lunes, 15 de noviembre de 2010

PREDICABLES ESENCIALES según Pedro Simón Abril


En el Libro segundo de la Filosofía Racional (Alcalá de Henares, 1587), el humanista Pedro Simón Abril, nacido en Alcaraz, se ocupa del Género, Especie y Diferencia específica (también llamada hoy especificidad).

Por género entiende una comunidad de cosas, que son de naturaleza diferente, como el ser animal es una naturaleza genérica, que comprende debajo de su consideración muchas cosas, que son de naturalezas diferentes, como hombres, leones, caballos, bueyes, aves, pescados…




Dos condiciones del género

“De manera que para que una consideración de cosas se diga género ha de tener dos condiciones: la una que comprenda dentro de sí muchas cosas de diferentes naturalezas; y la otra que se les atribuya en el preguntar, qué cosa es. Por defecto de la primera el león no será género, porque todos los leones son de una misma naturaleza; por defecto de la segunda lo blanco no será género de la nieve, solimán, yeso, cal. Porque aunque comprende dentro de sí todas aquellas cosas y otras muchas, que son de naturalezas diferentes, con todo eso no significa lo que ellas son, ni preguntándonos qué cosa es nieve responderíamos bien diciendo que es blanca: pero responderíamos bien si nos preguntasen, qué tal [o cómo] es la nieve.

La especie como muestra y hermosura

“’Especie’ también es vocablo Latino, cuyo correspondiente en griego es ‘tò eidos’, qué ambos significan la muestra y la hermosura de la cosa (…). La cosa que es de particular naturaleza se dijo especie, porque así como la hermosura es lo que hace que una cosa se vea, así esta particular naturaleza hace al género visible y también inteligible”.

En efecto, el género no puede entenderse sino reducido a especies… Así, “si fuésemos a casa de un pintor, y le pidiésemos, que nos pintase el animal, diría que pedimos lo que no es posible, porque animal es cosa general, y que no tiene forma con que ser retratado: pero si le pidiésemos que pintase buey, o león o elefante, lo haría, porque esos ya tienen naturaleza y forma particular para ser retratados. De la misma manera, si fuésemos a un maestro que nos enseñase ciencia así en común no se puede enseñar, porque es cosa general, y no tiene particular idea con que se comprenda: pero si le pidiésemos, gramática, o lógica o geometría, pediríamos cosa, que se puede entender con propia y particular idea” (…).

Por lo tanto, la especie “quiere decir la muestra o la hermosura, porque el género si no reduciéndolo a alguna de ellas [las especies], es una cosa sin forma, y que perfectamente no puede entenderse. Llámase pues especie la particular naturaleza, que está situada debajo de cierto género, como León debajo de animal, Águila debajo de ave, Ballena debajo de pescado, línea debajo de cantidad continua, terciana debajo de calentura pútrida, donación debajo de contrato”.

Género y especie: nociones correlativas

“Hase definido el género por la especie, y la especie por el género por la misma razón, que se definió el todo por la parte, y la parte por el todo, que es por ser cosas correlativas. Porque así como todo el ser del género consiste en tener especies dentro de sí, así también todo el ser de la especie es estar constituida debajo de cierto y determinado género”. En el capítulo siguiente, Pedro Simón Abril dirá: “todo el ser de especie es mirar al género, como el del hijo al padre”.

Las ciencias trabajan con especies, no con cosas singulares

“En las ciencias, donde no se trata de cosas singulares, nunca la especie se atribuye a nadie, sino siempre es el sujeto de todo. Por la cual, Aristóteles en los Tópicos no la puso en el número de los atributos.”

La diferencia específica como acto esencial

“La diferencia [específica o especificidad] es un acto esencial o sustancial de la especie que allegándose a la naturaleza común y general la estrecha y particulariza haciéndole que ya no sea cosa común general, sino propia y particular. Como si presuponemos que el ser capaz de uso de razón es acto propio del ser y naturaleza del hombre, será aquello su diferencia. Porque juntándole el ser capaz de razón con el ser de animal hace que ya animal capaz de razón no sea cosa común y general como era animal tomado a solas, sino que sea una particular especie de animal, que llamamos hombre. Porque así como el caballo o buey, o cualquier otra manera de animal es cosa común para ser poseída de Pedro o de Francisco: pero haciéndole Pedro su propio hierro o señal viene ya a no ser común, sino cosa propia de Pedro, así también naturaleza le dio a cada especie su propio acto sustancial, con que se discerniese de las demás contenidas debajo de una misma noticia común y general esencial y sustancialmente, el cual acto por esta razón se llama diferencia”.

Limitaciones del entendimiento y de la ciencia


Pedro Simón Abril acaba el capítulo VI afirmando que “el conocimiento del entendimiento humano procede por medio de los sentidos, los cuales no perciben lo sustancial de la cosa sino lo accidental, como son los colores, los sonidos, los olores, los sabores, y las calidades del tacto, entendiendo el humano entendimiento que realmente las hay, no puede entender cuál es la propia diferencia de cada especie, por ser acto sustancial, y que no cae debajo de ninguno de los sentidos, de la misma manera que sabemos que Pedro tiene alma por los actos que le vemos hacer, que habla y anda, y consulta, pero qué manera de ser tenga aquella alma, no lo entendemos, porque no es cosa que cae debajo de ninguno de los cinco sentidos. De lo cual nace la flaqueza de la ciencia humana, y el ser muy sujeta a error. Porque como el hombre no puede discernir las especies de las cosas por sus propios actos sustanciales, por no entenderlos, válese en lugar de ellos de los accidentales, los cuales por ser los más de ellos comunes y generales, engáñanlo, y hacen que el latón le parezca oro, y el anapelo verro, y otras cosas así de esta manera, que le hacen errar y engañarse en el conocimiento de las cosas…

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