLBdCHYAZf0Yid0qEypcQg0i-QkqTpgmNQpTbN5cNFxClI6bWLMdEvXynXYeaBTB2urHsmavMf3tGFVMv9b3vCBPPQaiXZQVIbE46j7eJjn6ujDUCFLug/w400-h283/cr%C3%A1neo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cráneo de Kant. En Thomas de Quincey. <br /><i>Los últimos días de Emmanuel Kant</i>, Valdemar, 2000.</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;"><b>II. Evolución y aplicaciones</b> <b>de la razón</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">Otra forma de dividir la filosofía de Kant parte de la evolución de su pensamiento:</span></p><p><span style="font-family: arial;">1. <b>Periodo precrítico</b>, muy influido por la metafísica de Leibniz y Wolff y la física de Newton.</span></p><p><span style="font-family: arial;">2. <b>Periodo crítico</b>, en el que desarrolla su propio y original pensamiento.</span></p><p><span style="font-family: arial;">3. <b>Opus postumum (</b><i>Legado póstumo y lecciones de antropología</i><b>)</b></span></p><p><span style="font-family: arial;"><b><br /></b></span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>III.</b> También es posible dividir su filosofía según los asuntos de sus <b>tres grandes críticas</b>:</span></p><p><span style="font-family: arial;">1. La <i><b>Crítica de la Razón pura</b></i> (<i>Kritik der reinen Vernunft, 1781-1787). </i>En esta obra Kant propone la llamada "revolución copernicana" del pensamiento, cuya tesis central es que son los objetos los que se adecúan a nuestro entendimiento y no al revés. El sujeto impone su forma a las sensaciones y a los fenómenos cuando fabrica o produce el objeto científico. Por tanto no conocemos las cosas en sí (<i>noúmenos</i>) sino lo que resultan ser <i>para nosotros</i>, lo que nosotros ponemos en ellas según la estructura de nuestra imaginación (<i>fenómenos</i>), según la naturaleza de nuestro entendimiento (<i>objetos</i>) y según el carácter de una razón que tiende a buscar especulativamente lo incondicionado (<i>ideas</i>) de acuerdo con sus personales y subjetivos ideales y razonables inclinaciones.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Por tanto, los absolutos metafísicos clásicos: unidad, realidad, posibilidad, causalidad, etc. no son más que <i>categorías a priori</i>, exigencias subjetivas en orden a entender lo que sucede. <i>Nuestros</i> conceptos permiten ordenar <i>nuestras</i> representaciones. Unos conceptos son <i>empíricos</i> cuando contienen experiencias e intuiciones sensibles y refieren a fenómenos (gato, monte), otros son <i>puros</i> (sin contenido empírico), como las doce categorías, implícitas en los tipos de juicios, según su cantidad, cualidad, relación y modalidad, de cuyos tipos Kant las deduce... </span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZDkWrmSdoqD5nPodVP3a70U008SjvaxHtOoKty-EQXuBuwvT8iz2-sI90crEykMTzBUAiBXcc-vEOCx3q-Ln5uq-bM9p73g5hCu6DkX-b26XcLqJD4ghy5FBPaFab2EdGb1Ce73LT8mXmdNxdgWAl7vzeqLdkjmWRXlH1dl11i6AAIrGqisvTWGfijA/s2837/categor%C3%ADas.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2060" data-original-width="2837" height="290" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZDkWrmSdoqD5nPodVP3a70U008SjvaxHtOoKty-EQXuBuwvT8iz2-sI90crEykMTzBUAiBXcc-vEOCx3q-Ln5uq-bM9p73g5hCu6DkX-b26XcLqJD4ghy5FBPaFab2EdGb1Ce73LT8mXmdNxdgWAl7vzeqLdkjmWRXlH1dl11i6AAIrGqisvTWGfijA/w400-h290/categor%C3%ADas.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;">Las categorías, "momentos del pensar en general" (B101) también poseen, en cuanto verdaderos conceptos primarios del entendimiento, sus <i>conceptos puros derivados</i>. Kant se conforma en la CRPura con mencionarlos sin más: A la categoría de causalidad le pertenecen los predicables de <i>fuerza, acción, pasión</i>; a la categoría de comunidad, los de <i>presencia y resistencia;</i> a los predicamentos de modalidad, los conceptos de <i>nacer, morir, del cambio</i>... (CRPura B108). Las categorías poseen una función sintética al ordenar los fenómenos en el juicio científico. Ortega dirá en 1929 que el "pensar sintético" fue un gigantesco descubrimiento de Kant.</span><p></p><p><span style="font-family: arial;">Kant llama <i>trascendental</i> a su método porque analiza las <i>condiciones que hacen posible el conocimiento</i>, tanto al nivel de la sensibilidad ("<i>estética"</i>) como al nivel de la ciencia (<i>analítica</i>) e inquiere si es posible la metafísica como ciencia (<i>dialéctica</i>). Por lo tanto, "trascendental", es decir, <i>que hace posible el conocimiento</i>, no significa en Kant lo mismo que "trascendente": lo que está más allá de toda evidencia empírica. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Si bien, las ideas no tienen un valor constructivo para el conocimiento, lo tienen <i>regulativo</i>, pues las categorías sólo son científicamente útiles si las dotamos de contenido empírico, lo que quiere decir que toda ciencia es una fenomenología. Kant pone el ejemplo de la paloma: si el ave pudiera pensar, creería que volaría mejor sin aire (es decir sin experiencia), pero el aire es precisamente lo que la sostiene en vuelo. Cuando la razón predica unas categorías de otras (la realidad es una, lo posible existirá, etc.), sin referirlas a la experiencia, se producen contradicciones, paralogismos, ilusiones metafísicas y antinomias irresolubles.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Kant supera así tanto el racionalismo como el empirismo al comprender que el conocimiento científico requiere los dos momentos, el a-priori de las formas subjetivas (espacio-tiempo, categorías, ideas), que es su <i>forma</i>, y el a-posteriori de la experiencia, que es su <i>materia</i>, ya que tanto el fenómeno (lo que aparece) como el objeto científico son <i>síntesis</i> de materia y forma, de <i>lo puesto</i> por el sujeto y <i>lo dado</i> al sujeto que conoce.</span></p><p><span style="font-family: arial;">2. En su <i><b>Crítica de la razón práctica</b></i> (<i>Kritik der praktishen Vernunft</i>, 1788) y en otras obras como <i>Fundamentos de la metafísica de las costumbres</i> (1785) Kant se ocupa del uso práctico de la razón, es decir de la moral. El principio supremo de la moralidad es la capacidad legisladora de la voluntad humana. La razón cuando obra según su natural inclinación produce máximas (pragmática), cuando se eleva por encima de la naturaleza atendiendo al soberano bien dicta mandamientos o leyes éticas.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Aunque estamos determinados como seres naturales, somos moralmente libres, traspasando en la práctica el determinismo de la naturaleza y accediendo por esta vía al trato con las cosas en sí. El móvil moral sólo puede ser <i>el respeto a la ley</i>, sentimiento que a Kant le parece tan admirable, dentro de sí, como el movimiento de las estrellas, por encima de sí. Tal sentimiento (la voz de la conciencia) nos eleva a un mundo superior en el que es posible actuar <i>por deber</i> y al margen de nuestras inclinaciones naturales (<i>rigorismo </i>ético).</span></p><p><span style="font-family: arial;">La identidad ideal de virtud (objetivo de la razón ética) y de la felicidad (objetivo de la razón pragmática) exige necesariamente tres <i>postulados</i>: la inmortalidad del alma, Dios y la libertad. Síntesis supremas que la razón postula al margen de la experiencia porque no se pueden demostrar teóricamente, pero resultan imprescindibles en la práctica. Los postulados de la razón en su uso práctico no son algo que podamos conocer, sino algo que podemos esperar, pertenecen al reino de los fines. Si no racionales, al menos son razonables para y en el uso regulativo de la conducta.</span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"La idea se niega como realidad objetiva -en la crítica de la metafísica- para afirmarse como realidad simbólica, realidad interior, la realidad de un modelo para alcanzar, de una regla a seguir en las obras humanas, una de las cuales es la obra del conocimiento" (Manuel García Morente. <i>La filosofía de Kant</i>, 1917).</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><p><span style="font-family: arial;">Así, las tres ideas de la razón (Dios, mundo, Yo) se desprenden como reglas:</span></p><p><span style="font-family: arial;"> 1) de la <i>homogeneidad</i> (síntesis): nuestro conocimiento deberá tender a establecer leyes más generales reduciendo cuanto sea posible el número de sustancias. </span></p><p><span style="font-family: arial;">2) según la máxima lógica de la <i>especificación</i> o <i>variedad</i> (análisis). Esta regla corrige la anterior asegurándole al conocimiento extensión y realidad, pues el Entendimiento no debe olvidar el carácter específico de los fenómenos. </span></p><p><span style="font-family: arial;">3) Máxima lógica de la <i>afinidad</i> de los conceptos: esta es la κοινωνία τῶν γενῶν, la comunidad de géneros sobre la que asentaba Platón la unidad del sistema de las ideas, la referencia de todas las ideas a la <i>Idea del Bien</i>, reguladora máxima del ser, pero más allá de lo que existe (<i>epekeina tes ousias</i>). Hacia esta unidad absoluta tiende siempre la experiencia y en la marcha tras ese inasequible ideal va produciéndose la cultura.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Efectivamente nuestra argumentación ética vale poco si atiende, en lugar de al ideal del soberano bien (Dios), a lo que los hombres hacen, es decir a la experiencia. Del hecho de que los hombres se maten en guerras terribles no se sigue que yo deba matar; del hecho de que todo el mundo mienta, no se sigue..., etc. Podemos decir que en ética Kant asume el idealismo platónico, porque no podemos esperar extraer principios para la razón práctica a partir de un análisis empírico de la naturaleza humana.</span></p><p><span style="font-family: arial;">El <i>formalismo moral</i> Kantiano no nos dice qué debemos hacer en concreto, sino sólo qué <i>forma</i> ha de tener nuestra conducta para ser ética. Kant se aleja así de las "éticas materiales" que formulan <i>imperativos hipotéticos</i> del tipo: "Si cumples los mandamientos, obtendrás la salvación". Las éticas materiales (es decir con contenido) no obligan necesaria y universalmente. ¿Y si me importa un rábano la gloria cristiana o el paraíso islámico? Por el contrario, el imperativo ético que nace del uso de la pura razón no admite condiciones, por eso es <i>categórico</i>: "Haz lo que debes", te guste o no, esté o no esté de acuerdo con tus inclinaciones naturales, seas premiado o castigado por ello. Bien es verdad que el que obra bien puede confiar en un reconocimiento final de su excelencia según el principio de esperanza que postula un juez supremo y trascendente. Así, del cumplimiento del deber podemos deducir la esperanza de una identidad final entre felicidad y virtud, pero no al revés. </span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>El imperativo categórico</b> admite diversas formulaciones:</span></p><p><span style="font-family: arial;">a) <i>Principio de universalizabilidad</i>: "Obra según una máxima tal que puedas querer que se torne en ley universal".</span></p><p><span style="font-family: arial;">b) <i>Principio humanitarista</i>: "Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca meramente como un medio".</span></p><p><span style="font-family: arial;">c) <i>Principio de la autonomía de la voluntad</i>: "Obra de tal manera que la voluntad pueda considerarse a sí misma, mediante su máxima, como legisladora universal".</span></p><p><span style="font-family: arial;">d) <i>Principio teleológico</i>: "Cada uno debe proponerse como fin último el soberano bien posible en el mundo".</span></p><p><span style="font-family: arial;">3. La <i><b>Crítica del Juicio</b></i> (<i>Kritik der Urteilskraft</i>, 1790) trata de lo que hoy llamamos estética o filosofía del arte, analizando los juicios estéticos y los teleológicos. Kant reduce lo bello a una forma de finalidad subjetiva y estudia la posibilidad del juicio reflexivo y estético, basado en proposiciones que unen lo sensible con las finalidades humanas y humanizadoras. Aquí lo sensible y múltiple son lo que cuenta. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Kant analiza <i>lo sublime</i> por oposición a <i>lo bello</i> (gracia, armonía...) como aquello que nos provoca un sentimiento de grandeza y lejanía. Ensaya una reconciliación entre el mecanicismo natural y la espontaneidad de la libertad que nos consiente dirigir nuestra acción a fines ideales y perfectos.</span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4XYR8ZJMzhRBpD5dx7gh7KHkI3kYcCDAtlq5FyMzVrBKKCnCctBqlRT0R_Ocf4OW9CbFQ_pnSJRiKWbWNAR8CvnBzphzo5pFkv-yFWtCpXinLVmEBSj2Lns_yJ0pjjPrKYtfPrwIthv83n-hFOSth2R5ZwKqkfmkJGUabGY5dX1egmq6rD8GUxmF9Aw/s3859/reinen%20Vernunft.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3859" data-original-width="2453" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4XYR8ZJMzhRBpD5dx7gh7KHkI3kYcCDAtlq5FyMzVrBKKCnCctBqlRT0R_Ocf4OW9CbFQ_pnSJRiKWbWNAR8CvnBzphzo5pFkv-yFWtCpXinLVmEBSj2Lns_yJ0pjjPrKYtfPrwIthv83n-hFOSth2R5ZwKqkfmkJGUabGY5dX1egmq6rD8GUxmF9Aw/w254-h400/reinen%20Vernunft.jpg" width="254" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Portada de la segunda edición de la CRP</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;"><b>IV. Teoría y praxis. Obra abierta</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">Combinar la ciencia con la práctica fue el lema de Leibniz, el genio que tanto influyó en Kant a través de la metafísica de Wolff. Se ha dicho que Kant tenía "una doble vida": una "escolástica" destinada a la argumentación rigurosa de sus ideas y a la exposición precisa de sus análisis de cara a los eruditos y colegas del mundo intelectual y académico (de ahí la profundidad y extensión de sus tres <i>Críticas</i>); y otra vida docente, destinada a abrir y transitar los caminos por los cuales el conocimiento había de llegar a la sociedad. A este respecto son oportunas las lecciones o apuntes recogidos por algunos de los alumnos de sus clases. </span></p><p><span style="font-family: arial;">A este respecto, sus <i>Lecciones de antropología</i> (cfr. ed. de Manuel Sánchez Rodríguez, Comares, Granada 2015) se pueden entender como una preparación de su tercera Crítica, es decir de su Estética, pero también como una dilucidación de las condiciones de aplicación, comunicación y aprendizaje del conocimiento escolar en la sociedad, como un programa de formación destinado a la praxis, a la ilustración del ciudadano como un "hombre de mundo" (ciudadano universal, cosmopolita), o sea tal que una didáctica de la sensibilidad estética, moral, religiosa y política, como una "ciencia de la prudencia" y una "formación del buen gusto", prudencia práctica que, en cualquier caso, queda subordinada a la <i>sabiduría </i>como intención final a la que en última instancia se dirige toda prudencia. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Basándose a veces en manuales ajenos (por ejemplo, en la <i>Metafísica </i>de Baumgarten), Kant ensayaba líneas provisionales de reflexión y tentativas racionales "con la vista puesta en un sistema que algún día sería posible como un todo que existe por sí mismo" (cit. por Sánchez Rodríguez en <i>Lecciones de antropología</i>, pg. XIX), un enlace posible entre naturaleza y libertad, entre sensibilidad y entendimiento, entre la árida ley moral y la naturaleza del hombre (cuyas reglas de conducta <i>real</i> estudia la antropología).</span></p><p><span style="font-family: arial;">En 1929 Ortega y Gasset señaló sagazmente el hecho paradójico de que, a pesar de sus tres <i>Críticas</i>, Kant no llegó a poseer una filosofía. </span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Sus geniales <i>Críticas</i> no contienen la filosofía de Kant. Jamás éste las consideró como expresión de su sistema. Son sólo preparación y 'propedéutica', son <i>praeambula fidei</i> (...) <i>Kant no llegó a poseer una filosofía (...). </i>Los dos filósofos más originales de la humanidad y, a la vez, los dos que han ejercido más radical influencia -Platón y Kant-, no han llegado a poseer una filosofía (...) Se afana Kant en sus últimos años por edificar un sistema. Mas las fuerzas declinan y quedan sólo los fragmentos de su <i>Opus postumum</i>". <i>OO. CC.</i>, IV, pg. 53.</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">De su <i>Sistema de la filosofía trascendental </i>sólo quedan fragmentos, hojas sueltas (<i>Lose Blätter</i>), esa "selva oscura" de las últimas meditaciones del extraordinario pensador, que se recogen en la obra abierta que llamamos <i>Opus postumum</i>, reflexiones postreras, incluso trágicas, "de un hombre que dedicó su vida a explicar académicamente por qué la vida es superior a la academia" (v. <i>Transición de los principios metafísicos de la ciencia natural a la física</i>, ed. de Félix Duque, Madrid, 1983).</span></p><p><span style="font-family: arial;">De Kant puede decirse lo que él mismo dice de la Filosofía: 'nil actum reputans, si quid superesset agendum' (CRP, BXXIV): "No da nada por hecho, mientras queda algo por hacer".</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">***</span></p><p><span style="font-family: arial;"><b>Kant desde Ortega</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">En 1929 publica Ortega unas </span><i style="font-family: arial;">Reflexiones de centenario</i><span style="font-family: arial;"> (1724-1924), un "folleto" dedicado a Kant en el que reconoce que en la obra del alemán están contenidos los secretos decisivos de la época moderna y que con gran esfuerzo se ha evadido él, formado en la Alemania del neokantismo, de "la prisión kantiana" y de su influjo atmosférico. </span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"A una distancia secular, contemplamos hoy la filosofía de Kant perfectamente localizada en un alvéolo del tiempo europeo, en ese instante sublime en que va a morir la época <i>Rococó</i> y va a comenzar la enorme erupción romántica. ¡Hora deliciosa del extremo otoño, en que la uva, ya toda azúcar, va a ser pronto alcohol, y el sol vespertino se agota en rayos bajos, que orifican los troncos de los pinos! No sería excesivo afirmar que en este instante culmina la historia europea".</span></blockquote><p></p><div><span style="font-family: arial;">Kant no se preguntó por la realidad, sino por cómo es posible su conocimiento, de manera que la filosofía toma a partir de él la fisonomía de epistemología o ciencia del conocimiento. Es como si la gnoseología absorbiese a la ontología y con su renovación crítica surgiese una "filosofía de la suspicacia". Kant confesó que para él el mundo era más bien un caos que un orden y la naturaleza una madrastra. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Como Descartes y al contrario que los escépticos modernos, Kant no llega a la duda, sino que parte de ella. Lo más real -la cosa en sí- será ahora lo peor conocido. Kant representa la cima de una tradición de la desconfianza, de la precaución cartesiana fabrica un método del que parece hacer el único contenido de su criticismo, una ciencia del querer no equivocarse. Se trata de evitar la superchería de la superstición y los abusos del dogmatismo, pero sin caer en un escepticismo tan paralizante como el de David Hume, "despertador -para Kant- de su sueño de la razón pura", es decir, de la ilusión de que se puede conocer por meros conceptos. Kant confía en la física de Newton, en la seguridad que le ofrecen las matemáticas y la lógica, aunque creía conclusa -equivocadamente- la Lógica Aristotélica, "los ritos del silogismo que canonizaban el principio de identidad" (Eugenio d'Ors).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Ortega critica la suspicacia kantiana atribuyéndole un subjetivismo nativo del alma alemana, nórdica. En la <i>Crítica de la Razón Pura</i> "un Yo solitario pugna por lograr la compañía de un mundo y de otros Yo -pero no encuentra otro medio de lograrlo que crearlo dentro de sí" . La consciencia subjetiva (con su ese reflexiva) será por ello el término central de toda la filosofía moderna y, más concretamente, en el idealismo alemán, la conciencia de sí mismo (<i>Selbstbewusstsein</i>); el Ser-para-sí será en Hegel sinónimo de libertad. Kant abole el Fuera de sí, hasta el punto de que, lejos de estar la conciencia en el espacio y durar en el tiempo, son el tiempo y el espacio quienes están en ella <i>a priori</i>.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">La filosofía kantiana es <i>idealista</i> en el doble sentido de que a la conciencia sólo le son dados sus estados subjetivos como intuiciones sensibles (Kant no admite una "intuición noética o intelectual), conceptos o ideas; y también en el otro sentido, moral, de que valen más los ideales que las realidades. Ortega dice que Kant padece "ontofobia", terror ante la inmediatez del ser en sí. Y que por eso, a partir de Kant, la filosofía alemana dejó de ser filosofía del ser para convertirse en filosofía de la cultura, como reflexión que aspira a sustituir a la vida. Los alemanes acertarán en la ciencia, pero se equivocarán en la existencia, incapaces de apreciar o de "apresar prontamente" la "gracia transeúnte".</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Tal vez lo mejor de Kant fueran precisamente su capacidad reflexiva y sus ideales cristianos, y por eso quiso hacer de ello lo óptimo. Su filosofía -dice Ortega- es una gigantesca apología de la reflexión y una diatriba contra todos los primeros movimientos... La inclinación o emoción en moral sólo será honesta cuando la razón reflexiva, la luz de la consciencia le haya dado su visto bueno, elevándola al rango de <i>deber</i>, volviéndola <i>respetable</i> como ley moral. Por eso el yo espontáneo es como un menor de edad que requiere pedagogía e ilustración.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Su ética se cargó de un pathos sagrado, de una emoción religiosa que vacaba ya en una filosofía que suprimía toda trascendencia teológica. En este sentido, Ortega percibe la dependencia de Kant, y de su formalismo ético, respecto de la tradición eticista y socrática de los estoicos. El deber era en el estoico también <i>tò kathekon</i>, lo decente, lo correcto. La lógica y la metafísica kantiana culminan en su ética y no es posible entender aquellas sin esta. Lo que es ha de supeditarse a lo que debe ser, superior en dignidad. Por eso Kant proclama el <i>Primado de la Razón práctica sobre la teórica</i>. Estamos obligados a fabricar un ser que cohoneste con las exigencias incondicionadas de la Razón moral, función creadora exclusiva de la voluntad, lo único que puede ser bueno en este mundo, la recta intención de la voluntad. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">La razón ya no es contemplativa, sino que se vuelve así constructiva, creadora. La quieta verdad se ha transformado en imperativo. La vida se vuelve con ello esforzada reforma. A la física de Descartes, inerte geometría, agregó Leibniz la noción de fuerza -<i>vis, impetus, conatio</i>-. Ahora es afán, y se volverá aventura, hazaña, empresa. Ortega la llama "filosofía de vikingo". Y nos previene de que recelemos cuando a lo que es real se opone un debe ser real, porque tras éste deber -deber ser o yo debo- suele ocultarse un "humano, demasiado humano" <i>yo quiero</i>.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Platón, padre de la Filosofía como Ciencia de las ideas, apenas usó la palabra "yo" y nunca con énfasis. Aristóteles se abre al cabo de su metafísica al fenómeno de pensarse a sí mismo, del 'noesis noeseos', y le parece tan sublime y remoto que lo considera exclusivo de Dios... Pero Leibniz, mentor mediato de Kant, había fabricado intelectualmente un mundo de <i>Yos</i> impenetrables (mónadas)... Hoy sabemos que el Yo es nada y queda ayuno o se desquicia sin el Tú y sin el Nosotros, que el mismo Yo surge de la interiorización de un proceso social de comunicación que involucra al prójimo y a los medios de comunicación, y que, por mucho que se personalice y diversifique el mí-mismo, jamás se libera de su dependencia respecto de la comunicación con otros sí-mismos, salvo cayendo en la bestialidad o la locura. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Sin duda, a Kant le faltó una "Crítica de la razón comunicativa", y sin embargo, su filosofía más pragmática se abre a ella como una flor que espera aún dar nuevos frutos.</span></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-50750619642886856742023-02-03T13:59:00.000+01:002023-02-03T13:59:08.520+01:00TOLERANCIA<p> </p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJDtbh1cV28WXofThENS8XQF-SBfdlTl0H8Rw0LcpSnm3hkQJUqyOJwBmjqxnrZkjW53w4ePnwQH9M1NeguLGO3oK2sEQGi8Du8KBkaRUNwheoT-zl-7LHShwN0VnCoGBIL4ZQezqIa1KB7ipPm2lZpmgMwAOCAlOmu81SzJ5-_-Fo62wlkGKfbSw1Uw/s420/voltaire.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="371" data-original-width="420" height="354" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJDtbh1cV28WXofThENS8XQF-SBfdlTl0H8Rw0LcpSnm3hkQJUqyOJwBmjqxnrZkjW53w4ePnwQH9M1NeguLGO3oK2sEQGi8Du8KBkaRUNwheoT-zl-7LHShwN0VnCoGBIL4ZQezqIa1KB7ipPm2lZpmgMwAOCAlOmu81SzJ5-_-Fo62wlkGKfbSw1Uw/w400-h354/voltaire.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="background-color: white; color: #4d5156; font-family: arial, sans-serif; font-size: 14px; text-align: left;">François-Marie Arouet, más conocido por Voltaire</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Una virtud imprescindible</span></h3><p><span style="font-family: arial;">Los teóricos clásicos del liberalismo, el británico John Locke (1632-1704) y el francés Voltaire (1694-1778) fueron campeones de la tolerancia: </span><span style="font-family: arial;">"Puesto que todos estamos llenos de debilidades y de errores, perdonarnos recíprocamente nuestras tonterías es la primera ley de la Naturaleza" -escribió Voltaire en su <i>Diccionario filosófico</i> (1765). </span></p><p><span style="font-family: arial;">El filósofo refiere principalmente a la tolerancia religiosa y lo hace con un concepto propio de la moral cristiana, el "super-don": <i>el perdón</i>, que se otorga graciosamente, pues nada obliga a perdonar. El creyente, budista, cristiano, musulmán, marxista o fascista, que opine que toda la Tierra debe profesar su fe -musulmana o cristiana o judía...- es, por consiguiente, enemigo de todos los terráqueos que no se hayan convertido, enemigo de la mayor parte de la humanidad. "Todo particular que persigue a un hombre, su hermano, porque no opina como él, es un monstruo" -sentencia Voltaire.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Lo que afirma John Locke en sus <i>Epístolas de Tolerancia</i> (1689-90) es que la actuación de los poderes públicos no puede servir a un propósito religioso ni basarse en consideraciones de fe. Las razones religiosas quedan excluidas así como fundamento legítimo de las acciones civiles.</span></p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVpWqP_7Ee74zUs3dq8ahzHmAOSXKrjiKzaxymTSNq5rIr5STvQjwRr3Ff2RBIqAKQVleF5UhXJJo9QqZShXZjRInO7fzS80i02OLrZFhZ8tHS5-5Op2RsRKAvaOMVwWlX9OOM-Aui6LeKXphw24861TiSOkXCaAVGK6z_oWi_gx_D7vbDDJmQpqYRSw/s352/locke2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="352" data-original-width="279" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVpWqP_7Ee74zUs3dq8ahzHmAOSXKrjiKzaxymTSNq5rIr5STvQjwRr3Ff2RBIqAKQVleF5UhXJJo9QqZShXZjRInO7fzS80i02OLrZFhZ8tHS5-5Op2RsRKAvaOMVwWlX9OOM-Aui6LeKXphw24861TiSOkXCaAVGK6z_oWi_gx_D7vbDDJmQpqYRSw/w318-h400/locke2.jpg" width="318" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">John Locke</td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">Voltaire también denuncia cómo por debajo o por encima de la intolerancia religiosa se suele esconder o imponer una intención política. Por eso Francisco I no tuvo escrúpulos en aliarse con los musulmanes cuando guerreaba con Carlos V, muy cristiano también. Por su parte, las masas tienen necesidad de supersticiones "como el gaznate del cuervo tiene necesidad de carroña". Ya la Iglesia cristiana estuvo desunida desde su cuna, aunque hoy sea la que inspira más tolerancia, pues las cruzadas son cosa del pasado, no existe un terrorismo cristiano y los cristianos consienten otras confesiones en sus geografías tradicionales. </span></p><p><span style="font-family: arial;">"La discordia es el gran mal del género humano, y la tolerancia su único remedio". </span><span style="font-family: arial;">Por eso, toda secta es para Voltaire una equivocación y un peligro social. No hay sectas de geómetras, ni de algebristas, ni de entomólogos, ni de cirujanos, porque estos no necesitan del sectarismo obscurantista para acreditar sus verdades.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Debemos considerar a la tolerancia una virtud o excelencia propia de la civilización, y civilizadora, heredera del perdón cristiano. Según la Unesco: "Es la clave de bóveda de los derechos del hombre, del pluralismo, de la democracia y del Estado de Derecho". Y sin embargo, como lamenta Manuel Toscano Méndez(1), no se pondera con la misma fuerza otra virtud capital para el pluralismo como es <i>la moderación</i>. </span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Es la tolerancia una virtud sobrevalorada?</span></h4><p><span style="font-family: arial;">Denuncia con razón Manuel Toscano la inflación de expectativas en torno a una virtud tan modesta como la tolerancia, un hábito que exige un aprendizaje complejo, una educación democrática: aprender a escuchar a los demás, reconocer la diversidad cultural, apertura comunicativa y disposición hacia el común entendimiento y búsqueda de consensos, reconocimiento de que ninguna concepción del mundo ni religión, ninguna filosofía, tienen el monopolio de la verdad. "Es una forma de libertad: estar libres de prejuicios, libres de dogmas(2).</span></p><p><span style="font-family: arial;">Locke ya sabía que no nacemos libres, sino que a la libertad llegamos a través de la educación, que exige disciplina al entendimiento. Saber disciplinar la mente es requisito para que ella nos ayude a hacernos libres y tolerantes con las libertades ajenas. Sin disciplina no hay educación y, por tanto, tampoco tolerancia.</span> <span style="font-family: arial;">Las pasiones sólo son útiles y libres si están disciplinadas. "Disciplina" es, etimológicamente, la virtud propia del discípulo: "</span><span style="font-family: arial;">La educación requiere una mente disciplinada. Avanza más un corcho en un remolino que una mente que no es rigurosa y disciplinada mientras conoce" (cita de Locke en <a href="https://www.compartirpalabramaestra.org/especiales-tematicos/maestros-de-maestros/john-locke-1632-1704">"Palabra Maestra"</a>). </span></p><p><span style="font-family: arial;">El exceso de distracciones y de estímulos mediáticos y lúdicos hace difícil la disciplina metódica de la mente, su poder de atención y de concentración voluntaria de la atención disminuye, de ahí el problema del llamado "síndrome de falta de atención e hiperactividad" que dificulta la educación de muchos alumnos en nuestras instituciones, y eso entre otros males y deficiencias "políticas", como el desprecio de la excelencia escolar a la que venimos llamando "disciplina", palabra que, como "voluntad" ha desaparecido completamente de las leyes educativas y de la ideología psicopedagogía en que se inspiran.</span></p><p><span style="font-family: arial;">¿Cómo evitar que la tolerancia se convierta en pensamiento débil y en concesión o condescendencia con el mal? ¿Debemos tolerar la mutilación sexual femenina porque es práctica cultural aceptada en multitud de regiones por numerosas etnias, tribus y familias? ¿Debemos tolerar el matrimonio infantil, la poligamia, la pederastia, la sanciones crueles previstas por la ley islámica? </span></p><p><span style="font-family: arial;">A lo mejor debemos restringir la virtud de la tolerancia a una especie de resignación y aceptación estoica ante las diferencias que no gustan ni se tienen por buenas o correctas, pero que se toleran para no ser tachado de racismo o de etnocentrismo. Entonces, si toleramos una mala acción en un infante, ¿no pensará por ello mismo que es acción correcta, no hará de ello hábito y mal carácter? ¿No estaremos confundiendo tolerancia con complicidad y connivencia con el mal?, ¿no será eso mismo la esencia de un pésimo condicionamiento de la conducta, característico de una mala educación?</span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Una excelencia paradójica </span></h4><p><span style="font-family: arial;">El hecho es que no se dice que toleremos las diferencias por las que sentimos curiosidad, que nos atraen o que respetamos, sino que parece que se nos pide tolerancia para lo que consideramos <i>intolerable</i>. De ahí que se trate de una <i>virtud paradójica</i>(3). Aquello que se tolera le parece malo y rechazable a quien lo tolera. O sea, que alguien es tolerante sólo si está en disposición de no serlo. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Ernesto Garzón Valdés ha enumerado las condiciones de la tolerancia: 1. El rechazo que produce lo que se tolera; 2. La posibilidad de intervención, denuncia, prohibición, reproche, etc.; y 3. La omisión de dicha intervención que resulta de la <i>ponderación de razones </i>a favor y en contra de permitirlo o prohibirlo.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Pongamos un ejemplo: el de la madre que intuye que el novio de su hija, con antecedentes policiales, es un haragán con posibilidades de convertirse en maltratador, pero que no se opone al noviazgo de su hija por temor a que esta se vaya de casa o rompa con ella. Tenemos entonces un <i>conflicto de razones o de motivos.</i></span></p><p><span style="font-family: arial;">Jorge Freire escribe que toleramos <i>para evitar conflictos</i>(4). ¿No será también que tememos una reacción adversa, o incluso violenta del tolerado? Tolerar es así, como en el lenguaje de la medicina, ingerir algo sin reacciones adversas, 'tragar' lo que nos asquea moralmente, aguantar a la persona que nos disgusta o soportar sus actos, que consideramos feos o perversos. Freire contrasta la tolerancia con <i>el respeto</i>. Este es un <i>miramiento</i>, el del que acepta al compañero o semejante tal y como es (<i>re + spectum</i>, <i>remiramiento</i>). La tolerancia, por el contrario, es una mirada <i>al sesgo</i>, <i>de soslayo</i>. "No me gusta lo que estás haciendo o diciendo, pero ¡vamos a llevarnos bien!". Se sabe que en general, el varón (su fisiología) <i>tolera</i> mejor el alcohol que la mujer, pero en ambos casos, el alcohol afecta negativamente al hígado e intoxica. En cualquier caso, lo que se tolera es carga y mal.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En las parejas bien avenidas y en los matrimonios felices la tolerancia resulta imprescindible. Es verdad que uno puede convivir con otra persona gustosamente cuando acepta lo que no le gusta de ella, su lado obscuro, cuando admite también sus defectos (y todos los tenemos como dice Voltaire), cuando acepta sus limitaciones con familiar respeto.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Toscano -al contrario que Freire- distingue el tolerar del padecer o soportar, "pues en el último caso está ausente la posibilidad de impedir o interferir. En uno de sus libros ("el mejor", según Freire, pero evita decirlos cuál tiene por "mejor") María Zambrano escribe: </span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Tolerarse es soportarse, y, aunque es algo, no es creador ni caritativo. Convivir es más: es que las pasiones fundamentales, los anhelos, marchen de acuerdo. Es compartir el pan y la esperanza".</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">¿Podemos acusar a la sociedad democrática, por tolerante, de permisiva y hasta de cómplice con el mal? Un jefe o una directora, que hacen dejación de autoridad por no ser acusados de autoritarios y consienten lo intolerable, ¿no son frecuentes en la sociedad que hace de la libertad un valor supremo? ¿No podrá mandar callar a la justicia el exceso de tolerancia? ¿No se confunde la tolerancia con ese intelectualismo moral -de pretensiones socializantes- que presupone que el mal es siempre hijo de la penuria, la injusticia social o la ignorancia? "Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen", son las palabras del Evangelio que expresan el socratismo de Jesús en la cruz.</span></p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdZrc05j0tX5SG7FRVQ0A3QR3hAbkTiHy9ldV80bv2u2hNMsI9Go5jeZ8adIGQk4QaHTTbUNk9V8ej_znby9TBBJ602IfSL-0GcZRM1rL1NZeXUhkxEjl3hgyvzVw27XdnT9gevmRc5TZCb60NaXuxVhZXNRLTjMNakTVAZxHTgk9MaSjrvjwKF8nvoQ/s2916/Chumy%20Tolerancia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2322" data-original-width="2916" height="319" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdZrc05j0tX5SG7FRVQ0A3QR3hAbkTiHy9ldV80bv2u2hNMsI9Go5jeZ8adIGQk4QaHTTbUNk9V8ej_znby9TBBJ602IfSL-0GcZRM1rL1NZeXUhkxEjl3hgyvzVw27XdnT9gevmRc5TZCb60NaXuxVhZXNRLTjMNakTVAZxHTgk9MaSjrvjwKF8nvoQ/w400-h319/Chumy%20Tolerancia.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Humor gráfico de Chumy Chúmez. <br />¿Puede el exceso de tolerancia hacer callar a la justicia?</td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">La inhibición de prohibir o de impedir lo intolerable no es necesariamente una condición de las sociedades democráticas si en ellas rige el imperio de la ley. 'Dura lex, sed lex'. De hecho, las sociedades que llamamos "avanzadas" reglamentan exhaustivamente los límites de las conductas toleradas, según el principio de que sólo está prohibido lo que la ley no prohíbe expresamente, pero la ley cada vez prohíbe más cosas en ellas. Prohíben por ejemplo la acampada en espacios naturales, salvo en sitios determinados para ello, o el derecho a fumar incluso en espacios abiertos, imponen el seguro obligatorio de vehículos motorizados, etc. Sin duda, en una sociedad democrática desarrollada no vale el "todo vale", sino sólo lo que las leyes, cada vez más leyes, consienten, cada vez menos.</span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Tolerancia, indiferencia y escepticismo</span></h4><p><span style="font-family: arial;">En una Academia de Ciencias o de Historia sería inaceptable la consagración del escepticismo en su estatuto fundacional. Tal vez por eso Chesterton decía de la tolerancia que es "la virtud de la gente que no cree en nada". Sin embargo, el acto tolerado es precisamente objeto de rechazo porque lesiona una convicción del sujeto tolerante. Por definición, la persona que tolera debe tener al menos alguna creencia importante que pueda ser lesionada, por ejemplo, que el humo del cigarrillo es tóxico, aunque no por ello se queje o prohíba al compañero o al amigo que fue mientras conversan, porque, por ejemplo, prefiere preservar su compañía y amistad. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Como explica Toscano no podemos decir que la tolerancia sea hija de la incredulidad o de la indiferencia. Si me trae sin cuidado la religión de un vecino, sus gustos sexuales o el escote de mi hija, no hay lugar para la tolerancia. El tolerante tiene razones para condenar algo que le disgusta, pero por alguna razón se abstiene de hacerlo (por ejemplo no quiere perder el cariño de su hija), como si el remedio fuese peor que la enfermedad. Quienes acusan al tolerante de tibio aducen que, aunque puede ser que Tolerancia no sea hija de Indiferencia y Escepticismo, tal vez sea porque Tolerancia es madre de Inmoralismo y del Todo-vale, hermano siamés del Nada-vale, es decir, Tolerancia es madre del nihilismo.</span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Tolerancia y personalización. ¿Se deben tolerar privilegios?</span></h4><p><span style="font-family: arial;">D. Heyd -citado por Toscano- propone un modelo alternativo al de <i>conflicto de razones</i> para explicar la esencia de la tolerancia. Apela a un <i>desplazamiento de la atención</i>, de las acciones que rechazamos al agente que las ejecuta. La idea clave de este cambio perceptivo estaría en la <i>personalización</i>, por la que pasamos de un juzgar creencias o prácticas con abstracción del sujeto que cree o actúa, a su dimensión personal. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Pero ¡esto sería como tolerar que Hércules robe las vacas de Gerión y asesine a su guardián, porque es Hércules! A Hércules, por ser quien es, se le consiente todo. En una sociedad democrática no se deben tolerar privilegios. La tolerancia sería para Heyd una <i>excelencia perceptiva</i> estimulada por el cambio de perspectiva, desde los actos tolerados a la dignidad y autonomía del agente. Claro que puede ser que el agente, como el niño mimado y con exceso de autoestima, no merezca ni tanta dignidad ni la exagerada libertad que le consentimos. Además, es bastante difícil, si no absurdo, que podamos tener presentes simultáneamente las dos figuras: la de las razones para prohibir y las razones para permitir.</span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Razones de segundo orden</span></h4><p><span style="font-family: arial;">Para explicar la tolerancia como virtud es mejor introducir como hace Toscano el concepto de <i>razones de segundo orden</i> manteniendo la noción de "razones en conflicto", para preservar la diferencia cualitativa entre razones de primer y de segundo orden. Por estas últimas entiende Toscano aquellas que refieren a las que tenemos para actuar o no actuar de modo <i>reflexivo</i>, por lo que también podríamos llamarlas "razones reflexivas", propias de la razón en su uso práctico. Tal sería el caso de la llamada "razón excluyente" propuesta por Josep Raz. La tolerancia sería una permisión basada en <i>razones excluyentes</i>, como cuando toleramos que un asesino confeso de niños siga viviendo, porque creemos inútil o contraria a derecho la pena de muerte... </span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Está permitido hacer o toleramos x (que el pederasta asesino siga viviendo), a pesar de haber una razón para impedir x (hay razones para ejecutarlo), si hay razones de segundo orden para excluir esas razones en contra (la opinable ilegitimidad de la pena de muerte)".</span></blockquote><p></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Una virtud de mínimos. Lo intolerable</span></h4><p><span style="font-family: arial;">En cualquier caso, la tolerancia es una <i>virtud de mínimos</i>. Paradójicamente, no hay tolerancia sin una intolerancia previa, es decir, sin razones válidas para condenar lo desagradable, erróneo o nocivo. Y además, hemos de reconocer la existencia de <i>lo intolerable</i>, de la maldad ejercida a sabiendas, cuando no es posible hallar razones reflexivas de segundo orden para permitir, por ejemplo, el abuso de menores, el maltrato doméstico, la explotación de migrantes "sin papeles", la opresión de las mujeres, la evasión de impuestos, el robo o el asesinato. Incluso ciertas formas fanáticas de intolerancia -como las denunciadas por Voltaire- resultan hoy intolerables.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Hemos de tener en cuenta que, si bien en las sociedades democráticas se proclama el principio de tolerancia en el sentido de que nadie es perseguido, castigado o condenado por sus ideas políticas, no deja de ser un modo de castigo el no ser premiado por ellas, siendo así que algunos lo son cuando acceden a ciertos puestos públicos, no por sus méritos sino por ser "de la cuerda del partido gobernante", nacionalista o no nacionalista, conservador o progresista, de izquierdas o de derechas. La tolerancia pasa entonces por pretexto "ideológico" (en el sentido marxiano de falsa conciencia) para la pseudolegitimación de privilegios. La diferencia se tolera precisamente <i>porque</i> la identidad con el poder se recompensa o gratifica.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Si no hubiera buenas razones para prohibir o evitar, la misma tolerancia estaría de más, resultaría superflua o arbitraria. De ahí la necesidad perentoria -como explica Toscano- de sustituir el elogio exagerado de la tolerancia por una <i>consideración crítica </i>de sus versiones, atenta a sus motivos y justificaciones, pues se dan en nuestras sociedades especies degradadas de tolerancia que mejor haríamos en llamar <i>complicidades</i>, formas insensatas e inciviles de<i> connivencia </i>con el vago, el sedicioso, el oportunista, el malversador o con el ladrón y con el criminal. </span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Una virtud necesaria</span></h4><p><span style="font-family: arial;">Sin embargo, un orden social y cultural pluralista no puede prescindir de este "lubricante de las relaciones personales" que es la tolerancia, pues el ejercicio de derechos siempre supone costes para otros (caso del derecho de expresión o el "derecho" al aborto) y sería ilusorio creer que "el arte de la convivencia pacífica" (en expresión de Francisco Tomás y Valiente) depende sólo del código penal y del sistema judicial, y para nada de las actitudes cotidianas del común de los ciudadanos, en lo público y en lo privado.</span></p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVE3677uNCop2jwCQkprWOwr_60zWFZfNAs34wuE0wEKMKhCjV-ebOR0lGVonEca6i6GGDiaPp84qRxyfAnYIdMU8opQBg5byN4DReX2NnOrYHgEPL8efmWZaDPYNCpP7lA9KnRJ_EkgOdo2XFA2hDx29W2AzvsavOtWEc2KC2Qx_tqRx7rUQmVaT96Q/s2849/cuernos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2157" data-original-width="2849" height="303" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVE3677uNCop2jwCQkprWOwr_60zWFZfNAs34wuE0wEKMKhCjV-ebOR0lGVonEca6i6GGDiaPp84qRxyfAnYIdMU8opQBg5byN4DReX2NnOrYHgEPL8efmWZaDPYNCpP7lA9KnRJ_EkgOdo2XFA2hDx29W2AzvsavOtWEc2KC2Qx_tqRx7rUQmVaT96Q/w400-h303/cuernos.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tal vez no tolere, al vez perdone, pero no olvida.<br /><i>Lo mejor de Chumy Chúmez</i>, Planeta 1992.</td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">Puede que en algunos casos la memoria muestre su vena piadosa ofreciéndonos el perdón o la tolerancia de una ofensa pasada mediante su olvido. "Perdono, pero no olvido", se dice a veces. Es una buena estrategia, pues la tolerancia no debe degradarse tampoco en la candidez del pánfilo que fácilmente se convierte en tonto por bueno y objeto de todas las injusticias o infamias. Nadie debe tolerar un trato indigno.</span></p><p><span style="font-family: times;"><b>Notas</b></span></p><div style="text-align: left;"><span style="font-family: times;">(1) "La tolerancia y el conflicto de razones", en <i>Ciudadanía, nacionalismo y derechos humanos</i>, Manuel Toscano et al., Trotta, Madrid 2000, pgs. 171ss.<br />(2) <i>Proposiciones preliminares</i>, "Año para la tolerancia", UNESCO, 1995.<br />(3) B. Williams. "Toleration: An Impossible Virtue?, cit. por Toscano (v. nota 1).<br />(4) ABC cultural: Jorge Freire, "Contra la tolerancia", 28 de Enero 2023, pg. 15.</span></div><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-46472618790893332542023-01-26T13:22:00.000+01:002023-01-26T13:22:12.136+01:00EL TELAR MÁGICO<p> </p><p class="MsoNormal"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqxOTMOj8AwCPAH8Iw6JO5RzYqc7iPIRx1_GbjrxHZWeuDJHsfjiAG4nx9i7gHzNaqEeyWHf-qPsx8qUXpyWADybLkTbeu4gwcurgqfl5wo5V0bTgrfAZdstYIfrRbQYfPsC6vvYB69p0v5iaRcW0PsisW4BJJ8yBmTN82DVH1ubtH6PIOvqxcr1tQug/s3827/fludd.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3827" data-original-width="2224" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqxOTMOj8AwCPAH8Iw6JO5RzYqc7iPIRx1_GbjrxHZWeuDJHsfjiAG4nx9i7gHzNaqEeyWHf-qPsx8qUXpyWADybLkTbeu4gwcurgqfl5wo5V0bTgrfAZdstYIfrRbQYfPsC6vvYB69p0v5iaRcW0PsisW4BJJ8yBmTN82DVH1ubtH6PIOvqxcr1tQug/w233-h400/fludd.jpg" width="233" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Robert Fludd. <i>Utriusque cosmi</i>, II. Oppenheim 1619. <br />Aparecen en esferas el mundo intelectual, <br />el imaginativo y el sensible</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><h2 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">EL TELAR MÁGICO<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn1">[1]</a>. Cerebros y mentes. Computación y conciencia. Razonamiento e inteligencia</span></h2><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"> La computación de cerebros y ordenadores</span></h3><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">¿Funciona el cerebro como un ordenador? ¿Es una computadora orgánica? ¿O el ordenador funciona como una memoria electrónico? ¿Piensan las máquinas?</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">El cerebro piensa, la computadora calcula; ambos usan el razonamiento lógico. Aunque en sus actividades más creativas el cerebro parece procesar a golpe de genio, con destellos de iluminación, una gran parte del pensamiento es <i>computación</i>. Los pasos lógicos que sustentan la actividad computacional son simples. Han sido reducidos por Robert Jastrow a los llamados <b>Y</b> y <b>O </b><br /><br /></span></p><div style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><b>Y</b>: <b>«Si 'a' y 'b' son ciertos, entonces 'c' es cierto»</b></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><span style="font-family: arial;"><b><div style="text-align: center;"><b>O</b>: «Si 'a' es cierto o 'b' es cierto, entonces 'c' es cierto»</div></b><div style="text-align: center;"><br /></div>Estos dos razonamientos pueden ser convertidos en circuitos eléctricos mediante dispositivos llamados "puertas". En un ordenador las puertas están constituidas por componentes electrónicos, sean diodos o transistores. En el cerebro de un animal o un humano, las puertas son neuronas o células nerviosas. Una puerta es un sendero eléctrico accesible cuando se cumplen algunas condiciones. Los dos cables que desembocan en una misma puerta representan las dos ideas 'a' y 'b'. El cable que emerge en el otro lado de la puerta representa la conclusión 'c' basada en esas ideas:</span><p></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWwpRlzaq4EXHuJ0zdBpnubu6lGKSZF7S8s-sUM-HYYD4Dl2pMGD39k3A9KIwktb6LiCmbEOJyknVe05ckxgVHrNK690Ju8msHC5LUW-xHqmS1QY6H5HGld5JabYNA30CY4XCuAdv4noZFi1cxt-b2jLOwQXnm_cGjZXMQ7yP5_M8aeiDBCyPpQZxuuw/s618/puertas1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="364" data-original-width="618" height="235" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWwpRlzaq4EXHuJ0zdBpnubu6lGKSZF7S8s-sUM-HYYD4Dl2pMGD39k3A9KIwktb6LiCmbEOJyknVe05ckxgVHrNK690Ju8msHC5LUW-xHqmS1QY6H5HGld5JabYNA30CY4XCuAdv4noZFi1cxt-b2jLOwQXnm_cGjZXMQ7yP5_M8aeiDBCyPpQZxuuw/w400-h235/puertas1.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br />Cuando una puerta ha sido preparada para ser una puerta <b>Y</b> funciona de modo que si las señales eléctricas fluyen a la vez de los cables o circuitos 'a' y 'b' (que pueden ser axones neuronales) entonces saldrá una señal eléctrica por la punta de flecha del cable 'c' (un axón<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn2">[2]</a> que a su vez podrá disparar su información en un montón de dendritas). Desde un punto de vista eléctrico es lo mismo que decir «si 'a' y 'b' están operativos o activos, entonces 'c' lo está». <br /><br /> Cuando una puerta ha sido preparada para ser una puerta <b>O</b> permite que la electricidad pase a lo largo de la salida de 'c' tanto si le llega una señal por el cable 'a' como por el cable 'b'. Electrónicamente es lo mismo que decir: «si 'a' o 'b' se activan, entonces 'c' se activa». <br /><br /> De este modo puede sumar un ordenador "1 + 1 = 2": una puerta tiene dos cables que representan '1' y '1', y un cable que emerge por el otro lado representando '2'. La puerta ha sido preparada como una puerta <b>Y</b>. Millones de tales puertas, combinadas de forma diferente pueden resolver problemas algebraicos o pagar impuestos. Tales circuitos sirven también para tomar decisiones. </span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Supongamos que en el ordenador de una empresa un cable llamado "stocks mínimos" lleva señales a una puerta de tipo <b>Y</b>. Un segundo cable llamado "fuerte volumen de ventas" también se activa. Si los stocks están bajo mínimos y el volumen de ventas es alto, la puerta se abre y a través de ella llega la decisión: "¡Hay que efectuar un fuerte pedido de este artículo al fabricante!". Incluso puede que aparezca en pantalla el nombre del fabricante o que la misma máquina se encargue de emitir automáticamente el pedido. <br /><br /> Las puertas <b>O</b> tienen idéntica importancia. Supongamos que en esa misma compañía tres cables desembocan en una puerta 'd'. Si en un momento determinado la compañía "necesita liquidez" (cable 'a'), o el artículo está siendo "tirado por la competencia" ('b), o hay un exceso del mismo en los almacenes ('c'), entonces la puerta de paso a una decisión, emitiéndose una orden: <br /><br /></span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDnzLUFKpCCfaO26-cfoG7ngH0FxG0-FoySB0l4SGdag2pTVWv25YK-CoT5weiSD7-kq7-jn5-QS5jUMnUOYjntw4-_v_XIYFnzJZsWOvfW_BbbIx-Dz8VZuNGFnkiRQ_PrZ8nYK01ayXXAwkAIg2D_TmUx01L7FKuD9sWIqIjrszhORAfB3SLJDxLPQ/s571/puertas2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="412" data-original-width="571" height="231" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDnzLUFKpCCfaO26-cfoG7ngH0FxG0-FoySB0l4SGdag2pTVWv25YK-CoT5weiSD7-kq7-jn5-QS5jUMnUOYjntw4-_v_XIYFnzJZsWOvfW_BbbIx-Dz8VZuNGFnkiRQ_PrZ8nYK01ayXXAwkAIg2D_TmUx01L7FKuD9sWIqIjrszhORAfB3SLJDxLPQ/s320/puertas2.jpg" width="320" /></a><span style="font-family: arial;"><br /> <br /><br />Un ordenador sencillo tiene todas las puertas unidas permanentemente entre sí, de modo que resuelve siempre las mismas tareas una y otra vez. Pero los ordenadores más complejos tienen mayor flexibilidad, aunque menos que el cerebro humano. Las conexiones entre las puertas pueden cambiarse, las instrucciones para conectar las puertas de modo que actúen de acuerdo con cada tipo particular de problema quedan almacenadas en los bancos de memoria del ordenador. Esas instrucciones constituyen lo que llamamos el "programa" del ordenador. Un ordenador con una memoria muy amplia puede almacenar un conjunto de instrucciones lo suficientemente largo como para permitirle aprender por experiencia, del mismo modo que un animal inteligente. <br /><br /></span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b>Aprendizaje. Plasticidad y conectividad del cerebro humano</b>. </span></h3><div style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Cuando un cerebro, electrónico o animal, aprende por experiencia sigue los siguientes pasos: primero, intenta un enfoque; luego, compara el resultado obtenido con el deseado, es decir, con la meta propuesta; luego, si consigue la meta, envía una instrucción a la memoria para que use el mismo procedimiento la vez siguiente. Como un cerebro modifica sus redes neuronales<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn3">[3]</a> según su experiencia vital, una máquina inteligente puede modificar su razonamiento, basado en circuitos electrónicos, a medida que experimenta procesos internos. </span></div><span style="font-family: arial;"><br /> Las puertas se van conectando gradualmente a medida que el animal aprende mejores estrategias de supervivencia. En el humano, la parte del cerebro ocupada por circuitos vacíos cuando nace es mayor que en cualquier otro animal; eso es lo que se entiende por <i>plasticidad</i> del comportamiento humano. Se puede decir que el cerebro crece hasta los veinticinco años, pero luego sigue aprendiendo y transformándose durante toda la vida<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn4">[4]</a>. <br /><br /> La riqueza del pensamiento humano depende en un grado considerable del enorme número de cables, o fibras nerviosas, que desembocan en cada puerta del cerebro humano. Pero en un ordenador cada puerta tiene dos, tres, o como máximo cuatro cables que entran por un lado, y un cable sale por el otro. En el cerebro de un animal las puertas pueden tener miles de cables entrando por un lado, en vez de dos o tres. En el cerebro humano, una puerta puede tener incluso 100.000 cables entrando en ella. Cada cable procede de otra "puerta" o célula nerviosa. Esto significa que cada puerta del cerebro humano está conectada a otras cien mil de otras partes del cerebro. Durante el proceso de pensar innumerables puertas se abren y cierran a lo largo y ancho del cerebro. La decisión es resultado de una complicada evaluación que implica entradas de datos procedentes de miles de puertas. Esto explica muchas de las diferencias entre el pensamiento humano y el de un ordenador.</span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgStvUoKgoHkcLJfC17b8OHf9rY6h6kysxX7S3thB5IaAMPqANlpACLJN_xwhsJnHtByvJDBKqAfvSu9JkgEPUlxz13iNdJklCxKqL6CopfWJeoQncQ9W6GRUOmTfu6Rim4mv6DOXzNwoxfhamHBb5cNNsBBFLKuGkAAd6kGK-w_uVs05uHx6Ln2H22_w" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" data-original-height="400" data-original-width="800" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgStvUoKgoHkcLJfC17b8OHf9rY6h6kysxX7S3thB5IaAMPqANlpACLJN_xwhsJnHtByvJDBKqAfvSu9JkgEPUlxz13iNdJklCxKqL6CopfWJeoQncQ9W6GRUOmTfu6Rim4mv6DOXzNwoxfhamHBb5cNNsBBFLKuGkAAd6kGK-w_uVs05uHx6Ln2H22_w=w400-h200" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Representación de sinapsis neuronales</td></tr></tbody></table><br /><br />Las puertas de los cerebros biológicos no funcionan sobre las bases del "todo-o-nada". La mayor parte de las puertas del cerebro funcionan según el principio del CASI, antes que del <b>Y</b> o el <b>O</b>. La puerta CASI hace al pensamiento humano muy impreciso, pero muy poderoso. Supongamos que cincuenta mil cables desembocan en una puerta cerebral. Si fuera la puerta <b>Y</b> de un ordenador, las cincuenta mil premisas tendrían que ser ciertas simultáneamente antes que esa puerta se abriera dejando pasar una señal. Un cerebro así sería muy lento, raramente tomaría una decisión y el poseedor de un cerebro así tendría pocas posibilidades de transmitir sus genes a otra generación. </span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Los cerebros auténticos no trabajan como las máquinas. Ajustados a puertas CASI solamente necesitan diez mil o quince mil premisas, por decir algo, para emitir una orden de actuación, o tal vez menos. Como consecuencia de ello son imprecisos y falibles, pero muy rápidos. En la lucha por la supervivencia la velocidad debió valer más que la precisión. <br /><br /></span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Computador y consciencia</span></h3><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Roger Penrose<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn5">[5]</a> (catedrático de matemáticas en Oxford) ha probado que nuestros cerebros y nuestras mentes son algo más que una computadora. <i>Comprender no es computar</i>. A causa de la no computabilidad del pensamiento consciente, necesitamos de una nueva física para comprender la mente y la base física de la consciencia, las manifestaciones externas de la comprensión. <br /><br /> La diferencia entre un ordenador y la mente humana no puede explicarse simplemente como una cuestión de complejidad. Si es la extrema complicación de la red neuronal la que se considera como prerrequisito esencial para la consciencia, entonces hay que preguntarse por qué la consciencia parece estar totalmente ausente en las acciones del cerebelo, responsable de la perfección del control motor. Los principales fracasos de la inteligencia artificial (IA) no se han dado en áreas donde el poder de los especialistas humanos resulta sorprendente, sino en las actividades de "sentido común". Éstas pueden ser descritas como ocasiones en que hay que determinar la mejor acción en función de propósitos del propio cerebro, finalidades y objetivos que éste puede modificar en el mismo curso de la acción. En esos casos, cualquiera de nosotros acierta mientras el "cerebro electrónico", aun capaz de calcular más y mejor que el nuestro, falla sin remedio.</span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUJ-87GwW1Ko3qaoCVBDi9E3nQV4I-aQsScTjfw_zvG0W-kjs_kt8Ca6xrsoH6TwD43Wvnl_akqAnK5OSrN5cpuFvtZ1vJA97PAuobFvFCmwDMamDGHbkJUO5opgdeCcKU5RfKPqEdcxjPrNGDrpPZfmZdljEWuHGzD-KGUpPDfN99NF93wLCWoUmuVQ/s553/puertas3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="517" data-original-width="553" height="374" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUJ-87GwW1Ko3qaoCVBDi9E3nQV4I-aQsScTjfw_zvG0W-kjs_kt8Ca6xrsoH6TwD43Wvnl_akqAnK5OSrN5cpuFvtZ1vJA97PAuobFvFCmwDMamDGHbkJUO5opgdeCcKU5RfKPqEdcxjPrNGDrpPZfmZdljEWuHGzD-KGUpPDfN99NF93wLCWoUmuVQ/w400-h374/puertas3.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /><br />Para ilustrar la falta de comprensión real de los ordenadores actuales, el propio Penrose ofrece la posición de ajedrez que puede verse más arriba. Las negras tienen una enorme ventaja material, pero para las blancas es fácil evitar la derrota: les basta con mover su rey por su lado del tablero. ¡El muro de peones resulta infranqueable para las negras! Esto es obvio para cualquier ajedrecista. Sin embargo, en esta posición "Deep Thougt" (<i>Pensamiento Profundo</i>), el ordenador de ajedrez más potente de su época, que ganó a grandes maestros mundiales, cometió inmediatamente el error de comer la torre negra con el peón de la columna b (b4 x T). Abrió así la barrera de peones provocando una posición en que perdería sin remedio. ¿Cómo pudo ser tan estúpido? La respuesta es que <i>Pensamiento Profundo</i> había sido programado para muchas cosas (obtener ventajas posicionales o de material, calcular a gran velocidad distintas variantes y posiciones futuras) pero carecía de la comprensión de lo que podía llegar a significar en esta posición concreta la barrera de peones. <br /><br /> La<i> imaginación finalista</i> parece ganar también en capacidad de computación mediante el descarte 'a priori' de alternativas "absurdas". La propia y especializada comprensión matemática -o lógica- no puede reducirse a computación. La comprensión que subyace en las reglas computacionales es algo que en sí mismo está más allá de la computación. <br /><br />La mente <i>reactúa</i> sobre el cerebro del que ha emergido. Penrose acepta que la mente tiene una base física, cerebral, pero también afirma la posibilidad de la libertad, es decir la posibilidad de que la mente consciente reaccione sobre las condiciones físicas de acuerdo a principios y proyectos elaborados por ella misma, pudiendo así modificar las condiciones físicas del cerebro. Esto significa admitir la posibilidad de que el mundo ideal pueda obrar sobre el mundo físico a través del mundo mental. Explicar esto significaría ir más allá de las leyes de la física actual. Por eso Penrose piensa que es necesario desarrollar una nueva física-matemática (cuántica) para poder explicar las bases cerebrales de la consciencia humana. De modo análogo a como un fotón puede estar haciendo dos cosas a la vez en dos sitios distintos se daría en el cerebro la coexistencia de alternativas de sensación, asociación y acción, al nivel de pequeñas cargas o actividades oscilatorias en fracciones de milisegundos. <br /><br /> La cognición, tal y como la ve Francisco Mora<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn6">[6]</a>, sería una recogida de periodos o <i>quantums </i>de tiempo. Los circuitos activos del cerebro, como las luces de colores de un árbol de Navidad en el que nunca se mantiene el encendido fijo de un determinado grupo, barren la corteza cerebral cada 12 milésimas de segundo. La sucesión de los barridos proporcionaría la película continua de nuestro ser y estar en el mundo. Según esta hipótesis, nuestro conocimiento y nuestra conciencia estarían hechos de unidades temporales. De <i>quantums</i>, como la energía de la que todo procede. <br /><br /> La <i>indeterminación cuántica</i> (que permite la ocurrencia y no ocurrencia simultáneas) pudiera ser la que proporciona una ocasión para que la mente influya en el cerebro físico, la ocasión natural para el ejercicio de la creación y la libertad. <br /><br /></span><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Piensan las máquinas? </span>El test de Turing </h3><div style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">La teoría de la recursión o de la computabilidad parece hoy la rama más exitosa de la lógica matemática. Alan M. Turing (1912-1954) percibió una analogía estructural entre las operaciones de la mente, las series exhaustivas de instrucciones lógicas para resolver problemas, llamadas algoritmos<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn7">[7]</a>, y las máquinas computadoras abstractas.</span></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Una <i>máquina de Turing</i> es un computador que posee una cinta infinita, un mecanismo para examinar la cinta, otro para escribir o borrar la cinta y un conjunto finito de estados de información ("estados lógicos"). Lo esencial de una máquina de Turing son las reglas que gobiernan su comportamiento, por virtud de las cuales puede pasar de una configuración a otra<a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftn8">[8]</a>. Dichas reglas pueden representarse en una tabla, y cada una de ellas tiene el carácter de una instrucción. La noción de máquina de Turing es una idealización matemática útil para probar que ciertas tareas no son automatizables o que ciertas funciones no son computables, y se parece a lo que hoy consideramos un programa de "software", mientras que una "máquina universal de Turing" es una máquina capaz de simular a cualquier otra, equiparable por tanto al "hardware" de un computador digital actual. <br /><br /> ¿Pueden todos los procesos mentales, incluido el conocimiento humano, reducirse a cálculo? ¿Puede pensar una máquina? En 1950, la revista inglesa <i>Mind </i>publicó una conferencia de Turing: "Máquinas computadoras e inteligencia", en la que sostenía que un computador digital puede hacer todo lo que hace el hombre. Iniciaba así la investigación en inteligencia artificial (IA). Turing propuso que la cuestión de si una máquina puede pensar sólo podría resolverse experimentalmente: podemos decir que una máquina piensa si un humano, comunicándose por escrito con ella y con otros interlocutores humanos, es incapaz de distinguir a la máquina de los interlocutores humanos (<i>test de Turing</i>). <br /><br /> En su obra <i>Los lógicos </i>y hablando de Turing, Jesús Mosterín refiere cómo a finales de 1996, Larry Wos y William McCune lograron por primera vez programar un computador de tal manera que resolviera creativamente un problema abierto. El 10 de octubre de 1996 un computador tuvo éxito donde los mejores matemáticos habían fracasado. <br /><br /></span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Ciencias cognitivas </span></h3><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Desde 1977 se ha consolidado un nuevo campo de investigación interdisciplinar denominado <i>ciencias cognitivas</i>. Estas ciencias estudian el fenómeno de la cognición, tanto en seres humanos como en animales y computadores. Se entiende por cognición el uso y manipulación de información. Las ciencias cognitivas básicas son la Psicología Cognitiva y la Inteligencia Artificial, junto a otras auxiliares: la Lógica, la Neurociencia cognitiva, la Lingüística, la Antropología y la Pedagogía cognitivas. <br /><br /> Hilary Putnam (Chicago 1926- 2016) ha prolongado las tesis de Turing con la llamada "teoría funcionalista de la mente". Por <i>funcionalismo </i>podemos entender la doctrina filosófica según la cual los procesos mentales no son conducta externa públicamente observable, sino que son funciones mediadoras entre entradas sensoriales y salidas motoras (por ejemplo, entre un fuerte ruido y el movimiento de mis manos para taparme los oídos), funciones que se producen en el interior del sistema cognitivo y causan la conducta externa. Así como el comportamiento de una máquina de cálculo no podría explicarse por el análisis de sus <i>inputs</i> o estímulos, sino que es preciso conocer sus "estados internos", así también sucede con el organismo humano, cuyo comportamiento (<i>outputs</i>) no puede explicarse sólo por los estímulos procedentes del exterior -como pretendían los conductistas-, pues hace falta conocer sus estados anímicos internos. <br /><br /> En un artículo de 1960, Putnam analiza la noción de "máquina de Turing". Putnam señala que, al igual que habría dos posibles descripciones de una máquina de Turing, la del lógico y la del ingeniero, hay dos posibles descripciones de la psicología humana: la aproximación conductista, que pretende una descripción en términos físicos de la conducta humana, y una aproximación en términos más abstractos o mentales. Así por ejemplo, no podemos identificar sin más "dolores de cabeza" con ciertos "estados cerebrales", aunque supongamos que estos causan aquellos. El dolor no es un estado físico-químico del cerebro, ni un estado del sistema nervioso entero, sino otro tipo de estado. El dolor es un estado funcional de un organismo tomado en su totalidad. Es erróneo pensar que la esencia de nuestras mentes es nuestro <i>hardware</i> (soporte físico). </span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Después de 1975, Putnam modificó su funcionalismo para explicar que nuestras creencias y deseos (procesos mentales) no sólo están determinados por propiedades individuales, sino que dependen tanto del entorno físico del hablante como de hechos sociales relativos a la comunidad lingüística a la que pertenece (socio-funcionalismo). <br /><br /></span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">La habitación china y el continuo cerebro-mente </span></h3><span style="font-family: arial;"><br /> John Searle (nacido en Denver, 1932) defiende la tesis general de que la mente y el cuerpo interactúan aunque no sean dos cosas diferentes. Los procesos mentales no son independientes de los procesos físicos (sobre todo cerebrales), pero los procesos mentales no se reducen a los procesos cerebrales tal como los estudian las neurociencias. Esta tesis general puede denominarse <i>emergentismo</i>: Los procesos mentales aparecen como fenómenos o propiedades <i>que emergen</i> de los procesos cerebrales. Que los procesos mentales sean distintos de los procesos físicos no significa que emerjan de ellos mediante algún proceso no-físico de carácter misterioso. Para Searle existen cuatro propiedades de los fenómenos mentales difíciles de encajar en la concepción del mundo como compuesto de cosas exclusivamente materiales.</span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhfmHznqfEv-UC8dHsuoy4JRBfPiFfI9ewS0CXzNLmxJ_YjAW2HhHN1gHbo71AO5MBK-JY7QyPaKbyOvOdZA0W4Te-KFvdpcE3s7otsnp8F5nYVJbsrAt62BXTNnWu8saOB496DDTA0ikgy33Hjbs3Ix6Okka7-Rj1a8FoNHlsltkJmiUz5s_V6eZ435w" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="394" data-original-width="600" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhfmHznqfEv-UC8dHsuoy4JRBfPiFfI9ewS0CXzNLmxJ_YjAW2HhHN1gHbo71AO5MBK-JY7QyPaKbyOvOdZA0W4Te-KFvdpcE3s7otsnp8F5nYVJbsrAt62BXTNnWu8saOB496DDTA0ikgy33Hjbs3Ix6Okka7-Rj1a8FoNHlsltkJmiUz5s_V6eZ435w" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><br /><br />1) La más importante de tales propiedades es la <i><b>consciencia</b> </i>que permite que nos demos cuenta de lo que hacemos. La consciencia es el hecho central de la existencia específicamente humana, aunque no todos los procesos mentales sean conscientes. <br /><br />2) <b>Intencionalidad</b>. Es la propiedad mediante la cual nuestros estados mentales se dirigen o refieren a objetos o estados de cosas del mundo distintos de los propios estados mentales. Por ejemplo, mi deseo de ver los fiordos de Noruega refiere a esos accidentes geográficos, que no forman parte de mi mente. <br /><br />3) <b>Subjetividad</b>. Todos los procesos mentales son subjetivos. Cada uno de nosotros puede conocer sus estados mentales internos, mientras que los demás no pueden conocerlos directamente. <br /><br />4) <b>Causación mental.</b> Nuestros pensamientos y sensaciones tienen algún efecto sobre el mundo físico, causan efectos físicos. Decido dar un paseo por el campo y mi cuerpo baja las escaleras y pisa la hierba del campo alterándola. <br /><br />La posición de Searle reconstruye un cierto <i>dualismo</i>, si bien no admite que mente y cerebro sean dos cosas distintas, sino que los procesos mentales son aspectos o rasgos diferenciables de los procesos neurofisiológicos aunque no sean independientes de ellos. Para explicar su tesis recurre a la distinción entre micropropiedades y macropropiedades de los sistemas físicos. Los fenómenos mentales son macropropiedades emergentes de procesos que tienen lugar en el cerebro en el micronivel de las neuronas. Como insinúa Roger Penrose, el Yo podría ser resultado de una condensación superconductiva o superfluida, un holograma global cuántico, un estado de coherencia cuántica del cerebro. <br /><br /> En el cerebro existen pues dos niveles de descripción causalmente reales: el macro-nivel de procesos mentales y el micro-nivel de procesos neuronales. La independencia de la psicología respecto de las neurociencias queda así garantizada. <br /><br /> Al contrario que otros autores como Marvin Minsky o Hans Moravec, Searle niega que las máquinas puedan pensar. La única máquina que puede pensar es el cerebro. Para demostrarlo, Searle efectúa el "experimento mental de la habitación china" (v. supra): Supongamos a un hombre encerrado en una habitación que sólo habla español. Se le introducen a través de una rejilla unas preguntas en chino y él es capaz de devolver respuestas en chino a preguntas en chino según un manual de instrucciones que establece las correspondencias correctas entre preguntas y respuestas (<i>inputs</i> y <i>outputs</i>). Los de afuera podrían pensar que sabe chino, pero ¿entiende el chino? </span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Los computadores pueden dar la impresión de que piensan cuando hacen corresponder preguntas con respuestas de acuerdo a reglas establecidas en programas informáticos, pero se limitan a combinar símbolos formales que no comprenden. Sus símbolos sólo tienen <i>sintaxis</i> (relaciones de orden entre ellos), pero carecen de <i>semántica</i>, no tienen relaciones con significado alguno ni refieren intencionalmente. <br /><br /> El filósofo español Pascual F. Martínez Freire ha puesto en duda que esta tajante distinción de Searle entre sintaxis y semántica sea aceptable (<i>La nueva filosofía de la mente</i>, 1995), pero tampoco Martínez Freire cree, al menos por el momento, que las máquinas inteligentes tengan mente. La mente o los procesos mentales emergen de los mecanismos computacionales del cerebro, pero una vez producidos no son reductibles a los mecanismos de la maquinaria cerebral. <br /><br /> Para Francisco Mora, catedrático de la Complutense (<i>El reloj de la sabiduría. Tiempos y espacios en el cerebro humano</i>, 2002), "el mundo de la física y la química cerebral se transforma en bioquímica y después en anatomía, fisiología y conducta como un <i>continuum</i>. La dimensión crucial de la mente es el tiempo, porque las funciones cerebrales no residen en la anatomía o el espacio, sino en la actividad del sistema y sus códigos de tiempo. </span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"La mente es el tejido neural cosido con hilos de tiempo o, si se quiere, el alma es tiempo codificado en el cerebro". </span></blockquote><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">La MENTE es la actividad del cerebro, aunque utilicemos diferentes lenguajes para hablar de una y de otro, uno psicológico, el otro fisiológico y bioquímico. La mente humana no es una máquina, aunque sus funciones puedan se replicadas e incluso potenciadas mecánicamente. Resulta por eso dudoso que los términos psicológicos del lenguaje común puedan ser alguna vez reducibles o equiparables o equivalentes a los términos de las neurociencias.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">El genial filósofo Godofredo W. Leibniz (1646-1716) no dudaba de que el alma humana fuese algo más que una simple máquina pensante:</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Señor, usted ve que el nervio más pequeño tiene su utilidad en el cuerpo, lo mismo que la menor cuerda en un gran navío; usted sabe que un geómetra hábil no traza ninguna línea que no sirva para la demostración: ¿dudaría usted que el alma del hombre está incluida en el orden, esa alma que es una especie de pequeño Dios que gobierna un mundo aparte y que duplica de algún modo y representa en ella el gran mundo?" </span></blockquote><blockquote><span style="font-family: arial;">(<i>Diálogo entre un político sagaz y un sacerdote de reconocida piedad,</i>1679. Ed. de Ezequiel Olaso: <i>Escritos Filosóficos de Leibniz</i>, Madrid 2003, pg. 277).</span></blockquote><span style="font-family: arial;"><br /><br /> <br /></span><div style="text-align: left;"><span style="font-family: times;"><b>Cuestionario </b></span></div><span style="font-family: times;"><br />1. Relea atentamente el artículo y elabore un glosario con los principales términos. <br /><br />2. ¿Cree usted que el pensamiento humano puede ser reducido a computación? <br /><br />3. ¿Qué dos modelos o métodos lógicos sustentan todos los procedimientos de cálculo y computación? <br /><br />4. ¿Qué unidades componen las "puertas" de un cerebro y qué unidades componen las de un ordenador? <br /><br />5. Describa mediante un algoritmo sencillo un procedimiento de decisión distinto de los ejemplos que se ofrecen en el texto. Esquematícelo. <br /><br />6. ¿Qué es un programa de computadora? <br /><br />7. ¿Pueden aprender los ordenadores? ¿Cómo? ¿Cree usted que se puede hablar con propiedad de "inteligencia artificial"? <br /><br />8. Describa la plasticidad e increíble conectividad del cerebro humano. <br /><br />9. ¿Qué diferencia más apreciable encuentra entre el funcionamiento de un cerebro y el de un ordenador? Explique el método del CASI. <br /><br />10. ¿En qué tipo de acciones el cerebro humano es más que una máquina de computación, según Penrose? ¿Qué importancia tiene la "imaginación finalista" para el pensamiento consciente? <br /><br />11. Explique el concepto de <i>cognición </i>para Fco. Mora. <br /><br />12. Explique en qué consisten la máquina y el <i>test de Turing</i>. Busque una semblanza sobre importante lógico y matemático británico. <br /><br />13. ¿Cuáles son las ciencias cognitivas y qué estudian? <br /><br />14. Describa la concepción <i>funcionalista </i>de los procesos mentales. <br /><br />15. Sintetice la teoría <i>emergentista</i> sobre la relación cerebro-mente. <br /><br />16. Cuáles son las propiedades específicas de los fenómenos mentales que no se dan en la inteligencia artificial (IA). <br /><br />17. ¿Cómo muestra el experimento mental de <i>la habitación china</i> que los ordenadores no piensan? <br /><br />18. ¿Qué objeción pone Mnez. Freire al experimento de Searle? <br /><br />19. ¿Cómo piensa Francisco Mora la relación cerebro-mente? <br /><br />20. ¿Cree que las máquinas inteligentes podrán desarrollar alguna vez conciencia? </span><br /><br /> <br /><b>NOTAS</b><br /> <br /><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref1" style="font-family: arial;">[1]</a><span style="font-family: arial;"> Título de la famosa obra de Robert Jastrow sobre el cerebro y la computadora, Salvat 1981. </span><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref2" style="font-family: arial;">[2]</a><span style="font-family: arial;"> Un axón no es más que el "cable" o fibra de salida (<i>output</i>) de una puerta neuronal. Las neuronas "disparan" mediante los axones información en red, que transmiten a otras neuronas mediante impulsos bio-eléctricos o mediante neurotransmisores químicos. La insuficiencia de estos transmisores es causa inmediata de trastornos tan graves como el altzeimer. </span><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref3" style="font-family: arial;">[3]</a><span style="font-family: arial;"> El punto en el cual una fibra nerviosa de entrada (<i>input</i>) toma contacto con la neurona (representada en nuestros esquemas por un círculo negro) recibe el nombre de <i>sinapsis</i>. Una sinapsis en el cerebro es similar a un diodo o transistor en un circuito electrónico, ya que permite que una corriente eléctrica pase en una sola dirección </span><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref4" style="font-family: arial;">[4]</a><span style="font-family: arial;"> Ramón y Cajal creía que las células nerviosas que mueren no podían ser reemplazadas. Hoy sabemos que no es así. Las neuronas pueden rejuvenecer y el cerebro es capaz de generar nuevas neuronas. Experimentalmente se ha comprobado que ratones adultos que viven en condiciones de actividad óptima frente a ratones que viven aislados desarrollan hasta un 60% más de células en el hipocampo (área crucial para los procesamientos de la memoria). </span><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref5" style="font-family: arial;">[5]</a><span style="font-family: arial;"> <i>Las sombras de la mente</i>, Drakontos, Crítica, Barcelona, 1996. </span><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref6" style="font-family: arial;">[6]</a><span style="font-family: arial;"> El reloj de la sabiduría, Alianza, Madrid, 2002. </span><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref7" style="font-family: arial;">[7]</a><span style="font-family: arial;"> Un <i>algoritmo</i> es un método o procedimiento conforme a reglas que permite resolver problemas de manera mecánica en un número finito de pasos. </span><br /><a href="file:///C:/Users/PC/OneDrive/Eidos/EL%20TELAR%20M%C3%81GICO2.doc#_ftnref8" style="font-family: arial;">[8]</a><span style="font-family: arial;"> Por <i>configuración</i> entiende Turing un estado lógico más un símbolo escrutado.</span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-71847085428004682832023-01-26T08:12:00.000+01:002023-01-26T08:12:39.369+01:00PALABRAS, ACTOS Y VERDADES<p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgpqvEOTP1ztw_ZUdRGpmkeVT_BDK1rCVzAOnM5pXB4hoXToq_rgBIXyi2kb16Qa-LXFuoeO7P-u52y9yclYNWN2Ggg7bd4HkGC1bJQ8lCMsdfxn6oE23nMrUVPCErlncYWRUbZVyERm_Pb2YoHyrAwD3GZStEob-MAM7rt9PWtmeWDHFla4J4AhHnfg/s4000/Biblia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="2992" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgpqvEOTP1ztw_ZUdRGpmkeVT_BDK1rCVzAOnM5pXB4hoXToq_rgBIXyi2kb16Qa-LXFuoeO7P-u52y9yclYNWN2Ggg7bd4HkGC1bJQ8lCMsdfxn6oE23nMrUVPCErlncYWRUbZVyERm_Pb2YoHyrAwD3GZStEob-MAM7rt9PWtmeWDHFla4J4AhHnfg/w299-h400/Biblia.jpg" width="299" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Biblia que regala Jean de Vaudetar <br />al rey Carlos V. París 1372</td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">La tradición semita y la helena, a las que nuestra civilización debe savia y manutención, hizo principio supremo del Verbo, de la Palabra, del Logos, porque la palabra nos permite dar y recibir razones y eso eleva nuestra esencia comunicativa por encima del trino de los pájaros o del gruñido de las bestias, hasta el reino de la gracia, del arte, de la conciencia reflexiva, del espíritu creador. Pero, afortunadamente, toda tradición cuenta con sus heterodoxos, como todo rebaño con su oveja negra, y hasta es conveniente que -como decía Juan Huarte de San Juan- soltemos en el hato algunas cabras para que animen y estimulen al resto de la manada a descubrir nuevos y más altos pastos, porque la cabra tira al monte.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Demócrito dijo que <i>la palabra es la sombra del hecho</i>. Una sombra también es algo y hay estéticas que hacen preferencia de la sombra que, por sí sola, permite saber de dónde viene la luz. Hasta los místicos hablan por los codos o cantan bellamente lo que no puede ser hablado, se expresan sobre lo indecible, refieren a aquello que -según Wittgenstein- vale más callar</span><span style="font-family: arial;">. Sin duda hay desajuste entre palabra y hechos. Conviene mirar a estos para formarse una idea justa de con quien tratamos. Fíate de quien predica y da ejemplo con sus buenas obras. Demócrito negaba que fuese el Verbo lo que mueve el mundo, también Goethe afirmó que antes que el Verbo es la Acción; muy al contrario, el mito bíblico supone al Verbo creador y el Evangelio de San Juan identifica a Dios con el Logos y a Cristo con el Verbo encarnado.</span></p><p><span style="font-family: arial;">A Platón, que reconoce la insuficiencia de la escritura como monumento inerte del saber, le cayó antipático el discurso de Demócrito y por eso no le cita jamás en sus diálogos. Aunque el divino ateniense se distanció de los sofistas, sobre todo de los charlatanes de segunda generación, compartía con ellos la confianza pedagógica en el lenguaje como instrumento mejorador de almas. Platón hizo de la dialéctica un método superior de conocimiento. De hecho, admite a regañadientes, al final de su diálogo <i>Gorgias</i>, la posibilidad de una bella retórica al servicio de la verdad y del bien, siempre que reniegue de la búsqueda preferente del placer mediante apariencias y adulación.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Pocos intelectuales mantendrán hoy que las palabras sean suficientes para alcanzar una comprensión rigurosa y exacta de lo que acontece en el mundo. Las ciencias naturales se sirven de caracteres artificiales y de convenciones formales unívocas para sus explicaciones racionales estrictas. La física es física matemática y la biología, bioquímica. Por otra parte, en las relaciones personales, el lenguaje es bálsamo, pero también arma, y el malentendido confunde y ofende con harta frecuencia. Los lacanianos han llegado a insinuar que la verdadera comunicación es un imposible, que el equívoco es constante insuperable de toda interacción verbal .</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSs1WJ9Px-bkf1KWc-KZiPXt1bD4a2GgAs5DyJDUwRw5xwztciM2-soGrqk6ZX50lz3OdBjqxMvkhTMKpCSmWp1ZQ8PtRkmsP6Chyni_apktJ92k2r6NNGdnLFw1cH7mdOukFFivkDXgMUUyNE-GpnywG1eiAJdd0jS7MyclXIN2FOi8kI4HYokylg0Q/s4000/Comentarios%20sinfe.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2992" data-original-width="4000" height="299" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSs1WJ9Px-bkf1KWc-KZiPXt1bD4a2GgAs5DyJDUwRw5xwztciM2-soGrqk6ZX50lz3OdBjqxMvkhTMKpCSmWp1ZQ8PtRkmsP6Chyni_apktJ92k2r6NNGdnLFw1cH7mdOukFFivkDXgMUUyNE-GpnywG1eiAJdd0jS7MyclXIN2FOi8kI4HYokylg0Q/w400-h299/Comentarios%20sinfe.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: arial;">Julio Caro Baroja, sobrino de don Pío y excelente antropólogo y etnólogo, en un artículo de 1978 ("Palabras, igual sombras", EL PAÍS, 21 de febrero) constataba que "hay muchas gentes vulgares que creen, como creían los viejos caseros vascos, que todo lo que tiene nombre <i>existe</i>: lo mismo un castaño que un duende". Defenderé a los caseros montañeses aquí, porque en cierto sentido también los duendes existen, o por lo menos insisten en leyendas y mitologías, lo que pasa es que "existir" se dice de muchas maneras, o tiene muchas significaciones heterogéneas y algunas heteróclitas. Es evidente que Bart Simpson no existe del mismo modo que existen el tocino, el número pi, el espacio o la velocidad.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Al artista de la palabra o la escritura, sea poeta, relator, publicista, cuentista o filósofo, los tópicos y las palabras gastadas no le sirven del todo, por manidas o porque no lo dicen todo o porque no ve en ellas presencias reales, sino falsas monedas. A veces, cuanto más lejos queda el hecho que originó la palabra más se hincha esta, la "sombra del hecho", como un globo... "Pero puede estallar con un simple pinchazo de alfiler", dice Caro Baroja.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Demócrito de Abdera (c. 460-370 a. C.) no sólo ejerció de físico, sino también de filólogo: escribió sobre ritmos y armonía, sobre poesía, sobre la belleza de las palabras y sobre las letras eufónicas y cacofónicas, sobre Homero y sobre la corrección del lenguaje. Por desgracia, no nos queda mucho de ello, sólo indicios. Así que, como el gran orador y embajador siciliano Gorgias de Leontini, Demócrito no era indiferente al poder de la palabra, al hecho de que con un cuerpo tan liviano los <i>logoi</i> sean capaces de las mayores transformaciones y efectos. Tan ligeras son las palabras que se las lleva el viento, pero con una fuerza ilocutiva y perlocutiva muy especiales, con poderes tanto creativos como destructivos. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Por Diodoro de Sicilia (I a. C.) sabemos que el filósofo atomista elaboró una teoría <i>convencionalista</i> del origen del lenguaje, que justificaba la diversidad de lenguajes y la confusión babélica. A favor de la convencionalidad del lenguaje -y según Proclo en sus comentarios al <i>Crátilo </i>platónico- Demócrito daba cuatro argumentos: 1. La homonimia y polisemia, es decir que diferentes cosas se designan con un mismo nombre. 2. La polinimia o equivalencia. El intercambio de nombres para una misma cosa no sería posible si los nombres fuesen no-convencionales. 3. La trasposición o metonimia. ¿Cómo podríamos reemplazar Aristocles (su verdadero nombre) por Platón (su mote) o Cervantes por el Manco de Lepanto si fuesen nombres por naturaleza?, y 4. La falta de derivados o anonimia. ¿Por qué de "pensamiento" derivamos "pensar" pero de "justicia" no derivamos un verbo? </span></p><p><span style="font-family: arial;">En consecuencia, los nombres deben mucho al azar y al hábito, no son por naturaleza (<i>peri physei</i>), y en el acuerdo mutuo (<i>pros allélous</i>) radica para Demócrito la esencia del lenguaje. Es <i>su uso</i>, dirá el Segundo Wittgenstein, lo que importa.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Así pues, los nombres, incluso los de los dioses, son <i>estampas</i> (<i>ágalma</i>) <i>sonoras</i>. La estampa o representación depende de la subjetividad del creador y del <i>éidolon</i>. Julio Caro Baroja admite que las palabras, aunque sean meras sombras de las cosas, las unifican y tienen fuerza propia; como sombras que son y según venga la luz, hacen que la cosa representada se alargue o estreche, se hinche o achate. Y esto pasa, sobre todo, con el vocabulario político: nación, pueblo, patria, comunismo, fascismo, liberalismo, democracia... Lo peor es que la palabra-sombra tiene además la facultad de disfrazarse de lo que no es. Y entonces tenemos a comunistas que se comportan como fascistas o a carlistas que presumen de liberales. Julio Caro Baroja puso el ejemplo de la palabra-sombra "eurocomunismo", muy popular en el último tercio del siglo pasado, acuñada en Italia, cosa muy natural porque los italianos son maestros del disfraz. Hoy tendríamos que hablar de otras sombras exitosas como "feminismo", "globalización", "sostenibilidad", etc., y de sombras usadas como conjuros.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Reconozcamos con el antropólogo que un mundo sin sombras y sin palabras sería una abominación. "No en balde el pueblo ha inventado expresiones tan estupendas como las de <i>buena</i> y <i>mala sombra </i>para definir lo más íntimo del hombre". Y es que también hay sombras de buena sombra, y buenas sombras (o que parecen buenas) con mala sombra. Hay sombras chinescas y sombras verbales que no sirven para nada o sólo para despotricar del oponente político. Es difícil saber hoy quién es de verdad comunista y quién liberal, a qué se llama socialismo y a qué fascismo. Estas palabras son a veces como esa luz que nos llega de noche de una estrella ya extinta. Y es que hablamos en general con el lenguaje de los muertos de realidades que pasaron y ya no son.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Demócrito ya denunció que muchos son los que actuando de manera despreciable hacen gala de los más bellos discursos. Falsos e hipócritas son quienes todo lo hacen con palabras, pero nada de hecho (<i>Los Filósofos Presocráticos III</i>, Gredos, "Leucipo y Demócrito", 699, 700, 701). En Platón, quienes no tienen acceso a los verdaderas realidades y están sumidos en cavernosas tinieblas compiten entre sí por discernir apariencias y colocan convencionalmente (<i>nomízein</i>) nombres (<i>onomázein</i>) a las sombras (<i>tas skiás</i>), en <i>Politeía</i> 515ab.</span></p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirKnz49cnAJV1BHzRmHvbW_E-jX1DANH2n94gI6qAu8JOhEiHTf7mXQttlgInYHSDncbe6jnfAAjHtinUN0YGwLBO78rIU8HjJJXPlWM4WRn-_-_QK9-8OR8sCBa6usiAdzXxAlKHeVY5m5fUT9Af_k8vqw-hYhmldQt_sflIvVNUBFAUk1t0j6bgUGw/s3939/%C3%89tica.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3939" data-original-width="2650" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirKnz49cnAJV1BHzRmHvbW_E-jX1DANH2n94gI6qAu8JOhEiHTf7mXQttlgInYHSDncbe6jnfAAjHtinUN0YGwLBO78rIU8HjJJXPlWM4WRn-_-_QK9-8OR8sCBa6usiAdzXxAlKHeVY5m5fUT9Af_k8vqw-hYhmldQt_sflIvVNUBFAUk1t0j6bgUGw/w269-h400/%C3%89tica.jpg" width="269" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Manuscrito con la <i>Ética a Nicómaco</i> de Aristóteles,<br />anterior a 1500. Sur de Italia. Las alegorías de las aventuras de Ulises <br />ilustran la capacidad de la razón humana para actuar de forma consecuente.</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">Desde la fundación de las Escuelas áticas mayores, la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles, se fue estabilizando y matizando la idea de que nuestro discurso hablado y escrito es de naturaleza convencional y adquiere significado sólo a través de su conexión con un discurso mental que es natural porque es el mismo -o al menos parecido o análogo- en todas las criaturas dotadas de razón; ese <i>discurso mental,</i> <i>natural</i> y <i>espontáneo</i>, copia de algún modo la realidad dentro del alma humana. Hoy hablaríamos también de las "neuronas espejo" como base física de esa <i>mímesis</i> que nos permite hablar interiorizando los procesos comunicativos del medio natural y del entorno social.</span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Characteristica universalis</span></h3><p><span style="font-family: arial;">Leibniz pensó que si el símbolo o carácter de un lenguaje convencional ordinario reproduce al menos una parte de la estructura del pensamiento, un lenguaje científicamente diseñado podría reproducir toda la estructura de un pensamiento claro. Obviamente, para que un lenguaje artificial realice su tarea científica debe hacer posible la reproducción, al menos parcial, de la estructura de los hechos, así pues los elementos de un signo lingüístico completo deben estar relacionados del mismo modo que los elementos de lo significado. Esta concepción de la posibilidad de una <i>Characteristica universalis o </i></span><span style="font-family: arial;"><i>générale spécieuse</i></span><i style="background-color: white; color: #202122; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"> </i><span style="font-family: arial;">supone y anticipa el concepto de </span><i style="font-family: arial;">isomorfismo </i><span style="font-family: arial;">entre lo real y el lenguaje</span><span style="font-family: arial;"> del <i>Tractatus</i> de Wittgenstein. </span></p><p><span style="font-family: arial;">William Kneale ha mostrado la singularidad de Leibniz en la historia de la filosofía del lenguaje y ha puesto de relieve la semejanza entre su propuesta y la <i>teoría pictórica</i> del lenguaje desarrollada por el Primer Wittgenstein. Nosotros nos hacemos figuras de los hechos que son modelos de la realidad. Téngase además en cuenta que esas figuras son también hechos y que hablar es un modo de hacer y actuar. El pensamiento es la figura lógica de los hechos. La <i>forma de figuración</i>, su estructura, es la posibilidad de que las cosas se combinen unas respecto de otras como elementos de esa figura. Lo que la figura debe tener en común con la realidad para poder representarla a su modo y manera -correcta o falsamente- es su forma de figuración.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Leibniz, que también fue inventor de una máquina calculadora, elogió a Ramón Llull (1232-1315) como pionero de una lógica matemática rigurosa. Como Lulio, Leibniz buscaba un alfabeto de los pensamientos humanos para transformarlo en una "característica", es decir una especie de gramática universal o cálculo raciocinador en el que cada término sea representado por un <i>carácter</i>. Por "carácter" entiende Leibniz una pluralidad de representaciones posibles: signos, marcas, dibujos, símbolos, notaciones, números, etc. El "arte característico" es el de ir formando y ordenando los caracteres "de modo que mantengan entre sí la relación que mantienen entre sí los pensamientos" (Leibniz, cit. por E. Olaso, Madrid 2003, pg. 181). </span></p><p><span style="font-family: arial;">De este modo contaremos con una escritura ideográfica que represente directamente los pensamientos y la <i>característica</i> (juego de caracteres) será una lengua independiente de todas las habladas, comparable a la china o egipcia, pero <i>universal</i>, porque con sus caracteres representa todas las nociones y no sólo las de los números como el álgebra o la aritmética, que serían muestras de <i>la característica</i>. Ya en 1678 Leibniz quiso ver en la escritura china la mejor representación de la lengua ideal hasta el momento, si bien mejorable (E. J. Aiton. <i>Leibniz, una biografía</i>. Madrid 1992, cit. por Lourdes Rensoli en su introducción al <i>Discurso sobre la teología natural de los chinos</i> de Leibniz, Buenos Aires, 2000). </span></p><p><span style="font-family: arial;">Atanasius Kircher había referido al origen icónico de los caracteres chinos. Leibniz discutió largamente sobre la posibilidad del origen onomatopéyico de los términos en lenguas europeas... En la relación directa entre caracteres y conceptos del chino vio la posibilidad de que el chino no fuese una lengua natural y en el <i>Discurso</i> citado, uno de sus últimos escritos, desconoce los sentidos de imagen polivalente o alusiva, lo que hoy llamamos <i>iconicidad</i>, que a menudo dichos ideogramas poseen.</span><span style="font-family: arial;"> Pero seguramente Leibniz pensaba en el <i>I Ching, </i>el libro oracular de las mutaciones tres veces milenario<i>,</i> cuyos hexagramas se construyen binariamente a partir del <i>yin (</i>línea sólida y continua) y del <i>yang</i> (línea interrumpida por espacio central). El parecido con el sistema binario que codifica hoy la información electrónicamente mediante puertas abiertas (1) o cerradas (0) es sorprendente.</span></p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjK-FkKzEIPQGQXbzczRo9sfK6tN3JHbUzaR15Pe8f2K5Wmd-QvHJCwS8P8s6b6zF3eWAcrm5RpI9ZxDoW6i4TyYCbBe0VXekrCja1IyLKaGauhwz_Tbb10M4TZtOnHOohi86C0EU-4UCaLKHSBVvfqHcgu_a6brKz5qk60ibFL9-JqWAOCTfu7cz5aA/s800/Hexagramas%20del%20I%20Ching.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="796" data-original-width="800" height="318" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjK-FkKzEIPQGQXbzczRo9sfK6tN3JHbUzaR15Pe8f2K5Wmd-QvHJCwS8P8s6b6zF3eWAcrm5RpI9ZxDoW6i4TyYCbBe0VXekrCja1IyLKaGauhwz_Tbb10M4TZtOnHOohi86C0EU-4UCaLKHSBVvfqHcgu_a6brKz5qk60ibFL9-JqWAOCTfu7cz5aA/s320/Hexagramas%20del%20I%20Ching.png" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Los 64 hexagramas del <i>I Ching </i>se parecen al código QR</td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">El conocimiento del confucianismo y la teología natural de los chinos sirvió a Leibniz de confirmación en su creencia racionalista: </span><i style="font-family: arial;">el principio de la unidad de la razón humana</i><span style="font-family: arial;">. Leibniz, filósofo integrador y conciliador, ensayó mostrar muchas veces la unidad del pensamiento humano y la concordancia entre fe y razón como supuestos básicos de su propia concepción y de la </span><i style="font-family: arial;">philosophia perennis</i><span style="font-family: arial;">, deudora de la </span><i style="font-family: arial;">prisca sapientia</i><span style="font-family: arial;">. Perseguía también mostrar la armonía entre la teología natural y la revelada. No obstante, como Spinoza, Leibniz está de acuerdo con la separación entre Religión y Estado. Además, el alemán piensa y apunta hacia una Iglesia universal y una Europa unida.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Sin embargo, a diferencia de Descartes o Spinoza, para los que el lenguaje era un velo que obscurecía el pensamiento, Leibniz creía que los pensamientos, incluso los más abstractos, tienen que ir siempre acompañados, si no de palabras, al menos de signos:</span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"La característica es lo que le da palabras a las lenguas, letras a las palabras, cifras a la aritmética, notas a la música. Es la que nos enseña el secreto de fijar el razonamiento y de obligarlo a dejar algo así como huellas visibles en el papel, para examinarlas a voluntad: es la que nos enseña a razonar con poco esfuerzo, colocando los caracteres en lugar de las cosas para aliviar la imaginación" (L. Couturat, <i>Opuscules et fragments inédits de Leibniz</i>, 99. Paris 1961).</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">Las sombras se muestran atadas a aquello de lo que son sombras. Pero las palabras vuelan, atraviesan tiempos y espacios, permanecen guardadas en libros, se conservan en piedra, en papel o en la luz, en archivos informáticos..., con relativa independencia de aquel que las creó y de aquello que las motivó. Mejor que sombras, las palabras son, como explica Leibnicio, <i>huellas visibles.</i></span></p><p><span style="font-family: arial;">Con su <i>Characteristica universalis</i>, Leibniz aspira a crear una gramática racional o una lógica general de nociones claras y distintas (evidentes) gracias a la cual nuestros razonamientos tendrán la infalibilidad del cálculo numérico. Tal sistema permitiría someter las disciplinas más abstractas como la metafísica y la moral a los signos (<i>caracteres</i>) que operarán como marcas sensibles o "criterios palpables de la verdad para que no subsistan más dudas que en el cálculo numérico". </span></p><p><span style="font-family: arial;">De este modo se podrán dirimir por fin controversias que han durado siglos: bastará con tomar la pluma y el papel y repasar la discusión animados por un nuevo imperativo: <i>calculemus</i> (G. W. Leibniz, <i>Die philosophischen Schriften</i>, Hildesheim 1960-1961). Esta nueva técnica o arte no sólo permitirá razonar correctamente (<i>ars iudicandi</i>), sino que también permitirá descubrir verdades nuevas (<i>ars inveniendi</i>), es decir, que funcionaría a la vez como método de síntesis y de análisis, de composición y de descomposición lógica de lo complejo en lo simple. Leibniz usa la metáfora del "hilo de Ariadna", "hilo palpable para dirigir la investigación" será la escritura misma de la <i>característica universal</i>, clave de todos los conocimientos, enciclopedia que ofrecerá extraordinarias ventajas para la comunicación humana.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Ezequiel Olaso se pregunta por qué fracasó el proyecto de Leibniz de una <i>Characteristica universalis</i>. Responde que tal idea se apoya en dos postulados: 1) todas nuestras ideas están compuestas de un número muy pequeño de ideas simples; y 2) las ideas compuestas proceden de las simples por una combinación uniforme y simétrica, análoga a la multiplicación matemática. Pero resulta que a) el número de ideas simples es muy superior al supuesto por Leibniz, de modo que su alfabeto lógico tendría que constar de miles de caracteres; y b) es falso que los conceptos complejos sea meros productos de los simples, también se conforman por adición, por negación... Además, Leibniz privilegiaba la proposición de la forma sujeto-predicado y, según la crítica de Russell, quedaron por eso sin explicación posible las proposiciones que emplean ideas matemáticas como "hay tres libros" o las proposiciones relacionales como "Brasil es más extenso que Venezuela".</span></p><p><span style="font-family: arial;">En su "Diálogo sobre la conexión entre las cosas y las palabras" (1677), Leibniz comienza afirmando que la verdad y la falsedad se da en las cosas, no en los pensamientos. Pone el ejemplo de la verdad de que el círculo es la figura cuyo ámbito o superficie tiene mayor capacidad. Esto es verdadero antes de que los geómetras lo piensen o demuestren. Se trata de una posición que podríamos llamar <i>realista</i>. Sin embargo, enseguida añade que no hay cosas falsas, mientras que una proposición y el pensamiento que expresa pueden ser falsos, por lo tanto</span><span style="font-family: arial;"> "si la falsedad está en los pensamientos, también la verdad estará en ellos y no en las cosas". </span></p><p><span style="font-family: arial;">¿Cómo salir de esta aporía? Como siempre, Leibniz busca una conciliación. La verdad pertenece a las proposiciones y a los pensamientos <i>posibles</i>, pues no todas las proposiciones pueden ser pensadas. La causa de que un pensamiento futuro sea verdadero o falso hay que buscarla en la naturaleza de las cosas, pero también en la naturaleza del que piensa, en lo <i>a posteriori</i>, pero también en lo <i>a priori</i>. </span></p><p><span style="font-family: arial;">"Algunos hombres versados" piensan que la verdad puede surgir del arbitrio humano y de los nombres (nominalistas, vitalistas, pragmatistas) y que la verdad depende exclusivamente de definiciones que tomamos por axiomas. Y en efecto, los caracteres o signos son necesarios para el razonamiento, pero eso no significa -como pensaba Hobbes- que la verdad dependa sólo del arbitrio humano, que sea arbitraria. </span></p><p><span style="font-family: arial;">"Nunca podré conocer, descubrir, probar sin servirme de palabras o sin que otros signos estén presentes en mi espíritu". Sin caracteres, "nunca pensaríamos con distinción en algo ni seríamos capaces de razonamiento". Sin embargo, aunque el cero que escribimos (0) no tenga nada que ver con la <i>nada</i> o con el conjunto <i>vacío</i> que representa, aunque sea una convención arbitraria, como el triángulo imperfecto que dibujo en la pizarra, tiene que haber en los caracteres y figuras que empleamos, tales como el círculo o la elipse, un <i>orden </i>que convenga con las cosas y una <i>correspondencia</i> que valga en todas las lenguas. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Por tanto "aunque los caracteres sean arbitrarios, su empleo y conexión tiene, sin embargo, algo que no es arbitrario, a saber, cierta proporción entre los caracteres que expresan las mismas cosas. Y esta proporción o relación es el fundamento de la verdad". De ahí que podamos cambiar el sistema de signos sin que por esto cambie la verdad ni dependa de nuestro arbitrio. En efecto, cualesquiera sean los caracteres elegidos, ha de haber un orden en esos caracteres, y sólo uno, que sea verdadero, es decir que corresponda al orden real de las cosas. Hay pues, <i>analogía</i>, no sólo entre los caracteres y los objetos, sino entre los diversos sistemas de caracteres en cuanto expresan la misma realidad.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-7197704250390127432023-01-10T10:43:00.001+01:002023-01-10T10:43:19.893+01:00IDEALISMO versus CINISMO<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiabYvWfFdzGUmSOOk2VkSzVg8FtEMeYrceHdOC6qJ8TV4b_Q7SKRcalSvCiydlaTWcNw5rz2220_DINO6wgS1u7wR7UEgvdHKOW9hTvJobi94watkbQb5iuKgKq78uwbd4Vc_y8ImvLx2BCVHLpkZI_5WXqWdso0MzJDlVIE0Y2hz8FWpu3B6tor8cnQ/s2957/Idealismo%20vs%20cinismo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2957" data-original-width="2177" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiabYvWfFdzGUmSOOk2VkSzVg8FtEMeYrceHdOC6qJ8TV4b_Q7SKRcalSvCiydlaTWcNw5rz2220_DINO6wgS1u7wR7UEgvdHKOW9hTvJobi94watkbQb5iuKgKq78uwbd4Vc_y8ImvLx2BCVHLpkZI_5WXqWdso0MzJDlVIE0Y2hz8FWpu3B6tor8cnQ/w471-h640/Idealismo%20vs%20cinismo.jpg" width="471" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlMs6_ADUa2z95z_JwjnIxm9vsXL2ncce0qNefOENAc3U0ouVwLvt4w6nwFNbupWiRgPeiIUxuqcl4jldDyRkiwdUD0VfCtqRuoFIRLsrPYBSdR7Fhs_ZPRVXA5yRio6X3RPR2YpFwLSdj_pis_tCu0b2TJ_bFxOGNomfbN4G0EwBe6qyBpFK6_rk_fg/s2992/Idealismo%20vs%20cinismo2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2992" data-original-width="2055" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlMs6_ADUa2z95z_JwjnIxm9vsXL2ncce0qNefOENAc3U0ouVwLvt4w6nwFNbupWiRgPeiIUxuqcl4jldDyRkiwdUD0VfCtqRuoFIRLsrPYBSdR7Fhs_ZPRVXA5yRio6X3RPR2YpFwLSdj_pis_tCu0b2TJ_bFxOGNomfbN4G0EwBe6qyBpFK6_rk_fg/w440-h640/Idealismo%20vs%20cinismo2.jpg" width="440" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>Este artículo se publicó por primera vez en la revista cultural IBIUT, dirigida por Ramón Molina Navarrete. AÑO XI, nº 59, pg. 24s, Abril 1992. Aquí es copia fotográfica de aquel.<p></p><p><br /></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-68509961948681541532023-01-06T22:11:00.002+01:002023-01-06T22:11:33.376+01:00CULTURA ANTIGUA Y CRISTIANISMO PRIMITIVO<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYSNBWmo921SGhCf1RYurFbilnmb1neTfNyXjg78WjpOiTH3nhwHJt4GIMTvCKSDqjuiUvPPSnF2Ouy4gXk9fiTJim6vp3fYVxOFvyy4Bqa2GP4TxikPyUqPV-e4jEHdmLdIOv1iFcBqYrz08dnG9WC1L3roY_8B0ErwASzeuCSWSjLnijhvqJY4CbTQ/s2789/Carmelitas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2789" data-original-width="2170" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYSNBWmo921SGhCf1RYurFbilnmb1neTfNyXjg78WjpOiTH3nhwHJt4GIMTvCKSDqjuiUvPPSnF2Ouy4gXk9fiTJim6vp3fYVxOFvyy4Bqa2GP4TxikPyUqPV-e4jEHdmLdIOv1iFcBqYrz08dnG9WC1L3roY_8B0ErwASzeuCSWSjLnijhvqJY4CbTQ/w311-h400/Carmelitas.jpg" width="311" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Reproducción en blanco y negro de una acuarela de J. Biedma L.<br />Perspectiva de la Iglesia de los Carmelitas de Úbeda (1989).<br />Contraportada del número 48 de la revista <i>IBIUT</i> </td></tr></tbody></table><br /><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgihEHzeCeE2DnSw-A_B8YclZer74IdoXTiL3kmHxODgoF_8-WKPAEz_nJge8MLj4k8C82Brrh3eGBF5AGVFjLTZGnCBovkWOSkbUKntK2mnGLPdBDF_Kcz_uJk0n97Gknj5tiQQxWVeb6SbtExNZImhODreo7EBT9EO9kWhWyWzbTKY7l3besNA7gTlA/s773/Cristianismo%20primitivo1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="773" data-original-width="500" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgihEHzeCeE2DnSw-A_B8YclZer74IdoXTiL3kmHxODgoF_8-WKPAEz_nJge8MLj4k8C82Brrh3eGBF5AGVFjLTZGnCBovkWOSkbUKntK2mnGLPdBDF_Kcz_uJk0n97Gknj5tiQQxWVeb6SbtExNZImhODreo7EBT9EO9kWhWyWzbTKY7l3besNA7gTlA/s16000/Cristianismo%20primitivo1.jpg" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1poH98oTcoKZxKRXKaAIZJM5OFsPadMrQE0YTewMWnFoTNpAjSz1e0O418cTWIw6f2cGJmt1EuzqekTUhoqwlnv-IRqabBbx7RBSfpeKEQaBUzx_tPQ1kgNPv4nAoOAjN69Arvuriqm1qsOmzW7tF0fKQzVTfTDmRviRPaU_2Nc86_JleUkeOrykW_w/s752/Cristianismo%20primitivo2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="752" data-original-width="456" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1poH98oTcoKZxKRXKaAIZJM5OFsPadMrQE0YTewMWnFoTNpAjSz1e0O418cTWIw6f2cGJmt1EuzqekTUhoqwlnv-IRqabBbx7RBSfpeKEQaBUzx_tPQ1kgNPv4nAoOAjN69Arvuriqm1qsOmzW7tF0fKQzVTfTDmRviRPaU_2Nc86_JleUkeOrykW_w/s16000/Cristianismo%20primitivo2.jpg" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><span style="font-family: arial;">NOTAS Y COMENTARIOS</span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Este artículo se publicó por primera vez, tal cual, en la revista IBIUT, dirigida por Ramón Molina Navarrete, Año IX, nº 48, pgs. 10-11 (Junio 1990). Me ha alegrado ver que a principios del 2023 no siento la necesidad de corregir nada.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span><div><span style="font-family: arial;">Los materiales de la revista IBIUT han sido generosamente expuestos al público, en formato digital, por la Asociación Cultural Ubetense Alfredo Cazabán: </span><span style="font-family: arial;">https://www.vbeda.com/Ibiut/</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRAR9eMOjwURk2i1c-vtOldGsdU7AtzGZywEeLSkO4i3tBudyulOAVOY4H1jxOrO7kLICVaWvSg4Y4e4gFV4bPqzUeCIySx1XGP_Q_b9TTQmxa-ucfFlpMoWngE_xCVPPOjBnegpaHAe7ZUn4u7gTTEqspQ9rvSlwcsbqU3GAcVnwa8e5-UN7482tx4w/s2784/Olof%20gigon.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2784" data-original-width="1832" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRAR9eMOjwURk2i1c-vtOldGsdU7AtzGZywEeLSkO4i3tBudyulOAVOY4H1jxOrO7kLICVaWvSg4Y4e4gFV4bPqzUeCIySx1XGP_Q_b9TTQmxa-ucfFlpMoWngE_xCVPPOjBnegpaHAe7ZUn4u7gTTEqspQ9rvSlwcsbqU3GAcVnwa8e5-UN7482tx4w/w264-h400/Olof%20gigon.jpg" width="264" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">La fuente principal de nuestro artículo es el libro de Olof Gigon <i>La cultura antigua y el cristianismo primitivo (</i>Gredos, Madrid 1970), en versión española de Manuel Carrión Gútiez de <i>Die Antike Kultur und das Christentum</i>, 1966. La obra de Gigon enfrenta dos problemas históricos: 1) La situación decadente con la que se encontró el cristianismo al irrumpir en el mundo grecorromano y 2) el puesto que ocupó en la cultura antigua durante el desmoronamiento del Imperio romano y la descomposición de las antiguas creencias filosófico-religiosas. Analiza las polémicas más decisivas contra los cristianos, de Celso, Porfirio y Juliano, así como la réplica cristiana de la patrística (Justino, Clemente, Agustín...) que supieron aceptar lo que estimaron valioso de la cultura antigua sin abdicar de sus creencias.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"></span></div><blockquote><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">"Sobresale a ojos vistas de la ética antigua sólo ese complejo de ideas situadas en torno a la doctrina central cristiana del amor al prójimo. Teóricamente anda cerca de la antigua φιλανθρωπíα y de la <i>humanitas</i>, pero en la práctica quiere decir mucho más. Pide incansable actividad asistencial para pobres y enfermos, viudas, huérfanos y prisioneros..."</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"></div></blockquote><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Nuestro concepto de la <i>solidaridad</i>, asumido por el humanismo y por el socialismo democrático contemporáneo debe muchísimo a la <i>charitas</i> cristiana y al comunitarismo jesuítico y no es explicable sin ellos. No puede extrañarnos que la "teología de la liberación" haya hecho posible en hispanoamérica una lectura de los Evangelios volcada sobre los intereses del pobre y el cuidado del menesteroso. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">El izquierdismo socialista o comunista, por su parte, tiene mucho de secularización política del cristianismo, en el que el más allá celestial pasa a ser un más allá histórico o un fin de la historia. Nietzsche comprendió muy bien -para mal, esto es, para su censura- la herencia cristiana inserta en el socialismo (esa vulgarización atea de los sentimientos cristianos). También la moral ácrata enlazó fácilmente con el fondo cristiano de la cultura europea. El auge del anarquismo entre los misérrimos campesinos andaluces o los payeses catalanes se explica porque algunos de sus valores conmutaban fácilmente con los del credo popular cristiano, valores que las clases dominantes habían olvidado o malinterpretaban. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Durante su primitivo desarrollo el cristianismo se alejó del estoicismo ante todo </span><span style="font-family: arial;">-según Gigon-</span><span style="font-family: arial;"> </span><span style="font-family: arial;">por la importancia concedida a la virtud de la misericordia (</span><span style="font-family: arial;">ἔλεος). Los estoicos despreciaban las pasiones, y la misericordia, como la esperanza o la compasión, pueden ser consideradas tales pasiones. El mismo ejemplo del sacrificio mortal de Cristo en la Cruz se nombra como </span><i style="font-family: arial;">Pasión</i><span style="font-family: arial;"> y su muerte como <i>redención de culpa </i>y </span><i style="font-family: arial;">esperanza </i><span style="font-family: arial;">en su promesa de resurrección. El cristianismo se aprovechó de la consideración positiva de las pasiones por parte del peripatetismo (aunque su emoción no siempre estuvo limpia de sentimentalismo) y la fe cristiana, más la confianza del cristiano de estar en posesión de la Verdad causaron una fuerte impresión, sobre todo en los ánimos sencillos propensos al </span><i style="font-family: arial;">timor Dei</i><span style="font-family: arial;"> y a la devoción, pero también el el escepticismo estéril o el fatalismo de los filósofos. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Por otra parte, la moral cristiana se oponía al culto absurdo al emperador, que bien podía ser un orate, y a la crueldad romana y ejercerá una influencia educadora importantísima, a partir del siglo V d. C., sobre los bárbaros del Norte. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Aunque no pudo admitir formas ateas, materialistas o agnósticas de pensamiento como el epicureísmo de un Lucrecio, otra cosa sucedió con la filosofía templada y realista del estoicismo tardío, de Séneca, Musonio o Epícteto. Podia ser aceptada por el cristianismo casi sin modificaciones. Ambas éticas, la cristiana y la estoica eran cosmopolitas, ecuménicas, universalistas, opuestas teóricamente a la esclavitud. El cristianismo no hacía distinción de razas ni de naciones, su propaganda y apostolado iban dirigidos a cualquier "hombre de buena voluntad" y en esto se alejaban los cristianos, como los gnósticos, del Dios étnico del Antiguo Testamento, dios de un "pueblo escogido". El Dios del Nuevo Testamento es <i>único</i> en su omnipotencia creadora y dominadora igualmente de todos los pueblos, único en un sentido que está más cerca del Uno de Plotino que de las expresiones coléricas del Antiguo Testamento.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Si bien cuando se hizo con el control del Estado, a partir del constantinismo (313 d. C.) muchos, por motivos de carrera, se hicieron tibios cristianos y escondieron por interés y a regañadientes las figuras de los viejos dioses, so pena de ser acusados de idólatras, y si bien la Iglesia promovió la destrucción de los libros que se dirigían expresamente contra el cristianismo, no se embarcó, sin embargo, en una destrucción sistemática de los demás. Ejemplo lo tenemos en Porfirio, sus otros libros no anticristianos siguieron siendo copiados y leídos. Incluso se han salvado en la Biblioteca vaticana venerables manuscritos de Epicuro, cuya moral atea casaba muy mal con el deísmo de tradición semita propio del cristianismo. Para Gigon es un error pensar que la decadencia de la cultura antigua a partir del siglo III d. C. tuvo por causa el cristianismo. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj2gPVkmlAKzQOXKx8hsaf4f_g2xYxR8FxEQH6flUqMZSmq_OmZfIFDZ4FZF4IE-ASoFFhtECa2h59z6qiuANDUdV6McHR-EChCJS6o-1wdFjeQ38bDuNqpFoeGBZIHN7WkldUTPYzGLaHYbJigMj_eBEWguaWOozi2ZvfKRsxKJuAFOTAeM3gmkp2hAg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" data-original-height="627" data-original-width="940" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj2gPVkmlAKzQOXKx8hsaf4f_g2xYxR8FxEQH6flUqMZSmq_OmZfIFDZ4FZF4IE-ASoFFhtECa2h59z6qiuANDUdV6McHR-EChCJS6o-1wdFjeQ38bDuNqpFoeGBZIHN7WkldUTPYzGLaHYbJigMj_eBEWguaWOozi2ZvfKRsxKJuAFOTAeM3gmkp2hAg=w400-h266" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Grabado representando a Isidoro de Sevilla (560?-636?), <br />obispo, teólogo, filósofo y santo.</td></tr></tbody></table><br /><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">La obra de Casiodoro bajo el ostrogodo Teodorico, o de San Isidoro en Sevilla, bajo el visigodo Sisebuto (s VII), son una prueba de hasta qué punto seguía ocupando un lugar importante la antigua tradición cultural en un mundo destruido política y militarmente, pero convertido al cristianismo y dirigido por reyes germánicos bien dispuestos. Gracias a las enciclopedias isidorianas conservamos citas raras de Catón el Viejo, Ennio, Lucilio o Varrón, que sin ellas se hubieran perdido...</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"></span></div><blockquote><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">"La obra creadora personal de San Isidoro no es muy grande, pero es un ejemplo, de especial claridad y belleza, de la decisión y la liberalidad con que el cristianismo se ha ofrecido a tomar bajo su protección la supervivencia de la antigua cultura precristiana y a mantenerla sana y salva, a través de tiempos difíciles."</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"></div></blockquote><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Véase a este respecto, J. Fontaine: <i>Isidore de Séville et la culture classique dan l'Espagne wisigothique</i>, 1959.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><p></p></div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-16843771881797733632022-12-16T11:03:00.006+01:002023-01-12T08:26:09.225+01:00MODALIDADES ALÉTICAS & EXISTENCIA<p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjST3ybJkl1Th0SUF_RYUoiUVbwfgv5siUv1QI4I_tiOCFNmejdGaL3I38S_K-aFxmlhdFTBkwOKEjOjHVIduVo92GFGIcEO4UrRIbLgbpcEJnGEBQ4wPdxHMtc-OgmqG787jjBHZBniyAZ9J6OXq5kmy9tF42YddMlsQVJ01E1nKACqpwjhrdAxhqbHA/s362/Cuadro_de_oposici%C3%B3n_modal.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="362" data-original-width="359" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjST3ybJkl1Th0SUF_RYUoiUVbwfgv5siUv1QI4I_tiOCFNmejdGaL3I38S_K-aFxmlhdFTBkwOKEjOjHVIduVo92GFGIcEO4UrRIbLgbpcEJnGEBQ4wPdxHMtc-OgmqG787jjBHZBniyAZ9J6OXq5kmy9tF42YddMlsQVJ01E1nKACqpwjhrdAxhqbHA/w396-h400/Cuadro_de_oposici%C3%B3n_modal.jpg" width="396" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cuadro de oposiciones en Lógica modal<br /><br /><div style="text-align: left;"><br /></div></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><b>Matices de lo verdadero</b></span><div><span style="font-family: arial;"><b><br /></b></span><p></p><p><span style="font-family: arial;">La corriente principal de la lógica clásica fue durante siglos puramente asertórica. Incluso Leibniz -tan pendiente de la categoría modal de <i>posibilidad</i>- afirma: "Toda proposición es verdadera o falsa"(1). Tercio excluso respecto de la función veritativa. La lógica clásica era <i>binaria</i>, como la división del sexo, respecto al valor de verdad. Sea un enunciado cualquiera como "los vampiros son hemofílicos" o es verdadera a secas o es falsa a secas, por eso la llamamos lógica <i>asertórica</i>. </span><span style="font-family: arial;">No hay en ella valores intermedios. No se admiten en ella modalidades de la verdad ni de la falsedad. La lógica que se ocupa de estos "matices"(2) se llama <i>lógica modal</i>. Las modalidades de la verdad tradicionales, modalidades <i>aléticas,</i> son: <i>necesario, posible, imposible y contingente</i>. La lógica modal admite pues cuatro operadores:</span></p><p></p><ul style="text-align: left;"><li><span style="font-family: arial;">Necesario (<b>N</b>): "es necesario que <b>p</b>" (entendiendo por <b>p</b> cualquier proposición).</span></li><li><span style="font-family: arial;">Posible (<b>P</b>): "es posible que <b>p</b>"</span></li><li><span style="font-family: arial;">Imposible (<b>I</b>): "es imposible que <b>p</b>"</span></li><li><span style="font-family: arial;">Contingente (<b>C</b>): "es contingente que <b>p</b>".</span></li></ul><div><span style="font-family: arial;">Aunque la lógica modal no ha tenido un desarrollo tan brillante y continuo como la asertórica, se puede decir que nació con Aristóteles, que comprendió que los modos de ser de la verdad, las modalidades aléticas ,desempeñan un valor decisivo en muchas inferencias. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Todas las nociones modales pueden reducirse a una, sea la necesidad (<b>N</b>), sea la posibilidad (<b>P</b>). Si tomamos como principio el operador de posibilidad, representaremos "es posible que <b>p</b>": <b>Pp</b>. Entonces:</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><b>¬</b> <b>Pp</b> <b><=></b> <b>Ip</b>, o sea: "<i>No</i> es <i>posible</i> <b>p</b> equivale lógicamente a es <i>imposible</i><b> p</b>".</span></div><div><span style="font-family: arial;"><b>¬</b> <b>P</b> <b>¬p</b> <b><=></b> <b>Np</b>, o sea: "<i>No</i> es <i>posible</i> <b>no-p</b> equivale a es <i>necesario</i> que <b>p </b>sea verdad".</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">En su <i>Introducción a la lógica formal</i>, Alfredo Deaño enuncia algunas leyes de la lógica modal proposicional, por ejemplo: <b>p --> Pp, Np --> p, </b>etc.: "Si la proposición p es verdadera, entonces es posible su verdad", "Si <b>p </b>es necesariamente verdadera, entonces es verdad que <b>p</b>"... "Sea un aserto <b>p</b>, por ejemplo, 'el calor dilata los cuerpos', entonces es posible que "el calor dilata los cuerpos sea verdadera" o "Si es necesario tener ojos para ver, entonces es verdad que los ojos sirven para ver".</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Siguiendo a Aristóteles, los lógicos de la Baja Edad Media formularon reglas silogísticas modales como instrumentos de inferencia (<i>consequentiae modales</i>). Por ejemplo: <i>ab opportere ad esse valet consequentia</i>, es decir: "Por ser necesario vale la consecuencia al ser", o <i>ab esse ad posse valet </i>(3): "Del ser vale deducir la posibilidad de ser".</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Los estoicos investigaron la <a href="https://filosofayciudadana.blogspot.com/2008/11/lgica-temporal-y-modal.html">lógica del tiempo</a>. Sus hallazgos tomaron una nueva dirección en la filosofía medieval islámica. Los lógicos musulmanes no redujeron la temporalidad a modalidad ("siempre <b>p</b>" a "es necesario <b>p</b>"), sino que combinaron las categorías lógicas temporales con las modales a fin de obtener una gama más sutil y matizada de modalidades que las implícitas en el "cuadrado aristotélico" (llamado también de Apuleyo o de Boecio).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Los estoicos en efecto, según recuerda Rescher(4) distinguían tres tipos de modalidades:</span></div><div><ol style="text-align: left;"><li><span style="font-family: arial;">La propiedad permanente</span></li><li><span style="font-family: arial;">La disposición durable</span></li><li><span style="font-family: arial;">El estado pasajero</span></li></ol><div><span style="font-family: arial;">La lengua española ha recogido los dos matices de 1. y 3. en su distinción ser/estar. Así "ser un enfermo" significa <i>propiedad permanente</i>, mientras que "estar enfermo" significa <i>estado pasajero.</i></span></div></div><div><span style="font-family: arial;"><i><br /></i></span></div><div><span style="font-family: arial;">A 1., la <i>propiedad permanente</i>, se vincula un tipo de necesidad permanente como en "El hombre es un animal" (universalmente verdadera); menos rigurosa es la<i> disposición durable</i> (tipo 3.) implementada por la tesis "el hombre prudente actúa sabiamente", verdad que admite excepciones. Una <i>necesidad muy atenuada</i>, que podríamos llamar <i>probable</i>, se vincula a 3., el <i>estado pasajero</i>, por ejemplo en "la cigarra vuela", pues sólo sería verdadera en algunos casos.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">El polímata Avicena (Ibn Sina, 980-1037) cultivó esta vía abierta por los estoicos. Con más precisión, el lógico persa Najur al-Din al-Qazwini al-Katibi (que murió hacia el 1276) desarrolló toda una teoría de las modalidades temporales, analizada por Rescher (<i>Temporal modalities in arabic logic)</i>. Al-Qazwini distingue seis tipos de <i>proposiciones simples modales temporalizadas: Absolutamente necesaria, absolutamente perpetua, generalmente condicional, generalmente convencional, generalmente absoluta, generalmente posible.</i></span></div><div><span style="font-family: arial;"><i><br /></i></span></div><div><span style="font-family: arial;">La proposición <i>absolutamente necesaria </i>(por entrar en la sutileza metafísica del filósofo persa) se caracteriza por el hecho de que el predicado es <i>necesariamente</i> afirmado (o negado) del sujeto tanto tiempo como la esencia del sujeto se encarne en una existencia. Para obtener la definición de la proposición <i>absolutamente perpetua </i>conviene reemplazar en la proposición precedente "necesariamente" por "perpetuamente".</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Algunas de estas seis combinaciones se prestan a combinaciones de dos en dos, obteniéndose así siete compuestas. Avicena ya había mencionado y clasificado estos trece tipos de proposiciones modales temporalizadas; Al-Qazwini daba además las reglas que permiten obtener sus contradictorias y sus <a href="https://filosofayciudadana.blogspot.com/search/label/conversiones">conversas</a>.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Aunque no tan rica, en el Pseudoescoto también encontramos la distinción entre <i>proposiciones absolutamente necesarias</i>, <i>absolutamente perpetuas</i>, <i>generalmente condicional</i>, <i>generalmente absoluta</i>. No sabemos si se trata de una influencia islámica o de una reinvención a partir del mismo punto de vista estoico.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">***</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCGGnehpEu-hPy5FL18H4KT3sAfxyxS7E6q8iMprqOje-XdvInC5bEZ533WHM8pkpfL0qyZ03TucnkkT8m3L7Pl5oxMynAwV--j3SCt6KP_wLFPhprP3s6ofXIWg3vA-wS4keCwdeY7YOJw_6nZdqo8T9_ks_uai67wcucTCi28b1XexUJgBAn2nTD5A/s527/Cuadro_octogonal_de_oposici%C3%B3n_modal.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="441" data-original-width="527" height="335" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCGGnehpEu-hPy5FL18H4KT3sAfxyxS7E6q8iMprqOje-XdvInC5bEZ533WHM8pkpfL0qyZ03TucnkkT8m3L7Pl5oxMynAwV--j3SCt6KP_wLFPhprP3s6ofXIWg3vA-wS4keCwdeY7YOJw_6nZdqo8T9_ks_uai67wcucTCi28b1XexUJgBAn2nTD5A/w400-h335/Cuadro_octogonal_de_oposici%C3%B3n_modal.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cuadro octogonal de oposiciones modales</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><b style="font-family: arial;">De la Existencia como modalidad veritativo-funcional</b></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Desde nuestro punto de vista, nada impide depurar las cuatro categorías modales tradicionales (necesidad, posibilidad, contingencia e imposibilidad) de cualquier compromiso existencial, intelectualizándolas, y añadir el concepto de existencia y su contradictorio (inexistencia) como operador lógico o, mejor dicho, onto-lógico. Se puede hacer bajo la figura de un esquema hexagonal, como celda de panal de abejas.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4bI4WVorXGUEtkuyC8_AOGn1U4GM5PSIr_lpnKGiISNJ1HWY85Rkye7POrIMkiO8vIFm4jSlQHUQqn2dDWOpv72pa6hzWMhUXyrsdxAM3OJm47q0f-29KOumEXEALj-9FwwkwvdD1N1N22E2Wa1pSt42qVknl0OwDx2loVuUx_q5JQP-EqoMyBrjOuw/s993/hex%C3%A1gono%20modal.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="708" data-original-width="993" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4bI4WVorXGUEtkuyC8_AOGn1U4GM5PSIr_lpnKGiISNJ1HWY85Rkye7POrIMkiO8vIFm4jSlQHUQqn2dDWOpv72pa6hzWMhUXyrsdxAM3OJm47q0f-29KOumEXEALj-9FwwkwvdD1N1N22E2Wa1pSt42qVknl0OwDx2loVuUx_q5JQP-EqoMyBrjOuw/w400-h285/hex%C3%A1gono%20modal.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;">Las categóricas del cuadrilátero aristotélico (universal afirmativa y negativa, particular afirmativa y negativa han sido sustituidas por la Necesidad, la Posibilidad, la Imposibilidad y la Contingencia, <b>N, P, I, C</b>). A estas modalidades esenciales hemos añadido la existencia (<b>E</b>) y la inexistencia (<b>0</b>), El <b>0</b> de la inexistencia alude al cero matemático y al conjunto vacío. Ejemplos de proposiciones existenciales serían: "Hay vida extraterrestre", "El cambio climático es un hecho", "Estoy contento", "No hay vacío"(5), etc. Evidentemente si esta última proposición fuese cierta porque el vacío no existe, entonces su contradictoria "existe el vacío" sería verdadera.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">La estrella lineal interior de nuestro hexágono, compuesta de tres segmentos con seis puntas indica la <b>contradictoriedad.</b> Oposición que significa que dada la verdad de un enunciado modal se sigue la falsedad de su contradictorio y viceversa. No hay que confundir la contradictoriedad con <b>la contrariedad.</b> Dos proposiciones contrarias (<b>N</b> & <b>I</b>), pueden ser falsas al mismo tiempo, pero no verdaderas al mismo tiempo. "Que los hombres consigan terraformar Marte" puede considerarse falsa tanto si la modalizo como necesariamente verdadera, como si la modalizo como un imposible.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Las <b>subcontrarias</b> <b>P</b> & <b>C</b> (posibilidad y contingencia) pueden ser verdaderas al mismo tiempo, pero no falsas al mismo tiempo.... "Puede ser verdad que el poder corrompe" y también es cierto que "no todos los que ejercen el poder son necesariamente corruptos" (<b>N</b>), es decir "es verdad que algunos políticos no se corrompen" (su contradictoria contingente, <b>C</b>).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Una verdad posible puede ser siempre considerada como contingente y viceversa. Así "Tierno Dialó es ciudadano guineano" o "algunos vecinos acudirán al funeral del martes": puede que sí, puede que no. Eso nos hace pensar que la posibilidad no es sino la otra cara de la contingencia. O mejor, que la contingencia es la cruz de la moneda de la posibilidad onto-lógica. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Las líneas segmentadas que van desde la verdad necesaria (<b>N</b>) a la posible (<b>P</b>) y desde la imposible (<b>I</b>) a la contingente (<b>C</b>) señalan la oposición tradicional de <b>subalternación. </b>De la necesidad ontológica (N) se sigue el modo de posibilidad de la verdad y de la imposibilidad de que una proposición sea verdadera se sigue su contingencia, pero no viceversa. No podemos elevarnos sin más desde la posibilidad a la necesidad ni desde la contingencia a la imposibilidad. Aunque no se nos escapa que la necesidad <i>dice más, </i>tiene más alcance epistemológico y ontológico que la posibilidad, y la imposibilidad <i>dice más</i> que la contingencia. Así, si me consta que es imposible un círculo cuadrado (que sea verdadero onto-lógicamente), también sé que la proposición contingente "hay un círculo que no es cuadrado" es verdadera.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">A la modalidad de la existencia hay que otorgarle un estatuto especial si queremos entenderla lógicamente. Podríamos restringir el resto de los modos a la <i>esencia</i> entendida como pura posibilidad de ser verdad onto-lógicamente, pues es posible también reducir lógicamente <b>N </b>&<b> I </b>&<b> C, </b>a<b> P</b>. Las proposiciones existenciales o sus contradictorias (a las que podríamos llamar "nihilistas") refieren fácticamente o contrafácticamente (<i>negatio</i> = <b>0</b>). Podría decirse que en ellas domina l<i>a extensión</i>, la situación temporal y la actualidad de la experiencia respecto al estado de las cosas...</span></div><div><span style="font-family: arial;"><blockquote>"Nunca nos es posible conocer la necesidad de la existencia partiendo de conceptos, sino partiendo siempre de su conexión, según las universales leyes de la experiencia, con lo percibido." (Kant. <i>Crítica de la razón pura</i>, (6)).</blockquote></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">***</span></div><div><span style="font-family: arial;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpbFRKqU8N1UNlZH81iop5QFHoVg1tNpUBYpx2p7ms7GlYx1Sy_SCOBFrjncfl4E0HKIYO9R2yUZiyItdRkARIIUiSBz-3mpazKEquSJBkBxhppgO6h8gqrZ08msZ6BBuu3yreypppJ7ieh49lp65aB7S7zjyYpxvpgBWloIgKj7V12H1g3D7nSJvthQ/s570/Cubo%20de%20Reichenbach.png" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="570" data-original-width="560" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpbFRKqU8N1UNlZH81iop5QFHoVg1tNpUBYpx2p7ms7GlYx1Sy_SCOBFrjncfl4E0HKIYO9R2yUZiyItdRkARIIUiSBz-3mpazKEquSJBkBxhppgO6h8gqrZ08msZ6BBuu3yreypppJ7ieh49lp65aB7S7zjyYpxvpgBWloIgKj7V12H1g3D7nSJvthQ/s320/Cubo%20de%20Reichenbach.png" width="314" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cubo lógico de proposiciones categóricas de Reichenbach</td></tr></tbody></table><br /><b><br /></b></span></div><div><b style="font-family: arial;">La categoría kantiana de existencia</b><span style="font-family: arial;"> </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">En Kant, en su "Analítica trascendental", la <i>existencia</i> y <i>no existencia</i> aparecen como conceptos puros, formas a priori, predicamentos o <i>categorías dinámicas de nuestro entendimiento</i>. Tras dibujar su tabla de las categorías, Kant une a los predicamentos de modalidad otros que llama <i>conceptos puros derivados </i>o<i> </i>"predicables". A las categorías de modalidad une los del <i>nacer</i>, del <i>morir</i> y los conceptos del <i>cambio</i>.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">En las <i>proposiciones existenciales</i> lo sustancial es un esquema de permanencia real de sus sujetos y predicados en el espacio-tiempo. "No es el tiempo el que pasa, sino que es la existencia de lo transitorio lo que pasa en él", dice Kant(7). Aunque todos mis juicios suponen la representación del "Yo soy", la determinación de la experiencia de la existencia depende de algo que no está dentro de mí, que no es a priori, de algo que está fuera de mí, con lo cual me tengo que considerar <i>en relación y en situación</i>, pues la realidad del sentido interno se haya ligada al del externo. "Tengo una certeza tan segura de que existen fuera de mí cosas que se relacionan con mi sentido como de que yo mismo existo como determinado por el tiempo". Pensamos como <i>existente</i> lo permanente en el tiempo, "de cuya coexistencia con lo mudable surge el concepto del cambio"(8). </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Lo que se presenta como <i>existente</i> difiere por intensidad, viveza y riqueza de detalles de lo representado por la memoria o la imaginación. </span><span style="font-family: arial;">La existencia en todo tiempo, en un tiempo que puede ser relativo, transitorio, lleno o vacío (inexistencia) es permanencia presente, ser en acto (<b>E</b>), o ausencia (<b>0</b>). En la <i>Crítica de la razón pura</i>, Kant emplea muy escasamente las palabras que traducimos por existencia (<i>Daseyn</i>, <i>Existenz</i>), al menos en comparación con las palabras experiencia (<i>Erfahrung)</i> o realidad (<i>Wirklichkeit, Realität</i>).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">En su <i>Opus postumum</i>, refiriendo a la existencia (<i>Daseyn</i>) como principio de conocimiento a priori (<i>actualidad</i> de la existencia), la define como la experiencia en general en la <i>determinación omnímoda,</i> según la dialéctica leibniziana. <i>Existentia est omnimoda determinatio</i>. Los conceptos son equivalentes y por tanto podemos decir que <i>Omnimoda determinatio est existentia</i>. Esta <i>omnimoda determinatio</i> no puede ser <i>dada</i>, pues procede al infinito de determinaciones empíricas. Podemos pensarla sin embargo como <i>objeto de experiencia posible</i>, que no deriva de una experiencia, sino que la hace posible, y como aquello que en sí mismo es <i>singular </i>y determinado para la experiencia. "Lo infinito es singular" (<i>Opus postumum</i>, 3ª, 2º, XXII). La referencia de Kant es Leibniz, para quien la <i>determinación omnímoda </i>tiene un valor capital y está en el origen de las discusiones sobre el libre albedrio y el problema del mal. Esta idea conecta también con el principio espinocista <i>omnis determinatio est negatio</i>.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">El <i>objeto de la experiencia posible</i> no es ya el <i>ens realissimum</i>, sino una idea de la razón, dada a priori. Las figuras de la existencia aparecen así como <i>posibles</i>, <i>modos diversos</i> de limitar el espacio infinito. Para Kant "todo lo efectivo está omnimodamente determinado, pero no: todo lo omnimodamente determinado es efectivo. Se trata sólo de un pensamiento" (9).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"></span></div><blockquote><div><span style="font-family: arial;">"La experiencia no es un agregado de representaciones empíricas, sino un <i>Principio de representación omnímoda </i>de la percepción (representación empírica con conciencia), las cuales son pensadas a priori como enlazadas en un sistema universal (física)". </span></div><div></div></blockquote><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Sólo lo omnimodamente determinado -o sea, <i>la existencia</i> (<i>Existenz, Existentia</i>)- fundamenta la experiencia. A esta la construimos artificialmente, no es una mera agregación natural de percepciones(10). Análogamente, el experimento es algo que fabricamos y no una mera experiencia. El carácter o forma de la pregunta que formulamos a la naturaleza determina a priori su respuesta. Por eso conocer es siempre un hacer (<i>Tun</i>).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">No se puede probar la existencia de una cosa directamente a priori, ni por un Principio analítico ni por un Principio sintético del juicio. De ahí la negativa kantiana a admitir la prueba ontológica, pues <i>a posse ad esse non valet consequentia. </i>Es decir, que no podemos inferir la <i>existencia</i> de la <i>posibilidad</i>, aunque sí viceversa: <b>Ep => Pp</b>. (Aunque para Kant sí vale la consecuencia del <i>deber ser</i> al <i>poder ser</i>, que le permite en la práctica pensar los deberes como mandamientos divinos) (11).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Kant concibe la existencia (<i>Existenz</i>), escala de los progresos, como fenómeno del existir (<i>Daseyn</i>) y de la conexión de seres racionales y la <i>Existentia Noumenon</i> real y verdaderamente sólo de un modo negativo, como un "no <i>estar</i> para siempre en este mundo" (12). "La omnímoda determinación de sí mismo en la experiencia, como unidad, [es] la existencia"(13). En efecto, sin referencia a la identidad y la unidad, ni la multiplicidad puede ser múltiple ni la pluralidad plural.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><br /></div><div><b>Para saber más:</b></div><div><b><br /></b></div><div><a href="https://apiedeclasico.blogspot.com/2020/06/modalidades-y-leibniz.html">"Modalidades y Lebniz"</a> del mismo autor en <i>A pie de clásico</i>: https://apiedeclasico.blogspot.com/2020/06/modalidades-y-leibniz.html </div><p></p><div style="text-align: left;"><b><span style="font-family: trebuchet;">Notas</span></b></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: trebuchet;"><b><br /></b><span>(1) "De la naturaleza de la verdad", ca. 1687. En <i>Escritos filosóficos</i>, ed. de Olaso, pg. 399.<br /></span><span>(2) Cfr. Alfredo Deaño. <i>Introducción a la lógica formal</i>, Alianza, 1978, pgs. 333ss.<br /></span><span>(3) He corregido aquí el lapsus de la edición citada del libro de Deaño ("posee" por <i>posse</i>).<br /></span><span>(4) <i>Temporal modalities in arabic logic, </i>cit. por Jean-Louis Gardies en <i>Lógica del tiempo</i>, Paraninfo, Madrid 1979.<br /></span><span>(5) Esta último aserto es de Leibniz. "Verdades primeras" (ca. 1686), ed. de Olaso, Madrid 2003, pg. 396.<br /></span><span>(6) Edición de Pedro Ribas, Alfaguara, Madrid 1993, pg. 250.<br /></span><span>(7) Ed. cit. pg. 186.<br /></span><span>(8) Kant, ed. cit. pg. 33, nota.<br /></span><span>(9) Kant. <i>Transición de los principios metafísicos de la ciencia natural a la física (Opus postumum)</i>, ed. Félix Duque, Ed. Nacional, Madrid 1983. Nota 55 a la 1ª parte.<br /></span><span>(10) <i>Opus postumum</i>, ed. cit. pg. 398s.<br /></span><span>(11) <i>Opus postumum</i>, ed. cit. pg. 609.<br /></span><span>(12) <i>Ibidem</i>, 1ª Parte, XXI, 345, pg. 128.<br /></span><span>(13) <i>Ibidem</i>, 4ª P. cap. 2º, XXI, 26, pg. 637.</span></span></div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-89488925936986663392022-11-24T12:54:00.001+01:002022-11-24T12:54:19.573+01:00DEL GRITO AL HECHO<h4 style="text-align: left;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2vz623zU_ywTmciBXr8_xX8B9Aa29RueLcap45oFXwM2nsV7lxzupRcxJADzAV96nN3Zupo5xdyvS3kCCN5bs55rQ11WZbekJKuK9Tmer42AogiOlAcdlKz2NxbrIEhOFiOJh309WWJDDWD1rorqhqIdBMnTCWoN41hz8X2mChfBQ7HkwehlalG3cbA/s2876/Ramonero2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2157" data-original-width="2876" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2vz623zU_ywTmciBXr8_xX8B9Aa29RueLcap45oFXwM2nsV7lxzupRcxJADzAV96nN3Zupo5xdyvS3kCCN5bs55rQ11WZbekJKuK9Tmer42AogiOlAcdlKz2NxbrIEhOFiOJh309WWJDDWD1rorqhqIdBMnTCWoN41hz8X2mChfBQ7HkwehlalG3cbA/w400-h300/Ramonero2.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Ramonero", JBL 2022.</td></tr></tbody></table><br /></h4><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">De la interjección a la terminología</span></h4><div><span style="font-family: arial;">La palabra pretende exteriorizar lo que percibimos o deseamos comunicar, aspira a manifestar lo interno. El sabio, científico o filósofo, pretende decir lo que las cosas son o cómo funcionan y se explican los eventos del mundo, o sea lo que acaece. Por eso tienden a expresar sus pensamientos con términos técnicos, con palabras bien cinceladas como cristales, con proposiciones que valgan por fórmulas, de silueta inequívoca, geométrica, palabras -llamémosles aquí propiamente </span><span style="font-family: arial;"><i>términos</i>- que intentan ser cosas o, por lo menos ensayan agotar su significado en su extensión referencial, sin más connotación que referir al mundo.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Por eso, conocer una ciencia es saber hablar y jugar con su <i>lenguaje técnico</i>, dominar su <i>terminología</i>, cuyos primeros conceptos deben permanecer estricta y rigurosamente definidos. Las terminologías son formas extremas de lenguaje cuyos significantes precisos señalan un máximo ideal y un mínimo emocional. Ayunas de sentimientos pueden sin embargo ser hermosas como poliedros.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">"Las cosas -dice Goethe- son diferencias que nosotros [im]ponemos". Ortega ejemplifica este <i>dictum </i>autorizado<i> </i>refiriendo magistralmente al pensar del infante(1), pues los niños apenas distinguen unas cosas de otras. Para un chaval cualquiera, al principio, todo lo que se mueve sobre ruedas es, por ejemplo, "un papú". Pronto aprende el nene a distinguir un turismo de un camión, una ambulancia de una bicicleta. Las diferencias identificadoras son en su mente al principio poco profundas, separadas a penas por surcos imperceptibles, como esas ondas que modelan la piel acuosa de los estanques quietos cuando sopla el viento.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Las ideas de los niños son pocas y, más relevante y decisivo pedagógicamente: los niños llaman cosas a las siluetas fugitivas que van dibujándose en su afectividad, en sus emociones, pasiones y sentimientos. Por eso -comenta Ortega- los niños dan "gritos de avecilla" corriendo bajo el sol por los jardines, gritos inarticulados: suspiros, ayes, gemidos..., o improperios.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Mas la palabra es grito modulado o murmuración articulada. Ya no grito ni clamor ni quejido, sino formalidad estable de la voz que por su definido y terminado contorno sonoro colecciona y aprisiona imágenes esquemáticas y, al fin, conceptos abstractos y formas inmateriales. Para expresar una explosión de alegría o un deje de dolor basta con el gesto o con el grito. En ellos están ausentes el motivo y la causa. Lo importante -como en poesía- es la conmoción del alma. Es el lenguaje emocional, la comunicación inmediata de las pasiones, una forma primigenia -y salvaje, si quiere decirse así-..., figura extrema de lenguaje, al menos para nuestros caracteres educados o bajo las circunstancias que dotan al espíritu de serenidad.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Al contrario que el léxico técnico y las terminologías científicas o filosóficas, la <i>comunicación emocional </i>expresa un <i>mínimo de ideas </i>y un <i>máximo de afectividad</i>. El residuo que queda en el lenguaje del grito, del gemido, del suspiro o del bostezo, es <i>la interjección</i> como expresión emotiva o apasionada, que expresa asombro (¡oh!), aceptación (¡guay!, ¡genial!), rechazo (¡eh!), advertencia (¡hey!), sorpresa (¡uy!), asco (¡puah!), etc. Palabras como "imbécil" o "tío" fácilmente se convierten en interjecciones con tal de que las exclamemos con entusiasmo, por no hablar de los tacos...</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Pues bien, la vida del idioma -concluye Ortega- flota y fluye entre ambos extremos, entre el grito transfigurado o travestido en interjección y el término exacto y riguroso que usa y define el sabio: "La interjección es su germen, el término técnico es su momia". Digamos de paso que las palabras no fueron en su origen sólo metáforas -como pretendía Nietzsche-, que luego gastamos y olvidamos para volverlas concepto inerte, sino que, más primitiva o genuinamente aún, en su génesis biológica, fueron gritos o silbidos, o espasmos de la voz provocados por la herida o la sorpresa que causó el mundo en la mente del primate o del homínido. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">El caso es que la palabra sigue mostrando su genio bipolar: oscila, vibra, fluctúa y titubea desde la interioridad sentimental, emotiva y discontinua, hasta la cristalización en un sistema de términos o de conceptos abstractos o ideas: una terminología, una ideología, una teoría, una ontología...</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Es importante reconocer que toda palabra es como un morlaco con dos cuernos, aunque quizá uno de ellos permanezca más o menos oculto, o limado y desmochado, reducido a muñón. Toda palabra posee estos dos polos, estas dos fuerzas ilocutivas o direcciones, con diversos efectos perlocutivos según la dinámica y el contexto de comunicación. Una de ellas la empuja hacia el pensamiento puro, libre de afecciones, frío como un témpano, valioso como representación positiva, objetiva; la otra dirección induce la palabra a expresar un estado emocional. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Toda palabra es un compromiso entre ambas tendencias, la emotiva y la intelectual.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: times;"><b>Nota bibliográfica</b></span></div><div><span style="font-family: times;"><b><br /></b></span></div><div><span style="font-family: times;">(1) José Ortega y Gasset. <i>Obras completas</i>, 2. "Una primera vista sobre Baroja", Revista de Occidente, Madrid 1998, pg. 106s.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-54438370009669543902022-11-19T20:30:00.001+01:002022-11-19T20:30:44.287+01:00PENSAR LO DIVINO<p> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEpRSG63008K2OOLDQycyUli490NXJAOXibW7hUJ5V2RSr4rT3wHb-UGru2-d56GYso2GOIgPsINAVaMXN4tgLgnh-UK0-f2aYSPgmXNpEKxevkdboS1hd0KdILE82eGfBCgprFOohijYKO79Zcj4EgcJBzt8K4piYH_FTSfRcpOFJU3MmndYPWMGdGw/s2272/fantas%C3%ADa%20plotiniana%20(2).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2272" data-original-width="2015" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEpRSG63008K2OOLDQycyUli490NXJAOXibW7hUJ5V2RSr4rT3wHb-UGru2-d56GYso2GOIgPsINAVaMXN4tgLgnh-UK0-f2aYSPgmXNpEKxevkdboS1hd0KdILE82eGfBCgprFOohijYKO79Zcj4EgcJBzt8K4piYH_FTSfRcpOFJU3MmndYPWMGdGw/w355-h400/fantas%C3%ADa%20plotiniana%20(2).jpg" width="355" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fantasía plotiniana, JBL, 1988.</td></tr></tbody></table><br /></p><p><span style="font-family: arial;"><b>Pregunta: ¿Crees que el debate sobre la existencia o no existencia de Dios es infructuoso? ¿Por qué sí o por qué no?</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">En su <i>Examen de ingenios para las ciencias</i> (Baeza, 1575) Juan Huarte de San Juan explica cómo nuestra imaginación y nuestro entendimiento, facultades del <i>Ingenio</i> o talento creativo propiamente humano, poseen intimidad con la libertad, contribuyendo así muy decisivamente a la formación del carácter moral, es decir, de lo que hacemos con nosotros mismos eligiendo.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La facultad imaginativa, en efecto, es libre de imaginar lo que quisiere, por ejemplo la idea de una sociedad justa o de un ser perfecto. Kant habla de la «espontaneidad de la imaginación productiva», pero no la separa tan claramente del entendimiento como Huarte, al suponer que es «un efecto del entendimiento sobre la sensibilidad». Por tanto -piensa Huarte-, de las acciones de esta potencia, de la imaginación depende que fortalezcamos la racionalidad o la irascibilidad de nuestro ánimo y </span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Así estando en nuestra elección fortificar (con la imaginativa) la potencia que quisiéremos, con razón somos premiados cuando fortificamos la racional y debilitamos la irascible, y con justa causa somos culpados cuando fortificamos la irascible y debilitamos la racional. De aquí se entiende claramente con cuánta razón encomiendan los filósofos morales la meditación y consideración de las cosas divinas; pues con sola ella adquirimos el temperamento que el alma racional ha menester, y debilitamos la porción inferior" (<i>Examen de ingenios</i>, edición de 1594, V.).</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;"> ¿Hasta qué punto estas palabras de Huarte abren el camino al <i>deísmo ilustrado</i>? Esta cuestión es difícil de responder. Pero que las cosas divinas sean objeto de la imaginación parece implicar que no puedan serlo de la actividad sensible, que no son hechos del mundo. Sólo el fanático <i>ve</i> a Dios. De todos modos, si Dios no existe como hecho sensible, hay que pensarlo como objeto imaginario, hay que <i>ingeniarlo</i>, hay que inventarlo como <i>ideal de perfección posible</i>. </span></p><p><span style="font-family: arial;">Kant considera a Dios un supuesto imprescindible de la moralidad o, dicho más abstractamente, un postulado básico para el uso de la razón ético-práctica. Dios es así un fin de fines, un principio de esperanza en que convergen, en el infinito, justicia y felicidad, el reino de la naturaleza y el de la gracia, la virtud y la alegría que cada excelencia merece. También es posible, desde luego, pensar a Dios como un Demiurgo cruel (Sade) imitando su poder para hacer el mal. Por tanto no sólo la idea de Dios es formalmente relevante moralmente, sino que también cuenta el modo en que pensamos su contenido y sus notas o atributos (uno, bueno, bello, justo, etc.) </span></p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRnFvkGSwQGX5ju9d_1OqtYIJuHRQKKlXcUGq9Qf6tOEyue-wwr0A1nwTKXbPVL2HvOLsDya89Y6iE9etWdGgX-oM6tb0g-w_GuwBcfuFjelK7DoMwyLXOzcSAbIyW9T8e3FVdcsNoAjQ2DnhzKlIf1Uvv-PFLMrCnAZOyb8GXJeAKauJvMGTR0Rpufw/s1377/ganaconiris.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1377" data-original-width="1227" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRnFvkGSwQGX5ju9d_1OqtYIJuHRQKKlXcUGq9Qf6tOEyue-wwr0A1nwTKXbPVL2HvOLsDya89Y6iE9etWdGgX-oM6tb0g-w_GuwBcfuFjelK7DoMwyLXOzcSAbIyW9T8e3FVdcsNoAjQ2DnhzKlIf1Uvv-PFLMrCnAZOyb8GXJeAKauJvMGTR0Rpufw/w356-h400/ganaconiris.jpg" width="356" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Luz interior, JBL 2022.</td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">Esto es lo que podría deducirse del análisis del </span><i style="font-family: arial;">Examen de Huarte</i><span style="font-family: arial;">, con tal de que uno renuncie a ver en la Palabra Revelada una noticia sensible y sustituya la teología del libro por la teodicea de la razón o justificación del Ideal de la razón pura en su uso moral. La pertinencia ética de las ideas acerca de lo divino pende ahora de la potencia <i>trascendente</i> de una imaginación entendida o de un entendimiento imaginante, de sus poderes anticipadores, cuyo </span><i style="font-family: arial;">cuidado</i><span style="font-family: arial;"> es la </span><i style="font-family: arial;">atención</i><span style="font-family: arial;"> que debe elevar el espíritu hacia las cosas mejores, cosas que son propia o relativamente: invenciones, engendros, especies, ideales suyos, ilusiones racionales o "sueños de la razón". </span></p><p><span style="font-family: arial;">No cabe racionalmente desdeñar el hecho de que tales ideales operan como <i>tónicos de la voluntad</i> y estímulos del yo ejecutivo. Por consiguiente, la idea de lo divino o la noción de lo perfecto resulta moralmente relevante como horizonte de autorrealización y de elevación de los espíritus para la generación de acciones convenientes y correctas.</span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-40937179622577375492022-10-07T11:46:00.004+02:002022-10-07T11:51:58.012+02:00PARAÍSO DE NOMBRES PROPIOS<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUhwqtcf7MjLDSIq5RmoxgeOozb6LK_KffHMiebazKRi0PC6dLQJmQ0_op-urHuLg049adL8eohU8emdh1N_kG9xEJyVuCRF3f1en5IaekSQvlIZXKIaVGxo6qRATgkJ8KZuILxNhYlVOLHvoygGzNkbDbXeRAyNku_MTueYNFFcZ9NmJduyOKY2Dwhw/s1598/Hanuman.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1598" data-original-width="1067" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUhwqtcf7MjLDSIq5RmoxgeOozb6LK_KffHMiebazKRi0PC6dLQJmQ0_op-urHuLg049adL8eohU8emdh1N_kG9xEJyVuCRF3f1en5IaekSQvlIZXKIaVGxo6qRATgkJ8KZuILxNhYlVOLHvoygGzNkbDbXeRAyNku_MTueYNFFcZ9NmJduyOKY2Dwhw/w268-h400/Hanuman.jpg" width="268" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Hanuman, el dios mono o un aspecto de Shiva</td></tr></tbody></table><br /><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Estoy seguro de que esa tonta manía publicitaria de escribir nombres propios con minúsculas es síntoma de deshumanización y sugestión de cosificación: “Todos
merecen (merecemos) un nombre propio” –escribió Octavio Paz para lamentarse al
mismo tiempo de que nadie lo tenga-. </span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
Mono Gramático</i>, el premio Nobel mejicano (y este ya es nombre común)
especula con la posibilidad de que el Paraíso (nombre propio de aquel Edén del
que fuimos expulsados) estuviese regido por una gramática ontológica, porque
las cosas y los seres serían sus nombres y cada nombre sería propio.</span></p><p class="MsoNormal"><span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">En un mundo social en el que no existen nombres propios,
nada es propio; uno no se tiene en propiedad donde todos los nombres son
comunes. El Ciprés de Silos no es diferente de cualquier otro ciprés
alergénico; por mucho que lo cantase Dámaso Alonso, el “Enhiesto surtidor de sombra
y sueño” no sería más que otro ciprés con minúscula: “naturaleza caída” –dice Octavio
Paz. Y concluye: “El poeta no es el que nombra las cosas, sino el que disuelve
sus nombres, el que descubre que las cosas no tienen nombre [todavía] y que los
nombres con que las llamamos no son suyos”. Y así llama lenguaje a la crítica
del Paraíso, a la abolición de los nombres propios. Y a la crítica del lenguaje
le llama Poesía, cuando los nombres se adelgazan hasta la transparencia del
anhelo juanramoniano.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">La Caída, caída en el tiempo, que diría Ciorán, o entre el
nunca y el siempre donde anida la angustia, que diría Paz…, la Caída vuelve al
mundo lenguaje. Y la poesía ensaya reconvertir al lenguaje en mundo.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Esta es una idea sofisticada, que da vértigo porque si las
cosas son pero no tienen nombre: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sobre la
tierra no hay medida alguna</i>. Aunque por la escritura convirtamos las cosas
abolidas en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sentido</i>. “Sentido es
aquello que emiten las palabras y que está más allá de ellas, aquello que se
fuga entre las mallas de las palabras y que ellas quisieran retener o atrapar”.
</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Sin embargo, los seres reposan en sí mismos, se asientan en
su realidad y son injustificables, y de este modo se ofrecen a los sentidos…,
cada cosa, cada persona, cada instante, una realidad única, incomparable,
inalienable… ¡Siempre y cuando volvamos al Paraíso de los nombres propios!</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Si Leibniz acertaba y cada sustancia singular expresa el
universo entero a su manera, cada ser completo, porque existe, merece un
nombre propio.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">***</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"><b>Hanuman</b> es un mono volador gigantesco, grande y poderoso como una montaña. Este rey de los monos es figura notable del <i>Ramayana</i> y realiza hazañas prodigiosas. Es tan perfecto que nadie le iguala en su capacidad de descifrar el sentido de las escrituras o en modificarlas a voluntad. Así que fue también el noveno autor de la Gramática.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgosw54qcm5ZHYB1Nkx6MjKoI64HuXY5zDaEffatQNliaIQEVl578U0E0MZr7Ekd42-Rz6U56jnsc6HBmeZhBR84lhleAi73GXhG9YgOkWqZ0dOLOzNk68BIPgzZobhI_Zj_yD59Qz8IvcCyjitY1nUUrtDoPgZ6BrbYp0a9BsL9jOnxbEmvWjc_kUxXw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="500" data-original-width="329" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgosw54qcm5ZHYB1Nkx6MjKoI64HuXY5zDaEffatQNliaIQEVl578U0E0MZr7Ekd42-Rz6U56jnsc6HBmeZhBR84lhleAi73GXhG9YgOkWqZ0dOLOzNk68BIPgzZobhI_Zj_yD59Qz8IvcCyjitY1nUUrtDoPgZ6BrbYp0a9BsL9jOnxbEmvWjc_kUxXw=w263-h400" width="263" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><br /></span><p></p><span style="font-family: arial;">Así pues, El Mono Gramático es antropomórfico y sus atributos describen alegóricamente al homínido que cree en Dios, al que Dios habla y es capaz de convertir lo oído en Escrituras, o sea a la bestia humana que babea sentidos. </span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Con la gramática disfrazamos nuestra condición simiesca y a esa mascarada llamamos cultura, ciencia, arte, religión... Pero de la hormiga, del almez, del calamar y hasta de la última ameba, ¿no se editan hoy sus códigos íntimos?, ¿no son también gramática?, ¿no es lenguaje la más elemental partícula de vida?</span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: georgia;"><b>Bibliografía adicional</b></span></div><div><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div><div><span style="font-family: georgia;"><a href="https://letraslibres.com/revista-mexico/el-mono-gramatico-cima-y-testamento/">"El mono gramático: Cima y testamento"</a>, por Adolfo Castañón.</span></div></div><div><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-31612945428410666032022-09-08T08:57:00.005+02:002022-10-07T11:54:01.199+02:00VIOLENCIA Y REVOLUCIÓN<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img height="400" src="https://nuevodiario.es/fotos/1/23300_marat.jpg" style="font-family: arial; margin-left: auto; margin-right: auto;" width="252" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: times;"><span style="text-align: start;">Portada de la novela histórica de G. Núñez de Prado:<br /><i>Marat</i>, Barcelona 1930.</span><br style="text-align: start;" /></span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /> Kant no sólo fue un punto y aparte en la historia del pensamiento por su análisis de la sensibilidad y del conocimiento humano, al que puso límites, sino también por su pensamiento moral y su énfasis en el deber con la Humanidad. Se percató, por ejemplo, de la insolvencia y crueldad inútil de guerras y revoluciones. Supuesto el progreso de las armas de destrucción masiva y su creciente coste, no pueden ser ya instrumentos de progreso. Los recursos que los gobiernos destinan a la carrera de armamentos, se detraen de la educación, la sanidad, los servicios sociales... Además, la primera víctima de la guerra es siempre la verdad y su colega: la libertad de expresión.</span><div><span><a name='more'></a></span><span style="font-family: arial;"><br /></span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">La violencia es, ciertamente, el recurso de los incompetentes y –muchas veces- también de los impotentes. El fanatismo, tan asociado a la violencia, degrada en monstruo y embrutece a las personas, incluso al ciudadano más ejemplar, que acaba acorralado, desesperado como una fiera, en la jaula de sus creencias y de sus “principios sagrados”. La violencia acaba siendo siempre reaccionaria, impedimento de progreso.<br /><br />Un ejemplo sobresaliente es el de Jean Paul Marat (1743-1793), científico reconocido por sus estudios de física, óptica y electricidad, médico reputado, filósofo admirador de Rousseau y Monstesquieu, que escribió una novela de amor en su juventud, luego convertido en publicista y demagogo en aras de la Revolución. A sus ideales republicanos, libertarios e igualitarios, a su compasión por los pobres, unió un profundo resentimiento por no ser acogido en la Academia de los sabios a causa de su origen humilde. Transmutado en agitador de masas, periodista incendiario, líder de los <i>sans-culottes</i> (sin-calzones, milicias de desarrapados), fue primero el Amigo del Pueblo para personificar luego la Ira del populacho y el instrumento político y ejecutivo del Terror. Marat organizó las masacres callejeras de 1792 y repartió descabezamientos a diestro y siniestro. Ultrajacobino del Club de Los Cordeleros, se enfrentó a la moderación de los demócratas Girondinos mandando ejecutar a decenas de ellos. Paradigma de la metamorfosis del pacifista ilustrado en terrorista de Estado.<br /><br />Al final, murió acuchillado por una girondina, Charlotte Corday, en la bañera en que consolaba la dermatitis seborreica que le torturaba y donde, como un batracio, escribía sus apasionados panfletos y sus “listas negras”. Tras su muerte se le comparó con Jesucristo y se le levantaron monumentos, convertido en ídolo religioso de masas y precursor de la "sublime" figura revolucionaria del Che Guevara.<br /><br />En su novela <i>La Versallesca </i>(Angels Fortune Editions, 2022), el joven novelista Juan Ribas Santisteban (Andújar, 1995) ha recreado los acontecimientos y dislates de aquella época convulsa en un elaborado estilo rococó adobado de retórica provenzal. Su protagonista, que es primera y tercera persona del relato, André Le Roy, es pupilo de Marat y lacayo de Robespierre, arrastrado por la tormenta de las circunstancias más que por convicciones patrióticas, incluso ejerce como escéptico e improvisado miembro del Tribunal revolucionario, sentenciando a muerte a una joven cuya culpabilidad desconoce.<br /><br />La novela de Juan Rivas cuenta con interesantes reflexiones, lo cual es perfectamente adecuado siendo su escenario histórico la época de <i>Les philosophes</i>. Y, como escribe: “Incluso entre aquellos más leídos y bienintencionados florecen los malos sentimientos, a menudo provocados por un comentario o acción que desafía las ideas propias”. Es el resentimiento de los que se creen en posesión de la Razón y la Verdad. Y fue en nombre de la diosa Razón que se cometieron todo tipo de atrocidades y desmanes durante aquellos años. Venganzas e imposiciones justificadas con razones alevosas.<br /><br />Rivas narra la curiosa pretensión de Robespierre de sustituir al Cristo por la diosa Razón y al cristianismo por un culto deísta con ritual civil-religioso. Curiosamente, fue un republicano de origen español, Antoine-François Momoro (1756-1794), afín a Robespierre y que se autotituló “Primer impresor de la libertad”, quien promovió este culto a la Razón vistiendo de diosa a su mujer, la bella Sophie Fournier, y fue Momoro el ideólogo de la divisa: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Ni a él ni a Robespierre les sirvió de nada este alarde metafísico ni su adoración a la diosa Razón, pues ambos acabaron descabezados en la guillotina, haciendo buena la frase del segundo: “el Terror es la fuerza de la República”. Fue un 10 de Termidor (28 de julio de 1794) cuando Robespierre, El Incorruptible, considerado ya otro tirano como Luis Capeto, fue proscrito y guillotinado sin juicio previo. Sus restos fueron arrojados a una fosa común. El mismo año fue descabezado Momoro con los Herbetistas (exagerados extremistas revolucionarios, anticristianos y partidarios de la guerra).<br /><br />A pesar del prestigio de la Revolución Francesa, conviene recordar que ni siquiera acabó con el Antiguo Régimen estamental, a pesar de sus matanzas. Pero “los fenómenos menos inteligentes son los más ruidosos” y la libertad tiene fácil nombre, pero nunca llega (J. Rivas). Miles de señores y señoras gastaron o reinvirtieron sus capitales, exiliados en Londres o en otras capitales europeas. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">La mayoría de historiadores y filósofos de la historia coinciden en defender como mejores mecanismos e instrumentos de progreso más eficientes –y menos criminales- los procesos sucesivos de reformas (tal y como se dieron en Inglaterra), antes que ese caos en que acaban pagando justos por pecadores y los malos aprovechan el río revuelto para satisfacer sus peores pasiones. La revolución devora a sus élites y asesina a sus trotskys sin conseguir ni la libertad ni la igualdad que pretendía, sino con frecuencia todo lo contrario. Se le da la vuelta a la tortilla, sí, pero –como decía con cinismo la marquesa- los mismos siguen haciendo de patata y una nueva aristocracia, de sotana, toga, uniforme o partido, sustituye enseguida a la anterior, más feroz si cabe, porque es cierta la recomendación de “no sirvas a quien sirvió, ni mandes al que mandó”. </span><span style="font-family: arial;">Como dejó escrito Octavio Paz: </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><blockquote>"La degeneración de la revolución, como se ve en los modernos movimientos revolucionarios, todos ellos sin excepción transformados en cesarismos burocráticos y en idolatría institucional al Jefe y al Sistema, equivale a la descomposición de la sociedad, que deja de ser un concierto plural, una composición en el sentido propio de la palabra, para pretificarse en la máscara del Uno" (<i>El Mono Gramático</i>, 16).</blockquote></span></div><div><span style="font-family: arial;"><br />Kant, que había leído con fervor a Rousseau y se había ilusionado con los primeros acontecimientos de la Revolución (uno de esos asaltos liberó a Sade de su mazmorra), tuvo que desilusionarse con sus efectos, a la vista de las tenebrosas oleadas de terror guillotinesco, del que fueron también víctimas sus más señalados e ilustrados caudillos, caso del sabio Marat o del Incorruptible Robespierre.<br /><br />La violencia ejerce una atracción fatal, como la que atrae a una polilla hacia la luz de un farol hasta que en su llama acaba pereciendo. Claro que esto importaba y asustaba poco o nada a un amigo del hermano de Robespierre, un tal Bonaparte, sospechoso de jacobino, pero cuyos méritos militares le valieron el beneplácito de los conservadores… “Era un déspota con demasiadas ambiciones, enfermedad común de los militares que leían habitualmente” –escribe Juan Rivas Santisteban en uno de los capítulos finales de su interesante, original, orwelliana y onírica novela.<br /><br />Para un viaje así -me refiero al de la revolución de 1789-, no hubieran hecho falta tantas mochilas repletas de odios, envidias y resentimientos. No es que el sentido común sea el menos común de los sentidos, sino que a veces es también el más frágil. Es previsora la observación de Le Roy en el relato de Rivas: </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><blockquote>“Cosa natural y de la lógica es que cuanta más gente concuerde en algo, menos inteligente sea la idea que abanderan. Esto es una real obviedad, pues son las ideas de menor complejidad aquellas que todos pueden entender bien, identificándose con ellas. Además, una persona tiene para sí misma mucho más tiempo del que disponen los rebeldes que agitan a las masas, enarbolando los corazones con palabras de grandeza” (<i>La Versallesca</i>, cap. X).</blockquote><br /><br />Del autor:<br /><br /><a href="https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M">https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M</a><br /><br /><a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897">https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897</a><br /><br /><a href="https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm">https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm</a></span></div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-88100643842340999072022-07-21T20:32:00.005+02:002022-10-07T11:55:34.821+02:00EDUCACIÓN Y POSTMODERNIDAD<p style="text-align: center;"> <b style="text-align: center; text-indent: 0cm;"><span style="color: #00618a; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 21pt; mso-fareast-language: ES;">Educación o postmodernez</span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-align: center; text-autospace: none; text-indent: 0cm;"><span style="color: #d85008; font-family: MSTT31c32e; font-size: 14pt; mso-bidi-font-family: MSTT31c32e; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-align: center; text-autospace: none; text-indent: 0cm;"><b style="text-align: left; text-indent: 0cm;"><span style="color: #00618a; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; mso-fareast-language: ES;">Opinión sobre los males de la educación actual y los
retos que deben afrontar los docentes para volver a algunos principios perdidos
o degradados.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 0cm;"><b><i><span style="color: black; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 0cm;"><br /></p>
<span style="font-family: arial;"><b>Principios <br /></b><br />Muy razonablemente el pensamiento ilustrado suponía que nadie puede ser libre ni feliz en la ignorancia y que la formación del carácter exige la superación del desorden de los apetitos, de la mezquindad del egoísmo, y de la tiranía de los prejuicios y las tradiciones. La base última y objetiva de los valores que debieran, desde dicho modelo, determinar la educación habría que buscarla en la propia naturaleza y significado del saber, en la independencia y libertad del educador, y no en las predilecciones de los alumnos (que si supieran lo que quieren, no tendrían por qué serlo), ni en las banalidades de la opinión pública o los caprichos e intereses coyunturales de los políticos.</span><div><span><a name='more'></a></span><span style="font-family: arial;"><br />No hay educación sin sometimiento a esa disciplina (la virtud del discípulo) que impone la razón común, ni virtud sin ejercicio y entrenamiento, de ahí que todo aprendizaje requiera una tutela, exija una dirección para la transformación del ánimo, e implique una dialéctica, una lucha interior por conseguir el poder de la parte superior de la mente, porque el saber mismo es la raíz de toda excelencia. Tal es el proyecto inaugural de nuestra cultura occidental: el principio socrático que luego reitera la modernidad democrática.</span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1fIWqEDbe1zYF53chc2jtcTR1MLxbm-2NXvwTtfsm4Ic_fFZZBwMbMFBEW1iQZzKvstL4-mud3t35o04GhXodkH3nWHz0ETpC3ySQB5ZiHW0bLcc1TSII_1R7wxBUYxcRlOGb0uJYd862b-Gf3-KqPu4ONtlJ7my5HD8_imJ-JhyrMG1GwqYBw8NetA/s1165/IMGP0007.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1147" data-original-width="1165" height="315" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1fIWqEDbe1zYF53chc2jtcTR1MLxbm-2NXvwTtfsm4Ic_fFZZBwMbMFBEW1iQZzKvstL4-mud3t35o04GhXodkH3nWHz0ETpC3ySQB5ZiHW0bLcc1TSII_1R7wxBUYxcRlOGb0uJYd862b-Gf3-KqPu4ONtlJ7my5HD8_imJ-JhyrMG1GwqYBw8NetA/s320/IMGP0007.JPG" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Acercamiento de piérido a <i>Heliotropium europaeum</i></td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"> </span><span style="font-family: arial;"><br /><b>La paradoja de la libertad <br /></b><br />Si bien Platón tenía razón cuando aseguraba que «no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud», pues «la mente no conserva ningún conocimiento que haya penetrado en ella por la fuerza», la libertad —que es el concepto más firme de nuestra mejor tradición— es en la educación un concepto paradójico, porque siendo la libertad su condición, es de otra manera mejor, la autonomía, su propósito final y resultado buscado. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Verdaderamente no podemos ser libres sin sabiduría es decir, sin saber qué nos conviene: aquello que nos hace mejores; ni sin haber desarrollado una voluntad racional capaz de procurarnos los medios y ejecutar las acciones que nos perfeccionan. La libertad no es el mero antojo arbitrario y la educación no debe ser confundida con el juego, lo que no quiere decir que no sea conveniente que los niños se eduquen jugando... <br /><br /> Es decir, aunque sea recomendable y beneficioso que los niños se deleiten aprendiendo, no hemos de incurrir en la falacia de deducir que sólo educa el juego que deleita, no debemos insistir en deleitar mediante la complacencia y la mentira, y mucho menos consagrando o premiando con ello aquella forma inmadura que ha de ser superada... </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Son principios universales que sin embargo, desdichadamente, hay que reiterar hoy en voz alta: la libertad se conquista con el fortalecimiento de la voluntad (y esta es auto-motivación), el trabajo un tanto mecánico pero necesario de la Memoria, músculo de la inteligencia y madre de las Musas y la elaboración e integración metódica e inteligente de los datos. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">La condición humana no es una comedia: no podemos disfrutar de la libertad sin sufrir sus rigores (vacilaciones, dudas, errores, fracasos, desilusiones). En ese dolor se forma la conciencia y el sentimiento de solidaridad. Es la fuente misma de todo amor, también del amor a la Verdad. El camino seguro de la ciencia es penoso y escarpado; una ascensión.<br /><br /> Pero... para la lógica del consumo y la producción industrial de mercancías, para el poder y su sistema, la libertad y la cultura (una industria más) se definen por la satisfacción de esos mismos deseos que habría que saber controlar y dirigir sensatamente. Nuestras instituciones educativas (salvando pertinaces enquistamientos testimoniales) son modernas, nuestros alumnos y nuestra sociedad son postmodernos. Por eso se ha abierto un abismo entre la moral común y esos lugares donde aún rige la idea “extravagante” de que no existe autonomía sin pensamiento, y que no existe pensamiento sin talento y trabajo esforzado sobre uno mismo. <br /><br /><b>Divergencia entre Escuela y sociedad actual <br /></b><br />La escuela es la última excepción al self-service generalizado. Así pues, el malentendido —como observó Finkielkraut— que separa la educación, de sus usuarios, va en aumento: a su pretensión de formar los espíritus, los alumnos oponen la atención inconstante del joven telespectador, y por todas partes se confunde la autoridad del saber con la arbitrariedad del poder; y aquel objetivo emancipador, fundado en la disciplina de las facultades superiores y el orden de la razón, con un programa arcaico de sujeción. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">De hecho, la influencia de las instituciones educativas en el niño, el adolescente, el joven, va siendo cada vez menor en relación a la que ejercen los medios de comunicación de masas, los espectáculos multitudinarios, los grupos de edad, los clubes deportivos, los partidos y las sectas. Y sin embargo, ignorando este hecho evidente, se le pide a la Escuela que compense las desigualdades sociales, ¡cómo si hubiera sido ella quien las creara!, y al pobre maestro se le exige una varita mágica para que sirva diversificadamente al memo y al superdotado (si es que no se declara al memo eufemísticamente inexistente), para que integre lo heterogéneo, que enseñe a todos y a ninguno. <br /><br /> Mientras tanto, los chicos ni siquiera se forman ya en la propia cultura, porque el progreso se representa como destrucción sistemática del folclore autóctono y su sustitución por los usos y costumbres anglosajones o norteamericanos, cuando no se identifica con la vuelta atávica al orgullo de casta, gregario y provinciano. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">En los medios audiovisuales la información les es presentada a los niños confundida con la publicidad, mediante el halago se desarrollan en ellos falsas expectativas, falsas necesidades, se estimulan en ellos deseos nada saludables y una conciencia ególatra disminuida, narcisista, todo ello con una perfección técnica extraordinaria que contrasta con la rusticidad manifiesta de los medios al alcance del profesor de la Enseñanza Pública. Los chavales saben apreciar la diferencia, y se vuelven hacia lo más fácil y placentero, y luego, ¡claro!, la escuela les aburre y fracasan en ella. <br /><br /><b>Las reformas políticas, ¿son efectivas? </b><br /><br />Ya estamos perfectamente situados para comprender la necesidad de la Reforma (ya no sabemos cuántas van desde el siglo pasado). Desde luego, a nadie se le ocurre juzgar que el fracaso sea antes familiar y social, que escolar... Puesto que nos vemos impotentes para modificar la sociedad desde los valores culturales de la educación (de la <i>Paideía </i>clásica), modifiquemos la educación desde los intereses políticos y sociales. Las autoridades educativas se rasgan las vestiduras y asumen la culpa por los «enseñantes», reducidos como tales a desfavorecidos asalariados del Estado, a los que, por lo mismo, es difícil exigirles casi nada. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Muchos sesudos teóricos de la pedagogía, dedicados «accidentalmente» a la política, quizá para no padecer la oscura consideración social del maestro o huyendo de los indisciplinados alumnos reales, elaboran entonces desde sus cómodos despachos hermosos manifiestos y programas llenos de innecesarios tecnicismos, barbarismos de moda y abstrusos fetiches demagógicos, con un lenguaje autorreferencial y cuidadosamente ambiguo. En la jerigonza oscurantista y vana con que ofenden la lengua de Cervantes y las reglas del buen gusto los presuntos-diseñadores-de-currículums abiertos y/o flexibles —cuya literatura ensucia como una plaga los anaqueles de los claustros con su pedantería fatua e infame, extraída de malas traducciones y refritos conductistas, estructuralistas, cognitivistas, y mañana «autorizada» no se por qué «-ismos» más—, hemos llegado a leer «inculturar» (<i>sic</i>) por cultivar. <br /><br /> A estos «estrategas» de las Reformas educativas —que han conseguido, al parecer, magníficos resultados educativos «inculturando» con avanzadas y altas tecnologías psicopedagógicas punta a alumnos virtuales, en el espacio no menos virtual de su imaginación (o en condiciones atípicas y bien subvencionadas), allí donde todo está tipificado y catalogado con cacofónicos neologismos de más de tres sílabas — les tiembla la voz cuando, entre iniciados, hablan del «currículum-secreto», sueñan con una peregrinación a los santos lugares en los que especularon Piaget o Vygotski, financiada por los contribuyentes, y suponen con ingenuidad conmovedora que el trato real y formativo con el alumno, del que sin pensarlo escapan, puede fundarse científicamente y es una técnica industrial y no un arte erótico. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">No cabe la menor duda de que los más brillantes se merecen un despachito en la facultad, en los centros de profesores, en las delegaciones, desde el cual puedan entretenerse jugando al ajedrez con «enseñantes» y «enseñandos» (negras y blancas), con el título de «metaprofesor» colgado en la pared, limpias las manos de tiza, en perpetuo año sabático. <br /><br /> Su posición, en el fondo, es la mar de castiza: le dicen al pobre lo que tiene que hacer mientras trabaja. Entre tanto, la violencia o la desidia va calando las mesas de las aulas.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6bJa_wn69kFWgOkXfl9MK6rB7mvdouwY5UvzmShAKWnU3RTfm_vq2jxPsEracaWBqCrqZIiVg5HUkosHfZfooMJHmjQFzWvsEcY5TCQfpvTbLHGxWe_EEe6EEk3FA9vlRFyRaLXRLeIFN2oy8045m1K6puIrEuXdxsZK8btPiAFO46PdTnqsUAsledw/s895/IMGP0011.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="585" data-original-width="895" height="209" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6bJa_wn69kFWgOkXfl9MK6rB7mvdouwY5UvzmShAKWnU3RTfm_vq2jxPsEracaWBqCrqZIiVg5HUkosHfZfooMJHmjQFzWvsEcY5TCQfpvTbLHGxWe_EEe6EEk3FA9vlRFyRaLXRLeIFN2oy8045m1K6puIrEuXdxsZK8btPiAFO46PdTnqsUAsledw/s320/IMGP0011.JPG" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"></td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><b>La educación como industria rentable </b><br /><br />Sus postmodernos planes de reforma son a su vez reformados a tal velocidad que resultan inatacables y escurridizos para la crítica juiciosa. En efecto, cuando uno pone el punto de mira en cualquiera de sus embarulladas proclamas y consigue al fin desentrañar su sentido, la pieza ha volado y son otros ya los igualmente proteicos programas con vigencia... ¡El imperio de lo efímero! Pero el tono general es claro: hay que hacer de la educación una industria científicamente fundada al coste mínimo. Disolvamos las materias fundamentales en optativas útiles, reduzcámoslas a "competencias", o empaquetémoslas en una música rock que los alumnos puedan escuchar complacidos o disfrutar en vídeos. <br /><br /> Convirtamos la escuela en una sala de juegos y a los alumnos, progresivamente, en ludópatas felices, en buenos consumidores y contribuyentes. Instruyámolos en las ideologías <i>à la page</i> (las del partido gobernante). Suprimamos los traumáticos exámenes, las pruebas de septiembre, los tochos de libros de texto y, sobre todo, los castigos. Enseñémosles la juventud a los jóvenes, o mejor dicho, «la idolatría de los valores juveniles», prolonguemos ese limbo de la niñez, ¡que no envejezcan, que no maduren! Tuteo generalizado. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Nada de rigores académicos y abstracciones verbales. ¡Una imagen vale más que mil palabras!, sobre todo —como sabían tan bien los jerarcas medievales—, si uno quiere adoctrinar económicamente al pueblo. ¿No tiene la verdadera “cultura” —en sentido clásico, es decir basada en la lógica precisa de la palabra— el doble inconveniente de envejecer a los individuos, dotándoles de una memoria histórica que supera la de la propia biografía y el cálido establo, y de aislarles, condenándoles a decir «yo», es decir, a existir como personas diferenciadas? </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Mediante el ritmo a tope y la proliferación de imágenes se conjura esta doble maldición: se abole la memoria, se confisca la voluntad, el yo se disuelve en el joven consumidor de ocio pagado. ¿Cuál es el medio más barato para acabar con el fracaso escolar? ¡Promoción automática, aprobarlos a todos! ¡Van apañados!, porque luego el mercado de trabajo, o el bolsillo, la afinidad política o los másteres, decidirán quién sirve para cada cargo. ¡Hay que reformar la escuela!, para adaptarla a los valores de la «vida actual», al hedonismo grosero de los valores de cambio, al esteticismo estético del </span><i style="font-family: arial;">kitsch</i><span style="font-family: arial;">; para facilitar un rejuvenecimiento general, y ese triunfo de la función y el precio sobre el valor y el pensamiento. </span><br /><br /><span style="font-family: arial;"> De este modo, tal vez con la buena voluntad de querer darles lo que no hemos tenido, les escatimamos lo que sí nos enseñaron. ¡Tan difícil es hallar el justo medio! </span><br /><br /><span style="font-family: times;"><u>Nota bene </u><br /><br />Este artículo se publicó por primera vez en el papel de los <i>Cuadernos de Pedagogía</i>, nº 201, 1992. Pgs. 66-67. Lo he corregido y actualizado ligeramente.<br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><br /> </div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-4655094030899233942022-07-16T20:15:00.001+02:002022-10-07T11:56:30.404+02:00APEGO A LA VIDA Y DIGNIDAD<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMcmQOCHJVx3z2dzvFsk7lzN3qLh6HAd7CcGZgs1L77A6X-GurCnMSe15jeNGI2weEJe3fV2a6GtY7GH6eVADXevOLyVMsaKLwRsJ00nDQ6mY33QP-VBZ94j8KSN86lgRN1w7CCceUA8CP8AJMVY3LSOg8PgxQHC7StK5tHDORsAyH9qGR0p9XqBMkZg/s2096/IMGP8626%20(2).JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1668" data-original-width="2096" height="319" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMcmQOCHJVx3z2dzvFsk7lzN3qLh6HAd7CcGZgs1L77A6X-GurCnMSe15jeNGI2weEJe3fV2a6GtY7GH6eVADXevOLyVMsaKLwRsJ00nDQ6mY33QP-VBZ94j8KSN86lgRN1w7CCceUA8CP8AJMVY3LSOg8PgxQHC7StK5tHDORsAyH9qGR0p9XqBMkZg/w400-h319/IMGP8626%20(2).JPG" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Dasiscolia ciliata</i>. Foto JBL, 19 de mayo 2022. Sobre <i>Sedum</i></td></tr></tbody></table><br /><br /><div><span style="font-family: arial;">La vida no es un valor absoluto. Los filósofos vitalistas se equivocan. Sócrates afirmó ante sus jueces que una vida que no se examina a sí misma, una existencia sin conciencia de sí, sin capacidad de reflexión, no es una vida propiamente humana ni es digna de ser vivida.</span></div><div><span><a name='more'></a></span><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Sabemos que una vida sin memoria ya no puede ser vida personal, porque no admite la comunicación </span><i style="font-family: arial;">inter pares</i><span style="font-family: arial;">. Nos constituimos y conservamos personalmente <i>en comunicación</i>. Es tristísima la visión del anciano convertido en vegetal. Muchos –o algunos valientes- tal vez compartirán el lema de mi amigo Guillermo Soria: “Vivir para ser libres o morir para dejar de ser esclavos”. Sócrates prefirió beber la cicuta letal con dignidad, antes que atribuirse culpas que no merecía, antes que salir corriendo de Atenas, sin honor, como una liebre asustada.</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br />Los griegos llamaron <i>philopsychía</i> al apego a la vida. Spinoza llamó <i>conatus</i> a ese afán innato de toda criatura viva por permanecer en su ser: ganas de seguir viviendo. Sin embargo, la filosofía, desde su mismo origen, se opuso a esta tiranía natural de lo que hoy llamamos instinto de supervivencia. En el <i>Gorgias</i>, insiste Platón en que el hombre justo no debe tener excesivo apego a la vida. Porque el temor a perderla es un arma de la que se han servido todos los tiranos que en el mundo han hecho sufrir de miedo a la población, para esclavizarla mejor.<br /><br />Por supuesto que toda adaptación, toda socialización, implica renuncias y cierto sometimiento al sistema político del país en que se vive, el respeto a la ley del Estado que nos protege. Toda educación es domesticación. Pero uno debe pensar si por esa adaptación a las costumbres y normas del lugar no sacrificamos lo mejor de nosotros mismos, lo que más aprecio merece. Parafraseando al evangelista, podríamos decir: ¿de qué le sirve al hombre conservar su burbuja de confort si pierde su alma?<br /><br />Ni Sócrates ni “su cisne”, el divino Platón, consideraron la vida como bien absoluto. Para ellos lo bueno no consiste siempre en “salvar la vida” prolongando los placeres que en ella podamos procurarnos, sino en salvar <i>la dignidad</i> de la propia alma. Lo importante no es el amor al alma, a la psique (el apego a la vida, <i>philo-psychía</i>), sino el amor a lo más noble del alma o mente (<i>psyché</i>): buenos sentimientos y mejores razones (<i>logoi</i>). Lo importante no es vivir, sino vivir bien (<i>euzeîn</i>). Esta no es la filosofía del vitalista trágico, tipo Nietzsche, sino la del “bon vivant”, que aprovecha las ocasiones de alegría que ofrece la vida, la del “diletante”, que disfruta del arte sin depender de él ni convertirlo en oficio y, en menor medida, la del “vividor”, cuya actitud es aceptable siempre que no decaiga en parasitismo social, como suele ser el caso cuando a la astucia se añade la pereza.<br /><br />Aunque Sócrates insiste en que el hombre justo nada debe temer de la muerte y filosofa al final de su vida en el corredor de la muerte ateniense, como quien la prepara o se ejercita para morir con dignidad, también insiste en que ni somos completamente dueños de nuestra vida ni conviene tener prisa en salir de ella (él mismo se demora en abandonar este mundo discutiendo con pitagóricos sobre la posible inmortalidad del alma). No obstante, su discurso afectó al ideario moral de estoicos y epicúreos, que nunca tuvieron el suicidio por infame. Schopenhauer dejó escrito que el suicida ama la vida, su problema no es un déficit de voluntad, sino un exceso: lo que sucede es que no acepta las condiciones en que la vida se le ofrece.<br /><br />El amor o apego a la vida (<i>philopsychía</i>) al que nos venimos refiriendo es desde luego un valor, pero no el único. En esto de los valores conviene no sólo establecer cierta jerarquía, ciertas prioridades, sino también cierta “democracia” (ecuanimidad), porque valores y derechos limitan y chocan unos con otros, igual que el ladrido de mi perro, que a mí no me molesta, pero fastidia al vecino. Derechos y valores rozan unos con otros y tendrían que hacerlo como los caracteres de los cónyuges bien avenidos: puede que discutan airadamente, pero quieren quererse y, por abrasión mutua, acaban casando como un <i>symbolon</i> antiguo, esa pieza de metal noble que aún se vende en joyerías dividida en dos partes que congrúen.</span><div><span style="font-family: arial;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiG4Yj57QVfKQXwOmKhrXNCiWpgcUrxY0-aKnSh1kVAmmHbh1RclTPL4P4-dcyloetbrNXDHzdkRVtRbbWdiJ4SVNu95oKZm4fSNAFjFKDCj5YuE7T0hYTJj88SP5GZNK7rAUf66lm1WIs557gTfRy5H4DloGSujOH03JKD1w5Yu4b9jYo_8MouBvBbig/s608/Symbolon.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="392" data-original-width="608" height="258" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiG4Yj57QVfKQXwOmKhrXNCiWpgcUrxY0-aKnSh1kVAmmHbh1RclTPL4P4-dcyloetbrNXDHzdkRVtRbbWdiJ4SVNu95oKZm4fSNAFjFKDCj5YuE7T0hYTJj88SP5GZNK7rAUf66lm1WIs557gTfRy5H4DloGSujOH03JKD1w5Yu4b9jYo_8MouBvBbig/w400-h258/Symbolon.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Symbolon</i> de joyería en basalto</td></tr></tbody></table><br /><br />Ni siquiera la libertad es valor absoluto, porque el énfasis de ciertos derechos –o valores- suele cursar en detrimento o menosprecio de otros. Platón habló en su <i>República</i> (<i>Politeía</i>) del libertinaje como intoxicación etílica por exceso de libertad. Por eso, la legislación debe estar muy atenta al matiz (y por desgracia es imposible que los contemple todos en su diversidad infinita). Nunca se trata de ”aborto sí o aborto no” (esa simplificación sectaria), porque las circunstancias cuentan decisivamente y el derecho tal vez sólo pueda consistir en el poder de elección, entre dos males: del mal menor, pues es imposible la consideración general de la muerte humana como un bien.</span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQWd_-z6qZYJtxWQHHQkkN6lIdpS6c52TE1jFfyGCoIMEmPqFhynsU5BOimpMsiWdaxrGr5wNakGighpGiytQ4jKlTgtWNe0EtxZ7tEjptpfhGyKjjBdo5jE7sVd2T0P9a4lI_fS-kftK_-b2d5EspcV1SV1rhs0eUbv7SYeVELzSl6KQXetX_WKi_kg/s600/quelques_heures.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="450" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQWd_-z6qZYJtxWQHHQkkN6lIdpS6c52TE1jFfyGCoIMEmPqFhynsU5BOimpMsiWdaxrGr5wNakGighpGiytQ4jKlTgtWNe0EtxZ7tEjptpfhGyKjjBdo5jE7sVd2T0P9a4lI_fS-kftK_-b2d5EspcV1SV1rhs0eUbv7SYeVELzSl6KQXetX_WKi_kg/s320/quelques_heures.jpg" width="240" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;">Lo mismo sucede con la <i>eutanasia</i>. Sin duda es preferible el “descanso eterno” de la carne, a su tortura. El tratamiento más delicado y conmovedor que recuerdo del derecho a la eutanasia, a la muerte digna, lo pude hallar en la película francesa <i>Quelques heures de printemps</i> que trajeron a la <a href="https://quintadelmochuelo.blogspot.com/2016/10/la-suerte-decisiva.html">Quinta del Mochuelo</a>, bien Pepe Fuentes o bien Marcos Serrano (no recuerdo, ambos potentes cinéfilos), dirigida por Stéphane Brizé en 2012. Su cartelera ilustra este artículo.<br /><br /><br /><br />Del autor:<br /><br /><a href="https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M">https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M</a><br /><a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897">https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897</a><br /><a href="https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm">https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm</a></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-31139291032864525102022-06-01T09:42:00.004+02:002022-10-07T11:57:50.408+02:00LA VIDA DE LAS PALABRAS<p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHQ_0xQ8Z-BsOeQkM6qpA1FT7uCNr01q3RwThWGEUyEPSVkNQRFLVjEZor5miAzEPCRWBQhGlBiBdzRtr1I5p7-CuCydEwAItgFf5PJRMsUVx_3FsOqa90H8NIOD5d3o8Di4KWufWSOQOK86AU2QwkN7lmiV4wnH3bQyOuii90Ydbuf6aGuRbkPtFaIQ/s2989/metamorfosis.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2248" data-original-width="2989" height="301" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHQ_0xQ8Z-BsOeQkM6qpA1FT7uCNr01q3RwThWGEUyEPSVkNQRFLVjEZor5miAzEPCRWBQhGlBiBdzRtr1I5p7-CuCydEwAItgFf5PJRMsUVx_3FsOqa90H8NIOD5d3o8Di4KWufWSOQOK86AU2QwkN7lmiV4wnH3bQyOuii90Ydbuf6aGuRbkPtFaIQ/w400-h301/metamorfosis.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La metamorfosis del objeto (estudio para un cenicero), Magritte, 1933.<br />Objeto transformado por "contaminación semántica" de <i>la pipa</i>, emblema del artista.</td></tr></tbody></table><br /><p></p><p><span style="font-family: arial;">Michel Bréal (1832-1915) fue un filósofo de padres franco-judíos al que muchos tienen por fundador de la <i>Semántica moderna</i>. En su <i>Essai de Sémantique</i> (1897) estudió la acción a distancia que las palabras de una lengua ejercen sobre otras. Así, una palabra tiende a restringir cada vez más su <i>significación, sentido,</i> cuando una "colega" extiende la suya. Bréal pone el ejemplo del verbo francés "<i>muer"</i> que cede su lugar, al menos gran parte de su campo semántico, al verbo "<i>changer"</i>.</span></p><p><span></span></p><a name='more'></a><p></p><p><span style="font-family: arial;"><i>Commuer </i>y <i>remuer</i> han sobrevivido a la ruina de su raíz primitiva. Lo mismo sucedió con <i>sevrer </i>al que <i>séparer</i> ha arrinconado completamente. Se trata de una especie de l<i>ucha por la vida</i>, de concurrencia vital por decirlo en el lenguaje darwiniano. Hoy podríamos también hablar de <i><a href="http://diccionariosubjetivo.blogspot.com/2022/03/meme.html">memes</a></i> (en el sentido de Dawkins), átomos o moléculas de significación batiéndose por su supervivencia en las mentes de los hablantes. El fenómeno resulta particularmente sorprendente cuando las palabras que compiten -como en el último ejemplo- proceden de la misma cepa etimológica.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Todo neologismo que se introduce en una lengua causa en ella una perturbación análoga a la de un intruso en el mundo físico o social. Es preciso un tiempo para que el campo semántico se restablezca. El espíritu duda primero entre los dos términos en conflicto durante un periodo de fluctuación, hasta que una de las rivales toma ventaja sobre la otra y la reduce a un pequeño número de empleos, si no la ensombrece definitivamente en el elenco de los arcaísmos.</span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="font-family: arial; margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj_vaKLPFNuZqBPqmxcsajlzJXtcAMHyymHrk_U2W6MTrTjA_SQA58uzq-5oe35p0-EfPfQC3nxSr702KfPukIBR873pcFiwXYPqCKVQkkIDznloBsswz71Eg4765G9m6CqC9IKj-ioZSOLQM8rBd-4CkyowGRHcM4yCUzUdY5EREhtQC93-iXKjwyxgw" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" data-original-height="224" data-original-width="224" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj_vaKLPFNuZqBPqmxcsajlzJXtcAMHyymHrk_U2W6MTrTjA_SQA58uzq-5oe35p0-EfPfQC3nxSr702KfPukIBR873pcFiwXYPqCKVQkkIDznloBsswz71Eg4765G9m6CqC9IKj-ioZSOLQM8rBd-4CkyowGRHcM4yCUzUdY5EREhtQC93-iXKjwyxgw=w320-h320" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: times;">Michel Bréal, fundador de la Semántica moderna.</span></td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;">A decir verdad, la adquisición de una palabra nueva, extranjera o no, es relativamente rara. Es más frecuente la aplicación de una palabra en uso a una idea nueva. En español peninsular podemos citar el término "móvil" para referir al teléfono que los hispanoamericanos llaman "celular".</span><p></p><p><span style="font-family: arial;">A medida que una cultura se civiliza y diversifica las palabras cobran sentidos distintos según las usa el agricultor o el profesor, el militar o el comerciante, el artista o el sacerdote... La costumbre, el medio, el ambiente... determinan el sentido de las palabras y precisan o concretan su potencial generalizador, abstracto. Por eso la palabra "operación" no significa lo mismo pronunciada por un cirujano, que por un soldado, por un hombre de negocios que por un profesor de matemáticas.</span></p><p><span style="font-family: arial;">La diversidad social no es la única causa que contribuye a a evolución del vocabulario. Otra causa es la necesidad que tenemos de representar e imaginar lo que pensamos y sentimos. Las palabras que usamos cotidianamente dejan de impresionarnos, igual que dejamos de ver el paisaje que nos circunda todos los días del año.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Si el único oficio del lenguaje fuese hablar a la inteligencia, las palabras más comunes serían las mejores, por eso la nomenclatura del álgebra no cambia. </span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Mais le langage ne s'adresse pas seulment à la raison: il veut émouvoir, il veut persuader, il veut plaire".</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">La lengua no es sólo racional, también pretende, o sobre todo intenta, conmover, persuadir, gustar... Y por eso vemos nacer entre lo añejo nuevas imágenes surgidas del cerebro de un gran escritor, de un comunicador popular o, a menudo, no sabemos de dónde proceden. Si las imágenes son apropiadas y pintorescas, hallan acogida y se adoptan, primero a título de figuras o metáforas, hasta acabar desgastadas -como decía Nietzsche comparando los conceptos con monedas muy manoseadas que han perdido su dibujo de metáforas- y llegan a ser a la larga el nombre (abstracto) de la cosa.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En cualquier época, el vocabulario marítimo ha ofrecido un atractivo peculiar al habitante de tierra adentro [al menos en la cultura mediterránea] que "aborda" una cuestión. El caballo y la equitación, medios de trabajo y transporte durante siglos, han dejado una buena cantidad de expresiones figuradas. La palabra "acicate" es sinónimo árabe de la germánica "espuela", de donde viene "espolear". La palabra "entrenar" es un galicismo (<i>entraîner</i>) de origen caballeresco... "Trabajo" es una palabra que recuerda al etimólogo un instrumento romano de tortura compuesto de tres palos (<i>tripalium</i>)...</span></p><p><span style="font-family: arial;"></span></p><blockquote><span style="font-family: arial;">"Como las conchas que alfombran la playa, escombros de animales que vivieron, unos ayer, otros hace siglos, las lenguas están repletas de los despojos de ideas modernas y antiguas, unas supervivientes, otras dormidas u olvidadas desde hace largo tiempo. Todas las civilizaciones, todas las costumbres, todas las conquistas y sueños de la humanidad han dejado su huella que, con un poco de atención, uno ve reaparecer".</span></blockquote><p></p><p><span style="font-family: arial;">Evidentemente, para describir la historia de la semántica de un idioma hay que mirar también las palabras insertas en las frases y dichos que conforman, dado que las palabras no conservan el mismo sentido a través de todas las asociaciones y combinaciones en que ponen a prueba su sentido. Cuando una palabra se aclimata en una fórmula, oración o dicho usual, ya no percibimos más que la fórmula.</span></p><p><span style="font-family: arial;">Hay vocablos que sólo se conservan en ciertas asociaciones ("no doy a basto"). Michel Bréal pone el ejemplo francés de "demeure", con el sentido de retraso (<i>retard</i>), palabra casi desaparecida, pero todo el mundo comprende la expresión "il y a péril en la demeure", porque no es la palabra la que forma para nuestro espíritu una unidad diferenciada. ¡Es la idea!</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><span style="font-family: georgia;"><b>Notas</b></span></p><p><span style="font-family: georgia;">Me ha sorprendido que en su excelente introducción "Concepciones del lenguaje", al tomo sobre <i>Semántica </i>(<i>Filosofía del lenguaje</i> I) de la <i>Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía</i>, Juan José Acero no cite a Michel Bréal, ni siquiera en la bibliografía de su artículo. Tampoco aparece en el índice de nombres del volumen.</span></p><p><span style="font-family: georgia;">En el libro de Georges Mounin, <i>Claves para la semántica</i> (<i>Clefs pour la sémantique</i>, París 1972) sí se reconoce el papel pionero de Bréal en el desarrollo moderno de esta ciencia. "Desde Bréal, la definición tradicional de <i>semántica </i>es la ciencia o teoría de los significados. Sería prudente añadir siempre: de los significados lingüísticos solamente".</span></p><p><span style="font-family: georgia;">He traducido el texto francés de Michel Bréal gracias a la <i>Cretomatía Francesa</i> de Eduardo del Palacio Fontán, Madrid, 1928.</span></p><p><span style="font-family: georgia;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-83618285032549594602022-05-28T09:51:00.002+02:002022-10-07T11:59:34.011+02:00VERDAD<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhpNwOT6RxnhPneeU0jSyFaUQutrCoOh8eAAX4-DqIT6aGnsDvNTB6Ooxja71e1WGSCJ35hDUeKIvI7GtcOlUB520XKhwVBh0AqfjLuEOVk9x_DBzWwkom2-cyJz0vP9SEzyWs8u9xDK1E6dK2CLxilTpOeNzke_XwRrSqWkMf2QZxAe_fkMjiQrFdOTw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="600" data-original-width="442" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhpNwOT6RxnhPneeU0jSyFaUQutrCoOh8eAAX4-DqIT6aGnsDvNTB6Ooxja71e1WGSCJ35hDUeKIvI7GtcOlUB520XKhwVBh0AqfjLuEOVk9x_DBzWwkom2-cyJz0vP9SEzyWs8u9xDK1E6dK2CLxilTpOeNzke_XwRrSqWkMf2QZxAe_fkMjiQrFdOTw=w295-h400" width="295" /></a></div><br /><br /><div style="text-align: right;"><span style="font-family: times;">“En mi soledad/ he visto cosas muy claras/ que no son verdad”</span></div><span style="font-family: times;"><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">A. Machado</div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">"La verdad no es una propiedad del mundo. </div><div style="text-align: right;">Tampoco es una propiedad de las proposiciones. </div><div style="text-align: right;">No pertenece ni al mundo ni al lenguaje, </div><div style="text-align: right;">sino a la relación entre ambos"</div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">Arthur C. Danto. <i>Qué es filosofía</i>, Alianza, Madrid, 1976.</div></span><br /><span style="font-family: arial;">La noción de verdad es fundamental para el conocimiento. La filosofía y cultura tienen su origen en una rotunda afirmación: el asombro ante la existencia de una realidad y ante la posibilidad humana de descubrir un orden en ella. Los griegos clásicos tuvieron un concepto negativo de la verdad, la verdad como <i>a-létheia </i>(αλήθεια)<i> </i>es un acontecimiento excepcional, la realidad misma que se hace patente y se sustrae así al olvido y al ocultamiento. Verdaderas no son las fugaces apariencias inmediatas, no es lo que hay ahí, sino que verdad es <i>des-velamiento</i>, <i>des-cubrimiento</i> de lo permanente, del orden racional y estable de las cosas que subyace como arcano, sustrato o sustancia, bajo los fenómenos (las apariencias).</span><div><span><a name='more'></a></span><span style="font-family: arial;"><br /></span><span style="font-family: arial;">La verdad es así el primer atributo de la realidad (la primera propiedad trascendental del ser), pero el último que descubrimos: la almendra que queda cuando vamos restando las ilusiones de las cáscaras, apariencias o fantasías. Claro que cabe pensar que la almendra es en realidad una cebolla y que no hay más que cascaras y apariencias, que nada consistente late en el fondo, reduciendo así la verdad a <i>verosimilitud o a "plausibilidad" (</i>de <i>plauso: </i>aplaudo<i>)</i>... tal como hicieron los sofistas.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">En cualquier caso el concepto de verdad puede comprenderse de muchas maneras, asociado a diferentes complejos culturales e históricos: <i>A-létheia</i>, en griego; <i>veritas</i>, en latín (exactitud, rigor)<i> emunah</i>, en hebreo (lo sólido y fiable), o <i>amén</i> (sí, seguro).</span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span><div><span style="font-family: arial;">El concepto de verdad puede determinarse atendiendo a que refiera principalmente a la realidad -por donde hemos empezado-, al lenguaje, a la mente, a la conducta o a lo absoluto.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;"><b>1. Referida principalmente a la realidad</b>, y secundariamente al lenguaje, la verdad se </span><span style="font-family: arial;">representa intelectualmente como <i>adecuación del entendimiento con la cosa</i>. Es la noción de verdad </span><span style="font-family: arial;">material empírica. Verdaderos son el conjunto de acontecimientos reconocidos por las proposiciones, a </span><span style="font-family: arial;">los que llamamos mundo.</span><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><b>2.</b> <b>Referida principalmente al lenguaje</b>, la verdad es <i>coherencia</i>, ausencia de contradicción, logicidad o validez. Tal es el caso de la <i>verdad formal, </i>por contraste con la verdad material (empírica). Trasladada al lenguaje estético, la verdad se representaría formalmente como esplendor, simetría, orden, equilibrio armónico, etc...</span><br /><br /><span style="font-family: arial;"><b>3.</b> <b>Referida principalmente a un estado mental</b>, la verdad es <i>evidencia</i> o inteligencia. Esta es la noción psicológica de la verdad. Intuición, esto es, claridad y distinción con que se impone al entendimiento humano una idea; como tal, es una experiencia consciente, psicológica y metafísica. Aquí podríamos distinguir entre evidencia sensible (“videncia”, “audición”, “contacto”) e intelectual (“evidencia” propiamente dicha).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi1AHP64hrUBV_Wz146R1KdHivFvbp56wy5SjekDGCJT2sbqPa2Z0dXL1R0dfkbArzLx_Fd0azTFE9lMrknjT_eNmQMY3bPVV1GVxPWGeWu2OvXC8KpkKZFDokZSM1-cjIz3RsCgcPx4ikqYQBijsIBR-6f_gJdTMptvdMTWbIp3v865asKs8xxX-3lGA" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" data-original-height="1265" data-original-width="2048" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi1AHP64hrUBV_Wz146R1KdHivFvbp56wy5SjekDGCJT2sbqPa2Z0dXL1R0dfkbArzLx_Fd0azTFE9lMrknjT_eNmQMY3bPVV1GVxPWGeWu2OvXC8KpkKZFDokZSM1-cjIz3RsCgcPx4ikqYQBijsIBR-6f_gJdTMptvdMTWbIp3v865asKs8xxX-3lGA=w400-h248" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La Verdad desvelada por el Tiempo, Poussin.</td></tr></tbody></table><br /><br /></span><span style="font-family: arial;"><b>4. Referida a la conducta</b>, la verdad se nos manifiesta como <i>rectitud</i>: autenticidad, sinceridad, fidelidad a uno mismo o a los principios éticos. Este es el concepto moral o ético de verdad, que se patentiza por ejemplo en la expresión “el momento de la verdad”. La verdad se experimenta aquí como vivencia, como momento simbólico en que se nos manifiesta el ser que somos o del que participamos.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;"><b>5.</b> Por último, cabe una <b>interpretación religiosa</b> o mística de la verdad, descrita como <i>iluminación</i>. La verdad es entonces lo incondicionado, el ser que se causa a sí mismo, el orden inmutable del universo, lo numinoso, lo indecible, lo absoluto, lo perfecto, Dios... No cabe experiencia inmediata, sensible, de una verdad de tal calibre, pero sí cabe una comprensión intelectual de la verdad como infinitud, aunque apenas sepamos qué decir positivamente de ella, sólo que no tiene nada que ver con lo que podemos ver, imaginar o dibujar. La última verdad inteligible puede ser del todo inimaginable.</span></div></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Doxografía de la verdad</span></h4><span style="font-family: georgia;">1. “Sólo sé que no sé nada”, Sócrates.<br />2. “Lo verdadero, dicho brevemente, es sólo lo ventajoso en nuestro modo de pensar, de igual forma que lo justo es sólo lo ventajoso en el modo de conducirnos”. W. James. <i>El significado de la verdad.</i><br />3. “La verdad es ese género de error sin el cual un determinado tipo de seres vivos no podría vivir. La valoración de la vida es en definitiva lo más importante”. F. Nietzsche. <i>Verdad y mentira en sentido extramoral.</i><br />4. “La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.<br />Agamenón. - Conforme<br />El porquero.- No me convence”<br />Antonio Machado. <i>Juan de Mairena</i> (1936)<br />5. “Lo que hoy aceptamos como bello, algún día se nos revelará como verdad”, Schiller, 1778.<br />6. “¿Qué es la verdad? Estabilidad. ¿Cambia la verdad? No cambia. La estabilidad es el ser. El ser no tiene tendencia alguna. La estabilidad no es otra cosa que equilibrio”. Sergiu Celidibache (+ en 1996). “La música, el camino a la libertad”.</span><div><span style="font-family: georgia;"><br /></span><div><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica;"><b>Nota bene</b></span></div><div><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica;">Esta entrada ha sido elaborada sobre el texto del manual <i>Imágenes e ideas</i>, capítulo XIV. "Conocimiento y método" (JBL, Úbeda 1997). Allí puede encontrar el atento lector más información sobre los estados de la mente respecto de la verdad y sobre el criterio de certeza.</span><br /><br /><br /></div></div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-25294000482231176572022-04-16T14:23:00.001+02:002022-05-28T10:41:33.425+02:00SABERES SOBRE-NATURALES<span style="font-family: arial;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhHDet1p1tnhPOByHru2meS8NYGJ8YAlOfsujPjEIFMFXw7JnYxgnl-yF8o4zcDZ-27iAuXMAypFaF8Alm8H7lVtk5XeXRWrEO6f4U4igq0i0sqRkeCWmAhQR6tHoxfv5VJVVziyxm0IaQBYfhTOIE9_Zd4YO0R6XpavGJChGysjb0nVv8jeIxkHYWarw" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" data-original-height="225" data-original-width="225" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhHDet1p1tnhPOByHru2meS8NYGJ8YAlOfsujPjEIFMFXw7JnYxgnl-yF8o4zcDZ-27iAuXMAypFaF8Alm8H7lVtk5XeXRWrEO6f4U4igq0i0sqRkeCWmAhQR6tHoxfv5VJVVziyxm0IaQBYfhTOIE9_Zd4YO0R6XpavGJChGysjb0nVv8jeIxkHYWarw=w400-h400" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Secciones cónicas</i></td></tr></tbody></table><br /><br /><br />En su libro sobre el nacimiento de la ciencia y la filosofía en la Jonia del siglo VI a. C. (Pitágoras, 2019), Víctor Gómez Pin explica el hito creador y paso de frontera entre la ciencia y la filosofía, es decir, entre un pensar que se propone dar razón y cuenta de la naturaleza (<i>physis</i>) y otro que incluye la interrogación sobre la ciencia misma, o sea sobre nuestro modo de conocer lo que sucede y nuestra forma de interpretarlo (y aplicarlo técnicamente): ¿Qué significa que frente al ser natural haya un ser de razón, el humano, que exige cuentas y busca sentidos?</span><div><span><a name='more'></a></span><span style="font-family: arial;"><br /><br />El físico Erwin Schrödinger (1887-1961) también fue un notable filósofo. Como físico llegó a la conclusión de que, según las conjeturas de la física cuántica, un gato puede estar muerto y vivo al mismo tiempo; como filósofo le parecía suficiente la condición menesterosa del hombre, las miserias inevitables de la vida, para que nos aferremos a una vaga esperanza de que el mundo y la vida se inserten en un contexto de más alta significación, por más que esta significación (o divino camino) nos resulte inescrutable. Schrödinger denuncia la división entre el sendero de la pura razón y el sendero del corazón. Pero ese muro entre las humanidades y las ciencias no ha estado siempre ahí. Si miramos atrás, hace dos mil años el muro brillaba por su ausencia. Schrödinger pensaba que merecía la pena mirar atrás para ver qué puede aprenderse de aquella atractiva unidad original, que contrasta con la división fatídica e insufrible de nuestros días entre “ciencias” y “letras”.</span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgvXHdG6-IE2PQ30wGQxj_85S-pTZvGEjgo0Bvyz9b2l_rsta2mUh4R7-Cs3MTqFOAHaRpyFxZktg0PRVf9tPMkQuV79bcgZ5_wpu3yQ7XJCU2ot_arBR-4Qhq2FYkjXNGD9N1buL-TLqdTRpz-S9DQht_lUk6y6O7fxf72RrCH1MgCpoOTTsUeDC80yw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="331" data-original-width="640" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgvXHdG6-IE2PQ30wGQxj_85S-pTZvGEjgo0Bvyz9b2l_rsta2mUh4R7-Cs3MTqFOAHaRpyFxZktg0PRVf9tPMkQuV79bcgZ5_wpu3yQ7XJCU2ot_arBR-4Qhq2FYkjXNGD9N1buL-TLqdTRpz-S9DQht_lUk6y6O7fxf72RrCH1MgCpoOTTsUeDC80yw=w400-h208" width="400" /></a></div><br /><br /><br />Víctor Gómez Pin refuta la idea positivista de que la ciencia suponga una superación de la filosofía, más bien cabe decir que la filosofía surge como un corolario o escolio de las ciencias, una consecuencia de las aporías a las que se ven abocados los saberes todavía no falseados y las teorías científicas que todavía no fallan o fallan poco. Y es que uno debe creer en los métodos y resultados científicos sin por eso tomar como dogma las teorías implícitas en ellos, pues la actitud crítica es también científicamente imprescindible.<br /><br />La interrogación filosófica general incluye así la cuestión del ser del hombre que nace de la interrogación sobre la naturaleza (physis). Por su parte, la filosofía no puede olvidar que está concernida por cualquier novedad científica, la cual está por su parte obligada a devenir filosofía. Es lo que ha sucedido con las aporías de la mecánica cuántica (como la de “el gato de Schrödinger”) que han convertido a los físicos en meta-físicos, a veces (caso de Stephen W. Hawking) en meta-físicos rústicos por su ignorancia de la meta-física ya existente.<br /><br />En los albores del siglo XX, cuando se la creía extinta, la Metafísica como ciencia del ser en cuanto tal y de sus primeras causas, esa generalización sobre qué sea real y qué sea verdad, bien, justicia, belleza…, la también llamada “Filosofía pura o primera” renació bajo las máscaras de la ciencia ficción y de la divulgación científica. </span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Lo cierto es que en la práctica de la filosofía llamada ontología o gnoseología, que responden a la pregunta por qué es real y qué es conocimiento, se actualiza un rasgo determinante de la humanidad. Aristóteles lo dejó claro, que después del nacimiento de los saberes necesarios (agricultura, ganadería, forja, cerámica…) y de las artes ornamentales, el saber no se detiene y, cubiertas las necesidades de la vida y las exigencias de confort y recreo, empezó a buscarse un saber libre, una ciencia que no tiene otro objetivo que sí misma. Ello sucedió y sigue sucediendo en bares, plazas, salones, jardines, ateneos o academias, donde los hombres –no todos- gozan de verdadera libertad (<i>Metafísica</i>, 981-982). También Kant afirmó que aunque desapareciera la física devorada por la barbarie, la metafísica –oficio de la razón pura- subsistiría como libre y aun contradictoria especulación.<br /><br />El pensamiento científico, el matemático y el filosófico son algo en lo que el hombre encuentra su realización de animal racional y por tanto esos pensares valen por sí mismos. Más que un trabajo, son un juego, un "juego de lenguaje" (Wittgenstein) en continuo y necesario contraste con la experiencia, pero en esos juegos también nos va la vida, la más propiamente humana. Gómez Pin pone un ejemplo brillante de la independencia del pensar matemático o pitagórico y de su altura de miras: la teoría de las secciones cónicas. Los matemáticos griegos estudiaron la elipse, la parábola y la hipérbola cuatrocientos años antes del nacimiento de Cristo, pero su primera aplicación, que luego se volverá útil para situar satélites en órbita, no se hallará hasta la cosmología de Kepler (1571-1630).<br /><br />“Las preguntas filosóficas surgen de una inquietud sobre las respuestas científicas” (Gómez Pin), surgen del desasosiego de la duda. El estar en la duda es también un modo de estar en la creencia –dice Ortega-, pues "que no sé" es también <i>algo que creo</i>. La filosofía baila con esa "hada melancólica" del saber: la Señora Duda, ya que la interrogación sobre el ser de las cosas naturales y los principios de lo real abarca igualmente la cuestión del ser de razón, del ser del hombre. Ya en sus orígenes, la física de los primeros que filosofaron contiene más de una razonable conjetura, empezando por aquella que les llevó a pensar que el mundo es inteligible, que sus arcanos (<i>arjai</i>) pueden ser desvelados por la razón, que en el cosmos hay una necesidad lógica de que ocurra esto o lo otro y la tempestad o el terremoto no son simplemente resultado del capricho o aburrimiento de los dioses, pero dicha necesidad admitió y admite distintas y sucesivas interpretaciones, diversos paradigmas explicativos.<br /><br />Más bien parece que esta crisis que origina la controversia de teorías científicas es campo abonado para el desarrollo del pensamiento filosófico. ¿En qué quedamos, es determinado o indeterminado el principio de todo? ¿Es agua, aire, átomos materiales, pura energía? ¿Es el movimiento una ilusión o la ilusión consiste en creer que el flujo del acontecer puede congelarse en la identidad del concepto y la estabilidad de las ideas? Florece la filosofía en las situaciones en que no sabemos a qué atenernos ni qué hacer, en situaciones que llama Gómez Pin “de emergencia”.<br /><br />Si bien en el totum revolutum y fragmentario de los presocráticos podemos disfrutar de aquella unidad perdida en que el pensar abstracto ni siquiera se distingue del pensar poético, aún lo hallamos en el momento en que, dando por verdaderos sabios a los pitagóricos (“las fronteras entre pitagorismo y platonismo son porosas”, dice Gómez Pin), Platón determina el carácter especial de la filosofía como Ciencia de las ideas: “la inmersión en el campo de las ideas supondrá que el hombre se instala en lo que constituye propiamente su morada” (<i>Ibidem</i>, pg. 72). En esa práctica de la filosofía se actualiza un rasgo determinante de la humanidad, pues lo mismo que no podemos vivir sin creencias, tampoco nos humanizamos sin ideas.<br /><br />Se trata de una interrogación que viene “después de” (meta-, en griego) la física, y hoy diríamos después de la biología, pues esta se ha convertido en ciencia estrella. Por tanto, se trata de una interrogación meta-física o meta-biológica; se trata de una cuestión “sobre-natural” -podríamos decir, sin dar a esta expresión ningún sentido mágico-. Y “sobre-natural” es calificativo que le viene muy bien a este saber de segundo orden, porque el hombre, además de naturaleza, tiene historia. Sin embargo, conviene no olvidar que tal interrogación nace de la ciencia misma, pues no cabe hacer ciencia y no acabar preguntándose por lo que haces. Y no me refiero sólo al método (epistemología) sino también a la cuestión de los intereses, fines, intenciones y propósitos con que se produce ciencia. Téngase en cuenta que si, tal vez, el conocimiento científico es un bien en sí, no lo es en cuanto nos referimos a la tecno-ciencia (J. Echeverría. <i>Ciencia del bien y del mal</i>, 2007).<br /><br />Se trata también, desde luego, de la búsqueda de lo incondicionado -por decirlo al modo kantiano- que para algunos intelectualistas es la Inteligencia misma. Se olvidan de un importante resto. Pero es la exigencia y emergencia de determinar el ser de la naturaleza la que conduce a tomarse muy en serio la irreductibilidad del hombre a especie natural. Esa extraña cosa, la vida humana, no es ni cosa física ni cosa psíquica, sino “un puro acontecimiento de carácter dramático”, “eso que nos pasa” en conexión con lo que les pasa a otros (Ortega). Y es que pugnamos groseramente por conciliar la razón física con la razón vital e histórica. La armonización práctica de naturaleza y biografía (o de naturaleza e historia) garantizaría la posibilidad tanto de la paz interior como de la exterior y aseguraría la eventualidad de la alegría.<br /><br />Del autor:<br /><br /><a href="https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M">https://www.amazon.com/-/e/B00DZLV35M</a><br /><a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897">https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1636897</a><br /><a href="https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm">https://aafi.es/NOCTUA/noctua00.htm</a></span></div></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-68777167601072126722022-03-23T21:11:00.002+01:002022-04-05T12:57:09.481+02:00PODER DE LOS MEMES<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAdYw7y3Nn4AurfatmLpikCdlLWN1oL8lC6Peqi0gsSqj96mxLpTcJq91_TcD263KX5izwu4Ux1QSnehLpd5Ypcfr-PQaxf9n3tFCOYX0dwFH6Zfs3igMBCR1_23_EGjSiHeOvvcAuUqQm8BuIly8DzmqwGmmBN8bu6Tel3q5X0cncgV51OC1FSL82bQ/s2544/cad%C3%A1ver%20exqui.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2544" data-original-width="2147" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAdYw7y3Nn4AurfatmLpikCdlLWN1oL8lC6Peqi0gsSqj96mxLpTcJq91_TcD263KX5izwu4Ux1QSnehLpd5Ypcfr-PQaxf9n3tFCOYX0dwFH6Zfs3igMBCR1_23_EGjSiHeOvvcAuUqQm8BuIly8DzmqwGmmBN8bu6Tel3q5X0cncgV51OC1FSL82bQ/w338-h400/cad%C3%A1ver%20exqui.jpg" width="338" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /><br /><b>Desambiguación de "meme"</b></span><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">1. Elemento cultural o de comportamiento que se transmite de persona a persona o de generación a generación.<br /><br />2. Texto, imagen, vídeo u otro elemento que se difunde rápidamente por internet, y que a menudo se modifica con fines humorísticos.<br /><br /><br />Voy a referirme al primero de los significados mediante una elucidación del concepto biológico y evolucionista de "meme", con una breve definición de la teoría de los memes y sus limitaciones.</span></div><div><span></span><span><a name='more'></a></span><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;">Según el científico Richard Dawkins, biólogo evolutivo y sobresaliente divulgador, autor del famoso libro <i>El gen egoísta</i> (1976), los memes, en analogía con los genes (unidades biológicas), son <i>unidades culturales</i> aprendidas o asimiladas que no se transfieren genéticamente.<br /><br />La teoría de los memes ha sido desarrollada por Daniel Dennett (1995) y por Susan Blackmore (1999), entre otros autores. Los memes serían unidades básicas de información e imitación de nuestra herencia cultural: ideas, conceptos, teorías, habilidades, frases hechas, melodías y, en general, contenidos mentales o prácticas culturales que compiten entre sí y se reproducen generando copias de sí mismos en las mentes de las personas, con diferente éxito cada uno de ellos, según una selección artificial o cultural.<br /><br />El criterio para su selección incluirá una serie de características: simplicidad, facilidad de aprendizaje, humor, beneficio para el individuo o la comunidad, éxito práctico, etc. Antonio Diéguez explica que la aptitud o eficacia (<i>fitness</i>) de un meme es independiente de la eficacia biológica del individuo que la posee y transmite. Un meme puede ser muy eficaz haciendo copias de sí mismo y divulgándose en la mente de otras personas sin aumentar la eficacia biológica de los individuos portadores e incluso disminuyéndola.<br /><br />Dennet pone el ejemplo de la receta de un pastel de chocolate, podemos pensar que muchos pasteleros hagan copia de ella aunque el pastel acabe envenenándolos a todos. Piénsese en el meme de la doctrina nazi que acabó llevando Alemania a la miseria, la humillación y la vergüenza.<br /><br />Cabe apelar a la función adaptativa que ciertos memes han tenido en el pasado para explicar por qué perduran, como la Iglesia católica o el socialismo democrático, y eso incluso cuando haya una gran desaprobación social en su contra. Diéguez propone llamar a esta consideración Epistemología Evolucionista de los Contenidos EEC, y la contrasta con la teoría EEM (Epistemología Evolucionista de los Mecanismos cognitivos) propia de la Psicología evolucionista, en la cual no son los memes sino las <i>capacidades cognitivas</i> las verdaderamente determinantes desde el punto de vista de la supervivencia evolutiva.<br /><br />Un antecedente filosófico de la EEC lo hallaríamos en Nietzsche, para el cual nuestras convicciones fundamentales tienen más que ver son su utilidad vital que con su verdad. Es más, nuestras creencias básicas, en Dios o en la libertad y existencia del yo (Descartes), pueden ser perfectamente falsas o imaginarias, pero imprescindibles ayudas para la supervivencia. En una palabra, adoptamos un meme porque nos conviene y en general porque necesitamos creer en un mundo estable y estructurado. De este modo, la lógica misma surge de nuestra disposición vital a tratar lo semejante como igual, aunque es un hecho que no hay dos cosas iguales, entre otras razones porque tendrían que ocupar el mismo espacio-tiempo.<br /><br />Una tesis así tiene el inconveniente de que parece justificar moralmente lo que se ha dado porque se ha dado, porque ha sucedido. Así por ejemplo la condena del goce sexual femenino o la creencia de que Dios premia a quien tiene muchos hijos... Ambas creencias favorecerían la reproducción carnal de quien las posee. Además, contra la principal tesis de EEC puede argüirse que la mayor parte de los deseos y las creencias humanas son productos de la ontogenia (el desarrollo del individuo) y no de la filogenia (el proceso de desarrollo de la especie).<br /><br />No obstante, es evidente que hay personas que heredan del padre una creencia o un "parásito mental": como el complejo emocional de la envidia o del resentimiento. Los biólogos llaman <i>epigenética</i> a este tipo de transmisión vicaria o secundaria que moldea la conducta mediante el aprendizaje y que, al contrario que EEC no se centra en los aspectos filogenéticos de la cognición, sino en los ontogenéticos.<br /><br />Antonio Diéguez acepta como ponderado el Programa de evolución de las teorías (EET), que permite aplicar la teoría de la evolución analógicamente al cambio de teorías en la ciencia y, en general, al progreso de nuestros conocimientos. El cambio de teorías, en efecto, puede verse como un proceso de variación, selección y retención análogo en muchos puntos al cambio evolutivo en los seres vivos.<br /><br /><br /></span><span><!--more--></span><span><!--more--></span><span><!--more--></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPv5KbpV5B2BjtJhjxRKKXo8xNNeLE1GYH-c4lZ4hY7drcy6uUs5THgkSJACEyCGv4cbCOrvmgBuMlZIh6L5Kfx9Tm9-u_D8rj1KKNIY5x4FSIqH8vcv8FOwTzQUrlwHa6HAO0ixUTPlzEZrxrrkP_0BuOTeIIVzECe2c6A3O3AzwVL0nYb6KXA_5T5Q/s3681/meem.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPv5KbpV5B2BjtJhjxRKKXo8xNNeLE1GYH-c4lZ4hY7drcy6uUs5THgkSJACEyCGv4cbCOrvmgBuMlZIh6L5Kfx9Tm9-u_D8rj1KKNIY5x4FSIqH8vcv8FOwTzQUrlwHa6HAO0ixUTPlzEZrxrrkP_0BuOTeIIVzECe2c6A3O3AzwVL0nYb6KXA_5T5Q/w400-h165/meem.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: times;">Las Ideas sufren una transformación sistemática al pasar<br style="text-align: start;" /><span style="text-align: start;">de una persona a otra o de una generación a la siguiente.</span></span></td></tr></tbody></table><br /><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">EL DISCUTIBLE PODER DE LOS MEMES</span></h4><span style="font-family: arial;">Susan Blackmore afirma que "las conductas o ideas copiadas por imitación de una persona a otra -los memes- podrían haber obligado a los genes a hacer de nosotros lo que hoy somos. En este sentido, las unidades de información cultural habrían re-actuado sobre las unidades de información biológica, en una dialéctica compleja, epigenética. </span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Sería precisamente la misteriosa capacidad de los humanos para imitar y transmitir memes lo que nos distinguiría de otras especies. El arte, la música, la filosofía o la religión (que Hegel consideraba formas históricas, las más libres, del espíritu absoluto) cobran desde la teoría de los memes una faceta valiosa y útil. La naturaleza humana no se explicaría sólo por la evolución de los genes, sino que la evolución de estos, al menos en parte, también se explicaría por la evolución de los memes, esas "vías de información".</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Dawkins tiende a pensar la evolución -toda evolución natural- como un ciclo carente de intencionalidad y propósito, pero es evidente que nuestras ideas, canciones, cuadros, técnicas..., la tienen, sirven a intenciones y proyectos. Si aceptamos la sobre-determinación de los memes sobre los genes, también hemos de aceptar por consiguiente una cierta intencionalidad humanista o antrópica en nuestra evolución natural. Pues no hay sólo un "replicador" de información (el gene), sino dos: el gene y el meme.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Atribuir al meme, al margen de la mente que lo porta o imita, una intención autónoma, un poder egoísta, de supervivencia, cualquiera que sea su efecto sobre los genes, parece demasiado, pero para Dawkins, que es también doctor en filosofía y profesa el ateísmo, los memes tienen una estructura interna que asegura su propia difusión. Ocurre por ejemplo así con las grandes religiones del mundo. Sólo unas pocas han logrado sobrevivir gracias a las instrucciones del tipo "cópiame", acompañadas de promesas y amenazas. A veces los memes podrían incluso impedir la propagación de los genes con la imposición religiosa del celibato. Algunas promesas o amenazas son más eficaces que otras. Todas compiten por captar la atención de los limitados recursos de la atención humana, frente a la experiencia y el escepticismo. Los "memes víricos" que corren por las redes son otro ejemplo. Todos llevan una orden "cópiame" acompañada de amenazas: "si rompes la cadena..." o de promesas: "si replicas la cadena, recibirás dinero o regalos inesperados".</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Por supuesto, las religiones no son meros complejos de memes <i>víricos</i>: confortan e infunden el sentido de pertenencia a un grupo. La mayoría de los memes o grupos de memes conforman los contenidos clave de nuestras vidas: lenguaje, sistema político, instituciones financieras, educación, ciencia, técnica... Todos ellos pugnan por subsistir en el limitado espacio de la memoria y la cultura. Susan Blackmore atribuye así un protagonismo decisivo -y seguramente excesivo- a los memes:</span><br /><br /><blockquote style="font-family: arial;">"Somos parte de un vasto proceso evolutivo en el que los memes son los replicadores evolutivos y nosotros, las máquinas de memes." </blockquote><br /><span style="font-family: arial;">También extiende su eficacia evolutiva a otros animales, pues también influyen en sus hábitos determinados aprendizajes, al menos en los animales superiores. Los mirlos, por ejemplo, aprenden a reconocer a los depredadores mediante la observación de qué es lo que les hace temblar a sus compañeros. Pero si los memes no nos diferencian de los animales, como Blackmore da a entender, la teoría pierde fuerza: resultaría incapaz de explicar el carácter exclusivamente humano de la cultura (Lee Alan Dugatkim).</span></div><div><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div><span style="font-family: arial;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh4C8zOGZ6Y2mKiZr8AisUYtV6wddDXvtg3BcBrWUV54-S29MLHjkRlGvGFXrdIUNhNQTBteGHg-w6pnqRYi-NPsrWrn__6S8CMlWiDSSuEkdNCIbVOZ4_Gy5Rs8EY9atZvTWpGmpyzvxXnzZvC8q9TJ_v_4GeT1cc14KX76X234QP2cthhq4hq9eiFGg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" data-original-height="347" data-original-width="508" height="274" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh4C8zOGZ6Y2mKiZr8AisUYtV6wddDXvtg3BcBrWUV54-S29MLHjkRlGvGFXrdIUNhNQTBteGHg-w6pnqRYi-NPsrWrn__6S8CMlWiDSSuEkdNCIbVOZ4_Gy5Rs8EY9atZvTWpGmpyzvxXnzZvC8q9TJ_v_4GeT1cc14KX76X234QP2cthhq4hq9eiFGg=w400-h274" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mirlo (<i>Turdus merula</i>)</td></tr></tbody></table><br /></span><br /><span style="font-family: arial;">Cobra sentido la idea orteguiana del hombre como <i>heredero</i>, o sea la idea del genio como creador pero "a hombros de gigantes". La imitación generalizada, surgida hace millones de años, permite que el imitador se beneficie del aprendizaje y del ingenio de otros. Una vez comenzaron todos a imitar, se abrió camino <i>el segundo replicador, el meme, </i>cambiando para siempre el curso de la evolución humana, pues los memes recién surgidos pueden propagarse por imitación (<i>mímesis</i> en griego) en una sola generación.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Los memes triunfantes tomarían las riendas, como el auriga del carro alado de Platón, y empezarían a decidir qué genes les serían más favorables. Los mejores imitadores (los individuos, por ejemplo, que se expresasen con mayor claridad y elocuencia gracias al lenguaje) tendrían mayor descendencia. Tendríamos que hablar de <i>co-evolución</i> de memes y genes. Históricamente, aquellos ganarían perdurabilidad gracias a la invención de las escrituras y codificaciones que dirigen el comportamiento de las personas que los mimetizan, entienden u obedecen.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Los memes no son para Blackmore ni entidades mágicas ni ideas platónicas flotantes, sino información contenida en recuerdos, acciones y artefactos humanos específicos. Ahora bien, los memes se transforman con el paso de un sujeto a otro (piénsese en la transmisión de rumores), así como las ideas se transforman rápidamente en su difusión. Robert Boyd y Peter J. Richerson afirman que Blackmore comete probablemente un error al pensar que la evolución cultural puede explicarse únicamente por selección natural, pues en la evolución de las ideas intervienen también procesos no selectivos de diverso tipo.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Para Henry Plotkin, Susan Blackmore plantea dos hipótesis: que la cultura no es más que una colección de memes y que todos los memes se difunden por imitación. Desde la psicología, ninguna de esas conjeturas resulta admisible. Para este autor las acciones miméticas como atarse los zapatos no transmiten nada con valor cultural, porque la evolución de la cultura supone mucho más que la simple repetición mecánica de acciones físicas, entraña compartir conocimientos, creencias y valores que son constructos sociales y sólo existen porque las personas se ponen de acuerdo en que lo sean. "El dinero es un constructo social. La justicia también". Sin un convenio sobre el valor de billetes y monedas, estos carecen de valor. Los esquemas y los constructos sociales surgen del funcionamiento de la memoria y de la abstracción. La cultura es el fenómeno más complejo de la Tierra y "jamás lograremos -en opinión de Plotkin- entenderla si la abordamos con simpleza reduccionista".</span><br /><br /><br /><span style="font-family: times;"><b>Bibliografía consultada</b><br /><br /><br />- Blackmore, Susan. "El poder de los memes". <i>Investigacion y ciencia</i>, diciembre 2000, pgs. 44-53.<br />- Dawkins, Richard. El gen egoísta. Las bases biológicas de nuestra conducta. Biblioteca científica Salvat, Barcelona 1993.<br />- Diéguez Lucena, Antonio. <i>La evolución del conocimiento. De la mente animal a la mente humana</i>. Biblioteca nueva, Madrid 2011.</span><br /></div><div><span style="font-family: times;"><br /></span></div>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8989456216801354598.post-63921434892375094902022-02-24T19:23:00.001+01:002022-04-05T12:57:59.618+02:00REFLEXIONES DE MEDARDO<div style="text-align: left;"><div style="text-align: left;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiuMDNGOLQ4UGH4U29EglILPNB4zM2DVIFSehrWUSuUzbFoTldK1wt_rp5af4ez0aIRD5vX3vfKYqqNd74psX5DXrgAddfivQVEcjg5r1PhShqcWWlepT-gvnfd2_OleUZNpLdR3Z_qSKO2mA0Sn_toDWnpTRxI0mJv9ph95JSlPxdkK20fMBa7iE6TVA=s4000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="2992" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiuMDNGOLQ4UGH4U29EglILPNB4zM2DVIFSehrWUSuUzbFoTldK1wt_rp5af4ez0aIRD5vX3vfKYqqNd74psX5DXrgAddfivQVEcjg5r1PhShqcWWlepT-gvnfd2_OleUZNpLdR3Z_qSKO2mA0Sn_toDWnpTRxI0mJv9ph95JSlPxdkK20fMBa7iE6TVA=w299-h400" width="299" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Medardo Fraile en Jadraque (Guadalajara),<br />río Henares, viajando por las tierras de Alfanhui en 1956 <br />con Carmen Martín Gaite, Rafel Sánchez Ferlosio y Nicolás Vázquez.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: center;"> </div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: right;"><span style="font-family: arial;"><i>En memoria de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Medardo_Fraile">Medardo Fraile</a> (1925-2013) </i></span></div><span style="font-family: arial;"><div style="text-align: right;"><i>y en atención a la sabiduría de sus últimos cuentos.</i></div></span></div>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los cuentos de Medardo Fraile están protagonizados por personajes
corrientes pero extraordinarios. Valga la paradoja: son <i>corrientes</i> porque no son nada del otro
mundo sino muy de éste y porque resultan siempre más bondadosos que malvados, más
pobres que ricos, y sus vidas van pasando a la velocidad con que devoras las
páginas de una buena novela. Además, son personajes <i>extraordinarios</i> por varias
razones: una de ellas es que llevan nombres arcaicos y sonoros: Kelele, Carmelo, Oria, Eloy,
Ciriaco, Otaola, Saturio, Parmenio, Leoncia, Bonifacio, Fuencisla…
Desgraciadamente, ¡ya no hay gusto para estos nombres!, será porque “el mundo
se encallece y afea cada día más”, o porque se americaniza y aborrega sin
remedio, y sin que nos demos casi cuenta. </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhE3LUwSUnUuprQ0VZt2uhpALya5kUA6Ngf9lR68w08ovdlG67_HICxz00BmECyEUDHtkXvF1yEaBQpOeijGHtuZtwSiwPu5yX_5q4jrNTY2N4KmJl0gnGhmKGdzyPD3VbVIuYJ58Rt8-jD-P-ptcBiafMYhfHzbJhtJlXEcivX67zfeVFW-br-QMwjZQ=s1600" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhE3LUwSUnUuprQ0VZt2uhpALya5kUA6Ngf9lR68w08ovdlG67_HICxz00BmECyEUDHtkXvF1yEaBQpOeijGHtuZtwSiwPu5yX_5q4jrNTY2N4KmJl0gnGhmKGdzyPD3VbVIuYJ58Rt8-jD-P-ptcBiafMYhfHzbJhtJlXEcivX67zfeVFW-br-QMwjZQ=w400-h300" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Medardo Fraile, abajo en el centro con barba cana, rodeado de<br /> profesores y alumnos del IES Francisco de los Cobos, <br />después de su conferencia, la inaugural del curso 2009 (6-Nov.).</td></tr></tbody></table><br /><span><a name='more'></a></span><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La asignación de estos nombres no
tiene nada de casual: “Yo he creído siempre que hay nombres, los que no han
sido desvirtuados por repetición exhaustiva, que fuerzan al que los lleva a un
destino más o menos relacionado con algún personaje relevante que se llamaba
igual. Nombres como Benjamín, David, Sara, Lázaro, Beltrán o Ananías no pueden
alojarse en cuerpos condenados a una vida vulgar”.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">- Bueno, dicen que Medardo viene del sajón como latinización de "<i>Macht-hard</i>": fuerte en su poder. ¡No está mal, amigo! Pero, ¿fraile? No te veo yo a ti con la tonsura ni con los votos... (conversación imaginaria con el "intruso").</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La realidad “parece”
desmentir esa tesis de que el nombre hace al hábito y al monje, ¡uno no resucita porque se llame Lázaro!, pero la "filosofía parda" de Emilia, la mujer de uno de los narradores de estas historias,
explica las comillas de ese “parece”: “las pienses tú o no las pienses, unas
cosas pasan y otras no, pero las que no pasan también las llevamos dentro,
también nos pasan… Tenlo en cuenta…”. Un modo de ser de lo real, al menos para nosotros, es también lo que pensamos o pudo suceder.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Es cierto: lo que no hemos sido pero <i>hemos podido ser</i> también nos constituye, puede que melancólicamente, puede que alegremente, pero lo que no fuimos por poquito también está aquí, sabe Dios si para realizarse en otro mundo posible, futuro o paralelo a este... </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los recuerdos e ideas promueven
sentimientos y emociones, y esos mismos afectos motivan acciones. Los personajes son
también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">extraordinarios </i>porque representan singularidades, porque cada humano es especie única, como cada hombre y cada mujer de carne y hueso; nosotros, nosotros insondables e irrepetibles, de quienes decía Unamuno también que vivimos y morimos pero que sobre todo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">morimos</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiBzcCDTW3j5UQHhUnlRRghUIlyCl3tphvERXruyJ5xiW8OPrL7vyLHLiIv80NZWtwuSa1XpnY25NLQF1GNL8RlZe9srQqniVXEmqve82692pqbwxTyLbN3gKT-F7luw_-uQR3vQoBgTsKLXYqOycyJ8ZpWOv-Q_bUPR1mQ37g7A9x79qMm0AF60iZtkg=s4000" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="2992" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiBzcCDTW3j5UQHhUnlRRghUIlyCl3tphvERXruyJ5xiW8OPrL7vyLHLiIv80NZWtwuSa1XpnY25NLQF1GNL8RlZe9srQqniVXEmqve82692pqbwxTyLbN3gKT-F7luw_-uQR3vQoBgTsKLXYqOycyJ8ZpWOv-Q_bUPR1mQ37g7A9x79qMm0AF60iZtkg=w299-h400" width="299" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Como profesor y como aprendiz de filósofo (afectemos por lo menos algo de modestia),
estos cuentos me tocan las entretelas del corazón, su ternura triste, su socarronería contenida. Menos contenida en sus preciosas cartas, que atesoro. Así, cuando quise ponerle a <a href="https://www.amazon.es/gp/product/B087L31GMK/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vppi_i7">mi colección de relatos</a> (premiados y no premiados) "Ilusiones", Medardo me disuadió con estas palabras: "No entiendo cómo se te ha ocurrido agruparlos bajo el título de 'Ilusiones'. Con ese título por sincero o adecuado que sea le quitas a tus cuentos muchas posibilidades. Ahora los títulos que interesan son como éste: <i>Cuando mi abuela se cayó de la cama del párroco y se rompió el quinto virgo con el asa del orinal</i>" (Glasgow 7 de julio 1992). Con el tiempo le hice caso y los publiqué con el título <a href="https://www.amazon.es/Criaturas-Luna-Jos%C3%A9-Biedma-L%C3%B3pez-ebook/dp/B00JK0CCMA">Criaturas de luz de luna</a>.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Los cuentos de la primera parte de <i>Antes del futuro imperfecto </i>(Páginas de Espuma. Madrid 2010) están ingeniados sobre recuerdos de las aulas
por las que transcurrió la infancia y adolescencia de Medardo en la primera
mitad del siglo XX (¡hace nada!, mas siglo pasado), esas aulas que olían “mezclado, suave, dulce, a
lápiz, a pis añejo e inocente, a jabón seco en el pebetero de las orejas”…
Aquellas aulas en las que la disciplina se suponía, como el valor en el ejército, y no había que negociarla, y en las que el alumnado aguantaba
consciente, y hasta atento, chaparrones verbales de ocho horas. Y campaban por sus
respetos profesores aburridísimos, como varios siempre, y otros u otras que enamoraban
al personal sin necesidad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">power points</i>
ni tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Como la señorita
Oria, que enamoró a sus alumnos para el latín con cuatro búcaros de Talavera y
una docena de rosas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El profesor de filosofía don
Jenaro Seco era un hombre que daba que pensar, y un día, a la pregunta de un
alumno sobre si la Filosofía hacía al hombre feliz, sus ojillos se encendieron
como ascuas: “La Filosofía, señor Antolín, hace al hombre más sabio y puede
usted decir que el sabio sabe evitar la infelicidad mejor que el resto de los
mortales”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">“-O sea, que no es del todo
feliz…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">“-Cálmese… No sea usted, no sean
ustedes vehementes… La vehemencia es el suicidio del deseo… Recuérdenlo”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La moraleja de este cuento es
ingrata para la Filosofía: “Imagine usted –siguió don Jenaro- que la tortuga de
que hablaba Zenón es la felicidad, y Aquiles la persigue convencido de que la
alcanzará, pero no la alcanza…”. Pero si para ser filósofo había que ser como don
Jenaro, viejo y calvo, “preferíamos ser cualquier cineasta guapo con cabeza de
chorlito y buenas gachís. Y la vida nos fue dando la razón: Aquiles alcanzó a
la tortuga, como los policías alcanzan a los ladrones…”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La diatriba de don Jenaro contra la vehemencia revela un rasgo de la personalidad del autor: don Medardo Fraile,
tan original como semi-olvidado en nuestra piel de toro: Medardo es un español muy
español, pero de temperamento más bien sereno y humorístico. Ni colérico ni sanguíneo,
algo flemático y bastante melancólico, de esos a los que podrían haber fusilado
en una de nuestras guerras civiles <i style="mso-bidi-font-style: normal;">por
tibios</i>, por no caer ni del uno ni del otro bando, por dudar de casi todo o
tener creencias propias (lo cual viene a ser lo mismo), o por no ser
hemipléjico cerebral, como decía Ortega del que se definía de
derechas o de izquierdas. </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">No es de extrañar que Medardo -aun “fuera de sí”-,
como confiesa que anduvo por Britania al final de su libro, haya hecho vida
familiar en las nórdicas y frías latitudes de Escocia. Le delatan sus ojos
azules, tristes y sagaces, de niño travieso o de sátiro inocente, y ya se sabe desde Aristóteles que los ojos son espejo del alma. Su mirada de soñador y su dominio del lenguaje, que usa con
una transparencia y sobriedad ejemplares, ha explotado el juego del cuento como
nadie durante las últimas décadas, a fin de cuentos –como él mismo señala- el
juego no es sino una forma peculiar del sueño. Y alguno de sus últimos relatos,
ultra-brevísimos, tienen algo de experimento onírico, como “Retales”. También la filosofía puede definirse -así lo hizo Ortega- como el cuento de nunca acabar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Es difícil no sentirse
entrañadamente solidario de aquel profesor de literatura que un día se ha
dejado los modelos en casa y pone por dictado a los alumnos un texto propio, y
siente cómo, al apresurarse éstos por borrarlo al final de la clase, la pizarra
se convierte en una fosa negra para sus intimidades y sueños… “Se quedó un buen
rato frente a la pizarra, buscando con angustia una brizna de palabra suya,
media palabra, nada…”. La angustia del profesor es también la angustia del
escritor Medardo, o del filólogo don Anselmo (“Postrimerías”), o del lector
atento por hacer perdurar sus frases, sus escritos, sus lecturas, sus amoríos o
sus sueños.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Las descripciones de los
personajes son tan escuetas como magistrales: “Cosme era un fulano enteco con
una voz cavernosa y seca oliente a nicotina como si hablaran sus huesos en
lugar de él”. Este peluquero, Cosme, resultará un héroe anónimo, o sea una
buena persona, que acaba cerrando su barbería por no callar o largar a un viejo
tristón y delgaducho que se planta en ella a mendigar atención y desahogar las
odiseas de su vida de paria y exiliado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En “Amor”, un relato en verdad
poético, se contrapone la filosofía especulativa a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">filosofía de las cosas</i>. El protagonista, Parmenio, acaba
sustituyendo la primera por la segunda para encontrar a su media naranja. Tras
aburrir a su primera novia con preguntas metafísicas e inquietudes
existenciales…, “cuando conoció a Acacia resucitó de nuevo y manso, tembloroso,
totalmente domado por el perfume de ella, le dijo: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">“-He visto una rosa cuando
atravesaba el parque, le he arrancado un pétalo y era como tu piel…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">“Y otro día:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">“-Quiero que florezcas a mi lado
año tras año, Acacia…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">“Y una filosofía de cosas se fue
enredando en sus vidas, sin que ninguno de ellos acertara a expresarla.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">Sin llegar nunca a pedantes,
algunos personajes resultan sentenciosos y sabios, como el tío Alberto de uno
de los protagonistas o el corresponsal de Obdulia, en “Carta de un encuentro”:
“Pero en la vida ganamos perdiendo y perdemos ganando”. Ramón, el corresponsal,
que vive casado en Francia, le ofrece a Obdulia –viuda con quien tuvo un buen rollito de jóvenes- un noviazgo platónico que resucite ya en el otoño de la
vida el sueño del amor, “para sentir la vida”, un noviazgo basado en el
<i>respeto</i>. </span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">¡Basado en el "respeto", nunca mejor dicho! Mi amigo Brigantinus me ha recordado hace poco que esta palabra viene del latín 'respectus', compuesta por re- y spectrum: "aparición", derivado de la familia 'specere' "mirar"; por lo tanto, <i>respeto</i> es el del que <i>vuelve a mirar</i> y no se queda con la primera impresión; <i>respeta </i>el que<i> revisa</i> la primera idea que se hace de alguien o de algo y vuelve a catarlo, por precaución, tal vez, o por afán de comprensión y por curiosidad. Medardo </span><span style="font-family: arial; text-align: justify;">cita </span><i style="font-family: arial; text-align: justify;">à propos</i><span style="font-family: arial; text-align: justify;"> a Simone de
Beauvoir: “cuando se respeta profundamente a alguien se rehúsa forzar su alma
sin su consentimiento”. La frase podría servir de lema para un curso de
prevención del maltrato...</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Aunque Medardo nunca abandona del
todo el realismo, un realismo que a veces propone auténticos enigmas en los
eventos que narra, alguno de sus últimos cuentos sorprende por su delirante
fantasía, próxima a la de un Stanislaw Lem. Como en “Culturalia”, relato en que
un escritor venezolano, Fermín Onrubia, solicitaba en un opúsculo perdido un
premio Nobel de Literatura para Sócrates, el Sócrates histórico, quien como se sabe no escribió
nada. El opúsculo incluía una correspondencia ficticia pero muy notable entre
la Academia Sueca y Pericles, más su amante y consejera, la hetaira y tal vez mentora del estratega: la bella e inteligente Aspasia. Allí sale a la luz la “incorrección
política de Platón” y la posibilidad de ser escritor sin escribir, escribiendo
con la vida, pues a fin de cuentas “las personas más influyentes de la
Humanidad no han escrito jamás una palabra”…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Es una suerte para todos nosotros
que Medardo Fraile no se haya encontrado entre estas últimas, las que no dejan nada escrito, las ágrafas. Yo supongo a Medardo en el Parnaso de los artistas. Confesóme en una de sus cartas (3 marzo 1997) a punto de cumplir las setenta y dos primaveras, que lo que más le interesaba en ese momento era "saber si todavía existe en Betel (o cualquier otro sitio) la escala de Jacob y si se puede o no subir por ella porque, aunque prefiero los ascensores, si llega la hora de morirse, subir es mejor que bajar".<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgxRns_o-uIdX2cOQlz41xVBxB-9oR6IK16_CoOxyVtZloTDfqXa271OvcIzfjV1IhXqABOuxxA5S-5PpY5nNZMIZwsXnjGr2dmbKI7hhdOG1qMcaaWkke7lkO2C1eMnU2UaesogHc5_n6G9GXRnHN2EWyD-3sO47xl1aZoEaZFsBYJGJZNr3XVS-BKWQ=s1527" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1527" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgxRns_o-uIdX2cOQlz41xVBxB-9oR6IK16_CoOxyVtZloTDfqXa271OvcIzfjV1IhXqABOuxxA5S-5PpY5nNZMIZwsXnjGr2dmbKI7hhdOG1qMcaaWkke7lkO2C1eMnU2UaesogHc5_n6G9GXRnHN2EWyD-3sO47xl1aZoEaZFsBYJGJZNr3XVS-BKWQ=w314-h400" width="314" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La escalera de Jacob. William Blake-</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b>Nota bene:</b></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Esta entrada ha sido elaborada sobre mi artículo "Presente continuo (Los últimos cuentos de Medardo Fraile)", que se publicó en <i>Cuadernos del Matemático</i>, nº 46. junio 2011, pgs. 95ss.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b>Bibliografía:</b></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">- <i>Medardo Fraile. Palabra en el tiempo</i>. Edición de Pedro M. Domene. <i>Batarro</i>, revista literaria, segunda época, números 47-48-49. Año 2005.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">- Alianza Editorial publicó los <i>Cuentos completos</i> de Medardo Fraile en 1991.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">- Cartas personales de Medardo Fraile al autor de la entrada.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>José Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.com0