Detalle de La Escuela de Atenas de Rafael representando a Pitágoras (1510/11) |
La hipótesis de un orden necesario en la naturaleza, independiente del capricho de los dioses y de la voluntad de los hombres (el hombre propone y Dios dispone), abrió el camino con Tales de Mileto, allá en la Jonia griega del siglo VI a. C., al desarrollo de las ciencias, cuya historia ha transformado esencialmente nuestro mundo y de las que ya depende también su supervivencia.
Para Gómez Pin, el postulado de que la Necesidad rige en la naturaleza, de que las cosas no suceden “porque sí”, sustenta también el principio, y optimismo, de que las leyes de la naturaleza son cognoscibles. Esas leyes son desde luego muy distintas a las leyes humanas (nomoi), ya que es posible saltarse un semáforo en rojo; pero, si no me hidrato, muero. Es decir, las leyes de la physis (naturaleza) son de obligado cumplimiento y sus valores (si con Javier Echeverría reconocemos “valores naturales”) son bien diferentes de los valores morales, estéticos o religiosos.