Creo que nos puede interesar meter en favoritos la dirección del siguiente portal http://es.wikipedia.org/wiki/Portal:Filosof%C3%ADa
No sé si sabéis que la Wikipedia es una Enciclopedia libre, en cuya permanente construcción y reconstrucción podéis participar, aunque sólo sea corrigiendo las faltas de ortografía de otros o discutiendo sobre sus artículos.
Veréis que en dicho portal aparece ahora mismo como destacado un artículo sobre el autor del texto que hemos comentado en la primera prueba.
Sobre cómo se construye la Wikipedia, puede leerse:
http://mojigangasypamplinas.blogspot.com/2011/01/wikipedia-y-buenismo.html
domingo, 30 de noviembre de 2008
viernes, 21 de noviembre de 2008
Lógica Temporal y Modal
LÓGICA DEL TIEMPO Y LÓGICA MODAL
Aristóteles ya percibió que el tiempo no era indiferente al valor lógico de las proposiciones, la proposición “llueve”, por ejemplo, puede ser verdadera ahora y falsa dentro de un rato. Pero fue la Escuela de Megara la que analizó con más profundidad las repercusiones del tiempo sobre la lógica de la proposición. Fue un discípulo de Euclides de Megara (fundador de la escuela), Diodoro Cronos, quien intentó reducir la lógica modal a lógica del tiempo.
La lógica modal aprovecha las propiedades de las funciones: es necesario que... es imposible que... es posible que... es contingente que..., y fue ya usada por Aristóteles, quien descubrió entre las modalidades las misma estructura lógica que entre las proposiciones distribuidas según lo que hoy llamamos cuantificación (cuadrado de Aristóteles o de Apuleyo).
Aristóteles ya percibió que el tiempo no era indiferente al valor lógico de las proposiciones, la proposición “llueve”, por ejemplo, puede ser verdadera ahora y falsa dentro de un rato. Pero fue la Escuela de Megara la que analizó con más profundidad las repercusiones del tiempo sobre la lógica de la proposición. Fue un discípulo de Euclides de Megara (fundador de la escuela), Diodoro Cronos, quien intentó reducir la lógica modal a lógica del tiempo.
La lógica modal aprovecha las propiedades de las funciones: es necesario que... es imposible que... es posible que... es contingente que..., y fue ya usada por Aristóteles, quien descubrió entre las modalidades las misma estructura lógica que entre las proposiciones distribuidas según lo que hoy llamamos cuantificación (cuadrado de Aristóteles o de Apuleyo).
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jueves, 20 de noviembre de 2008
Ascetismo e inteligencia
Me agrada felicitar públicamente a Luis Enrique Juan Ibáñez, que ha encontrado un artículo mío sobre el importante papel que juega la ascética (el autocontrol, la renuncia a un bien presente con la esperanza de obtener un bien más valioso) en la emergencia y el nacimiento de la inteligencia humana. ¡Ni recordaba haberlo escrito! Aquí tenéis el enlace quienes queráis profundizar en esto... http://solotxt.brinkster.net/web/jbascetica.htm
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autocontrol,
inteligencia abstracta
Razonar Bien: El estudio de la Lógica Formal
Nuestra aproximación a la Filosofía la hemos realizado hasta ahora desde aquella perspectiva que nos plantea interrogantes sobre lo que nos rodea. Hemos aprendido a preguntar por el mundo, a preguntar por lo que vemos y por lo que no, y a plantearnos si será posible abordar el estudio de todo lo que nos pre-ocupa o nos admira.
Cuando hemos propuesto que no todos los que han hecho o estudiado filosofía estaban de acuerdo sobre el alcance y las posibilidades de este enigmático saber, sí que hemos visto que con la filosofía pretendíamos alcanzar la verdad (por eso decíamos que el saber se definía por tener la suficiente justificación subjetiva y objetiva como para que el acuerdo racional fuera posible), aunque algunos mantuviesen que este objetivo es imposible (los Escépticos, por ejemplo).
Esa es nuestra tarea, desvelar qué cosas forman parte de nuestra realidad, qué es lo más auténtico que hay dentro de nosotros mismos, cuál es el sentido que debemos darle a nuestra vida. La verdad está como una gran daga que nos atraviesa y por cuya herida sangramos conocimiento.
La actividad de conocer y lo que alcanzamos, el conocimiento, se inicia por una actitud de admiración ante lo que nos rodea que nos deja perplejos, sin respuestas, y que tiene como resultado la inquietud por hacer preguntas, por dialogar hasta conseguir alcanzar la verdad.
Cuando hemos propuesto que no todos los que han hecho o estudiado filosofía estaban de acuerdo sobre el alcance y las posibilidades de este enigmático saber, sí que hemos visto que con la filosofía pretendíamos alcanzar la verdad (por eso decíamos que el saber se definía por tener la suficiente justificación subjetiva y objetiva como para que el acuerdo racional fuera posible), aunque algunos mantuviesen que este objetivo es imposible (los Escépticos, por ejemplo).
Esa es nuestra tarea, desvelar qué cosas forman parte de nuestra realidad, qué es lo más auténtico que hay dentro de nosotros mismos, cuál es el sentido que debemos darle a nuestra vida. La verdad está como una gran daga que nos atraviesa y por cuya herida sangramos conocimiento.
La actividad de conocer y lo que alcanzamos, el conocimiento, se inicia por una actitud de admiración ante lo que nos rodea que nos deja perplejos, sin respuestas, y que tiene como resultado la inquietud por hacer preguntas, por dialogar hasta conseguir alcanzar la verdad.
Entre el dogmatismo y el nihilismo
La tesis fundamental de esta entrada es que la filosofía se construye entre el dogmatismo y el nihilismo.
'Dogma' es palabra de origen griego y significa "parecer", "decisión", "decreto". Los "fieles" no deben poner en duda un "dogma de fe", so pena de apostatar de su religión o credo. Pero, más generalmente, nos referimos al dogmático como a aquella persona que se cree en posesión de la verdad. Si está tan segura de que su parecer es el único parecer correcto, ya no busca, no filosofa, ni siquiera dialoga buscando apropiarse de una perspectiva ajena que enriquezca la propia. Con un dogmático (o con un fanático) es imposible la discusión racional. Así que la actitud dogmática destruye la dialéctica filosófica, puesto que la actitud filosófica es más bien -como la definió Popper- la de una búsqueda interminable, y el dogmático no se molesta en buscar, ni solo ni con los demás, lo que cree haber encontrado ya (la verdad completa, definitiva).
Peor la verdad es -como decía Nietzsche- una "hembra esquiva", y -aunque se deje querer- no se deja dominar ni poseer por nadie. También el auténtico espíritu científico es contrario al dogmatismo. Y la historia confirma que el dogmatismo ha sido enemigo del avance científico. Las ciencias y las artes no evolucionarían ni inventarían si se acomodaran dócilmente a este o aquel dogmatismo (religioso, estético o político).
La actitud del que -al revés que el dogmático- no se cree nada (o dice no creer nada) es la actitud del escéptico. Diversos tipos de escepticismo pueden coexistir con la filosofía, pero si el escepticismo es demasiado radical o exagerado, entonces también asesina o disuelve la filosofía. A esto le llamamos "nihilismo", del latín 'nihil', nada. El nihilista afirma: nada es verdad, bien porque no hay una realidad esencial y permanente que podamos conocer (nihilismo ontológico), bien porque no podríamos conocerla si existiese dicha realidad, bien porque no podríamos comunicarla unívocamente aun existiendo una realidad permanente y siendo su conocimiento posible, si lo fuese. El primero en argumentar a favor de estas posiciones tan destructivas fue Gorgias de Leontini. Y su posición no merece ser despreciada a la ligera sin haberla pensado en profundidad...
Evidentemente, si no hay realidad ni verdad que desvelar, la actividad filosófica -y científica- se vuelven del todo inútiles. Sólo hay que acomodarse a las apariencias, o tener por cierta la forma más agradable o placentera, acomodarse a la opinión pública, a las creencias populares, a los prejuicios de la tribu (sobre todo si uno aspira a convertirse en cacique)...
El escepticismo extremista, el nihilismo, resulta lógicamente insostenible. En efecto, si nada es cierto, tampoco la proposición "nada es cierto" será cierta. O, dicho de otro modo, si todo es mentira, también será mentira la proposición "todo es mentira". Así que el nihilismo resulta autoinvalidante, niega lo que supone, o da por hecho lo que niega. En el fondo, podríamos decir (y con ello cerramos el círculo) que el nihilismo es un tipo de dogmatismo negativo, y que el dogmatismo es un tipo de nihilismo ingenuo. El nihilismo se desautoriza a sí mismo, como esa chapa que llevaba un amigo mío y en la que decía: "prohibido llevar chapas".
¿Todo por descubrir? ¿Nada que descubrir? Ambas posiciones resultan paralizantes. La tecnociencia descubre todos los días realidades nuevas, remedios nuevos, nuevas posibilidades para el desarrollo de las aptitudes humanas, pero a medida que la comprensión y la explicación ganan terreno, la inteligencia humana también descubre lo mucho que nos queda por comprender y saber. La inteligencia, a la vez que amplía sus posibilidades creadoras, descubre sus limitaciones y carencias. Sólo los necios presumen de sabios. Por ejemplo, la inteligencia descubre que somos un misterio para nosotros mismos, que ni siquiera comprendemos el funcionamiento de nuestro cerebro. Por eso, con todo derecho, ante el profundo misterio inicial y final de las cosas, podemos exclamar: Ignoramus et ignorabimus. Pero esa constatación de que siempre habrá realidades inescrutables, inaccesibles para el conocimiento humano, no debe paralizarnos; la ingente tarea de la ciencia no debe desalentarnos pues, en general, el conocimiento nos hace más capaces y mejores.
Algunas cuestiones y actividades complementarias
1. ¿Podemos vivir sin creer en nada?
2. Estudie algunos casos históricos en que el dogmatismo ha frenado u obtaculizado los avances de la ciencia (caso Galileo, caso Lysenko...).
3. ¿Por qué la tesis nihilista resulta lógicamente autoinvalidante?
4. Ya sabrá que el pragmatismo sostiene que una proposición es más verdadera que otra si de ella se siguen consecuencias más útiles. ¿No será el pragmatismo una especie de escepticismo, incluso de nihilismo?
5. Busque información sobre el gran sofista Gorgias de Leontini. ¿Dónde, cómo y por qué expuso él sus argumentos contra el ser, el conocer y el comunicar?
6. ¿Influyen nuestros estados de ánimo en lo que tomamos por probable, dudoso, cierto o verdadero?
7. Anote en su cuaderno el concepto griego de la verdad (aletheia) como descubrimiento (cfr. 3.1, pg. 42 del manual).
Investigación complementaria: Estudie la posición del dramaturgo y pensador Václav Havel sobre el fanatismo y la trascendencia. Escriba una breve semblanza sobre quien llegó a ser presidente de Chequia, refiriéndose a su contexto histórico. ¿Es la postmodernidad una especie de escepticismo?
http://signamemento.blogia.com/2009/022402-trascendencia-antidogmatica.php
'Dogma' es palabra de origen griego y significa "parecer", "decisión", "decreto". Los "fieles" no deben poner en duda un "dogma de fe", so pena de apostatar de su religión o credo. Pero, más generalmente, nos referimos al dogmático como a aquella persona que se cree en posesión de la verdad. Si está tan segura de que su parecer es el único parecer correcto, ya no busca, no filosofa, ni siquiera dialoga buscando apropiarse de una perspectiva ajena que enriquezca la propia. Con un dogmático (o con un fanático) es imposible la discusión racional. Así que la actitud dogmática destruye la dialéctica filosófica, puesto que la actitud filosófica es más bien -como la definió Popper- la de una búsqueda interminable, y el dogmático no se molesta en buscar, ni solo ni con los demás, lo que cree haber encontrado ya (la verdad completa, definitiva).
Peor la verdad es -como decía Nietzsche- una "hembra esquiva", y -aunque se deje querer- no se deja dominar ni poseer por nadie. También el auténtico espíritu científico es contrario al dogmatismo. Y la historia confirma que el dogmatismo ha sido enemigo del avance científico. Las ciencias y las artes no evolucionarían ni inventarían si se acomodaran dócilmente a este o aquel dogmatismo (religioso, estético o político).
La actitud del que -al revés que el dogmático- no se cree nada (o dice no creer nada) es la actitud del escéptico. Diversos tipos de escepticismo pueden coexistir con la filosofía, pero si el escepticismo es demasiado radical o exagerado, entonces también asesina o disuelve la filosofía. A esto le llamamos "nihilismo", del latín 'nihil', nada. El nihilista afirma: nada es verdad, bien porque no hay una realidad esencial y permanente que podamos conocer (nihilismo ontológico), bien porque no podríamos conocerla si existiese dicha realidad, bien porque no podríamos comunicarla unívocamente aun existiendo una realidad permanente y siendo su conocimiento posible, si lo fuese. El primero en argumentar a favor de estas posiciones tan destructivas fue Gorgias de Leontini. Y su posición no merece ser despreciada a la ligera sin haberla pensado en profundidad...
Evidentemente, si no hay realidad ni verdad que desvelar, la actividad filosófica -y científica- se vuelven del todo inútiles. Sólo hay que acomodarse a las apariencias, o tener por cierta la forma más agradable o placentera, acomodarse a la opinión pública, a las creencias populares, a los prejuicios de la tribu (sobre todo si uno aspira a convertirse en cacique)...
El escepticismo extremista, el nihilismo, resulta lógicamente insostenible. En efecto, si nada es cierto, tampoco la proposición "nada es cierto" será cierta. O, dicho de otro modo, si todo es mentira, también será mentira la proposición "todo es mentira". Así que el nihilismo resulta autoinvalidante, niega lo que supone, o da por hecho lo que niega. En el fondo, podríamos decir (y con ello cerramos el círculo) que el nihilismo es un tipo de dogmatismo negativo, y que el dogmatismo es un tipo de nihilismo ingenuo. El nihilismo se desautoriza a sí mismo, como esa chapa que llevaba un amigo mío y en la que decía: "prohibido llevar chapas".
¿Todo por descubrir? ¿Nada que descubrir? Ambas posiciones resultan paralizantes. La tecnociencia descubre todos los días realidades nuevas, remedios nuevos, nuevas posibilidades para el desarrollo de las aptitudes humanas, pero a medida que la comprensión y la explicación ganan terreno, la inteligencia humana también descubre lo mucho que nos queda por comprender y saber. La inteligencia, a la vez que amplía sus posibilidades creadoras, descubre sus limitaciones y carencias. Sólo los necios presumen de sabios. Por ejemplo, la inteligencia descubre que somos un misterio para nosotros mismos, que ni siquiera comprendemos el funcionamiento de nuestro cerebro. Por eso, con todo derecho, ante el profundo misterio inicial y final de las cosas, podemos exclamar: Ignoramus et ignorabimus. Pero esa constatación de que siempre habrá realidades inescrutables, inaccesibles para el conocimiento humano, no debe paralizarnos; la ingente tarea de la ciencia no debe desalentarnos pues, en general, el conocimiento nos hace más capaces y mejores.
Algunas cuestiones y actividades complementarias
1. ¿Podemos vivir sin creer en nada?
2. Estudie algunos casos históricos en que el dogmatismo ha frenado u obtaculizado los avances de la ciencia (caso Galileo, caso Lysenko...).
3. ¿Por qué la tesis nihilista resulta lógicamente autoinvalidante?
4. Ya sabrá que el pragmatismo sostiene que una proposición es más verdadera que otra si de ella se siguen consecuencias más útiles. ¿No será el pragmatismo una especie de escepticismo, incluso de nihilismo?
5. Busque información sobre el gran sofista Gorgias de Leontini. ¿Dónde, cómo y por qué expuso él sus argumentos contra el ser, el conocer y el comunicar?
6. ¿Influyen nuestros estados de ánimo en lo que tomamos por probable, dudoso, cierto o verdadero?
7. Anote en su cuaderno el concepto griego de la verdad (aletheia) como descubrimiento (cfr. 3.1, pg. 42 del manual).
Investigación complementaria: Estudie la posición del dramaturgo y pensador Václav Havel sobre el fanatismo y la trascendencia. Escriba una breve semblanza sobre quien llegó a ser presidente de Chequia, refiriéndose a su contexto histórico. ¿Es la postmodernidad una especie de escepticismo?
http://signamemento.blogia.com/2009/022402-trascendencia-antidogmatica.php
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Verdad
domingo, 9 de noviembre de 2008
Primera recapitulación
Bien, ya llevamos dos meses de curso y es hora de repasar lo que hemos aprendido.
Hemos visto que la filosofía y la ciencia nacieron juntas hace dos mil quinientos años en el Mediterráneo occidental, al mismo tiempo que el teatro y la democracia. Así que el título de la asignatura es un poco redundante porque no es posible la práctica de la dialéctica (diálogo filosófico) sin ciudadanía. Uno/a puede hablar e intervenir en los asuntos públicos cuando no es súbdito/a, o sea, cuando no está bajo el imperio y el arbitrio de la palabra de otro.
La filosofía tiene un fundamento antropológico, porque todos los seres humanos por naturaleza deseamos saber. Es natural que seamos animales curiosos, porque saber es poder. Aristóteles afirmó que la filosofía nació después de las técnicas y para expresar este hecho dijo que la filosofía es la ciencia más inútil aunque la más libre. No es cierto que la filosofía sea sólo un saber teórico o contemplativo, también sirve prácticamente para orientar y ordenar nuestra vida (Sócrates o Marinoff), incluso para consolarla (Boecio). En este sentido se podría decir que está próxima al sentido común, entendido el sentido común en un sentido ideal, pues -como sugirió Ortega-, durante algunas épocas los humanos parecen haber perdido el sentido común, haciéndose éste "el menos común de los sentidos".
A este respecto, como sabiduría práctica, el propio Aristóteles dejó escrito un inmortal manual de Ética (Ética para Nicómaco) en cuyo libro segundo define la excelencia humana (areté o virtud) como un término medio cualitativo entre dos extremos viciosos, uno por defecto y otro por exceso. Así, la verdadera valentía no es la mera ausencia de miedo, sino que estaría entre la cobardía (exceso de miedo) y la temeridad (falta de miedo). Aristóteles se percató genialmente de que la filosofía, como prudencia o sabiduría práctica, tiene por objeto las emociones (ej. el miedo), aunque encarguemos a la razón la misión de gestionarlas.
Nos hemos aproximado al concepto Filosofía desde su origen etimológico y también desde sus preguntas "mundanas". La filosofía está más cerca del saber del "topo", que busca saber algo del todo, que del saber del "zorro" que sabe mucho de muy poco. Así pues, los filósofos somos generalistas, más que especialistas. O por decirlo paradójicamente, somos especialistas en universalidades.
Las principales ideas universales son: la idea del yo (mente, persona, psique, alma, etc.); la de mundo (totalidad de los fenómenos, universo, orden físico, etc.); la idea que nos hacemos de nosotros mismos (quién es el humano); y el problema de Dios (o del mal, según como se mire). Estos objetos determinan la naturaleza de las principales disciplinas filosóficas: filosofía de la mente o psicología racional; cosmología; antropología filosófica, y teodicea. Estos son los temas -o los fines- de la metafísica o filosofía pura.
Una excelente definición de Filosofía y fácil de recordar nos la ofrece Kant: teleologia rationis humanae, la filosofía como ordenación de todos los conocimientos a los fines propios de la razón huana, este es su "concepto cósmico de la filosofía", o "mundano".
Hemos empezado a reflexionar sobre qué podemos conocer. Esto quiere decir -en lenguaje técnico- que hemos empezado a plantearnos problemas gnoseológicos y epistemológicos. Hemos aclarado que la ciencia (el saber más objetivo, exacto y verificable o falsable) no es el único modo de conocimiento, también el arte, la literatura, o la religión, nos ofrecen, bajo la forma de experiencia estética, emotiva o mística, otros modos de acceso a la realidad.
¿Cómo podemos distinguir lo verdadero de lo falso? Este es el problema del criterio. En general, también hemos de considerar el criterio como condición que nos permite distinguir lo bueno de lo malo (en ética) o lo feo de lo hermoso (en estética). Como criterio de verdad vale como criterio, sobre todo, la evidencia (racional o empírica), pero no son desdeñables, a falta de evidencias, otros criterios como la tradición, el sentido común, el consenso, la utilidad, la autoridad e incluso la belleza.
Racionalismo y empirismo son soluciones unilaterales al problema del conocimiento. El primero exagera la importancia de lo 'a priori' y racional; el segundo, la importancia de la percepción sensible. Kant lo vio claro: las intuiciones (sensibles) son ciegas sin los conceptos (racionales o teóricos), pero los conceptos y las teorías son vanas sin la intuición (experiencia). Incluso en el percibir se supone la imaginación del sujeto. Pongo en clase un ejemplo muy prosaico: un pastor no sabe nada de astronomía porque se pase el verano al raso mirando el cielo; pero un astrónomo debe en algún momento dejar sus libros para mirar el cielo, si quiere inventar ciencia. El momento teórico (de los conceptos) es tan decisivo como el momento práctico (de las experiencias).
Hemos estudiado cómo la experiencia es la "madre de la ciencia". En la ciencia moderna interviene como observación inicial y como contrastación empírica (experimento: experiencia artificial). Sin embargo, los datos no son nada si no se los interpreta a la luz de modelos de explicación suficientes (teorías). Estos modelos se han sucedido en la historia como paradigmas científicos, mediante revoluciones. Éstas han estado reguladas por el principio de continuidad: cada modelo nuevo debe explicar tanto los fenómenos que explicaba el modelo antiguo como otros que no explicaba. De este modo, en física se han sucedido cuatro modelos explicativos: el aristotélico (IV-XVI), el de la mecánica clásica de Newton (XVII-XX), el relativista de Einstein, que en nuestros días anda compitiendo y entrelazándose con el modelo cuántico.
La ciencia es el conocimiento de las cosas por sus causas naturales. Por causa podemos entender el de qué están hechas las cosas (causa material), según cómo (forma o esencia), el para qué (función o fin) y el por quién o por qué procesos (causas agentes). La filosofía ha tendido a conceder primacía a la finalidad o causa final. Es decir, ha tendido a construirse como una teleología (no confundir esta palabra, que viene de telos, fin, con "teología", que viene de theos, dios). La ciencia nos hace poderosos, pero también debe darnos humildad, porque gracias a la ciencia moderna hemos descubierto:
Aunque la experiencia tiene un importante papel científico, no nos permite formular conclusiones necesarias ni hacer previsiones seguras. Es así porque los hechos son contingentes y las proposiciones universales sobre hechos solo valen en términos de probabilidades, su verdad es pues, también contingente (pueden ser falsos, si no ahora, en el futuro).
A este respecto es importante la distinción entre verdades de razón (necesarias) y verdades de hecho (contingentes), que estudiaremos en otro momento con más detenimiento.
Como ejemplo de verdades racionales indudables hemos descrito tres axiomas lógicos: el principio de identidad (A => A), el principio de no contradicción ¬ (A & ¬A) y el principio de tercio excluso (A v ¬A). La lógica es la necesaria introducción (propedéutica) al saber filosófico.
Saber no es creer. Aunque la imaginación nos ofrece un primer acercamiento al conocimiento de la realidad (no hay percepción sin imaginación), queda superada por la creencia, pero ésta es superada por el saber, que además exige, como principio superior, la comprensión. Se pueden decir verdades sin comprender por qué son verdades. Es lo que hacen los estudiantes que estudian de memorieta y repiten al dictado, como loros.
La opinión según la cual todas las opiniones son respetables no es ella misma respetable. Esto parece una paradoja. Pero muchas opiniones son contrarias a la dignidad humana o carecen de fundamento científico. Es imposible pensar sin prejuicios, el filósofo Gadamer ha confirmado la existencia de "prejuicios legítimos", pero debemos esforzarnos por evitar, al menos, las prevenciones menos saludables.
Hemos estudiado el método resolutivo compositivo de las ciencias naturales, y como métodos generales de todas las ciencias hemos descrito la definición, la explicación, la demostración, la formulación de hipótesis, la argumentación (inductiva o deductiva). Esto último debo aclararlo más. La ciencia -incluida la filosofía- es sobre todo cuestión de método.
La definición más perfecta es la definición de cada especie de cosas (materiales o ideales) por su género próximo y su diferencia específica (especificidad o conjunto de propiedades esenciales). Desdichadamente, definir así cada cosa no siempre es posible, como luego tal vez veamos con más detenimiento.
Al hilo de nuestra dilucidación del problema del conocimiento (epistemología, gnoseología), no hemos tenido más remedio que referirnos también a la condición humana (antropología filosófica). Hemos visto que no somos tan racionales como pensamos y que mucho de lo que tenemos por seguro es fruto de prejuicios, creencias e ilusiones. Somos el animal audiovisual, y el animal asceta. Debes saber por qué.
Y hablando de ilusiones (percepciones irreales que tomamos por reales), hemos visto un vídeo sobre el mecanismo de la visión humana. Si lo has comprendido, puedes deducir de lo que sabemos sobre cómo vemos las cosas que no vemos todo lo que hay, ni sólo lo que hay, y que nuestras percepciones visuales no son reflejos, sino construcciones imaginativas y cognitivas. Ver es ya un hacer. En dichas construcciones intervienen las expectativas, los deseos y la memoria: lo previsto, lo previamente sabido y recordado.
Por último, como cada uno tiene su biografía personal, cada uno tiene una perspectiva distinta del mundo, tanto teórica como práctica. La filosofía y su dialéctica deben ayudarnos a enriquecer nuestra perspectiva con otras visiones del mundo, haciéndola más rigurosa, razonable, saludable, digna y feliz.
Nota bene
Las negrillas y cursivas de esta entrada de blog os ayudarán a comprender lo que hay que recordar esencialmente y debe aparecer bien definido en el Vocabulario del cuaderno. Además de las negrillas de la entrada, en las clases nos han salido términos nuevos que hemos definido y debéis conocer: atavismo, crítica, retórica, congruencia, coherencia, percepción, tautología, certeza, teodicea, menesterosidad (como condición general del humán), lapsus, escatología, entelequia, autonomía, heteronomía, entomología, silogismo, cientifismo...
Un trabajo útil sería ordenar estos términos en fichas por orden alfabético.
En cuanto a los autores que nos han ido saliendo y de los que hemos elaborado semblanzas: Giner de los Ríos, Parménides, David Hume, Aristóteles, Boecio, Ramón y Cajal..., se deben estudiar, para que por lo menos sepais citar una obra, un pensamiento, y enmarcar al autor en su época.
Las frases célebres que han salido deben aparecer en el cuaderno comentadas, lo que prueba que son entendidas.
Recuerda: "preguntar puede hacerte parecer tonto un rato; no preguntar, te hará necio para toda la vida".
Hemos visto que la filosofía y la ciencia nacieron juntas hace dos mil quinientos años en el Mediterráneo occidental, al mismo tiempo que el teatro y la democracia. Así que el título de la asignatura es un poco redundante porque no es posible la práctica de la dialéctica (diálogo filosófico) sin ciudadanía. Uno/a puede hablar e intervenir en los asuntos públicos cuando no es súbdito/a, o sea, cuando no está bajo el imperio y el arbitrio de la palabra de otro.
La filosofía tiene un fundamento antropológico, porque todos los seres humanos por naturaleza deseamos saber. Es natural que seamos animales curiosos, porque saber es poder. Aristóteles afirmó que la filosofía nació después de las técnicas y para expresar este hecho dijo que la filosofía es la ciencia más inútil aunque la más libre. No es cierto que la filosofía sea sólo un saber teórico o contemplativo, también sirve prácticamente para orientar y ordenar nuestra vida (Sócrates o Marinoff), incluso para consolarla (Boecio). En este sentido se podría decir que está próxima al sentido común, entendido el sentido común en un sentido ideal, pues -como sugirió Ortega-, durante algunas épocas los humanos parecen haber perdido el sentido común, haciéndose éste "el menos común de los sentidos".
A este respecto, como sabiduría práctica, el propio Aristóteles dejó escrito un inmortal manual de Ética (Ética para Nicómaco) en cuyo libro segundo define la excelencia humana (areté o virtud) como un término medio cualitativo entre dos extremos viciosos, uno por defecto y otro por exceso. Así, la verdadera valentía no es la mera ausencia de miedo, sino que estaría entre la cobardía (exceso de miedo) y la temeridad (falta de miedo). Aristóteles se percató genialmente de que la filosofía, como prudencia o sabiduría práctica, tiene por objeto las emociones (ej. el miedo), aunque encarguemos a la razón la misión de gestionarlas.
Nos hemos aproximado al concepto Filosofía desde su origen etimológico y también desde sus preguntas "mundanas". La filosofía está más cerca del saber del "topo", que busca saber algo del todo, que del saber del "zorro" que sabe mucho de muy poco. Así pues, los filósofos somos generalistas, más que especialistas. O por decirlo paradójicamente, somos especialistas en universalidades.
Las principales ideas universales son: la idea del yo (mente, persona, psique, alma, etc.); la de mundo (totalidad de los fenómenos, universo, orden físico, etc.); la idea que nos hacemos de nosotros mismos (quién es el humano); y el problema de Dios (o del mal, según como se mire). Estos objetos determinan la naturaleza de las principales disciplinas filosóficas: filosofía de la mente o psicología racional; cosmología; antropología filosófica, y teodicea. Estos son los temas -o los fines- de la metafísica o filosofía pura.
Una excelente definición de Filosofía y fácil de recordar nos la ofrece Kant: teleologia rationis humanae, la filosofía como ordenación de todos los conocimientos a los fines propios de la razón huana, este es su "concepto cósmico de la filosofía", o "mundano".
Hemos empezado a reflexionar sobre qué podemos conocer. Esto quiere decir -en lenguaje técnico- que hemos empezado a plantearnos problemas gnoseológicos y epistemológicos. Hemos aclarado que la ciencia (el saber más objetivo, exacto y verificable o falsable) no es el único modo de conocimiento, también el arte, la literatura, o la religión, nos ofrecen, bajo la forma de experiencia estética, emotiva o mística, otros modos de acceso a la realidad.
El filósofo Jaime Balmes hizo del problema del criterio tema central de su filosofía |
¿Cómo podemos distinguir lo verdadero de lo falso? Este es el problema del criterio. En general, también hemos de considerar el criterio como condición que nos permite distinguir lo bueno de lo malo (en ética) o lo feo de lo hermoso (en estética). Como criterio de verdad vale como criterio, sobre todo, la evidencia (racional o empírica), pero no son desdeñables, a falta de evidencias, otros criterios como la tradición, el sentido común, el consenso, la utilidad, la autoridad e incluso la belleza.
Racionalismo y empirismo son soluciones unilaterales al problema del conocimiento. El primero exagera la importancia de lo 'a priori' y racional; el segundo, la importancia de la percepción sensible. Kant lo vio claro: las intuiciones (sensibles) son ciegas sin los conceptos (racionales o teóricos), pero los conceptos y las teorías son vanas sin la intuición (experiencia). Incluso en el percibir se supone la imaginación del sujeto. Pongo en clase un ejemplo muy prosaico: un pastor no sabe nada de astronomía porque se pase el verano al raso mirando el cielo; pero un astrónomo debe en algún momento dejar sus libros para mirar el cielo, si quiere inventar ciencia. El momento teórico (de los conceptos) es tan decisivo como el momento práctico (de las experiencias).
Hemos estudiado cómo la experiencia es la "madre de la ciencia". En la ciencia moderna interviene como observación inicial y como contrastación empírica (experimento: experiencia artificial). Sin embargo, los datos no son nada si no se los interpreta a la luz de modelos de explicación suficientes (teorías). Estos modelos se han sucedido en la historia como paradigmas científicos, mediante revoluciones. Éstas han estado reguladas por el principio de continuidad: cada modelo nuevo debe explicar tanto los fenómenos que explicaba el modelo antiguo como otros que no explicaba. De este modo, en física se han sucedido cuatro modelos explicativos: el aristotélico (IV-XVI), el de la mecánica clásica de Newton (XVII-XX), el relativista de Einstein, que en nuestros días anda compitiendo y entrelazándose con el modelo cuántico.
La ciencia es el conocimiento de las cosas por sus causas naturales. Por causa podemos entender el de qué están hechas las cosas (causa material), según cómo (forma o esencia), el para qué (función o fin) y el por quién o por qué procesos (causas agentes). La filosofía ha tendido a conceder primacía a la finalidad o causa final. Es decir, ha tendido a construirse como una teleología (no confundir esta palabra, que viene de telos, fin, con "teología", que viene de theos, dios). La ciencia nos hace poderosos, pero también debe darnos humildad, porque gracias a la ciencia moderna hemos descubierto:
- a) que no ocupamos el centro del universo,
- b) que somos animales (con un origen común con las plantas, los hongos y el resto de los seres vivos del planeta),
- y c) que nuestra racionalidad consciente no es más que una parte mínima de nuestra actividad mental, siendo la mayor parte inconsciente, como descubrió Freud. De hecho, somos tanto animales emocionales como racionales.
Aunque la experiencia tiene un importante papel científico, no nos permite formular conclusiones necesarias ni hacer previsiones seguras. Es así porque los hechos son contingentes y las proposiciones universales sobre hechos solo valen en términos de probabilidades, su verdad es pues, también contingente (pueden ser falsos, si no ahora, en el futuro).
A este respecto es importante la distinción entre verdades de razón (necesarias) y verdades de hecho (contingentes), que estudiaremos en otro momento con más detenimiento.
Como ejemplo de verdades racionales indudables hemos descrito tres axiomas lógicos: el principio de identidad (A => A), el principio de no contradicción ¬ (A & ¬A) y el principio de tercio excluso (A v ¬A). La lógica es la necesaria introducción (propedéutica) al saber filosófico.
Saber no es creer. Aunque la imaginación nos ofrece un primer acercamiento al conocimiento de la realidad (no hay percepción sin imaginación), queda superada por la creencia, pero ésta es superada por el saber, que además exige, como principio superior, la comprensión. Se pueden decir verdades sin comprender por qué son verdades. Es lo que hacen los estudiantes que estudian de memorieta y repiten al dictado, como loros.
La opinión según la cual todas las opiniones son respetables no es ella misma respetable. Esto parece una paradoja. Pero muchas opiniones son contrarias a la dignidad humana o carecen de fundamento científico. Es imposible pensar sin prejuicios, el filósofo Gadamer ha confirmado la existencia de "prejuicios legítimos", pero debemos esforzarnos por evitar, al menos, las prevenciones menos saludables.
Hemos estudiado el método resolutivo compositivo de las ciencias naturales, y como métodos generales de todas las ciencias hemos descrito la definición, la explicación, la demostración, la formulación de hipótesis, la argumentación (inductiva o deductiva). Esto último debo aclararlo más. La ciencia -incluida la filosofía- es sobre todo cuestión de método.
La definición más perfecta es la definición de cada especie de cosas (materiales o ideales) por su género próximo y su diferencia específica (especificidad o conjunto de propiedades esenciales). Desdichadamente, definir así cada cosa no siempre es posible, como luego tal vez veamos con más detenimiento.
Al hilo de nuestra dilucidación del problema del conocimiento (epistemología, gnoseología), no hemos tenido más remedio que referirnos también a la condición humana (antropología filosófica). Hemos visto que no somos tan racionales como pensamos y que mucho de lo que tenemos por seguro es fruto de prejuicios, creencias e ilusiones. Somos el animal audiovisual, y el animal asceta. Debes saber por qué.
Y hablando de ilusiones (percepciones irreales que tomamos por reales), hemos visto un vídeo sobre el mecanismo de la visión humana. Si lo has comprendido, puedes deducir de lo que sabemos sobre cómo vemos las cosas que no vemos todo lo que hay, ni sólo lo que hay, y que nuestras percepciones visuales no son reflejos, sino construcciones imaginativas y cognitivas. Ver es ya un hacer. En dichas construcciones intervienen las expectativas, los deseos y la memoria: lo previsto, lo previamente sabido y recordado.
Por último, como cada uno tiene su biografía personal, cada uno tiene una perspectiva distinta del mundo, tanto teórica como práctica. La filosofía y su dialéctica deben ayudarnos a enriquecer nuestra perspectiva con otras visiones del mundo, haciéndola más rigurosa, razonable, saludable, digna y feliz.
Las negrillas y cursivas de esta entrada de blog os ayudarán a comprender lo que hay que recordar esencialmente y debe aparecer bien definido en el Vocabulario del cuaderno. Además de las negrillas de la entrada, en las clases nos han salido términos nuevos que hemos definido y debéis conocer: atavismo, crítica, retórica, congruencia, coherencia, percepción, tautología, certeza, teodicea, menesterosidad (como condición general del humán), lapsus, escatología, entelequia, autonomía, heteronomía, entomología, silogismo, cientifismo...
Un trabajo útil sería ordenar estos términos en fichas por orden alfabético.
En cuanto a los autores que nos han ido saliendo y de los que hemos elaborado semblanzas: Giner de los Ríos, Parménides, David Hume, Aristóteles, Boecio, Ramón y Cajal..., se deben estudiar, para que por lo menos sepais citar una obra, un pensamiento, y enmarcar al autor en su época.
Las frases célebres que han salido deben aparecer en el cuaderno comentadas, lo que prueba que son entendidas.
Recuerda: "preguntar puede hacerte parecer tonto un rato; no preguntar, te hará necio para toda la vida".
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