lunes, 20 de abril de 2009

Viaje a Itálica


Quienes viajaron a Santiponce para disfrutar del teatro clásico (15 de abril), y para pasear por las ruinas de Itálica, seguramente encontrarán interés en la siguiente página que he creado como recordatorio del evento...

Ya sabréis que la lechuza -o el búho- son animales totémicos del filósofo. Representan la conciencia vigilante, funcionaria generosa de la humana dignidad. He aquí un buen ejemplo romano, en mosaico de Itálica, de la "Casa de los Pájaros", respetado por dos mil años de guerras y expolios, gracias a la tierra fértil del Betis, que lo cubrió y protegió como una buena madre...




Tres grandes aportes debemos a los griegos de la época clásica (VI-IV a. C.), como invenciones prodigiosas que distinguen la verdadera civilización de la mera cultura: la ciencia, la democracia, ¡y el teatro!



Conforta ver que la gente joven sigue con atención este espejo crítico de la vida propiamente humana: dramática existencia representada, comedia o tragedia; risa o llanto, gustos y disgustos, gustos que exigen duros esfuerzos, o que provocan graves dolores; penas que merecen glorias...

Y el teatro es también verbo bien trabado que humaniza, esa cadena simbólica, ese rosario etéreo del lenguaje. Voz en el tiempo, con significado y, a veces, con más sentido incluso que la vida real. Desde el teatro relativizamos lo que nos pasa, nos distanciamos de la vida cotidiana, vemos entonces con claridad nuestros errores y posibilidades... Los riesgos del vivir.

Los romanos tomaron los géneros teatrales de los griegos, yendo a la Escuela de Grecia, que militarmente conquistaron, pero por la que fueron seducidos sin remedio, pero también -guerreros y hombres de acción- disfrutaban con crueles espectáculos de fuerza bruta, habilidad dramática y práctica, violenta tragedia y muerte gratuita...


Cuando pasé por ese foso de arriba, cubierto de madera entonces, cuando el anfiteatro de Itálica (uno de los mayores del imperio) estuvo activo, aún me estremeció el eco del miedo, del terror que sin duda sintieron fieras y gladiadores, cuando eran forzados a saltar por las trampillas hacia la arena, mientras 25000 personas gritaban alrededor, locas por proporcionarse la oscura y primitiva emoción que ofrece el riesgo, el reto a muerte, el sacrificio por los dioses, y la sangre viva...

domingo, 19 de abril de 2009

Mente consciente

EL CONTENIDO DE LA MENTE CONSCIENTE

Nuestro cerebro es el centro de control de todas las actividades físicas, pero, además, es la base física de nuestra vida sensible, afectiva, representativa, moral e intelectual. ¿Cómo conoce la mente? ¿Qué sucede, qué podemos hacer y cuáles son los elementos fundamentales de nuestras actividades psíquicas conscientes? La siguiente tabla ofrece un análisis que responde a estas cuestiones:



Sensibilidad, Afectividad y Apercepción son facultades sensibles, mediante las cuales conocemos la presencia, aquí y ahora, en el espacio y el tiempo, de aquello que se muestra a la experiencia: el fenómeno, lo que aparece, integrado en unidad formal consciente.
Memoria e Imaginación constituyen la facultad representativa que nos permite conservar y combinar las percepciones (sus huellas), actualizándolas a voluntad. Estas capacidades de la mente sirven de puente entre el conocimiento sensible y el inteligente o abstracto. El Entendimiento depende de la imagen no sólo para la formación de ideas, sino aun para su empleo; en el sentido de que no hay pensamiento sin el uso de imágenes o símbolos.
Las Facultades intelectuales nos permiten reconocer lo que hay de común en las cosas, asociándolo a un nombre, relacionar unas nociones con otras y, por último, concluir consecuencias, a partir de verdades supuestas o conocidas (razonamiento). El razonamiento es, sin duda, la actividad cognitiva más poderosa de la mente humana.

Comente los siguientes textos de Tomás de Aquino:

A. “Las imágenes acompañan necesariamente nuestro conocimiento en esta vida, por espiritual que pueda ser este conocimiento; pues aun Dios nos es conocido por medio de las imágenes de sus efectos” (De malo, 16, 8 ad 3.)

B. “La imagen es un principio de nuestro conocimiento. Es aquello por lo que empieza nuestra actividad intelectual y no simplemente como un estímulo transitorio, sino como fundamento permanente de la actividad intelectual”. (In librum Boethii De trinitate, 6, 2 ad 5).

lunes, 13 de abril de 2009

Principios y propiedades de la Lógica



Esquemas lógicos y principios lógicos

Ante todo es necesario distinguir entre esquemas lógicos y principios lógicos.
“(p & q) -> r”, por ejemplo, es un esquema lógico correcto, aplicable a cualquier trío de enunciados: “si me caso y tengo hijos, entonces tendré que trabajar duramente para mantenerlos”

Principios lógicos son los siguientes:

X <=> X , principio de identidad
“Sólo si X, entonces X, es verdadera siempre”

¬ (Y & ¬ Y), principio de no contradicción
“No puede ser que las tesis Y y no-Y sean verdaderas al mismo tiempo”

(Z v ¬ Z), principio de tercio excluso 
Supuesto que Z sólo tenga dos posibles valores de verdad, Z es necesariamente verdadera o falsa.

Dos rasgos llaman la atención en estos enunciados:

1º Son evidentemente verdaderos.

2º Son universales, son formas que pueden albergar cualquier materia o que pueden ser interpretadas de infinitas maneras.

domingo, 12 de abril de 2009

Recapitulación teórica sobre el problema Mente-Cuerpo

El mundo luminoso del Mito, como ya dijera Conford, constituye el primer intento narrado por parte de los seres humanos de encontrar respuesta al problema de la identidad. El bello mito de Prometeo, tal y como nos ha sido legado en el Protágoras platónico, es un caso ejemplar de lo que hemos dicho. En el mismo, se nos narra la aventura de un semidios, Prometeo que, apiadado de unos hombres desfavorecidos en el reparto de dones naturales (capacidades naturales, instintos) que había hecho su hermano Epimeteo, decide robarle el fuego a los Dioses para dárselo a los hombres. Con el fuego reciben, los frágiles humanos, la habilidad técnica, la facultad de fabricar y a partir de aquí la técnica se convierte en el potencial humanizador de esta especie elegida. Si seguimos las enseñanzas míticas, se impone la idea de que una inquietante dualidad preside la definición de “ser humano”: somos seres infradotados naturalmente, pero armados de habilidades desconocidas en otros seres vivos, como es la inteligencia, con las que despegamos hacia una nueva dimensión: la Cultura. El potencial humanizador que tiene el fuego como símbolo de la habilidad técnica, desarrolla poco a poco otras “capacidades” como son : 1. la capacidad asociativa. 2. la capacidad lingüística 3. la capacidad política. 4. la capacidad ética. 5. la capacidad artística-filosófica. La secuencia podría ser la siguiente: el trabajo que desarrolla el ser humano para evitar ser depredado y subsistir se realiza mucho mejor en grupo → surgen las asociaciones de trabajadores → empieza a producirse una diferenciación de tareas para buscar la efectividad → es necesaria la planificación. Esto último implica la necesidad de haber desarrollado un lenguaje complejo para llegar a acuerdos, pero también la aparición de líderes que asuman tareas de dirección, gestión, amparo o consuelo del resto de los miembros de la asociación. Los asentamientos se van haciendo cada vez más estables, porque el control y la dirección así lo exigen. Las primeras tribus tienen una organización política. Sin embargo, este poder está en entredicho si no está justificado de una manera menos perentoria, es decir, si no recurre o gana el ámbito de la legitimidad. La dimensión moral del hombre se va haciendo, por lo tanto, cada vez más importante y la formación de la conciencia necesita el reconocimiento de pequeños ámbitos de libertad, de creación y de reflexión (una manera más de justificar la necesidad de hacer filosofía). La pregunta que nos asalta cuando estudiamos esta composición dual que tan buenos resultado deja en el curso de la evolución humana, es: ¿cómo de lo meramente natural puede evolucionar algo que no es material, como es la inteligencia, la moral... la cultura?, ¿cómo relacionar nuestra vertiente natural-corporal con nuestra tendencia cultural-mental? En la medida en que la filosofía trata este tema, y no puede hacerse sólo y exclusivamente desde un estudio científico, estamos haciendo "Metafísica" (nos proponemos estudiar una relación que va más allá de lo físico, o por lo menos no sabemos si es sólo física). Desde la antigüedad clásica asistimos al intento de definición de un ser humano que se elevaba por encima del resto de especies conocidas. Algunos, los menos, encontraron similitudes entre este ser humano y algún ser vivo animal (Anaximandro afirmó que el hombre procedía del pez), sin embargo la tendencia fue justificar la especial constitución del ser humano según un componente espiritual que le acercaba a los Dioses: psyche, psique o Alma, cuya capacidad propia era el Conocimiento .
El dualismo griego materia-espíritu es la intuición natural de los primeros hombres respecto a su propia caracterización. Platón mantenía una antropología dualista, el ser humano (el "bípedo implume") era una unión accidental de cuerpo y alma (el alma, de naturaleza inmaterial, era eterna y había vivido en el mundo de lo verdaderamente real, pero había caído en el cuerpo material, que se convertía en su cárcel). Esta unión expresa lo antinatural que era para el alma (lo inmaterial, lo racional) el formar pareja con un cuerpo corrupto (toda la dogmática cristiana se apoya en esta concepción de Platón para elaborar su visión del ser humano, como pecador que vive en un "valle de lágrimas"). Sin embargo, Descartes supone un cambio de perspectiva radical. El dualismo que mantiene considera el Espíritu, el Alma, el Yo, como una Sustancia y por tanto, siguiendo la definición aristotélica, como algo material. Los problemas que para la filosofía va a tener este matiz son innumerables: 1. ¿Cuál es la naturaleza de lo mental? 2. ¿Cómo se relaciona con la sustancia corporal? 3. ¿Cómo comunicar estados mentales personales si se caracterizan por la intimidad y la inmediatez? 4. ¿Cómo hablar o conocer los estados mentales de otros individuos, si solo puedo conocer con seguridad mis propios estados mentales? Todas estas preguntas han dado lugar al PROBLEMA MENTE – CUERPO, y las tentativas de solución han dado lugar a una increíble red de teorías cuyas afirmaciones, a menudo, son difíciles de entender o, por lo menos, tan oscuras como el propio problema.
El Solipsismo de lo mental
El Conductismo Lógico o Filosófico se presenta como una alternativa global a la concepción cartesiana de la mente. A partir del argumento de la introspección, la sustancia pensante (cógito) se caracteriza por la inmediatez e infalibilidad con que es conocida por el sujeto, pero siempre dentro de la privacidad del sujeto. Consecuentemente, los contenidos de la conciencia son PRIVADOS y, a parte de los problemas que encontraríamos para poder comunicarlos (recordemos el argumento de Wittgenstein y los escarabajos para criticar la concepción de los lenguajes privados), no podríamos atribuir pensamientos a otros individuos distintos de nosotros mismos, es decir, caeríamos en un solipsismo epistemológico. Pues bien, el Conductismo Lógico señala este problema y lo aplica a lo mental (solipsismo de lo mental), destacando que las proposiciones sobre estados mentales son inverificables. Ryle en su libro Dilemas trata de deshacer estos aparentes conflictos aclarando la confusión conceptual que se produce acerca de la mente (como buen positivista). La mente y las actividades mentales no serían una entidad y unas actividades añadidas al cuerpo, es decir, no se podrían situar al mismo nivel ontológico que el cuerpo, sino que son el resultado del conjunto y organización de las actividades físicas desarrolladas por el cuerpo. Desaparecería así el encanto que nos había acompañado como especie desde los albores de la reflexión sobre el propio ser humano, al ser ahora definidos de forma exclusivamente física. ¿Debemos conformarnos? Nuestra inteligencia, nuestra capacidad de simbolización, ¿se reduce a una actividad física? La palabra clave es “reduce”. Las llamadas Teorías de la Identidad pecan de reduccionistas.
El Funcionalismo
Para esta corriente las propiedades mentales son propiedades funcionales del cerebro, esto es, cumplen un papel causal en la determinación de la conducta, según los contextos. La mente desempeña un papel causal que no es reductible a términos físicos, aunque sí dependiente de los mismos. Podríamos decir que el cerebro es la base material que permite una red de conexiones neuronales, cuyo funcionamiento como conjunto daría lugar a la mente. Imaginemos la portada de la Feria de San Miguel en el recinto ferial, si nos detenemos en describir su constitución es bien simple: un soporte de madera repleto de bombillas de colores. Sin embargo, desde la ciudad de Úbeda, aparece iluminada como algo más, quizá como la puerta de entrada a la Mezquita de Córdoba, quizá como la entrada a la catedral de Jaén, en definitiva perdemos la vista material que la compone, el conjunto de bombillas, y le damos una entidad propia, distinta, alejada de su posibilidad material. A esto es a lo que se refiere el funcionalismo, grosso modo, cuando habla de "propiedades funcionales". Una de las consecuencias del funcionalismo es que cualquier sistema que presente la organización funcional pertinente tendría estados mentales, sea cual fuere su constitución interna. Así, supuesto un robot guiado computacionalmente, si presentase una organización funcional suficientemente cercana a la de un ser humano, tendría estados mentales. La Ciencia Cognitiva encuentra en esta argumentación su base filosófica para hablar de Inteligencia Artificial. Fue Hilary Putnam quien formuló por primera vez las hipótesis básicas del Funcionalismo Computacional o Funcionalismo de Máquina. Si os dáis cuenta el discurso sobre la relación Mente-Cuerpo va evolucionando hacia un materialismo o hacía un Monismo Materialista. El problema que nos plantea el funcionalismo aparece cuando nos detenemos a estudiar aspectos esenciales de la mente, de los estados mentales fenomenológicos, tales como el dolor, el sabor o la experiencia visual de color. ¿Sería posible contradecir al funcionalismo y encontrar dos sistemas mentalmente diferentes a pesar de ser funcionalmente idénticos? Pensemos en dos hombres maduros que acuden al dentista con dolor de muelas. Los dos tienen afectado el nervio de la misma forma, y de la misma muela. Sin embargo uno chilla, y el otro gime. ¿Qué ocurre aquí? Las experiencias se manifiestan y se experimientan de forma distinta por los dos sujetos, las propiedades cualitativas de los estados mentales fenomenológicos (los llamados qualia), pueden diferir. Por lo tanto, las experiencias conscientes no son funcionales.
El Emergentismo
El punto de vista humanista estimula otras formas de pensar la relación en busca de una identidad más creíble para nosotros mismos. No se puede reducir la mente al ámbito de la racionalidad pura, y hemos de admitir la importancia de lo emocional sobre la racionalidad. La vida humana empieza a vislumbrarse como un sistema diverso, con restos de su pasado animal y con un complemento racional que se superpone o se eleva constituyendo el verdadero proceso de la hominización. Los emergentistas, Mario Bunge es uno de ellos, reconocen el salto cualitativo que se produce entre lo específicamente humano y lo animal. Pero para los emergentistas el psiquismo se concibe como un psiquismo animal más evolucionado y complejo (no en vano esta postura parte del evolucionismo). Los estados mentales humanos no son idénticos a estados físicos del cerebro ni pueden reducirse a ellos (contra la teoría de la Identidad) pero no son tampoco independientes de los mismos pues "emergen" de ellos, surgen de lo físico pero como lo cualitativamente "otro" (pensemos como nosotros surgimos de nuestros padres, pero somos "otros" seres humanos independientes). Entre nuestros filósofos más cercanos, X. Zubiri (1898-1983) defiende un tipo especial de Emergentismo: la hominización consistiría en la actualización de las potencialidades de la materia en un nivel estructural inédito y, por “elevación”, en el sentido de “brotar-desde”. La mutación que es el genoma humano consiste en “hacer desde sí mismo” el psiquismo, pero no por sí mismo, sino por acción del dinamismo universal y sustantivo del cosmos, «concebido como una especie de melodía dinámica que se va haciendo en sus notas». Una concepción de este tipo evita dualismos y monismos y, sin embargo, no es un reduccionismo en el problema de la relación mente-cuerpo. Nos transmite una idea de ser humano como el lugar donde lo material es más que material, donde la materia da de sí una estricta posibilidad: la inteligencia. El psiquismo humano no es un elemento material pero tampoco es una cualidad extrínseca a la materia, podríamos decir que es el lugar donde la materia es y no es materia. Según Laín Entralgo (1908-2001),la inteligencia humana no emerge del cerebro de un australopiteco mutante, sino que todo lo que había de ser la especie homo sapiens (el genoma específico del ser humano) se constituyó de manera novedosa, como estructuras cualitativamente nuevas, a partir de otras en las que en modo alguno estaban incluidas como existentes, pero sí como meras posibilidades. Como ya dijéramos, la evolución del cosmos incluye el azar pero con un sentido a posteriori, la constitución de sucesivos niveles estructurales de realidad van apareciendo por azar, pero nunca de la nada, de tal manera que el cuerpo poseedor de un cerebro humanamente inteligente se constituyó a partir de una anterior ordenación de la materia. En definitiva, en la materia está recogida como germen la posibilidad de lo inmaterial, como una construcción o estructuración novedosa de la misma. Por ello a este tipo de emergentismo se le denomina Estructurismo, y no es ateo porque presupone la intervención divina en la cualificación de la materia originaria (la evolución tiene un sentido, no se realiza al azar, contradiciendo las propias tesis evolucionistas).