Desde siempre, ese ámbito de la representación espaciotemporal(imaginación y memoria) es la fuente donde hace nido lo maravilloso: los viejos relatos sobre la creación y el destino, sobre el bien y el mal. No sólo recordamos vivencias y emociones adheridas a ellas, sino también creencias y aún realidades soñadas, mitos y fantasías.
“La memoria no pertenece sólo al mundo de los hechos, sino también al de las invenciones humanas. Así como mediante la historia el grupo conquista su pasado colectivo, asimismo mediante la memoria el individuo conquista su identidad según la configura su pasado individual”. (I. Gómez de Liaño. El idioma de la imaginación, 37s.).
Una función vital
La memoria es una función general de toda materia orgánica (Ewald Hering). Se ha definido a la memoria como el principio de conservación en la mutabilidad de todo acaecer orgánico. Memoria y herencia son así dos aspectos de una misma función vital, función de representación y comunicación. Cualquier animal tiene memoria, esto es, conserva información y la transmite. Todo ser vivo porta en cada célula de las que le constituyen una memoria genética en que se recapitula la evolución de su estirpe y, en cierto sentido, la evolución del universo hasta su misma existencia como entidad individual. Nuestro cuerpo es un monumento vivo del pasado en que se conservan los avatares de la vida.