miércoles, 30 de marzo de 2011

Sensaciones y perceptos


¿Por qué las cosas parecen lo que parecen? O, dicho de otro modo, cuáles son las condiciones estructurales de la percepción.

Simplificando mucho, podemos decir que percibimos según lo que hay (o hubo) y según lo que somos (o quisiéramos ser).

Aunque no sea una mera suma de ellas, la percepción está compuesta por sensaciones: visuales, auditivas, gustativas, olfativas, térmicas, táctiles, algésicas, de equilibrio, musculares o cinestésicas, cenestésicas....

Fases de la sensación

Toda sensación puede ser analizada en términos de:
  • una fase física: estímulos externos o internos (como los que provocan el dolor). En el caso de la sensación visual, tales estímulos están constituidos por ondas electromagnéticas del espectro visible de la luz que inciden o excitan la retina del ojo.
  • una fase fisiológica o nerviosa: Los receptores excitados comunican mediante impulsos nerviosos su impresión al cerebro. En el caso de la visión, las células receptoras son los llamados "conos" y "bastones".
  • una fase psíquica o mental. Dicha información es interpretada por el sujeto y adquiere así significado psicológico.
Los umbrales de las sensaciones

Cada sensación tiene sus umbrales propios.
Llamo umbral mínimo a la cantidad necesaria para que se produzca excitación del órgano receptor. Así, por debajo de un cierto umbral sonoro, no oigo ruido alguno.
Umbral diferencial, a la cantidad mínima de estímulo que he añadir o quitar para que se produzca un cambio de sensación. En el caso de la sensación térmica, por ejemplo, el umbral es de un 15% o más, lo que explica que creamos que se ha echado el calor o el frío de golpe.
Llamo umbral máximo, a la intensidad de estímulo tal que, si se aumenta, ya no se produce aumento de sensación, sino dolor o pérdida completa de conocimiento.

Los umbrales de sensación varían según el tipo de estímulo, las especies y los individuos, y según sus edades y condiciones. Por ejemplo, la fatiga hace subir el umbral mínimo, de modo que necesitamos más estímulo para sentir.

Sentir y percibir. Gestalt.

Llamamos noológicos a los sentidos más asociados al conocimiento: la vista y el oído. El oído humano puede diferenciar vibraciones con frecuencias comprendidas entre 20 y 20.000 herzios. Pero muchos insectos y algunos pequeños vertebrados captan vibraciones diez veces superiores (ultrasónicas).

Los seres humanos tenemos una visión binocular (dos ojos), estereoscópica (vemos en volumen) y policromática (muchos colores), bastante perfecta en comparación con la mayor parte de los animales. Sin embargo, no podemos sentir el color ultravioleta, ni el infrarrojo, a los cuales son sensibles los ojos facetados de ciertas mariposas.

Nuestro olfato, sin embargo, parecería bastante atrofiado en comparación  al de un perro, aunque sigue teniendo una gran importancia en nuestras relaciones vitales con alimentos, residuos y sexo. Cada especie vive, pues, en un mundo sensible diverso y propio. Parece ser que los erizos lo ven todo amarillo, muchos animales lo ven plano, en dos dimensiones, o sólo distinguen gamas de grises... ¿Cómo ve las cosas una mosca? ¿Cómo las siente un murciélago? Un murciélago dispone de un sentido, parecido a un rádar, del que nosotros no sabemos nada y en base al cual su diminuto cerebro construye una imagen de la realidad de la que no podemos hacernos ni idea...

Tal vez por nuestra antigua condición arborícola y la importancia que debió tener para una criatura que se alimentaba de frutos el distinguir entre comestibles y no comestibles, frutos maduros y no maduros, la visión sea nuestro sentido más desarrollado. En realidad, se puede decir que los ojos son la parte visible de nuestro cerebro, y tal vez eso explique por qué Aristóteles afirmó que los ojos son el espejo del alma. La palabra griega "idea" está muy asociada etimológicamente a "eidos", figura, aspecto visual de una cosa. Y de ahí, idea como esencia o forma esencial de algo. Al parecer, los sordomudos experimentan retrasos en su desarrollo intelectual menos acentuados que los que aquejan en general a los ciegos de nacimiento. Hoy, gracias a la técnica, se pueden compensar hasta cierto punto estas insuficiencias, aunque la propia naturaleza también hipertrofia unos sentidos, si faltan otros, así el ciego desarrolla su sentido del tacto por encima de lo que es habitual.

La imagen percibida de la realidad (percepto) no es ni una fotografía ni un mero reflejo de lo que hay fuera, sino una construcción mental. Sea la luz de naturaleza corpuscular u ondulatoria, el caso es que no está hecha de colores (cualidades secundarias o sensibles); el verde no es una longitud de onda, sino una construcción mental.

Para empezar, cuando miramos el cielo estrellado, no vemos lo que hay, sino lo que hubo, siempre vemos el mundo en pasado, aunque entre la excitación del órgano sensible y la sensación mental medie una distancia despreciable cuando la fuente del estímulo está próxima. Pero la luz de las estrellas ha viajado desde su fuente hasta nosotros durante millones de años... Así que el firmamento que contemplamos en una noche de verano ¡ya no existe! Igualmente, el trueno que oímos corresponde a una chispa que pudimos ver hace unos segundos, puesto que el sonido viaja hasta nuestro oído a una velocidad menor que la luz hasta nuestro ojo. Si lo has oído es que el rayo no te ha caído encima ;-))...

La zona del cerebro que elabora nuestras imágenes visuales es la occipital. Pero toda sensación se da asociada a otras. La base física de dicha asociación son las conexiones sinápticas entre las células nerviosas (neuronas) que se comportan como pequeñas pilas eléctricas y fábricas bioquímicas.

Los psicólogos distinguen entre colores puros e impuros. Llaman olores puros a los que no despiertan en nosotros otras modalidades de sensación: etéreo (limón), fragante (rosa), resinoso (disolvente), cadineno (enebro), aromático (canela), pútrido (queso). Los olores impuros provocan ilusiones sinestésicas espontáneas: por ejemplo, el olor del cloroformo provoca la sensación de dulzura (gustativa) o el del mento la sensación de frío (térmica); la del amoniaco, dolor; o la del coñac, calor.

Puede que los niños experimenten sensaciones puras, pero nosotros no percibimos sensaciones aisladas, sino formas estructuradas, una síntesis creadora a la que llamamos percepto. No vemos tal color de coche, sino un coche de tal color, asociado a nuestro gusto por los coches, nuestros recuerdos de coches parecidos, etc. La palabra forma se dice en alemán Gestalt y da nombre a la más importante escuela moderna de psicología de la percepción.

El ejemplo clásico de lo que la Gestalt entiende por forma lo puso Von Ehrenfels (1856-1932) y no procede del mundo visual sino del auditivo: la melodía. Una melodía es una forma en sí, independiente de los elementos o sensaciones que la integran, la puedo reconocer en una tonalidad distinta, tocada o cantada por distintos intérpretes e instrumentos, como la misma melodía, porque la forma es transportable a soportes materiales diversos. No percibimos partes y luego las agrupamos, sino que percibimos totalidades ya formadas y configuradas. Como prueban muchas ilusiones ópticas, el todo afecta también a la percepción de las partes.

Los psicólogos de la forma (Graz, Köhler, Koffka, Lewin, Rubin, etc.) desarrollaron así una clásica concepción del filósofo Emmanuel Kant, que puede que este tomara del Examen de Ingenios de Huarte de San Juan (Baeza, 1575): la del papel activo, "trascendental" de la imaginación en la producción de nuestro mundo sensible, y el decisivo papel del sujeto en su representación sensible del mundo, pues el sujeto impone su propia forma a los sensibilia. Vemos las cosas como son, hasta cierto punto, pero también como somos.

No obstante, el mundo sensible no es una creación espontánea del sujeto. Una percepción sin contenido material sería una ilusión o una alucinación. Por eso se dice que la percepción es un proceso bipolar (sujeto-objeto) que tiene, desde edad temprana, un propósito intencional, lo cual explica por qué un niño no ve en un anuncio televisivo lo mismo que un adulto. Es importante recordar que ver, igual que oír, son procesos complejos que requieren aprendizaje, y no son meros hechos que nos suceden pasivamente. Ver, oír, incluso tocar y olfatear, son comportamientos que requieren esfuerzo y adiestramiento, gasto de energía vital, por eso cansa oír música o ver cuadros de una exposición.



La estructura figura/fondo

Nuestras sensaciones se integran en perceptos según la relación figura/fondo. Figura es todo objeto que posee o al que damos un significado. En 1921, Rubin describió sus características.




La Escuela de la Forma describió los principios generales de configuración perceptiva de la relación figura/fondo:

1. Del tamaño: la superficie más pequeña se construye como figura y la mayor como fondo.
2. De la simplicidad: Tomamos por figura la imagen más simple.
3. De lo envolvente y lo envuelto: Lo envolvente se capta como fondo y lo envuelto como figura.
4. De la reversibilidad. A veces, como en la copa de Rubin, la estructura figura/fondo es reversible, debido al tamaño parecido o al cansancio del sujeto. A la derecha la figura se percibe como una cruz de malta negra sobre fondo blanco o una cruz de malta blanca sobre fondo negro. 
5. De influencia del fondo sobre la figura. Influidas por el fondo de líneas quebradas, las rectas de abajo no se perciben como paralelas, aunque lo sean. El fenómeno de inhibición lateral que explica las ilusiones de las bandas de Mach y la rejilla de Hermann prueba también este hecho.


Para  ver las leyes relativas al proceso integrativo de la figura, también descritas por la Gestalt, me remito a la entrada confeccionada por la profesora Amelia Fdez. en este mismo blog, en el anexo teórico de la entrada Relacionarse. De todas esas leyes, de cerramiento o clausura, de pregnancia, de continuidad, etc. se pueden encontrar abundantes ejemplos esquemáticos y realistas en la Red. 

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