sábado, 12 de febrero de 2011

La cultura: fotocopiadora y concierto

En su libro, El enigma multicultural, Gerd Baumann distingue entre el concepto esencialista y el concepto procesual de cultura aplicándoles dos metáforas "polémicas": la cultura como fotocopiadora y la cultura como concierto.

1. El concepto esencialista de cultura procede de la filosofía de Gottfried Herder y de sus contemporáneos hacia 1800, pensadores cosmopolitas que deseaban dar identidad a cada "pueblo" y "raza" a partir de sus peculiares tradiciones. Recopilaron así todo lo que resultaba "étnico", desde los mitos ancestrales a las recetas culinarias. Este respeto por las tradiciones populares, desdeñadas hasta entonces por las élites culturales, les grangeó un lugar importante en las ciencias sociales.

Franz Boas, 1915
 A este respecto, hay que citar a Franz Boas, fundador de la antropología norteamericana, físico y antropólogo de origen judeo-alemán.
Tanto Herder como Boas entendieron la cultura como la herencia colectiva de un grupo, es decir, como un catálogo de ideas y ejercicios que configura la vida y los pensamientos, tanto individuales como colectivos, de todos sus miembros.
Gerd Baumann expresa este concepto de la cultura, como molde que configura las formas de vida, mediante la metáfora de una fotocopiadora gigante, que continuamente produce fotocopias idénticas.
La cultura fija la diferencia entre lo bueno y lo malo, y entre el "Nosotros" y el "Ellos". Socializar a un niño es dotarle de una cultura concreta, decirle que "esto es lo que Nosotros hacemos", así que hazlo tú; y "eso es lo que Ellos hacen, así que no lo hagas tú".
No se puede negar que todo colectivo cultural muestra cierta estabilidad en sus rasgos y en sus gustos, en los estilos y hábitos, dependiente de la credibilidad de su cultura.
Sin embargo, no es sólo la cultura la que crea a los seres humanos, sino también las mujeres, los hombres y los jóvenes crean la cultura:

"Toda creación de cultura, por muy conservadora que sea, también es recreación" (Baumann).

No hay que ir lejos para percibir como en veinte años cada cultura cambia su forma de hablar, sus gustos alimenticios, su manera de celebrar cumpleaños, su forma de tratar a los estudiantes o a los desempleados, de vivir los nacimientos o los funerales, de relacionarse con la naturaleza...

2. La cultura es también cambio cultural. No es por tanto sólo una máquina de fotocopiar, sino que también se puede expresar lo que es una cultura mediante la metáfora de un concierto, o mejor:

"un recital históricamente improvisado. Sólo existe mientras dure la actuación y nunca puede quedarse fija o repetirse sin que cambie su significado" (Baumann).

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