"El humano es humano completo cuando juega"
F. Schiller. La educación estética del humano
El humano se diferencia de sus parientes más próximos (los grandes monos póngidos) tanto por diferencias anatómicas (dentición, forma de manos y pies, bipedismo, desarrollo del cerebro, tracto supralaríngeo que premite articular palabras), como por el comportamiento (simbólico, consciente, inventivo, proyectivo, intencional, comprometido... lúdico).
Una propiedad específica importante señalada por biólogos y etólogos es la capacidad para la risa, el humor y el juego. La risa aparece en el ser humano en el tercer o cuarto mes de la vida y, al parecer, es una curiosa derivación del llanto. Aparece cuando la madre comienza a jugar con el hijo, y éste ya la ha individualizado mediante una impronta o apego especial.
Esta capacidad para el juego, también se da en otros cachorros "no humanos", asociada necesariamente al aprendizaje, pero la característica específica del juego humano es que puede disociarse del aprendizaje y prolongarse como actividad placentera durante toda la vida... Mientras hay vida propiamente humana, hay juego.
Esto está relacionado con la neotenia del ser humano. La palabra "neo-tenia" viene del griego "neo" , joven, y del verbo "teineîn", extenderse. El término describe la inhibición o retardamiento de la adquisición de caracteres adultos en las especies vivientes: su pedomorfismo (forma de niño). Aunque el término fue utilizado ya a finales del XIX, ha sido el famoso biólogo Stephen Jay Gould -recientemente fallecido- quien ha sostenido en el siglo XX que el humano se distingue del chimpancé precisamente por sus rasgos de neotenia, lo cual nos permite seguir aprendiendo y adquiriendo nuevos hábitos durante toda o casi toda nuestra vida. Por su parte, el etólogo y antropólogo Desmond Morris ha relacionado la neotenia con ciertas gozosas sensaciones de los adultos de nuestra especie, v. gr., el sentirse protegidos o queridos como "hijos de Dios" (The Nature of Happiness, 2004).
Eugenio d'Ors, importante filósofo y escritor español del XX, definió al humano como "el hombre que trabaja y juega". También somos el animal que ama, que transforma sus apegos de mamífero y sus impulsos sexuales en un vínculo imaginativo y moral. Pero lo que importa ahora es recordar que el filósofo catalán percibió el origen lúdico de la ciencia y del arte. En su origen: el arte y la ciencia no son más que "juegos serios", "juegos de mayores", lúdicos ejercicios de la imaginación creadora.
La vida, en general, y la vida humana en particular, no es sólo un fenómeno de utilidad y adaptación de ciertas formas, metamorfosis evolutiva. Puede que -como escribió Ortega, haciéndose eco de ciertas propuestas histórico-biológicas de su época- "todos los actos utilitarios y adaptativos, todo lo que es reacción a premiosas necesidades, son [sean] vida secundaria. La actividad original y primera de la vida es siempre espontánea, lujosa, de intención superflua, es libre expansión de una energía preexistente" ("El origen deportivo del Estado", OO. CC. II, p. 609).
Bibliografía
José Luis Suárez Rodríguez. Lúdica. Esencia y formas del pensamiento lúdico, Apis, 1991.
aca hay un campo muy amplio por desarrolar y "experimentar"
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