Cuando Descartes concluyó que la primera verdad que podemos mantener los seres humanos sin miedo a equivocarnos es que somos seres pensantes, dijo algo que nos independizaba de la tutela divina y que nos hacía creadores de significados.
Hasta el siglo XVI la historia de la filosofía había estado impregnada de religión: Dios era el creador del mundo, del ser humano y toda explicación de lo que acontecía en el mundo encontraba su explicación en la voluntad divina. Sin embargo, al declarar Descartes que nuestro pensamiento era la primera verdad indiscutible, que pensamos y que por ello existimos seguro, por primera vez nuestra existencia estaba siendo afirmada con independencia de la existencia de Dios. ¿Significa esto que Descartes era ateo? Pues no. Esto significa que la independencia de la Razón respecto al ámbito de la fe era una realidad, aunque terminase concediendo todo el poder para explicar lo que existe al propio Dios: como creador bueno que es y como ser sumamente perfecto garantiza que aquello que pensamos con nuestro pensamiento exista, siempre que lo pensemos con corrección, es decir, siguiendo un método racional.
Somos pensamiento y gracias a este pensar podemos representarnos las cosas del mundo, tener ideas de las cosas (de hecho, Descartes inaugura el Idealismo al mantener que para conocer el mundo tiene que existir un sujeto que se represente, que tenga ideas sobre el mundo, si no poco importa si el mundo fuera o lo que fuera). Incluso, podemos pensar posibilidades y hacer nuestra propia vida real.
Para llevar a cabo toda esta labor creativa, el pensamiento necesita de un simbolismo que le permita la representación de la realidad y el poder expresarla. La característica específica del pensamiento humano es la utilización y formación de conceptos.
Los *CONCEPTOS* son los elementos o construcciones que hace nuestra mente mediante los que seleccionamos los rasgos o las características que son comunes a una pluralidad de objetos, prescindiendo de aquellas características que no comparten todos ellos.
Los conceptos nos sirven para:
1. clasificar los objetos
2. adaptar más fácilmente nuestra conducta
3. realizar mentalmente operaciones
La red de conceptos está fijada en nuestra lengua, la que cada cual aprende y habla desde pequeño, de tal manera que un hablante de español tendrá un solo concepto de “blanco” porque solo tiene una palabra para ese concepto: “blanco”.
La relación que se establece entre los conceptos y las palabras fue descrita por el lingüista F. Sausurre mediante su famoso triángulo
Lo más significativo de esta relación es que la que se establece entre el Significante y el Referente, entre el signo lingüístico o la palabra y los objetos, no es directa, sino que se establece gracias a un significado, pero…¿cómo se funda este significado?¿hay alguna razón natural de la relación entre nuestros conceptos y las palabras?.
Esta unión indisoluble entre nuestro pensamiento y el lenguaje, plantea tres preguntas fundamentales:
A. ¿Pensamos como hablamos o hablamos como pensamos?
B. ¿Cuándo y cómo se unen pensamiento y lenguaje en el proceso evolutivo humano?
C. ¿El lenguaje va siempre unido en el ser humano al pensamiento conceptual?
Tras acercarnos a la historia evolutiva del ser humano, intentaremos debatir en clase estas y otras cuestiones.
Lecciones de Filosofía. José Biedma López de Úbeda, Doctor en Filosofía y ciencias de la educación (Universidad de Granada, España)
jueves, 29 de enero de 2009
lunes, 26 de enero de 2009
Inferencias por oposición
Teoría de la inferencia inmediata
Hemos visto como entre las cuatro proposiciones (o juicios) categóricas se dan unas oposiciones lógicas constantes, que expresa el cuadrilátero de Apuleyo. Te recuerdo que los nombres convencionales A, E, I, O, vienen de las palabras latinas "AffIrmo" y "nEgO", siendo la primera vocal de cada palabra el nombre de la universal y el de la segunda el de la particular, afirmativas o negativas:
Contradictoriedad: Dos proposiciones contradictorias tienen necesariamente, e. d., por pura lógica, diferente valor de verdad. Esto quiere decir que si yo supongo que "algún gato no sabe silbar es verdadera" (O), entonces puedo inferir que su contradictoria, "todo gato sabe silbar (o es silbador)" resulta falsa.
Contrariedad. Dos proposiciones universales opuestas por su cualidad pueden ser falsas al mismo tiempo, pero no verdaderas al mismo tiempo. Por consiguiente si yo sé -o supongo- la verdad de una, por ejemplo, la verdad de "ningún mentiroso es fiable" (E), entonces puedo inferir la falsedad necesaria (por lógica) de su contraria "todo mentiroso es de fiar" (A), o sea, puedo aseverar que "no todo mentiroso es de fiar".
Subcontrariedad: Otra cosa pasa con las proposiciones particulares de distinta cualidad: pueden ser verdaderas al mismo tiempo, pero no falsas al mismo tiempo. Ej.: "algún alma enamorada es paciente" (I), "algún alma enamorada es impaciente" (O) pueden ser tenidas por verdaderas al mismo tiempo. Sin embargo, si la tesis "algunas personas insolidarias son buenos ciudadanos" es falsa, entonces será verdadera su subcontraria "ciertas personas insolidarias no son buenos ciudadanos". Alguien podría decir que incluso es cierta la fórmula "Ninguna persona insolidaria es buena ciudadana" (E), pero tal cosa la diría basándose seguramente en su experiencia, y no por pura lógica, pues de la verdad de una particular no se sigue lógicamente la verdad de una universal de la misma cualidad. A esa falacia (inferencia incorrecta, aunque con apariencia de válidez) se le llama generalización arbitraria, y es muy común en la vida corriente.
Subalternación: De la verdad de una universal (A, E) se sigue la verdad de la particular de la misma cualidad (I, O), pero no viceversa, o sea, de la verdad de la particular no se sigue la verdad de la universal, so pena de incurrir en una generalización arbitraria; y de la falsedad de una particular (I, O), se sigue la falsedad de la universal de la misma cualidad (A, E), pero no viceversa, o sea, de la falsedad de una universal no se sigue la falsedad de la particular correspondiente: que "todos los políticos sean corruptos" sea falsa no implica (desgraciadamente) que "algunos políticos sean corruptos" sea falsa.
Así, por ejemplo, si sé que "el lince está en peligro de extinción" (A), también sé que "algunos linces están en peligro de extinción"; y si doy por falso que "algunos seres humanos no merecen vivir" (O), entonces también supongo que es falsa la universal E construida con los mismos términos...
Gracias a estas cuatro reglas de oposición de proposiciones simples o categóricas podemos construir una máquina elemental de pensar que calcule lógica e infaliblemente aplicando los siguientes esquemas...
[V= verdad; F= falsedad; escribo las proposiciones con minúsculas (a, e, i, o); Va = A es verdadera, etc; el símbolo "=>" significa implica o se sigue lógicamente, el símbolo "&" expresa la conjunción lógica "y"]:
Va => (Fe & Vi & Fo); Fa => Vo
Ve => (Fa & Fi & Vo); Fe => Vi
Vi => Fe; Fi => (Fa & Ve & Vo)
Vo=> Fa; Fo => (Va & Fe & Vi)
Ejercicios
1. Construya las opuestas de "todos los vampiros son aristócratas", diga qué nombre les corresponde por su cantidad y calidad y si podemos inferir su valor de verdad por pura lógica, dando por verdadera la tesis inicial.
2. ¿Por qué no podemos conocer el valor de verdad de la tesis subalterna de "algunas abejas son sordas" suponiendo su verdad?
3. Si "No todos los planetas están habitados" es verdadera, ¿cómo serían por pura lógica sus opuestas?
4. Si "Ningún perro lamiento engorda" fuese falsa, ¿cómo serían por pura lógica sus opuestas?, ¿y si fuese verdadera?
La lógica silogística, que estudiaremos superficialmente en clase, ya está desuso, pero todavía tiene valor como gimnasia racional e introducción pedagógica a la lógica general. Sobre ella puede consultarse el siguiente enlace:
sábado, 17 de enero de 2009
El Problema de la Realidad
Desde que el Logos se propone como explicación racional alternativa a la explicación mítica, el problema de descifrar cómo los seres humanos pueden estar seguros de sus conocimientos, es el gran problema de LA VERDAD. Si la filosofía se propone como saber racional dotado de objetividad es que se pretende universalmente válido y, por lo tanto, sus conocimientos deben aportar seguridad a la persona que se apropie de ellos.
El tema de la verdad es el que nos condujo por el camino de la Lógica, precisamente para estudiar cómo el lenguaje nos ayuda a la elaboración de argumentos válidos que versan sobre el mundo, aunque solo con estudiar la forma de la argumentación vimos que no era suficiente para conocer o reconocer qué es lo que quieren decir los hablantes. El ejemplo más claro lo tenemos en la publicidad, que hace un uso abusivo del lenguaje para conseguir transmitir algo más que lo que las palabras dicen por sí solas.
¿Cómo logramos expresar nuestra realidad, lo que nos importa? Efectivamente, nuestros conceptos refieren a la realidad extramental, a las cosas del mundo, pues, de hecho, somos capaces de conseguir movilizar, hacer reaccionar a nuestros congéneres. Pero… ¿estás seguro que los demás te entienden perfectamente todo aquello que tú quieres decir? ¿no crees que hay demasiados malentendidos? Esto puede deberse a múltiples factores: a que tú no sepas expresarte bien, lo cual dice poco en tu favor (en 1º de bachillerato ya deberías tener un nivel cultural suficiente como para que esto no sucediese); a que los demás no sean buenos receptores de tus mensajes y de nuevo deberías revisar tus mensajes porque de ti depende el éxito de tu comunicación; pero existe la remota posibilidad (o no tan remota) de que nuestros conceptos a veces nos traicionen, ¿por qué?
El filósofo presocrático Parménides (vivió en el S. V a. C. en Elea –Italia-), consideró que los seres humanos vivíamos como seres bicéfalos, porque manteníamos a la vez que las cosas pueden ser de una manera y también de otra manera distinta, vamos que no teníamos claro lo que eran las cosas “en sí” y por ello nuestro conocer no se fundaba en la verdad sino, como mucho, en la opinión. Él se propuso terminar con esta situación considerando que si queríamos encontrar la VERDAD, debíamos buscar el SER de las cosas, podríamos decir, su ESENCIA. Parece ser que fue Parménides el primero que habló de esa tierra de nadie y de todos que es la ONTOLOGÍA (Literalmente es estudio de lo que es, pero de manera más general se suele utilizar como aquella teoría o concepción sobre la realidad. Así cuando hablamos de la Ontología platónica, la calificamos de dualista porque expone dos tipos de realidad).
El planteamiento no es malo, pero ¡qué demonios es eso de la Esencia! y ¿cómo encontrarla? Bien, estamos inaugurando dos grandes bloques de la Filosofía:
• La METAFÍSICA, literalmente “más allá de la física” (Es curiosa la formación de este concepto. Se debe al filósofo Andrónico de Rodas que, ordenando, la descomunal obra de Aristóteles, situó una serie de escritos, que habían quedado sin título, después de los escritos que el maestro había dedicado a la Física. Por ello lo de “tá meta ta física”, lo que viene detrás de lo físico).
• La EPISTEMOLOGÍA, que sería aquella parte que se preocupa por saber o estudiar cómo se produce el conocimiento (teoría del conocimiento, también denominada Gnoseología)
De todos modos, tratar de desentrañar cuál es nuestra realidad, cómo somos capaces de conocerla o de transmitirla y qué otras realidades nos acompañan, nos va a ocupar, prácticamente, el resto del curso y tendremos que ir con pies de plomo si es que, efectivamente, queremos llegar a ser sabios
El tema de la verdad es el que nos condujo por el camino de la Lógica, precisamente para estudiar cómo el lenguaje nos ayuda a la elaboración de argumentos válidos que versan sobre el mundo, aunque solo con estudiar la forma de la argumentación vimos que no era suficiente para conocer o reconocer qué es lo que quieren decir los hablantes. El ejemplo más claro lo tenemos en la publicidad, que hace un uso abusivo del lenguaje para conseguir transmitir algo más que lo que las palabras dicen por sí solas.
¿Cómo logramos expresar nuestra realidad, lo que nos importa? Efectivamente, nuestros conceptos refieren a la realidad extramental, a las cosas del mundo, pues, de hecho, somos capaces de conseguir movilizar, hacer reaccionar a nuestros congéneres. Pero… ¿estás seguro que los demás te entienden perfectamente todo aquello que tú quieres decir? ¿no crees que hay demasiados malentendidos? Esto puede deberse a múltiples factores: a que tú no sepas expresarte bien, lo cual dice poco en tu favor (en 1º de bachillerato ya deberías tener un nivel cultural suficiente como para que esto no sucediese); a que los demás no sean buenos receptores de tus mensajes y de nuevo deberías revisar tus mensajes porque de ti depende el éxito de tu comunicación; pero existe la remota posibilidad (o no tan remota) de que nuestros conceptos a veces nos traicionen, ¿por qué?
El filósofo presocrático Parménides (vivió en el S. V a. C. en Elea –Italia-), consideró que los seres humanos vivíamos como seres bicéfalos, porque manteníamos a la vez que las cosas pueden ser de una manera y también de otra manera distinta, vamos que no teníamos claro lo que eran las cosas “en sí” y por ello nuestro conocer no se fundaba en la verdad sino, como mucho, en la opinión. Él se propuso terminar con esta situación considerando que si queríamos encontrar la VERDAD, debíamos buscar el SER de las cosas, podríamos decir, su ESENCIA. Parece ser que fue Parménides el primero que habló de esa tierra de nadie y de todos que es la ONTOLOGÍA (Literalmente es estudio de lo que es, pero de manera más general se suele utilizar como aquella teoría o concepción sobre la realidad. Así cuando hablamos de la Ontología platónica, la calificamos de dualista porque expone dos tipos de realidad).
El planteamiento no es malo, pero ¡qué demonios es eso de la Esencia! y ¿cómo encontrarla? Bien, estamos inaugurando dos grandes bloques de la Filosofía:
• La METAFÍSICA, literalmente “más allá de la física” (Es curiosa la formación de este concepto. Se debe al filósofo Andrónico de Rodas que, ordenando, la descomunal obra de Aristóteles, situó una serie de escritos, que habían quedado sin título, después de los escritos que el maestro había dedicado a la Física. Por ello lo de “tá meta ta física”, lo que viene detrás de lo físico).
• La EPISTEMOLOGÍA, que sería aquella parte que se preocupa por saber o estudiar cómo se produce el conocimiento (teoría del conocimiento, también denominada Gnoseología)
De todos modos, tratar de desentrañar cuál es nuestra realidad, cómo somos capaces de conocerla o de transmitirla y qué otras realidades nos acompañan, nos va a ocupar, prácticamente, el resto del curso y tendremos que ir con pies de plomo si es que, efectivamente, queremos llegar a ser sabios
Kosmos
Los tres misterios
El filósofo Gabriel Marcel (Manual, pg. 84) distingue entre problema y misterio. Filosóficamente podemos determinar tres misterios cosmológicos: 1) Por qué hay ser en lugar de nada, o dicho más concretamente, cuál es el origen del universo (cosmogénesis). 2) Cómo fue posible que surgiera la vida de lo inerte (biogénesis), ¿cómo dio vida lo que no tenía vida?. Y 3) Cómo emergió de la vida una mente consciente, subjetiva e intencional, capaz de preguntarse por su origen (antropogénesis).
Lucrecio, filósofo romano (I a. C.) afirmó que el mundo debía estar en su juventud, puesto que había podido comprobar desde su infancia cómo las técnicas se habían ido perfeccionando. ¡Si el universo fuese eterno todos esos progresos ya habrían tenido tiempo de realizarse y estaríamos viviendo en un mundo sin cambios. La deducción de Lucrecio ha sido confirmada por la cosmología actual:
a) este mundo no ha existido siempre.
b) está cambiando.
c) el cambio se aprecia en el paso de lo menos eficaz a lo más eficaz, de lo simple a lo complejo, de lo homogéneo e incoherente, a lo heterogéneo y coherente (H. Spencer).
Se puede pensar que la vida y la conciencia ya estaban en potencia desde los primeros instantes del universo, inscritas en la forma misma de sus leyes, no como "necesidad", sino como "posibilidad".
Evolución
La hipótesis del Big Bang (Gran Explosión) supone que todo el universo aparente, cuyos límites no hemos visto, procede de una única singularidad energética que estalló hace más de diez mil millones de años. "Todo fluye". Con el evolucionismo, la tesis de Heráclito ha cobrado fuerza. Y hemos de tomarnos muy en serio el evolucionismo, ampliado con el descubrimiento de la herencia genética y sus leyes, así como sus implicaciones metafísicas y éticas porque es una teoría bien confirmada por los restos fósiles y la bioquímica.
Todas las formas de vida que conocemos tienen un origen común. La lucha por la vida y la presión del medio determinan la supervivencia de las especies vivientes más aptas para reproducirse y perdurar, transmitiendo su memoria biológica (genes) a las generaciones sucesivas. Dichos genes se heredan y -al azar- se recombinan por mutación. La mayoría de las mutaciones resultan degenerativas, pero algunas perduran a consecuencia de su mejor adaptación a los cambios medioambientales y se convierten en nuevas propiedades de los vivientes. Dawkins ha sostenido que el verdadero protagonista de la evolución no es el individuo, ni siquiera la especie, sino el gen (el gen egoísta). Los organismos son como complicadas maquinarias diseñadas por los genes para su perduración (la de los genes, no la de los organismos).
Problemas filosóficos relativos a los orígenes
a) Creacionismo y Evolucionismo. El debate entre creacionistas y evolucionistas involucra cuestiones relativas al sentido de la evolución, su origen y su finalidad. Se trata de una antítesis aparente, puesto que no hay contradicción en admitir los principios más generales del evolucionismo como rationes seminales divinas (Theilard de Chardin). Así, un teísta puede mantener su teísmo -o deísmo, tipo Voltaire- aceptando que Dios creo el mundo, o que Dios provocó la Gran Explosión, junto con todas las leyes que sirven de marco a la evolución natural: la posibilidad de la vida, la conciencia y la libertad, aunque ya no intervenga en su evolución (cfr. Hawking. Historia del Tiempo, 8).
La fe o la confianza en un principio creador resulta no obstante incompatible con la ciencia actual si pretende determinar "científicamente" el origen del mundo físico a partir de "textos sagrados" o de dogmas arracionales, cuyo verdadero valor no puede ser científico, sino simbólico o religioso. Así una interpretación literalista o fundamentalista de la Biblia -o de otros "textos sagrados"- se obstinará en afirmar la creación del mundo en "6 días" hace unos pocos miles de años, o en mantener una diferencia radical entre el origen físico del humán y el resto de los primates, que contradice los análisis de laboratorio y las palmarias observaciones de los etólogos, etc. La fe o la confianza en Dios -muy respetable- se vuelve fanatismo -muy peligroso éticamente- cuando niega los hallazgos de la ciencia.
Pero también el cientifismo -o el materialismo mecanicista- puede resultar intransigente cuando niega sin pruebas la posibilidad de la existencia de algo distinto de la materia en el origen del universo o en el destino del universo (alfa u omega). El materialismo resulta, además, muy problemático en relación a una física que exige la existencia de formas de "energía o materia oscura" que ni siquiera sabemos todavía cómo detectar con precisión, una física que disuelve la materia aparente en cuantos puramente energéticos e inmateriales.
Nota bene: Puede consultarse una breve semblanza de Teilhard de Chardin, quien ensayó meritoriamente la conciliación del cristianismo y el evolucionismo en la siguiente página:
http://www.cibernous.com/autores/tchardin/teoria/biografia.html
b) Monismo vs. Pluralismo: respecto del origen del mundo (cosmogénesis), algunos consideran razonable admitir la existencia de un primer principio eterno o intemporal (Dios, la Materia, la Energía, el Espíritu, el Ser, el Uno, la Voluntad, el Noûs, la Singularidad...), puesto que si nada hubiera existido alguna vez, nada existiría hoy; ya que, de la nada, nada puede proceder...
A veces, estas posiciones tienen en cuenta que Tiempo y Espacio son constituyentes pero también constituidos por la Gran Explosión o por la Creación (fiat) del mundo. "El concepto de tiempo no tiene significado antes del comienzo del universo" (Stephen W. Hawking. Historia del Tiempo, 1). O no tienen en cuenta que en la teoría cuántica, las partículas pueden ser creadas a partir de la energía en la forma partícula/antipartícula y que la materia total del universo está hecha sólo de energía positiva, pudiendo afirmarse que la energía total del universo es exactamente cero (Hawking. Historia del tiempo, 8).
Esta solución se llama monista y apunta a la posibilidad de que la esencia de lo real, sea inerte o viviente, inconsciente o inteligente, corporal o espiritual, no tenga ningún tiempo ni límite espacial, o sea idéntica a la nada (monismo negativo). Ya Anaxágoras -un filósofo griego del siglo VI a. C.) llamó a-peiron (lo sin límite, lo infinito) al principio originario del universo, argumentando que no podía ser ninguna cosa concreta si todo lo concreto estaba hecho de él.
Otros pensadores han supuesto que el origen del universo no está en ninguna unidad, sino en dos (dualismo) o en una multiplicidad de átomos (o sustancias indivisibles) combinándose al azar: pluralismo.
c) Los tres mundos de Popper. Una de las hipótesis "trinitarias" más interesante filosóficamente fue aportada por Popper y desarrollada por Roger Penrose (Las sombras de la mente, 1996). Para este famoso matemático (uno de los creadores de la hipótesis del Big Bang) el mundo que conocemos más directamente es el de nuestras percepciones conscientes (mente), pero es también el mundo del que menos sabemos científicamente. Contiene la felicidad, el dolor, la percepción de los colores, nuestros recuerdos de la infancia, nuestro miedo a la muerte...
Existen no obstante otros dos mundos que sólo conocemos indirectamente, pero de los que sabemos más que del primero: el mundo físico, que contiene sillas y mesas reales, televisiones, automóviles, cerebros humanos, gatos y perros, el sol, la luna y las estrellas... No está claro en absoluto por qué el mundo de nuestras percepciones tiene algo que ver con el físico, pero actuamos como si pudiese adecuarse a él.
Existe por último otro mundo, el "tercer mundo" de Frege, que es el de las formas matemáticas, allí encontramos los números naturales o, 1, 2, ... y el álgebra de los números complejos, pero también es el mundo de los valores éticos universales, de los ideales de lo bello y lo bueno, la justicia y la verdad...
De alguna manera, cada uno de estos tres mundos parecen emerger misteriosamente a partir de una pequeña parte de su predecesor, considerados cíclicamente. Así, de las matemáticas y los fines ideales parece emerger el mundo físico (natural y artificial); el mundo mental emerge del mundo físico, como la conciencia de la vida, y el mundo platónico de las formas inmateriales parece emerger de la actividad de la mente.
Penrose arriesga la hipótesis (platónica) de que el mundo de las formas perfectas es primario, siendo su existencia una necesidad lógica, mientras que los otros dos son sus "sombras", pero admite que es difícil saber cuál de estos mudos ha de ser considerado como primario, secundario o terciario, y concluye afirmando que, aunque el análisis o la división en tres sea útil, en realidad sólo hay un mundo, cuya naturaleza verdadera ni siquiera vislumbramos en el presente.
c) El problema de la teleología. ¿Qué es más razonable, admitir un principio "inteligente" que actúa buscando el bien, o un principio "material" que actúa de modo ciego, por necesidad o por azar? ¿Crea el órgano la función o la función crea el órgano; o sea, vemos porque tenemos ojos o tenemos ojos porque necesitamos y queremos ver? Algunos científicos evolucionistas niegan que la evolución tenga un sentido finalista o progresista. Sin embargo, el más eminente de estos "mecanicistas", Jacques Monod, partiendo de una epistemología que niega la posibilidad de interpretar cientícamente los fenómenos en términos de "causas finales", tiene que admitir la dificultad de la biología para renunciar a dichas causas finales: "la objetividad nos obliga a reconocer el carácter teleonómico de los seres vivos, a admitir que sus estructuras y performances realizan y prosiguen un proyecto" (El azar y la necesidad, 1. "extraños objetos).
d) El principio antrópico (PA) permite soslayar algunos problemas relativos al sentido final de la evolución del universo. Por ejemplo, el de la rareza de la vida y la conciencia, y la dificultad de que se produzcan al azar condiciones que la hagan posible. Es mucha casualidad que todo parezca organizado como para que evolucionen la vida y la conciencia en la Tierra.
Hawking lo ha parafraseado de la siguiente manera: "Vemos el universo en la forma que es porque nosotros existimos".
En su forma débil PA dice que en un universo grande o infinito las condiciones que hacen posible la vida inteligente se darán en zonas muy limitadas en el tiempo y el espacio, los seres inteligentes no tienen que sorprenderse entonces si observan que su ubicación en el universo satisface las condiciones necesarias para su existencia.
En su versión fuerte, el principio afirma que o bien hay muchos universos diferentes o muchas regiones diferentes de un único universo, cada uno con su propia configuración inicial y tal vez con sus propias leyes científicas. En la mayoría no podría darse la pregunta por los orígenes, puesto que sus condiciones no permitirían la emergencia de organimos tan complicados como nosotros. ¿Por qué es el universo como lo vemos? Fácil, porque si hubiese sido diferente ¡nosotros no estaríamos aquí!
Lo cierto es que los valores de las cantidades básicas, por ejemplo de las cargas de los electrones o la relación de la masa del protón y el electrón, parecen haberse ajustado sutilmente para hacer posible el desarrollo de la vida y la conciencia. Esto puede tomarse o bien como prueba de un propósito creacionista o bien como sostén del principio antrópico fuerte.
Hawking pone dos objeciones a dicho principio:
1ª Debemos usar el principio de economía y eliminar esos otros universos tan diferentes del nuestro, ya que sus fenómenos no causarían consecuencias observables aquí y ahora.
2ª Va contra la tradición principal de la historia de la ciencia. Es difícil creer que la Tierra sea un planeta de tamaño medio, girando alrededor de una estrella corriente, en los suburbios exteriores de una galaxia espiral ordinaria, una entre un billón de galaxias del universo observable, y que toda esa vasta construcción exista simplemente para nosotros...
e) La idea de Mundo. Para Kant, la razón humana tiene una tendencia natural a buscar y concebir lo incondicionado. Sin la disciplina a que la somete la ciencia empírica, la razón tiende a generalizar más allá de la experiencia, el resultado son las ideas de la razón pura ("pura" significa aquí "vacía de contenido empírico", sin connotaciones religiosas).
La razón produce pensando según sus esquemas silogísticos tres ideas: los silogismos categóricos la llevan a la idea del alma como sujeto sustancial; los silogismos hipotéticos a la idea del mundo, como serie completa de las condiciones que hacen posible la experiencia; por su parte, el esquema de los silogismos disyuntivos le llevan a producir la idea de Dios, la idea del conjunto perfecto de todos los conceptos posibles.
Tales ideas, del alma, del mundo o de Dios, representan idealmente la totalidad de la experiencia, pero resulta que de la totalidad de la experiencia no tenemos experiencia, y por consiguiente, Kant concluye que tales ideas carecen de valor objetivo.
Por eso la cosmología racional nos lleva a afirmaciones antitéticas provistas de igual verosimilitud. A estas afirmaciones Kant les llama antinomias de la razón pura:
1) el mundo es finito/ el mundo es infinito (en tiempo o espacio)
2) el mundo es divisible/ el mundo es indivisible
3) se ordena según una causalidad ciega/ hay en él espacio para la libertad
4) depende de un Ser Necesario/ se explica por sí mismo
Sin embargo, Kant reconoce a estas ideas -del mundo, del alma y de Dios- un valor orientador, ordenador, no teórico, sino práctico, son en realidad suposiciones de que hay orden que buscar, y por consiguiente obran como fines legítimos de la investigación científica (Opus postumum) y de la acción moral.
Enlaces
La emergencia humana: http://www.filosofia.com.mx/index.php?/portal/archivos/la_vida_conduce_a_la_emergencia_humana/
Texto para comentar
"Especulamos en gran medida sobre cuestiones que consideramos fundamentales, como las masas de las partículas, las diferentes variedades de fuerzas o el hecho de que vivimos en tres dimensiones espaciales y una temporal. Pero quizá todas esas características no sean fundamentales, sino ambientales. El universo puede ser mucho más extenso de lo que hemos imaginado; mucho más que la región proveniente de nuestra gran explosión, que es la que vemos a nuestro alrededor. Puede haber partes del universo (donde 'partes' puede significar varias cosas) con otras propiedades, regiones donde lo que solemos denominar leyes de la naturaleza sean distintas, e incluso donde la dimensionalidad del espaciotiempo sea otra. Tiene que haber alguna ley subyacente que explique todo, pero quizá nos encontremos mucho más lejos de ella de lo que imaginamos".
Stephen Weinberg, físico teórico y premio Nobel en 1979. Investigación y ciencia, Enero 2011, pg. 60.
El filósofo Gabriel Marcel (Manual, pg. 84) distingue entre problema y misterio. Filosóficamente podemos determinar tres misterios cosmológicos: 1) Por qué hay ser en lugar de nada, o dicho más concretamente, cuál es el origen del universo (cosmogénesis). 2) Cómo fue posible que surgiera la vida de lo inerte (biogénesis), ¿cómo dio vida lo que no tenía vida?. Y 3) Cómo emergió de la vida una mente consciente, subjetiva e intencional, capaz de preguntarse por su origen (antropogénesis).
Lucrecio, filósofo romano (I a. C.) afirmó que el mundo debía estar en su juventud, puesto que había podido comprobar desde su infancia cómo las técnicas se habían ido perfeccionando. ¡Si el universo fuese eterno todos esos progresos ya habrían tenido tiempo de realizarse y estaríamos viviendo en un mundo sin cambios. La deducción de Lucrecio ha sido confirmada por la cosmología actual:
a) este mundo no ha existido siempre.
b) está cambiando.
c) el cambio se aprecia en el paso de lo menos eficaz a lo más eficaz, de lo simple a lo complejo, de lo homogéneo e incoherente, a lo heterogéneo y coherente (H. Spencer).
Se puede pensar que la vida y la conciencia ya estaban en potencia desde los primeros instantes del universo, inscritas en la forma misma de sus leyes, no como "necesidad", sino como "posibilidad".
Evolución
La hipótesis del Big Bang (Gran Explosión) supone que todo el universo aparente, cuyos límites no hemos visto, procede de una única singularidad energética que estalló hace más de diez mil millones de años. "Todo fluye". Con el evolucionismo, la tesis de Heráclito ha cobrado fuerza. Y hemos de tomarnos muy en serio el evolucionismo, ampliado con el descubrimiento de la herencia genética y sus leyes, así como sus implicaciones metafísicas y éticas porque es una teoría bien confirmada por los restos fósiles y la bioquímica.
Todas las formas de vida que conocemos tienen un origen común. La lucha por la vida y la presión del medio determinan la supervivencia de las especies vivientes más aptas para reproducirse y perdurar, transmitiendo su memoria biológica (genes) a las generaciones sucesivas. Dichos genes se heredan y -al azar- se recombinan por mutación. La mayoría de las mutaciones resultan degenerativas, pero algunas perduran a consecuencia de su mejor adaptación a los cambios medioambientales y se convierten en nuevas propiedades de los vivientes. Dawkins ha sostenido que el verdadero protagonista de la evolución no es el individuo, ni siquiera la especie, sino el gen (el gen egoísta). Los organismos son como complicadas maquinarias diseñadas por los genes para su perduración (la de los genes, no la de los organismos).
Problemas filosóficos relativos a los orígenes
a) Creacionismo y Evolucionismo. El debate entre creacionistas y evolucionistas involucra cuestiones relativas al sentido de la evolución, su origen y su finalidad. Se trata de una antítesis aparente, puesto que no hay contradicción en admitir los principios más generales del evolucionismo como rationes seminales divinas (Theilard de Chardin). Así, un teísta puede mantener su teísmo -o deísmo, tipo Voltaire- aceptando que Dios creo el mundo, o que Dios provocó la Gran Explosión, junto con todas las leyes que sirven de marco a la evolución natural: la posibilidad de la vida, la conciencia y la libertad, aunque ya no intervenga en su evolución (cfr. Hawking. Historia del Tiempo, 8).
La fe o la confianza en un principio creador resulta no obstante incompatible con la ciencia actual si pretende determinar "científicamente" el origen del mundo físico a partir de "textos sagrados" o de dogmas arracionales, cuyo verdadero valor no puede ser científico, sino simbólico o religioso. Así una interpretación literalista o fundamentalista de la Biblia -o de otros "textos sagrados"- se obstinará en afirmar la creación del mundo en "6 días" hace unos pocos miles de años, o en mantener una diferencia radical entre el origen físico del humán y el resto de los primates, que contradice los análisis de laboratorio y las palmarias observaciones de los etólogos, etc. La fe o la confianza en Dios -muy respetable- se vuelve fanatismo -muy peligroso éticamente- cuando niega los hallazgos de la ciencia.
Pero también el cientifismo -o el materialismo mecanicista- puede resultar intransigente cuando niega sin pruebas la posibilidad de la existencia de algo distinto de la materia en el origen del universo o en el destino del universo (alfa u omega). El materialismo resulta, además, muy problemático en relación a una física que exige la existencia de formas de "energía o materia oscura" que ni siquiera sabemos todavía cómo detectar con precisión, una física que disuelve la materia aparente en cuantos puramente energéticos e inmateriales.
Nota bene: Puede consultarse una breve semblanza de Teilhard de Chardin, quien ensayó meritoriamente la conciliación del cristianismo y el evolucionismo en la siguiente página:
http://www.cibernous.com/autores/tchardin/teoria/biografia.html
b) Monismo vs. Pluralismo: respecto del origen del mundo (cosmogénesis), algunos consideran razonable admitir la existencia de un primer principio eterno o intemporal (Dios, la Materia, la Energía, el Espíritu, el Ser, el Uno, la Voluntad, el Noûs, la Singularidad...), puesto que si nada hubiera existido alguna vez, nada existiría hoy; ya que, de la nada, nada puede proceder...
A veces, estas posiciones tienen en cuenta que Tiempo y Espacio son constituyentes pero también constituidos por la Gran Explosión o por la Creación (fiat) del mundo. "El concepto de tiempo no tiene significado antes del comienzo del universo" (Stephen W. Hawking. Historia del Tiempo, 1). O no tienen en cuenta que en la teoría cuántica, las partículas pueden ser creadas a partir de la energía en la forma partícula/antipartícula y que la materia total del universo está hecha sólo de energía positiva, pudiendo afirmarse que la energía total del universo es exactamente cero (Hawking. Historia del tiempo, 8).
Esta solución se llama monista y apunta a la posibilidad de que la esencia de lo real, sea inerte o viviente, inconsciente o inteligente, corporal o espiritual, no tenga ningún tiempo ni límite espacial, o sea idéntica a la nada (monismo negativo). Ya Anaxágoras -un filósofo griego del siglo VI a. C.) llamó a-peiron (lo sin límite, lo infinito) al principio originario del universo, argumentando que no podía ser ninguna cosa concreta si todo lo concreto estaba hecho de él.
Otros pensadores han supuesto que el origen del universo no está en ninguna unidad, sino en dos (dualismo) o en una multiplicidad de átomos (o sustancias indivisibles) combinándose al azar: pluralismo.
c) Los tres mundos de Popper. Una de las hipótesis "trinitarias" más interesante filosóficamente fue aportada por Popper y desarrollada por Roger Penrose (Las sombras de la mente, 1996). Para este famoso matemático (uno de los creadores de la hipótesis del Big Bang) el mundo que conocemos más directamente es el de nuestras percepciones conscientes (mente), pero es también el mundo del que menos sabemos científicamente. Contiene la felicidad, el dolor, la percepción de los colores, nuestros recuerdos de la infancia, nuestro miedo a la muerte...
Existen no obstante otros dos mundos que sólo conocemos indirectamente, pero de los que sabemos más que del primero: el mundo físico, que contiene sillas y mesas reales, televisiones, automóviles, cerebros humanos, gatos y perros, el sol, la luna y las estrellas... No está claro en absoluto por qué el mundo de nuestras percepciones tiene algo que ver con el físico, pero actuamos como si pudiese adecuarse a él.
Existe por último otro mundo, el "tercer mundo" de Frege, que es el de las formas matemáticas, allí encontramos los números naturales o, 1, 2, ... y el álgebra de los números complejos, pero también es el mundo de los valores éticos universales, de los ideales de lo bello y lo bueno, la justicia y la verdad...
De alguna manera, cada uno de estos tres mundos parecen emerger misteriosamente a partir de una pequeña parte de su predecesor, considerados cíclicamente. Así, de las matemáticas y los fines ideales parece emerger el mundo físico (natural y artificial); el mundo mental emerge del mundo físico, como la conciencia de la vida, y el mundo platónico de las formas inmateriales parece emerger de la actividad de la mente.
Penrose arriesga la hipótesis (platónica) de que el mundo de las formas perfectas es primario, siendo su existencia una necesidad lógica, mientras que los otros dos son sus "sombras", pero admite que es difícil saber cuál de estos mudos ha de ser considerado como primario, secundario o terciario, y concluye afirmando que, aunque el análisis o la división en tres sea útil, en realidad sólo hay un mundo, cuya naturaleza verdadera ni siquiera vislumbramos en el presente.
c) El problema de la teleología. ¿Qué es más razonable, admitir un principio "inteligente" que actúa buscando el bien, o un principio "material" que actúa de modo ciego, por necesidad o por azar? ¿Crea el órgano la función o la función crea el órgano; o sea, vemos porque tenemos ojos o tenemos ojos porque necesitamos y queremos ver? Algunos científicos evolucionistas niegan que la evolución tenga un sentido finalista o progresista. Sin embargo, el más eminente de estos "mecanicistas", Jacques Monod, partiendo de una epistemología que niega la posibilidad de interpretar cientícamente los fenómenos en términos de "causas finales", tiene que admitir la dificultad de la biología para renunciar a dichas causas finales: "la objetividad nos obliga a reconocer el carácter teleonómico de los seres vivos, a admitir que sus estructuras y performances realizan y prosiguen un proyecto" (El azar y la necesidad, 1. "extraños objetos).
d) El principio antrópico (PA) permite soslayar algunos problemas relativos al sentido final de la evolución del universo. Por ejemplo, el de la rareza de la vida y la conciencia, y la dificultad de que se produzcan al azar condiciones que la hagan posible. Es mucha casualidad que todo parezca organizado como para que evolucionen la vida y la conciencia en la Tierra.
Hawking lo ha parafraseado de la siguiente manera: "Vemos el universo en la forma que es porque nosotros existimos".
En su forma débil PA dice que en un universo grande o infinito las condiciones que hacen posible la vida inteligente se darán en zonas muy limitadas en el tiempo y el espacio, los seres inteligentes no tienen que sorprenderse entonces si observan que su ubicación en el universo satisface las condiciones necesarias para su existencia.
En su versión fuerte, el principio afirma que o bien hay muchos universos diferentes o muchas regiones diferentes de un único universo, cada uno con su propia configuración inicial y tal vez con sus propias leyes científicas. En la mayoría no podría darse la pregunta por los orígenes, puesto que sus condiciones no permitirían la emergencia de organimos tan complicados como nosotros. ¿Por qué es el universo como lo vemos? Fácil, porque si hubiese sido diferente ¡nosotros no estaríamos aquí!
Lo cierto es que los valores de las cantidades básicas, por ejemplo de las cargas de los electrones o la relación de la masa del protón y el electrón, parecen haberse ajustado sutilmente para hacer posible el desarrollo de la vida y la conciencia. Esto puede tomarse o bien como prueba de un propósito creacionista o bien como sostén del principio antrópico fuerte.
Hawking pone dos objeciones a dicho principio:
1ª Debemos usar el principio de economía y eliminar esos otros universos tan diferentes del nuestro, ya que sus fenómenos no causarían consecuencias observables aquí y ahora.
2ª Va contra la tradición principal de la historia de la ciencia. Es difícil creer que la Tierra sea un planeta de tamaño medio, girando alrededor de una estrella corriente, en los suburbios exteriores de una galaxia espiral ordinaria, una entre un billón de galaxias del universo observable, y que toda esa vasta construcción exista simplemente para nosotros...
e) La idea de Mundo. Para Kant, la razón humana tiene una tendencia natural a buscar y concebir lo incondicionado. Sin la disciplina a que la somete la ciencia empírica, la razón tiende a generalizar más allá de la experiencia, el resultado son las ideas de la razón pura ("pura" significa aquí "vacía de contenido empírico", sin connotaciones religiosas).
La razón produce pensando según sus esquemas silogísticos tres ideas: los silogismos categóricos la llevan a la idea del alma como sujeto sustancial; los silogismos hipotéticos a la idea del mundo, como serie completa de las condiciones que hacen posible la experiencia; por su parte, el esquema de los silogismos disyuntivos le llevan a producir la idea de Dios, la idea del conjunto perfecto de todos los conceptos posibles.
Tales ideas, del alma, del mundo o de Dios, representan idealmente la totalidad de la experiencia, pero resulta que de la totalidad de la experiencia no tenemos experiencia, y por consiguiente, Kant concluye que tales ideas carecen de valor objetivo.
Por eso la cosmología racional nos lleva a afirmaciones antitéticas provistas de igual verosimilitud. A estas afirmaciones Kant les llama antinomias de la razón pura:
1) el mundo es finito/ el mundo es infinito (en tiempo o espacio)
2) el mundo es divisible/ el mundo es indivisible
3) se ordena según una causalidad ciega/ hay en él espacio para la libertad
4) depende de un Ser Necesario/ se explica por sí mismo
Sin embargo, Kant reconoce a estas ideas -del mundo, del alma y de Dios- un valor orientador, ordenador, no teórico, sino práctico, son en realidad suposiciones de que hay orden que buscar, y por consiguiente obran como fines legítimos de la investigación científica (Opus postumum) y de la acción moral.
Enlaces
La emergencia humana: http://www.filosofia.com.mx/index.php?/portal/archivos/la_vida_conduce_a_la_emergencia_humana/
Texto para comentar
"Especulamos en gran medida sobre cuestiones que consideramos fundamentales, como las masas de las partículas, las diferentes variedades de fuerzas o el hecho de que vivimos en tres dimensiones espaciales y una temporal. Pero quizá todas esas características no sean fundamentales, sino ambientales. El universo puede ser mucho más extenso de lo que hemos imaginado; mucho más que la región proveniente de nuestra gran explosión, que es la que vemos a nuestro alrededor. Puede haber partes del universo (donde 'partes' puede significar varias cosas) con otras propiedades, regiones donde lo que solemos denominar leyes de la naturaleza sean distintas, e incluso donde la dimensionalidad del espaciotiempo sea otra. Tiene que haber alguna ley subyacente que explique todo, pero quizá nos encontremos mucho más lejos de ella de lo que imaginamos".
Stephen Weinberg, físico teórico y premio Nobel en 1979. Investigación y ciencia, Enero 2011, pg. 60.
miércoles, 14 de enero de 2009
Sentido y Referencia de las Ideas
Entendemos por sentido de un concepto la totalidad de las notas que determinan su intensión o comprensión lógica. Tales notas determinan exhaustivamente la esencia o calidad de la forma o estructura representada intelectualmente por dicha idea o noción.
Ejs.: Humán = animal-simbólico-que-trabaja-ama-juega; Línea = sucesión-de-puntos; Cuadrado = polígono-de-4-lados.
Cabe pensar la comprensión de las especies o ideas como su esquematismo, o sea, su grado de imaginabilidad.
Por referencia, extensión o denotación de un concepto entendemos su cantidad, esto es, el número de clases lógicas, especies particulares o individuos reales o posibles a los que se puede aplicar. En entomología, por ejemplo, la noción Hemiptera se predica de los heterópteros (las chinches) y homópteros (cigarras y cigarrillas); la noción de ser-vivo incluye a los hongos, los vegetales y los animales; la noción de león (idea atómica o especie ínfima) incluye a todos y cada uno de los leones (tanto reales como imaginarios).
Nota bene: Es fácil darse cuenta de que las ciencias, aunque deban experimentar con individuos, escriben sus tratados con ideas, nociones y conceptos. Así pues, saberlos ordenar, subordinar y coordinar adecuadamente (árbol de Porfirio), es decisivo para poder extender nuestra comprensión científica del mundo, que tan útil resulta para la satisfacción de nuestras necesidades y caprichos.
Regla: La comprensión (sentido o intensión) de un concepto y su extensión están en razón inversa. Es decir: a mayor comprensión, menor extensión y a mayor extensión, menor comprensión.
Así por ejemplo, la noción de ser o entidad (a la que podemos considerar provisionalmente como género supremo) tiene una comprensión mínima, pues pocas notas puedo predicar del ser en general sin contradecirme (si, por ejemplo, afirmo que es verdadero, niego ipso facto la existencia de la falsedad y la mentira); y sin embargo la noción de ser posee una extensión máxima, puesto que ser, aunque de muchas maneras (que ya veremos), se dice de todos y cada uno de las demás especies o conceptos, puesto que todo lo comprensible o imaginable existe de algún modo, esto es, tiene al menos una esencia posible. Así, también Homer Simpson es una entidad (de ficción icónica). Si aumentamos la comprensión del concepto hombre añadiendo una nota a la animalidad y la racionalidad, por ejemplo, la de ser-europeo, al mismo tiempo disminuye su extensión o número (esto es, ser-europeo se dice de menos individuos que ser-hombre, pues ya no se aplica a todos los humanos sino sólo a los nacionales de Europa). Su extensión es particular, sólo vale para ciertos hombres.
Al contrario, el individuo o lo singular, tiene una extensión mínima (la unidad) y una comprensión máxima, indefinible, pues no puedo terminar de nombrar sus notas diferenciales. Nunca puedo terminar de decir las características individuales de... pongamos, Juana o Francisco. La indefinibilidad del individuo es precisamente lo que lo hace inapto para elaborar generalizaciones científicas.
Es evidente que el mismo o los mismos referentes de un concepto pueden alcanzar distinta comprensión para distintas ciencias o saberes, al ser contemplados desde distintas perspectivas. No es lo mismo la igualdad para un matemático que para un político que para un filósofo moral.
Así, lo que somos, o sea, el objeto más complicado conocido, puede ser representado intelectualmente por notas diferentes, según los diferentes modelos de saber.
Para un filósofo un ser humano es, ante todo, una persona. Más adelante profundizaremos en el sentido de esta importante noción.
Para un biólogo el humano pertenece a las siguientes clases lógicas:
1. Animal (reino), pues come a otros seres vivos.
2. Córdado (filo): posee cuerda nerviosa y cerebro.
3. Vertebrado (subfilo): con espina dorsal.
4. Tetrápodo (superclase): cuatro extremidades.
5. Mamífero (clase): con pelo y mamas.
6. Terio (subclase): crías fetales.
7. Euterio (infraclase): fetos con placenta.
8. Primate (orden): manos y pies prensiles, origen arborícola, funciones especializadas en brazos y manos, agudeza visual, reducido número de crías por parto, prologanción de la gestación y la infancia, ampliación de la sexualidad y complejidad de la conducta social, dependencia mutua, superdesarrollo del cerebro.
9. Antropoide (suborden): labios móviles y separados.
10. Hominoide (superfamilia): tamaño mayor, locomoción especial (Extensión: homínidos, póngidos, hilobátidos).
11. Homínido (familia): bipedismo y ampliación del cortex cerebral.
12. Homo (género)...
13. Homo sapiens (especie, incluye neandertal, cromañón...)...
14. Homo sapiens sapiens (subespecie)...
Ejercicio: sustituya los puntos suspensivos por propiedades genéricas y específicas.
Ejs.: Humán = animal-simbólico-que-trabaja-ama-juega; Línea = sucesión-de-puntos; Cuadrado = polígono-de-4-lados.
Cabe pensar la comprensión de las especies o ideas como su esquematismo, o sea, su grado de imaginabilidad.
Por referencia, extensión o denotación de un concepto entendemos su cantidad, esto es, el número de clases lógicas, especies particulares o individuos reales o posibles a los que se puede aplicar. En entomología, por ejemplo, la noción Hemiptera se predica de los heterópteros (las chinches) y homópteros (cigarras y cigarrillas); la noción de ser-vivo incluye a los hongos, los vegetales y los animales; la noción de león (idea atómica o especie ínfima) incluye a todos y cada uno de los leones (tanto reales como imaginarios).
Nota bene: Es fácil darse cuenta de que las ciencias, aunque deban experimentar con individuos, escriben sus tratados con ideas, nociones y conceptos. Así pues, saberlos ordenar, subordinar y coordinar adecuadamente (árbol de Porfirio), es decisivo para poder extender nuestra comprensión científica del mundo, que tan útil resulta para la satisfacción de nuestras necesidades y caprichos.
Regla: La comprensión (sentido o intensión) de un concepto y su extensión están en razón inversa. Es decir: a mayor comprensión, menor extensión y a mayor extensión, menor comprensión.
Así por ejemplo, la noción de ser o entidad (a la que podemos considerar provisionalmente como género supremo) tiene una comprensión mínima, pues pocas notas puedo predicar del ser en general sin contradecirme (si, por ejemplo, afirmo que es verdadero, niego ipso facto la existencia de la falsedad y la mentira); y sin embargo la noción de ser posee una extensión máxima, puesto que ser, aunque de muchas maneras (que ya veremos), se dice de todos y cada uno de las demás especies o conceptos, puesto que todo lo comprensible o imaginable existe de algún modo, esto es, tiene al menos una esencia posible. Así, también Homer Simpson es una entidad (de ficción icónica). Si aumentamos la comprensión del concepto hombre añadiendo una nota a la animalidad y la racionalidad, por ejemplo, la de ser-europeo, al mismo tiempo disminuye su extensión o número (esto es, ser-europeo se dice de menos individuos que ser-hombre, pues ya no se aplica a todos los humanos sino sólo a los nacionales de Europa). Su extensión es particular, sólo vale para ciertos hombres.
Al contrario, el individuo o lo singular, tiene una extensión mínima (la unidad) y una comprensión máxima, indefinible, pues no puedo terminar de nombrar sus notas diferenciales. Nunca puedo terminar de decir las características individuales de... pongamos, Juana o Francisco. La indefinibilidad del individuo es precisamente lo que lo hace inapto para elaborar generalizaciones científicas.
Es evidente que el mismo o los mismos referentes de un concepto pueden alcanzar distinta comprensión para distintas ciencias o saberes, al ser contemplados desde distintas perspectivas. No es lo mismo la igualdad para un matemático que para un político que para un filósofo moral.
Así, lo que somos, o sea, el objeto más complicado conocido, puede ser representado intelectualmente por notas diferentes, según los diferentes modelos de saber.
Para un filósofo un ser humano es, ante todo, una persona. Más adelante profundizaremos en el sentido de esta importante noción.
Para un biólogo el humano pertenece a las siguientes clases lógicas:
1. Animal (reino), pues come a otros seres vivos.
2. Córdado (filo): posee cuerda nerviosa y cerebro.
3. Vertebrado (subfilo): con espina dorsal.
4. Tetrápodo (superclase): cuatro extremidades.
5. Mamífero (clase): con pelo y mamas.
6. Terio (subclase): crías fetales.
7. Euterio (infraclase): fetos con placenta.
8. Primate (orden): manos y pies prensiles, origen arborícola, funciones especializadas en brazos y manos, agudeza visual, reducido número de crías por parto, prologanción de la gestación y la infancia, ampliación de la sexualidad y complejidad de la conducta social, dependencia mutua, superdesarrollo del cerebro.
9. Antropoide (suborden): labios móviles y separados.
10. Hominoide (superfamilia): tamaño mayor, locomoción especial (Extensión: homínidos, póngidos, hilobátidos).
11. Homínido (familia): bipedismo y ampliación del cortex cerebral.
12. Homo (género)...
13. Homo sapiens (especie, incluye neandertal, cromañón...)...
14. Homo sapiens sapiens (subespecie)...
Ejercicio: sustituya los puntos suspensivos por propiedades genéricas y específicas.
martes, 13 de enero de 2009
LOS PREDICABLES
Definición
Los predicables son las cinco maneras en que un concepto puede ser dicho de sus inferiores o de los sujetos a los que se enlaza.
A cualquier sujeto o universal lógico son atribuibles tres conexiones esenciales (Género, Especie y Diferencia específica o especificidad) y dos accidentales (Propiedad y Accidente).Por ejemplo, Juan es esencialmente primate (género)*, humano (especie) y racional (diferencia específica), tiene un sentido del humor que le es propio y ha nacido accidentalmente en Úbeda.
*Nota bene: Obsérvese que la palabra "género" la empleamos aquí en un sentido distinto a cuando hablamos del "género masculino", "femenino" o "epiceno".
domingo, 11 de enero de 2009
Cuestionario: Lógica del concepto
1. ¿Cuáles son las tres fuentes de conocimiento? ¿Por qué se suele hablar sólo de dos?
2. ¿Es lo mismo un percepto que un fenómeno? ¿Por qué?
3. Dé algunos ejemplos que demuestren que la "experiencia" como forma de conocimiento nunca es un hecho pasivo?
4. ¿Por qué los conceptos son más económicos y útiles psicológicamente que las imágenes?
5. ¿De qué está hecho un concepto?
6. ¿Qué es la intensión o comprensión de un concepto?
7. ¿A qué llamamos extensión de los conceptos?
8. ¿Cuándo llamamos "atómica" a una idea?
9. ¿Por qué las nociones abstractas refieren a un universo "metafísico", más que real?
10. ¿Por qué afirmó el filósofo H. Marcuse que el pensamiento abstracto tiene un potencial revolucionario?
11. ¿En qué sentido el ejercicio de la racionalidad supone generosidad?
12. ¿En qué sentido los estudios de humanidades forman la inteligencia?
13. ¿Cuándo adquieren las ideas un valor teleológico?
14. ¿De qué podemos formarnos ideas? ¿Sólo de entidades reales?
15. ¿A qué llamó Kant "esquema"?
16. Los nombres propios, ¿son términos de conceptos? (cfr. tx. de María Zambrano).
17. ¿Por qué los conceptos no pueden ser verdaderos ni falsos?
18. ¿Están siempre los conceptos significados por nombres sustantivos aislados?
19. Distinga entre término, concepto y referente objetivo. ¿Es lo mismo objeto que "ente real"?
20. Ponga ejemplos de términos equívocos y explique por qué lo son.
21. Lo que somos, ¿depende de la idea que nos formamos de nosotros mismos?
Texto para comentar
Todo concepto genera una extensión, aunque sea desconocida o ilimitada.
Mientras que el nombre propio, único, inalienable, es el que confiere la
presencia con sólo ser pronunciado, el que desata la súplica o la invocación, o
el que estalla sin darse a conocer en el gemido, el que se riega en el
llanto.
Y así, si se es fiel a este sentir que funda el simple percibir de la
pulsación del corazón como centro de nuestra vida, queda su reiteración como
victoria que se alza, la victoria de nuestra vida, o la de alguna otra en ella
encerrada.
María Zambrano. Claros del Bosque, V, VII.
Cuestión para debatir: ¿Qué le parece la reciente costumbre de escribir con minúscula los nombres propios? ¿Puede ser un síntoma de la despersonalización o deshumanización de la vida actual? ¿Significa el nombre propio un concepto universal? ¿Por qué sí o por qué no?
miércoles, 7 de enero de 2009
LECTURAS PARA EL CURSO 2008-2009
No podríamos desarrollar un curso de Filosofía sin leer de qué va esto de la filosofía. Algunos o algunas ya estáis familiarizados con el placer de la lectura, pero otros lo tenéis olvidado en lo alto de esa mesita en la que todos decimos que tenemos un libro aguardándonos.
Puede ser que algunas de estas lecturas os parezacn demasiado "sexudas" o incomprensibles, pero para ello está vuestra valoración, para que nos ayudéis a los que vamos a seguir leyendo a hacernos buenas recomendaciones.
El Programa de "La Filosofía a través de sus Textos" pretende, pues, acercaros a las pequeñas, medianas y grandes obras filosóficas y a otras que también tienen bastante filosofía en sus letras. A continuación os lo presento tal y como aparece en la Programación del Departamento.
Puede ser que algunas de estas lecturas os parezacn demasiado "sexudas" o incomprensibles, pero para ello está vuestra valoración, para que nos ayudéis a los que vamos a seguir leyendo a hacernos buenas recomendaciones.
El Programa de "La Filosofía a través de sus Textos" pretende, pues, acercaros a las pequeñas, medianas y grandes obras filosóficas y a otras que también tienen bastante filosofía en sus letras. A continuación os lo presento tal y como aparece en la Programación del Departamento.
LECTURAS PARA EL CURSO 2008-2009
LA FILOSOFÍA A TRAVÉS DE LOS TEXTOS
LA FILOSOFÍA A TRAVÉS DE LOS TEXTOS
Vamos a defender una propuesta de Actividad de Fomento a la lectura, desde la materia de Filosofía. La vamos a denominar La Filosofía a través de los Textos. En este programa iniciaremos al alumnado en la lectura de pequeños textos con implicaciones filosóficas o en textos propiamente filosóficos. Dadas las reticencias de algunos adolescentes por participar en actividades de lectura, nuestro objetivo, con este tipo de actividad-programa, es vincular la materia y los contenidos que se vayan avanzando con pequeños textos que puedan servir como epílogo de las explicaciones. Los manuales ya ofrecen textos cortos, algunos de ellos bastante motivadores, pero que están totalmente descontextualizados. La propuesta incidiría en la lectura de capítulos u obras enteras que deberían ser calificadas por el propio alumnado, para que de esta forma se convirtieran en críticos literarios. La evaluación de esta actividad tendría como criterio “la buena crítica”, en el sentido de ser motivadora de lecturas posteriores dentro de la clase o de justificar por qué no se recomienda la lectura de esa obra, siempre argumentando con razones objetivas, aunque se incluyan valoraciones personales.
Para reflejar las críticas se trabajará una ficha de lectura que se almacenará en una carpeta, como material de aula y en un panel expuesto en clase se valorará visualmente con cuatro colores posibles:
ME HA GUSTADO MUCHO : ROJO
ME HA GUSTADO : AMARILLO
NO ME HA GUSTADO : VERDE
NO ME HA GUSTADO NADA : AZUL
La ficha de control de lectura, tendría la siguiente forma:
¿Con qué unidad está vinculada esta obra?
¿Por qué has elegido esta obra?
¿Cuánto tiempo has tardado en leerla?
¿Cuál es el tema principal?
¿Con qué contenidos estudiados en la unidad la relacionarías?¿Por qué?
¿Qué puntuación le has dado en el panel?
Convénceme para que la lea:
Convénceme para que no la elija:
Los títulos que podrían vincularse a cada uno de los bloques temáticos, son:
EL SABER FILOSÓFICO Y LA ARGUMENTACIÓN VÁLIDA:
* Descartes, R. Discurso del Método, parte IV
* González, M. Introducción al pensamiento filosófico, Tecnos, Madrid 1992, cap I, § 2, § 4
* Kant, I Crítica de la Razón Pura, Prólogo a la segunda edición,
* Feyerabend, P. La Ciencia en una Sociedad libre, siglo XXI, Madrid, 1978, pp. 89-91
* Davis, Flora. La comunicación no verbal, Alianza, Madrid, 1976, 1983 (8ª ed.)
* Gaarder, Jostein. El mundo de Sofía, Madrid, Siruela, 1994, 1995 (12ª edición).
* García Gual, C. Mitos, Viajes, Héroes, Suma de Letras, Barcelona 2001.
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
* Arsuaga, J.L. La Especie elegida
* Della Mirandola, P. “Discurso sobre la Dignidad del Hombre” en Humanismo y Renacimiento, Alianza, Madrid, 1986.
* Laín Entralgo, P. Cuerpo y Alma, Austral Espasa Calpe, Madrid 1995, Cap. 2, § 4.
* Luria, A.R., Lenguaje y Pensamiento, Barcelona, Fontanella, 1980
* Aula Abierta Salvat, Lenguaje y Lenguas, Colec. Temas Clave
* Unamuno, M. Del Sentimiento Trágico de la Vida.
* Biblioteca de Recursos Didácticos Alambra, Evolución
* Sacks, O. El Hombre que confundió a su mujer con su sombrero, Anagrama, Barcelona, 2006 (capítulos sueltos)
* Dick, P.K. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Planeta, Barcelona, 2001.
* López Pinillos, José L. La mente humana, Estella, Salvat, 1986
* Delval, Juan. La inteligencia: su crecimiento y medida, Salvat, 1982
FILOSOFÍA MORAL Y POLÍTICA
* Savater, Fernando. Ética para Amador, Ariel, Barcelona, 1991
- Política para Amador
* Satué, Manuel y Llàtzer, Bria. ¿Qué sabes de ética? Madrid, Alhambra, 1987
* Cortina, A. Ética Mínima, cap.II, § 4
* Guisán, E. Introducción a la Ética
* Camps, V. Virtudes Públicas
* Davis, Flora. La comunicación no verbal, Alianza, Madrid, 1976, 1983
* Ortega y Gasset, «Meditación de la Técnica», en Obras Completas, vol. V, Revista de Occidente, Madrid, 1947.
* Platón. República, Lib VII
* Rótterdam, E. de, Elogio de la Locura, Austral Espasa Calpe, Madrid, 1982.
* Barca, Calderón de la, La vida es sueño, Madrid, Alba, 1996
* Valle-Inclán, R. La Lámpara Maravillosa, Colección Austral, Madrid 2002 (“El milagro Musical”)
DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA
* Moro, Tomás. Utopía, Madrid, Alhambra Longman, 1986
* Orwell. G. Rebelión en la Granja, Barcelona, Destinolibro, 1980
* Maquiavelo, El Príncipe, Madrid, Alba, 1985
* Descartes, R. «Carta a Elisabeth, septiembre de 1646»
* Campanella, Th. La Ciudad del Sol, F.C.E. México, 1975
* Rousseau, J.J. El Contrato Social, Tecnos, 1995
* Marx, K. y Engels, F. El Manifiesto Comunista, http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Marx/ManifiestoComunista.htm#pref1888
* Hobbes, Th. Leviatán, I parte, Cap. XIII, Editorial Nacional, Madrid 1980, pp. 222-227.